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Dios no ha muerto

 

ADVERTENCIA

Este es un libro que tiene como meta la razón de los seres racionales, si bien no el corazón. Por eso es menester que dirija la presente advertencia a sus posibles lectores, para que no anhelen nada más que lo que aquí presentamos. En otras obras hemos abordado o abordaremos, si Dios lo permite, el nivel más profundo de la ciencia espiritual, el nivel de lo que podemos llamar "sabiduría del corazón".
¿Por qué creemos necesario dirigirnos también a los racionalistas, que intelectualizan todas las cuestiones y no suelen ir más allá de la razón? Simplemente porque ese proceder constituye una enfermedad intelectual (el "racionalismo", el "intelectualismo") que tiene muchos ejemplos en la actualidad. Además, como repetimos en la obra, queremos cerrar el paso a los racionalistas por el lado de creer, o tener ya por supuesto, que la razón por si misma descarta toda cuestión metafísica, que con la mera razón no es posible ni siquiera hablar de "Dios". Este es un grueso error difundido profusamente por el materialismo en boga.
Pero, sobre todo, a pesar de lo dicho, queremos dejar aclarado en esta advertencia que no creemos suficiente la demostración racional de la Realidad divina, aunque si creemos que es necesaria, como no es suficiente comer para poder pensar, pero es necesario comer para sobrevivir y así poder pensar. Intentaremos abordar la cuestión racional de la Realidad divina como el que come para sobrevivir.
Sostenemos, pues, que las pruebas racionales, sean las cosmológicas (como la de la armonía cósmica), o sean las intelectuales puras, como las que exponemos en gran parte de esta obra, no están a la altura autoconocimiento, que es la vía de acceso real y única que tenemos nosotros, los seres humanos, hacia el conocimiento de la Realidad divina. Por otra parte, todo tipo de pruebas cosmológicas, que se refieran a perfección cósmica, pueden ser impugnadas o puestas en duda, parto de supuestos racionalistas; en cambio las pruebas del autoconocimiento son inimpugnables, pues se sostienen sobre‚ la propia experiencia. Esto no significa que sean pruebas meramente "subjetivas" sin valor para el resto de los seres, por el contrario son bien objetivas, pues existen en todos los seres de la misma manera.
¿A qué me refiero con las "pruebas del autoconocimiento? Entre otras, a la experiencia de nuestra esencia racional, que encierra ciertos principios para el conocimiento de las cosas (como las leyes lógicas), y ciertos conocimientos evidentes sobre los que se sostiene nuestro pensamiento. Este es un nivel ínfimo en nuestro autoconocimiento. Luego viene, en orden de importancia, la conciencia, con sus emociones, deseos, pensamientos, intenciones, etc. La alegría, el llanto, la felicidad, la angustia. Luego vendrán la constelación de las ideas superiores, sobre el bien, lo ético, la belleza, la justicia, etc. Por fin, las experiencias ineludibles de la muerte, del amor, del éxito, del fracaso, etc., que nos marcan el sentido de la vida.
La razón es un guía que puede llevarnos a la meta o hacernos errar desierto. A conocer este guía en su relación con las ideas de lo divino esta dedicado este libro, y a nada más que a eso.

Mahmud Husain

 


PROLOGO

Uno de los signos distintivos del mundo actual es haber proclamado y estar viviendo la experiencia de "la muerte de Dios", como algunos lo han llamado. No nos proponemos realizar una investigación filosófica sobre el asunto, según el occidente actual concibe estas cosas. No creemos en la concepción "filosófica" occidental por ser para nosotros una forma de pensar deformada, que ha llegado a alterar la fuente pura del conocimiento, abstrayendo y complicando cada vez más, y alejándose de la realidad y de la vida del hombre a medida que ha pasado el tiempo.
Nuestra respuesta a la mentada "Muerte de Dios" se basa en la Sabiduría, en el conocimiento profundo cuya raíz es sobrenatural, al cual no se atreve a desmentir la mera razón (siempre y cuando la razón sepa interpretar y la Sabiduría descender a su altura para dialogar con ella). Intentaremos captar en su pureza la "cuestión racional" de la Realidad del Principio, desde la perspectiva de la Sabiduría, lo cual nos permitirá refutar como absurda y vana la afirmación de "1a muerte de Dios"

Dijo el Profeta (BPDyC) * "me ha sido dada la síntesis de la palabra", lo cual significa el conocimiento en su esencia, sin velos que lo cubran ni recubran, alterando de tal modo su pureza hasta perderse en una maraña de palabras que ya no significan nada. Esto es caer en puro racionalismo y el conocimiento verdadero debe ser realidad. Su profundidad y claridad deben quedar manifiestas y, de este modo, el conocimiento mismo alcanzará su propia justificación.

*Siempre que se mencione al Profeta se trata de Muhámmad ("Mahoma mal se translitera al castellano). Las iniciales (BPDyC) significan la Bendición y la Paz sean con é1 su Descendencia ennoblecida y compañeros fieles, una expresión habitual de honra y exaltación del Profeta que realizan los musulmanes.


ASPECTOS DEL CONOCIMIENTO

¿Qué busca el hombre al conocer?: ser más, desarrollar todas sus posibilidades, alcanzar el significado de si mismo y descubrir su destino. Fuera de esto, todo lo que nos muestra el modelo "intelectual" occidental es pura vanidad e ignorancia.
Un conocimiento desgajado del hombre, como subsistiendo por si es un monstruo que puede llegar a asesinar a su creador, este es el estado del conocimiento actual en occidente.

Un conocimiento basado en "1a muerte de Dios", como tétricamente se ha dicho, al margen de toda sujeción a la realidad, es un conocimiento que procura la muerte del hombre, porque El no depende de afirmación de Su Realidad por parte de la razón, es esta quien debe satisfacer su propio autoconocimiento por El y auto justificarse en El.

Creemos en la razón en la medida que ella no va más allá de sus posibilidades, y, en realidad, sus posibilidades están más allá de lo que piensa el racionalismo occidental, el cual ha llevado a la razón a un callejón sin salida. Dichas posibilidades son grandísimas, incalculables, siempre que la razón sea conciente de si misma y no se deje arrastrar por el absurdo y la vanidad.

La preeminencia de lo racional sobre lo emocional es evidente para nosotros. Nuestro método ubica el punto exacto en que la razón debe ser puesta: en el inicio de todas las cuestiones humanas, aunque no como el patrón único y definitivo con que se medirá todo. Existen otras vías en el hombre, como también existen realidades que no pueden ser captadas por la razón.

Para ejercer su razón el hombre debe alcanzar ciertas condiciones que van más allá de la mera razón y que son parte de la vida humana de todos los días. El racionalismo actual supone que cualquier hombre racionalmente apto, de cualquier modo que quiera expresar su racionalidad, en cualquier estado y condición, puede decir lo que quiera sin limitación. Este es el camino del absurdo.

Notros consideramos que existen condiciones existenciales para la racionalidad verdadera y no solo imaginarias condiciones "intelectuales". Para el hombre occidental el intelecto es una herramienta, una técnica que le permite conseguir sus designios personales, como el poder, la fama y la fortuna. Para nosotros es la culminación de la persona, su punto de máxima visión espiritual. Para el occidental el conocimiento es algo sobre todo práctico, que permite desarrollar un poder sobre las cosas, para nosotros es algo sobre todo espiritual que permite ir más allá de los límites del mundo. Para el occidental el intelecto es un signo propio del hombre, que no le impone a este ninguna limitación a sus potencialidades; para nosotros a través del intelecto el hombre debe conocer sus propias limitaciones y atenerse a ellas, no transgredirlas, pues en tal caso auto anula su racionalidad.

Podríamos agregar algunas consideraciones más al respecto, pero para abreviar solo diremos que nosotros consideramos al intelecto como parte del espíritu, en el sentido que este tiene de permanencia, espontaneidad, perfección, sutilidad, inmutabilidad, unidad y universalidad. Para el occidental actual el intelecto es idéntico a inteligencia, algo adquisitivo meramente, un poder de la mente humana, al igual que hay otro poder que pertenece al cuerpo.

 

CONOCIMIENTO Y VIDA

Por otro lado, el occidental actual produce una escisión entre la vida y el conocimiento, una grieta que lleva a este último hacia su propia aniquilación. Opone vida e intelecto, conocimiento y práctica y como dijo gráficamente Goethe "verde es el árbol de la vida y gris el pensamiento" El conocimiento humano (la racionalidad, el intelecto) necesita del contacto permanente con la vida del hombre, con la práctica, puesto que de lo contrario crea fantasmas. Lo peor es que conduce al hombre hacía su autodestrucción, como es posible observar en gran parte de la ciencia actual.

El hecho de que en occidente el conocimiento científico, por ejemplo, se haya independizado de la vida cotidiana y encerrado en institutos especializados y en laboratorios, debe interpretarse como un desvío de la función original que cumple en el hombre. El conocimiento no es un mero ejercicio racional, ni aún cuando tenga una aplicación práctica, como es el caso de la ciencia actual, sino que es un medio para alcanzar algo superior al conocimiento mismo: la percepción de la realidad tal cual es. La realidad no depende del conocimiento, en cambio este si depende de ella.

Sin embargo, la razón puede fabricar un "conocimiento" ilusorio, inútil (en el sentido verdadero del término), nocivo, cuando atenta contra la realidad misma, como en el caso de un conocimiento aplicado a la destrucción de la naturaleza o de la vida espiritual humana. ¿Acaso es posible designar a tal "conocimiento" como "verdadero", "digno del intelecto", "beneficioso" aún cuando sea muy elaborado, complicado y difícil? ¿A que debemos atenernos para no caer en este tipo de perversión? ¿Cuál es la realidad digna de ser conocida por la razón? ¿Qué límites debe esta observar para no caer en la perversidad del conocimiento?

 

FUNCION DEL CONOCIMIENTO

Es evidente que la razón debe tener un fin superior al cual dirigirse y debe conocer su propia función cabalmente, antes aún de comenzar a actuar. Esto sólo es posible por la experiencia del pasado, por un lado, y la enseñanza de los sabios, por el otro. Si no tuviera una finalidad superior ¿Cuál sería en realidad su distinción respecto de los sentidos, o de las funciones físicas, o de cualquier otra cosa que no sea el conocimiento mismo? Y si por otra parte no conociera las mejores condiciones de su función, las que le impiden caer en el error, la mentira y la perversión ¿cómo impedir que caiga en esas cosas?

El fin superior de la razón es un solo conocimiento, en el cual se basa la totalidad del resto de los conocimientos, sea directa sea indirectamente, sea el resultado correcto o falso de la indagación, sea por influencia benéfica o maléfica de dicho resultado: el conocimiento de si mismo, que es uno y el mismo con el conocimiento del Principio de todas las cosas. Como no es posible acceder a la cumbre del conocimiento sino a través de uno mismo, porque no existe conocimiento en otro que en mi, el máximo de los conocimientos, el del Principio, es un conocimiento en mí, que equivale a la vez a lo máximo que puedo conocer de mi mismo. Esto es a lo que debo atenerme en toda función de la razón: si ella me conduce hacia el conocimiento de mi mismo es auténtica, de lo contrario es negativa.

En segundo lugar, cuando decimos que el conocimiento del Principio es el máximo de todos los posibles, y el mejor de ellos, es porque conocimiento de la realidad tal cual es. Siendo el Principio de todas las cosas, estando presente en todas ellas, otorgando realidad a cada una y al conjunto formado por todas, es imposible tener un acceso completo, verdadero y suficiente a cada una de ellas y a su conjunto, sin tener conocimiento del Principio, de cómo El actúa y está presente en ellas otorgándoles realidad. Si nos preguntamos entonces, "¿Qué realidad es digna de ser conocida por la razón?" debemos responder antes que nada, la realidad del Principio, y la realidad de las cosas en el Principio.
Por último, si deseamos respetar los límites dentro de los cuales la razón no cae en desvíos y perversiones, debemos sin duda conocer su función, la verdadera, y distinguirla de toda otra función falsa. Para ello sólo podemos apelar a dos medios seguros: la experiencia del pasado y la tradición de los sabios, de otro modo no nos atendríamos a un principio elemental del pensamiento, cual es que éste sólo puede constituirse realmente sobre esas dos bases, experiencia y educación, y en realidad no tiene otras. Por esta vía podremos superar toda posibilidad de perversión del conocimiento.

Pongamos por ejemplo que deseáramos ahorrarnos el trabajo de conocer la experiencia del pasado (a qué resultados condujo, cuán errónea fue, o cuán acertada, a qué intereses sirvió fuera del conocimiento, cómo perjudicó al género humano, o cuánto lo benefició, etc.) e intentamos conocer sin recurrir a estos antecedentes, ¿a qué resultados llegaríamos? Es evidente que deberíamos realizar innumerables intentos, continuos y diferentes, hasta llegara acertar con un resultado bueno, si es que lo logramos. ¿Cuánto tiempo nos llevaría esto?; también es evidente que desperdiciaríamos tiempo en lugar de ahorrarlo. ¿Qué seguridad tendríamos de alcanzar un buen resultado?; desde un punto de vista estrictamente racional, ninguna en realidad, porque hemos actuado sin partir de antecedente alguno, como un ciego en una habitación oscura. ¿Nuestra iniciativa estaría de acuerdo con lo que procuramos conseguir, es decir, sería lógica, racional, justa?: No.

 

LA TRADICION SABIA Y EL CONOCIMIENTO LUCIFERINO

Imaginemos que quisiéramos evitar la enseñanza de los sabios, tal como seguir sus consejos, adoptar sus opiniones, meditar según las reglas que ellos nos comunicaron, aceptar aquellos principios que ellos nos enseñaron, otorgarles credibilidad, respetarlos. ¿Qué‚ resultados alcanzaríamos?, ninguno, o mejor dicho el error y la perversión del conocimiento.

En primer lugar, la actitud rebelde que no acepta la enseñanza de la Sabiduría es soberbia y torpe. La rebeldía se basa en la soberbia, e implica necesariamente una torpeza interior evidente. En estas condiciones intelectuales es imposible alcanzar ninguna verdad. En segundo lugar, dicha actitud es la raíz del mal en el conocimiento, todo el mal, porque el conocimiento no solamente puede adolecer de imperfección, de error, sino también de malicia, de hipocresía, de maldad y perversión. Si aceptamos esto último, lo cual está ante nuestra vista todos los días, no podremos negar que existen dos tradiciones contrarias dentro del conocimiento, la tradición auténtica, verdadera, que hemos llamado "de los sabios", y la tradición satánica, rebelde y maligna.

Sin duda que la tradición verdadera comienza y se basa en el conocimiento del Principio, y derivan de El todos los otros saberes. Por el contrario, la tradición negativa se basa en el rechazo del Principio y deriva de allí todo otro pensar. La tradición espiritual, real, intelectual, auténtica, y la tradición luciferina, que pone todo el peso en el dominio de las cosas, de la materia, de la psiquis: he aquí la oposición elemental en el campo del conocimiento.

En el curso de nuestro trabajo iremos considerando varías posibilidades respecto del "Principio de todas las cosas" Dicha expresión nos permitirá señalar racionalmente a Quien es incognoscible en Si Mismo, pero que se manifiesta a través de todos los seres. Debemos al respecto, sin embargo, realizar algunas distinciones.

Principio señala a lo primero, algo que en si misino no tiene antecedentes. Al igual que el número uno entre los números naturales, no es posible atribuir al Principio ningún origen, procedencia o genealogía. *

Por otra parte, existe la idea de "origen". Esta no es idéntica a la de "principio", puesto que no implica necesariamente la ausencia de un antecedente. Por el contrario, el origen necesita de un principio que lo manifieste.

Por ejemplo, la vida es el Principio de los animales y vegetales, pero no su origen. Cada especie animal o vegetal tiene su propio "ancestro", por decirlo así, el cual contiene las particularidades de esa especie y constituye su origen. La vida es algo universal y la especie animal o vegetal algo particular, una es el principio sin el cual la otra no sería posible.

Cuando nos refiramos a las pruebas racionales acerca del Principio de todas las cosas, no debe confundirse la cuestión con aspectos particulares del universo, como ser el origen de las estrellas, o del hombre, para dar un ejemplo. Se trata de algo mas allá de todo lo particular, algo universal, en Si Mismo incognoscible, pero que es posible conocer en cada uno de los seres que constituyen el universo.

Este tipo de conocimiento no es extraño a la mente humana, pues ella utiliza la analogía, la alegoría y el símbolo, cosas que son necesarias para el conocimiento del Principio. Podríamos decir que El es conocido eminentemente por dichos medios, y que estos existen, antes que nada, para Su conocimiento.

Exponemos nuestros argumentos basándonos en una distinción necesaria, la de razón, certidumbre y Sabiduría. Esta tripartición nos proviene del Islam, quien distingue el nivel racional respecto del nivel de la Fe y por último, respecto del conocimiento superior o Sabiduría, el cual constituye la culminación de todo nuestro ser. La Sabiduría es la ciencia de la Unidad, del Principio.

Por último, nos referiremos al conocimiento de si mismo (de uno mismo) como el único y el mismo conocimiento del Principio. Afirmamos ya que a El no podemos conocerle como el origen o el "ancestro" de las cosas, no podemos conocerle como a un objeto (material o histórico) ni aún podemos conocerle en Si Mismo. Pero habíamos mencionado también que es posible conocerle en los seres que constituyen el universo, antes que nada en nosotros mismos, no existiendo para el hombre un tipo más grande de conocimiento que aquél que realiza de El, en si mismo.


* El cero no debe ser concebido como el "origen" del uno pues no posee valor alguno. Es simplemente una función la que el cero cumple respecto del resto de los números naturales, no teniendo como estos un valor que permita utilizarlo con un significado extra matemático.

 

 

PRIMERA PARTE

 

LAS TRES ETAPAS DE LA AFIRMACION

La cuestión primordial que nos conduce a creer, es que nos resulta evidente la existencia de un Principio de todas las cosas.

En el Islam, lo primero en el camino de la afirmación de dicho Principio es la razón o conocimiento (1). Una creencia sin conocimiento o pruebas racionales, es una creencia con una debilidad en sí misma, no desarrollada, lo cual puede llevar en cualquier momento a la duda y a la tribulación.

Luego viene la confirmación o convicción interior, que es superior a las pruebas racionales, porque conduce de la imperfección a la perfección. Esta convicción es como una fuerza y las pruebas racionales, comparadas a ella, son como un instrumento exterior.

Por último, existe la Sabiduría que es la etapa superior de conocimiento. A ella se la llama el Conocimiento de Allah (2), de Principio, resultando así el conocimiento por excelencia.
En resumen, las tres etapas son las siguientes: evidencias racionales; convicción; Sabiduría. Estas tres etapas tienen su paralelo en: Islam (Sometimiento); Iman (Fe); Ihsán (Perfección).

Como el Islam, que corresponde al estado de sometimiento, las pruebas racionales nos conducen a someternos, a no rebelarnos contra a nuestra razón. Como el Iman, la convicción produce en fuerza, siendo que Iman significa aseguramiento, firmeza. Como el Ihsan, la Sabiduría equivale a alcanzar el máximo desarrollo de interior, siendo el Ihsan la perfección y el estado de contemplación del Señor del Universo (3).

Existe una sura del Sagrado Corán que dice:
"¡que no!, si conocierais con certeza, veríais el Fuego eterno; le veríais con verdadera realidad..." (102: 5 a 7).
El conocimiento de certeza es el racional; la certeza misma es la Fe as como si viera aquello que está oculto; y la visión de realidad es la Sabiduría: afirmación, confirmación y verificación, son los pasos descriptos.

Cuando decimos "todas las cosas", al mencionar el Principio, nos referimos a todo lo que podemos conocer experimentar, vivir, etc., todo lo que para nosotros existe. Además, a todo aquello que no podemos experimentar, ni vivir todavía, porque no pertenece a nuestro plano de existencia, como son las realidades superiores o espirituales de las que habla la Sabiduría. Todo ello tiene un mismo Principio, Allah, quien Crea y Provee.

(1) El intelecto o razón es el aspecto principal del hombre, lo cual destaca el Islam por sobre todas las cosas. La fe no precede al conocimiento sino que es como el resultado del mismo. Al respecto consultar la llamada 3.
(2) Allah es el Nombre del Principio de todas las cosas, utilizado en el Corán y en la lengua árabe en general. No equivale exactamente a la palabra "Dios", por ser esta una expresión de los idiomas de origen latino, diferente en los de origen germánico o eslavo. Etimológicamente "Dios" esta vinculada a la idea de luz o día, según ciertas fuentes, en cambio Allah no tiene una etimología exactamente reconocible, aunque los estudiosos de la lengua le dan el significado de "Amado". También en el Sagrado Corán existe un Atributo de Allah equivalente a Luz, Nur.
(3) Existen tres niveles en el desarrollo del espíritu humano aludidos por estas tres palabras, las cuales se encuentran mencionadas en el Sagrado Corán. El espíritu debe alcanzar primero el estado de apertura hacia la Verdad, de no contradicción de la realidad trascendente, estado similar al de la tierra preparada para la siembra. A esta se llama Islam, que implica el abandonar los prejuicios y la ignorancia de creerse absolutamente independiente del resto de las cosas. Una vez adquirida esta condición, vendrá un período de intenso trabajo espiritual, similar al de la siembra y las semillas, al cabo del cual aparecer el estado de Imán (Fe) equivalente al desarrollo del espíritu en sus diversas facetas. Por último, aparecerá el estado de Ihsan, similar al de los frutos que dan las plantas y a la reproducción de la semilla. Todo ello está mencionado en el Sagrado Corán de la siguiente manera "...como una siembra que ha brotado, se ha fortalecido, desarrollado, implantándose sobre sus narices, maravilla de los sembradores, para envidia de los impíos..." (48:29).

 

¿QUÉ SIGNIFICA "PRINCIPIO"?

Significa tanto Primero como Ultimo, palabras que corresponden a dos Atributos de Allah que refiere el Corán.
"El es el Primero y el Ultimo; el Manifiesto y el Oculto, porque es Omnisapiente" (57:3).

Debemos aclarar que siempre nos referiremos a un principio universal, no a una cosa del mundo, como hemos anticipado en el prólogo. "Principio" significa para nosotros, entonces, primero, primordial, como el número uno respecto del resto de los números naturales. Dicho principio es "absoluto" lo cual indica que es en sí mismo, sin antecedentes (o "antecesores"). Es autónomo, independiente de toda relación, autosuficiente.
Siendo un principio absoluto, lo que se afirme de él nunca varía y le pertenece sin que podamos pensar que otra cosa se lo ha dado. Su categoría de principio consiste en esto precisamente, en que él no depende de nada pero otras cosas dependen de él. Si él dependiera de algo, no sería un principio universal y absoluto sino una cosa del mundo.

También, lo que del principio absoluto se afirme no puede dejar de afirmarse de él, porque toda vez que le conozcamos solamente podemos conocerlo gracias a esos atributos que nosotros afirmamos de él. Si afirmáramos otros atributos no podríamos conocerlo.

Por ejemplo, si nosotros deseamos conocer qué es la luz, sin que nunca la hubiésemos visto antes, solamente sería posible conocerla por su luminosidad, su difusión, sutilidad e intangibilidad, su distinción respecto de la oscuridad, el fenómeno de los colores que ella manifiesta, etc. Esos atributos pertenecen a la luz y gracias a ellos la conocemos, pero sería imposible conocerla sin afirmar de la luz que es luminosa, sutil, intangible, etc., o tratar de conocerla por otros atributos, como por ejemplo los de la materia, los cuales no le pertenecen.

A su vez, esto implica que dichos atributos no pueden pertenecer en su totalidad, y del mismo modo que pertenecen al principio, a otra cosa que a él. En consecuencia él no tiene semejanza con ninguna cosa.

Por otra parte, tampoco se trata en cuanto al principio de una causa que origina algo en particular, como cuando decimos que el principio del fuego es el calor, aunque su causa sea la combustión. Entre ambas cosas, principio y causa, hay claras diferencias como las que muestra la distinción entre "calor" y "combustión".

En conclusión, un principio universal no tiene antecedente o antecesor, no depende de nada, es absoluto en sí mismo. Solamente es posible conocerlo por sus propios atributos los cuales en su totalidad y del modo que a él pertenecen, no pertenecen a nada más que a él. Otras cosas dependen de él pero no como si él fuera la causa de esas cosas (como en el ejemplo del calor y la combustión). Dice el Sagrado Corán:
"Di: Él, Allah, es Único; Allah es Absoluto, no procrea ni fue procreado, ni es a Su Semejanza nadie" (sura 112)

Por otra parte, si el principio no existiera tampoco podría existir la cusa que produce algo particular (cualquier cosa que sea), como en de la energía, cuya existencia como principio justifica la existen muchas causas derivadas: la electricidad, el magnetismo, etc.(4).

Sin embargo, no debemos identificar al Principio absoluto, a Allah, con cada una de las causas particulares, como si El fuera idéntico a la suma de los principios que actúan en la materia y en el mundo en general. Este es el error de los politeístas, y, en el sentido de destino personal constituye también el error de los fatalistas. El es el Principio absoluto de todas las cosas, pero no como una causa que actúa directamente para producir algo.

El Imam Al-Rida, con él sea la Paz, en respuesta a quien le solicitó: "¡Hazme ver cómo es El y donde se encuentra!" respondió, "... El es Quien ubicó el `dónde' sin tener `dónde', y estableció el `cómo', sin ser como'. No se conoce por el `cómo es' ni el `dónde está ', ni se comprende con los sentidos, ni se compara con nada".(5)

 

(4) Si alguien sostuviera que estas causas no dependen de ningún principio y existen gracias a la existencia de la materia, deberíamos replicarle que es absurdo distinguir entre la "materia" y el principio de energía, lo cual muestra que la distinción entre ambos es sólo mental.
(5) Al-Kafi p. 101.

 

LAS TRES VIAS DEL CONOCIMIENTO HUMANO

Existen tres posibilidades de conocimiento en el hombre. La primera es la de conocimiento natural y práctico; la segunda la de conocimiento racional, por la demostración y la prueba; y la tercera la del conocimiento metafísico o trascendente.

La primera vía depende principalmente de los sentidos, aunque se combina con el pensamiento racional. Por ejemplo, una experiencia física es necesariamente un hecho para los sentidos, de los cuales depende toda deducción por la vía racional.

La segunda vía, la de conocimiento racional, depende principalmente del pensar racional, de la lógica, de la inducción y deducción, de la prueba racional y de la demostración, de la hipótesis intelectual, etc. Es parecida a la primera vía en cuanto solo apela al conocimiento de cosas presentes en este mundo, sean sensibles, sean inteligibles.

La tercera vía, es la del conocimiento trascendente, pues trasciende o sobrepasa los medios de este mundo (los conocimientos por vía sensible o racional), para adquirir otros conocimientos por una vía sobrenatural (en el sentido etimológico del término). Esta vía justifica su existencia racionalmente debido a la imperfección y cortedad de los conocimientos sensibles y meramente racionales, y también por la imperfección y contingencia de todo lo que se puede adquirir de las cosas del mundo, sean conocimientos, datos sensibles, goces, etc.

La justificación supraracional de la vía trascendente es la existencia de un Poder universal dotado de una sabiduría absoluta, que está vinculado al hombre a través del conocimiento, y del cual el hombre adquiere este último por medios extramundanos.

Los medios de que se vale el conocimiento trascendente son de menor a mayor grado de importancia: la práctica de un determinado método de existencia; la práctica de un determinado sistema de pensamiento; la transmisión del conocimiento magistral; la purificación psíquica; la realización de los grados espirituales; la intuición espiritual, la cual finalmente lleva a la Sabiduría de los significados.

Frente a este conocimiento los otros dos aparecen como exiguos, carentes de verdadera realidad, exclusivos y parciales (por cuanto excluyen todo lo que por definición no entra en su reducido cuadro, a la vez de parcializar la realidad total a que tiene acceso el hombre).

 

LA NEGACION DEL PRINCIPIO

El hombre puede: o bien afirmar al Principio, o bien negarlo. O bien cree en El o no cree, no existe tercera alternativa. Esto significa, o bien que la realidad tiene un Principio o bien no lo tiene, no existe una tercera opción.

Todo esto se produce racionalmente, es decir en la primera etapa que hemos descrito en "1as tres etapas de la afirmación". La negación del Principio, por ejemplo, no es algo que se pueda sostener con convicción, porque sólo se da a través de "pruebas racionales" (que en última instancia son en este asunto meros justificativos sin valor, como ya veremos). Ni la convicción, que es una fuerza interior y de la Fe, ni menos aún la Sabiduría, tienen nada que ver con la duda acerca del Principio, que conduce a su negación.

En realidad, la actitud de quien niega el Principio es insuficiente, defectuosa. Nace de un obstáculo interior por alcanzar el esclarecimiento necesario sobre el mundo. Esta incapacidad se reviste con muchos oropeles, puede apelar a "la ciencia", "1os hechos injustos" (guerras, diferencias entre los seres humanos, sean físicas o de la fortuna, etc.), pero en última instancia se debe a la escasa meditación.

Respecto de ello el Sagrado Corán es muy explicito, afirmando que el hombre poco medita sobre si mismo, sobre el cosmos y sobre las lecciones del pasado humano. Citaremos, entonces, algunos párrafos:

Conocen lo aparente de la vida mundanal, pero están despreocupados acerca de la otra vida. ¿Por ventura no meditan sobre si mismos? Allah no creo los cielos y la tierra, y lo que existe entre ambos, sino en Verdad y por un lapso prefijado. Pero, ciertamente, muchos de los humanos niegan la comparencia ante su Señor. ¿Por ventura no discurrieron la tierra para observar cuál fue el destino de sus antecesores? Eran más vigorosos que ellos, cultivaron la tierra y la poblaron mejor que ellos. Sus Mensajeros les presentaron las evidencias, mas las negaron. Es inconcebible que Allah les perjudicara; sino que ellos mismos se condenaron (3:7 y 9).
Por cierto que, en la creación de los Cielos y de la tierra y en la alternancia de la noche y del día hay Signos para los dotados de intelecto, quienes recuerdan a Allah, de pie, sentados y acostados y meditan en la creación de los Cielos y de la tierra: "¡Señor nuestro! ¡No creaste esto en vano! ¡Glorificado seas! ¡Presérvanos del castigo infernal!"'(3: 190 y 191).

El Corán también llama a la reflexión mediante alegorías como esta:

¿Desearía alguno de vosotros poseer una huerta de datileras y viñas bajo las cuales corren los ríos, en la que hubiera toda clase de frutos, y alcanzando la vejez con hijos de corta edad, la azotase y consumiese un torbellino de fuego? Así Allah os esclarece los ejemplos a fin de que meditéis (2:266)
¡Humanos! Sabed que vuestra corrupción sólo recaerá sobre vosotros: sólo es el goce de la vida mundanal. Luego seréis retornados a Nosotros, y entonces, os enteraremos de cuanto hayáis hecho. El ejemplo de la vida mundanal no es otro que el de un agua que enviamos del Cielo y con ella se amalgaman las plantas de la tierra, con las cuales se alimentan el hombre y los animales, hasta que la tierra se embellece y engalana, creyendo sus habitantes que son capaces de aprovecharla. Entonces la azota Nuestra Orden (de Castigo), sea de noche o de día, y la dejamos arrasada, como si en la víspera no hubiera existido nada. Así dilucidamos los signos a quienes meditan (10:23 y 24).

Por último, como meditación sobre el pasado humano y la revelación de la Verdad, dice:

Antes que a ti (Muhámmad) no enviamos más que hombres a quienes habíamos revelado (la Verdad) ¡Preguntad, pues, a las gentes del Recuerdo (los sabios) si es que lo ignoráis! (Los mandamos) con las Evidencias y los Libros, y a ti te enviamos el Mensaje para que dilucides a los humanos lo que les fue revelado a fin de que mediten (16:43 y 44).
Diles: "Yo no os digo que posea los tesoros de Allah ni que conozca el más allá; ni tampoco os digo que sea un ángel; no hago más que cumplir lo que se me revela'. Diles: ¿Podrán acaso equipararse el ciego con el vidente? ¡¿No meditaréis?! (6:50)

 

DIVERSOS TIPOS DE NEGACION

Existen diversos niveles de negación del Principio, unos basados en infundadas "razones" populares, como podríamos llamarlas, que son las de la injusticia, las guerras, las desigualdades biológicas o físicas (deficiencias, enfermedades), la muerte (cuando es penosa, o trágica), la suerte o fortuna, etc. Otro nivel es el del científico, que se parapeta en "razones de la ciencia". Otro, más atendible, aunque igualmente falso, es el de la reflexión (para no decir de la "filosofía").

Iremos mencionando algo acerca de cada uno de estos argumentos, sin intentar profundizar en ciertos aspectos, por considerarlo innecesario. Comenzamos por las "razones científicas".

La ciencia kafir (antisagrada), basada en el desconocimiento del Principio, porque no apela a El (ni siquiera Le menciona ni Le tiene por supuesto), es un caso evidente de velamiento acerca del Principio. No importa a que resultados llegue o haya llegado esta ciencia, e inclusive que parte de sus resultados sean positivos para el ser humano, lo que importa es que ella, al desconocer al Principio, produce un velamiento de la Realidad verdadera; se reduce a lo fáctico, material y sensible y crea un ser humano desquiciado y monstruoso, capaz de destruir su propio-mundo.
Al respecto nos abstenemos de dar ejemplos porque son obvios, pero sólo señalaremos algo muy importante, que por lo general se omite cuando se trata de "la ciencia". Es que esta nace de una actitud prejuiciosa, la misma actitud que hemos mencionado antes como "defectuosa e insuficiente". El fundamento de la actitud "científica" clásica es negar todo lo que no sea material o medible, lo cual constituye un absurdo muy evidente, desde el momento que existen muchos fenómenos que no son ni materiales ni medibles, como actualmente se conoce en ciertas ciencias "marginales". Pero aún, una idea no es material ni medible, sin que se trate de un fenómeno externo al ser humano; la belleza o el bien tampoco lo son.

La pretensión de "la ciencia" de ser el mejor medio para conocer, el más exhaustivo (aún cuando reconozca sus limitaciones), el más profundo, etc., resulta así una aberración a causa de que elimina a conciencia, y por principio, todo aquello que existe fuera de una restringida zona de fenómenos (los "materiales" y "medibles"). Aparte de ello, la idea de "materia" y la efectividad de las "mediciones", es algo que está en duda hasta en la propia "ciencia"; en última instancia no corresponden a cosas fijas y absolutamente definidas, pero en eso no nos introduciremos en beneficio de la brevedad.

En cuanto a las "razones populares" negar al Principio sobre la base de hechos cotidianos, como la "mala suerte", o históricos, como las guerras e injusticias, o biológicos, como la ceguera o la incapacidad mental de algunos humanos, considerando dichos hechos como injustos, es evadir el asunto principal: ¿todo lo que existe, todo lo que es, tiene o no un Principio?. Atribuirle injusticia, por ejemplo, constituye algo secundario ante esta pregunta que va al centro de la cuestión.

Luego, cualquiera cosa que pueda derivarse de El, tendrá que equivaler a Su jerarquía, la cual está por encima y más allá de todo lo que la mente humana pueda imaginar. Por lo tanto si admito Su Realidad, solamente puedo atribuirle el bien, y debo meditar mejor el asunto sobre el origen del mal (según el hombre define lo malo). Por lo general, meditando de esta forma, llegamos a la conclusión que todo mal, que no se derive de cosas de la naturaleza (como un cataclismo), es de origen humano y tiene causas concretas. Este es el precio de la libertad, porque somos responsables de nuestras acciones libres y recibimos la paga por nuestras iniquidades.

Por ejemplo, el alcoholismo es el causante de la mayor cantidad de locura, directa o indirectamente (debido a causas hereditarias); la corrupción sexual es causante de múltiples perturbaciones mentales; la desintegración familiar, la injusticia social, la miseria, la promiscuidad, etc., de todo lo cual es responsable el hombre mismo, son el origen concreto de muchos males.

Debemos comprometernos con nuestra libertad, y sacrificar nuestras vidas y fortuna por conseguir el bien, o en caso contrario soportar todo el mal que nuestra cobardía y degradación producen, pero en todo caso no culparnos sino a nosotros mismos.

La enseñanza del Sagrado Corán es concreta al respecto, todo bien procede de Allah, y todo mal del hombre mismo. El se reserva el Castigo, no el mal, pues es absolutamente Justo y Bondadoso; no oprime, no castiga con la miseria ni con la incapacidad, sino que prueba a los hombres de acuerdo a las posibilidades que les otorgó y no los carga con un peso mayor a sus fuerzas.
Dice el Sagrado Corán:

Quien practique el bien lo hace en beneficio propio, y en cambio quien haga el mal ser en detrimento suyo, porque tu Señor no es injusto, en absoluto, con sus siervos. (41:46)
Cuando les alcanza una ventura dicen: `esto proviene de Allah', en cambio si les azota un infortunio, dicen: `esto proviene de ti. Diles, ¡todo dimana de Allah!* ¿Qué les sucede a esta gente que apenas comprenden lo que dicen? Lo bueno que te ocurre viene de Allah, lo malo que te sucede proviene de ti. (4:78 y 79)

 

*"Todo dimana de Allah" en un sentido absoluto, porque El creó y concedió al hombre las facultades y disposiciones que a este le permiten tanto obrar bien como mal. Pero el bien es trascendente, se proyecta siempre más allá del acto bueno, de lo cual nos damos cuenta cuando lo experimentamos, por eso dirá mas adelante "lo bueno que te ocurre proviene de Allah". Mientras tanto, el mal solo es atribuible a uno mismo, como percibimos cuando lo realizamos, porque en ese acto nos rebelamos y oponemos al bien:"lo malo que te sucede proviene de ti".

 

LA NEGACION DEL PRINCIPIO EN EL PLANO RACIONAL

Más atendible que las dos anteriores es la objeción de quienes reflexionan filosóficamente sobre el asunto. Pero al respecto no nos referiremos a obras concretas ni a autores, porque ello nos llevaría más lejos de lo que constituye nuestra pretensión en este escrito. Simplemente nos referiremos a ciertos argumentos, meditaremos sobre el centro de la cuestión: ¿se puede afirmar racionalmente la Realidad del Principio de todas las cosas?

Afirmamos al inicio de esta obra que: o bien afirmo la Realidad del Principio, o bien la niego, no hay alternativa fuera de estas dos posibilidades. Además, dijimos que estas dos actitudes pertenecen a una etapa del desarrollo espiritual del ser, la primera y más elemental. Nada tienen que ver con la convicción, que es una tercera etapa posterior, ni menos aún con la Sabiduría, la cual constituye la culminación del desarrollo espiritual.

Si quienes niegan el Principio parecen estar "convencidos", o parecen poseer un saber superior sobre el tema, dicha actitud no es en realidad auténtica. La "convicción" mencionada se sustenta en una serie de hipótesis cuyo último supuesto es más frágil que una pompa de jabón, indemostrable y falso, como por ejemplo los supuestos sobre el origen del hombre, y más aún, sobre el surgimiento del cosmos, o sino sobre el pensamiento y la última realidad del alma, enfrentadas todas estas afirmaciones a la muerte y al sentido de la vida.

Pero aún sin llegar a tanto, basta observar las variaciones en el pensamiento de dichas personas para saber que, en realidad, ni poseen un conocimiento superior, ni están convencidos profundamente de nada. Sus teorías van variando con el paso de tiempo y partiendo de un punto pueden llegar al punto opuesto, de todo lo cual queda testimonio en sus obras. El modo de vida y la muerte de dichas personas son otros testimonios bastantes decisivos.

Pasando, entonces, a meditar sobre el tipo de argumento a que quienes niegan el Principio, el que parece prevalecer en la mayoría es el del azar. Consiste en afirmar que todo comenzó por azar, debido a la reunión en un lugar original de las condiciones de existencia, primero bajo una forma elemental y luego, por combinaciones sucesivas, se originó todo el resto, yendo de lo minúsculo a lo extensísimo. Así aparecieron todas las cosas desde las más sutiles como los gases, hasta las más densas como los cuerpos físicos.

Si referimos en detalle este argumento es porque parece el más consistente de los que utilizan los negadores del Principio. Para ellos, el pensamiento, la psiquis, etc., proceden de la misma cosa, de la "evolución de un proceso" que formó a todos los entes.

Este argumento prevalece en "la ciencia", pero en ella sólo constituye una hipótesis filosófica, pues no resulta demostrable a través de fenómenos comprobables. Por eso lo exponemos bajo este título.

Bien, si se trata de un argumento racional y especulativo (filosófico), podemos analizarlo libremente. En primer lugar, existe una contradicción lógica que no permite admitir dicho argumento. Si entendemos por "azar" o "casualidad", a algo probable, existirá por lo tanto alguna causa o regla que permita considerar a una cosa como probable, por lo tanto, el "azar" no es tal, sino más bien una cosa poco frecuente.

Si entendemos el "azar" como los jugadores, con el significado de "suerte", "coincidencia fortuita", etc., afirmamos entonces que antes de la existencia hubo caos, algo en si mismo sin ninguna regla o causa.

En ambos casos, la necesidad racional del Principio queda evidenciada. Si por azar o casualidad pensamos en una probabilidad, en algo que por algún motivo o causa pudiera manifestarse, entonces tendría una cierta legalidad, respondería a un orden, y necesariamente todo orden o ley tiene un principio del cual depende. Si pensamos en el azar como "cosa fortuita", pura coincidencia o suerte, y derivamos de allí un orden, ley o sistema, como el que existe en la vida, en todo el cosmos, entonces dicho sistema, legalidad u orden depende de un principio, porque no podría existir de otro modo.

En definitiva, no es posible el orden, la regularidad, la continuidad, la jerarquía entre diversos elementos, etc. (todo lo cual se encuentra en la vida), sin un principio, porque este tipo de cosas sólo se piensa en relación a un principio.

En una narración referida al imam Yá'far Al-Sádiq, en la cual él polemiza con un ateo, dice lo siguiente: "Imam: `tú eres (algo) construido (creado) o no construido?'; ateo:' no, por cierto que no soy (algo) creado! (es decir no tengo un Creador)'; Imam: 'descríbeme cómo serías de haber sido (algo) creado'; ateo: se quedó dubitativo, sin saber que responder, por un buen rato, y mientras jugueteaba con un madero que tenía entre sus manos, comenzó a decir: ... alto, ... ancho, ... profundo ... corto, ... con movimiento, ... inerte...' todo lo cual era la descripción de su propia naturaleza. Imam:'si es que no conoces de la descripción (o cualidades) de lo creado más que esto, ¡considérate, pues, creado! ya que solo encuentras en ti mismo la existencia de esas cosas' (es decir la descripción de algo creado). Ateo: `me has preguntado sobre cuestiones, de las cuales nadie me interrogó antes de ti ...."

También se narra que él dijo: "... todo cuanto puede concebirse (y captarse) a través de los sentidos (siendo) abarcado por ellos, delimitado y representable por ellos, es sin duda algo creado, en cuanto su negación constituye su extinción y desaparición; en segundo lugar, (debido) a la asimilación o analogía (tashbíh), siendo esta la cualidad de lo creado, el cual manifiesta estar construido y compuesto (de partes). Es necesario, entonces, la afirmación de un Creador para (justificar) la existencia de las criaturas; y les está obligado a ellas (afirmar) que son creadas y que su Creador es distinto de y sin semejanza con ellas. De lo contrario, sería como ellas, asimilable a ellas, manifestando estar constituido y compuesto, y (ser igual) en lo que les sucede respecto a su aparición después de no haber sido nada, y su transmutación de pequeñas en grandes, de un color a otro, de fuerza a debilidad, y otros estados existentes que no tenemos necesidad de mencionar debido a su evidencia y ocasión".

En cuanto a la "probabilidad", que mencionamos en la primera comprensión del término "azar", ella está contenida en el Principio, Quien es llamado el Todopoderoso, Omnipotente, es decir Aquel en Quien existen todas las posibilidades. Respecto de la segunda comprensión de "azar", como caos, esto es considerado en muchas tradiciones religiosas, y en el mismo Corán se dice que Allah, el Principio, convocó a la "humareda" (término que simboliza al estado de descomposición de todos los elementos, o "caos" en sentido etimológico) y le ordenó:

¡Venid a Mi, complacientes o por la fuerza! y la humareda respondió: "¡Venimos a Ti complacientes!" (41:1l).

 

LA NADA

El extremo del absurdo estaría constituido por la afirmación de que nada había, antes de haber existencia o vida, y que por lo tanto tampoco había Principio.

Esta posición, si es que existiera, no tendría ningún asidero, porque de la nada, nada procede. Cuando en la enseñanza sagrada se dice que el Principio creó a todas las cosas a partir de la nada, se entiende que El era. Sin embargo las cosas no proceden de su "substancia", no son "partes" de El, ni son en realidad nada real por sí mismas, excepto que El quiso manifestarlas. Tal es el sentido de la expresión "las cosas fueron creadas de la nada", es decir, ellas no son algo real por si mismas, ni participan de la Realidad divina tal cual la conocemos. Son la ilusión, algo que Allah manifestó e hizo existir, sin que ellas puedan abarcar a Allah en todo o en parte, sea que las consideremos parcialmente o las consideremos en su totalidad. El Profeta, Bendición y Paz sean con él y su Descendencia, dijo "Allah era y no había nada con El, y aún Es tal como era".

Entonces, toda realidad de las cosas deriva de El, no como "partes" (cosas consubstanciadas con El), aunque no dejan de depender en absoluto de El. Por eso se dice en la enseñanza sagrada que Allah, el Principio, creó a las cosas de Su palabra Sea. La palabra simboliza algo exterior a quien la pronuncia, algo intangible pero efectivo.

La nada es una idea de la razón, del conocimiento, que sirve para comprender ciertas cosas. Por si misma no tiene ninguna realidad. Las cosas tienen un límite, de lo contrario serían infinitas, y no podríamos conocerlas, porque nosotros sólo conocemos lo limitado, lo finito. Donde "terminan" las cosas comienza el vacío, por así decirlo, y a ese vacío lo que llamamos "nada".

Si pensamos en el vacío inicial, antes de la manifestación de las cosas pensamos en la nada como idea racional. De mismo modo, si pensamos en lo que hay más allá del límite del universo, o de la muerte respecto de la vida que conocemos (aunque quienes seguimos una enseñanza sagrada sabemos que, hay continuidad y no "nada"), y en cosas similares surge en nosotros la idea de "nada", pero como una mera idea, no tenemos ninguna experiencia al respecto.

Acerca del Principio, de Allah, sublimado sea, no podemos pensar en absoluto que tenga que ver con la "nada", o con el vacío, o con algo similar, porque El es el Ser absoluto, que está a su vez más allá del Ser.

La idea del Ser sugiere en nosotros la idea de "nada". En realidad, debido a la existencia de las cosas que en el Ser se manifiestan, la "nada" surge como algo al servicio de dicha manifestación, está al servicio Ser. Gracias a la limitación propia de las cosas del mundo es posible la "nada", y gracias a la "nada" es a su vez posible la limitación. Ambas cosas no serían más que una y la misma, como un ciclo de veinticuatro horas está compuesto de luz y de oscuridad.

La nada es así "parte" del Ser, no algo autónomo y separado. Aunque no se trata de una parte "constitutiva", sino como un contraste un fondo sin existencia en si mismo, neutro, que sirve para la manifestación de las cosas.

 

LA PLURALIDAD DE PRINCIPIOS

Queda por considerar la posibilidad de la existencia de varios principios en lugar de uno sólo. Si esto fuera posible, es evidente que cada uno de ellos tendría que ser distinto al otro, sean dos, tres o más los que imaginemos. Si no fueran distintos entre sí, no sería posible que fueran varios, sino que deberían ser uno sólo, porque no habría razón para hablar de pluralidad en caso de que no pudiéramos determinar ninguna diferencia entre ellos.

Si un sólo principio aparece bajo distintas relaciones (como por ejemplo el calor, que aparece en el sol, en el fuego, en una reacción química, etc.) tampoco puedo hablar de varios principios sino de uno sólo.
En consecuencia, para que haya pluralidad de principios ellos deben ser distintos unos de otros.

Si existieran varios principios, cada uno distinto del otro, su distinción o diferencia debería residir en cada uno de ellos mismos y no en los otros. Por ejemplo, si comparamos diversas clases de rosas y diferenciamos entre ellas tomando el color como referencia, el color de cada una debe estar en ella y no ser producto de la comparación que nosotros realizamos. Una será roja y otra blanca, una amarillenta y otra rosada, etc. y ello nos permitir compararlas y considerarlas distintas entre Si.

Si existieran varios principios y cada cual se distinguiera por un atributo diferente, como el Poder, la Visión, la Creación, la Misericordia, etc., cada uno de ellos establecería un mundo diferente basado en el atributo que dicho principio ostenta. Si no fuera así, no serían principios distintos sino uno y el mismo, que posee todos los atributos posibles.

Siendo cada uno de ellos un principio daría a luz un tipo de realidad diferente a la del otro. Si pensáramos en el fuego como principio de un mundo, sólo sería posible a dicho mundo existir en forma ígnea; si era el agua el principio, sólo sería posible que su mundo existiera en forma acuosa, etc. A la vez, dichos mundos no podrían confundirse, coexistir, ser uno sólo, porque cada principio sería distinto y hasta opuesto al otro.

El ejemplo de la luz, que reúne en sí a todos los colores, apareciendo sin embargo como una unidad, es esclarecedor. Si descomponemos luz en sus diversos componentes, cualquier cosa que reciba una parte de la irradiación tomará el color respectivo (rojo, naranja, verde, índigo, etc.), apareciendo cada una bajo aspectos distintos. Por analogía, cada color fuera un principio en si mismo, subsistiendo como una luz a parte del resto de los colores, cada realidad que de dicho principio surera surgiera diferente a la realidad que surgiera de otro distinto. Sin embargo, realmente la luz es una, a pesar de su variedad intrínseca, y de la surge una realidad. Aún cuando pensemos en sus múltiples manifestaciones, en la infinidad de los colores existentes, estamos obligados a conocer que todos ellos son una luz.

La existencia de varios principios es imposible y esto es planteado r el Sagrado Corán diciendo:

¡Allah no ha tenido ningún hijo ni jamás ningún otro dios compartió con El la divinidad! De ser así, cada dios se habría apropiado de su creación, y habrían prevalecido unos sobre otros ¡Glorificado sea Allah de cuando le atribuyen! ¡Conocedor de lo invisible y lo visible! ¡Exaltado sea de cuanto le atribuyen! (23:91,92);
El fue Quien en la Verdad creó los cielos y la tierra y el Día en que diga:' ¡Sea!' Será. Su Palabra es Realidad y Suya es la Potestad el Día en que sea tañida la trompeta. El conoce lo oculto y lo manifiesto y es Sapientísimo, Conocentísimo (6:73);
Son impíos quienes dicen: En verdad, Allah es un tercero en una terna, cuando no existe ningún Dios más que Allah Único. Si no desisten de cuanto dicen, un severo castigo azotará a los blasfemos de entre ellos. (5:73).

La enseñanza que extractamos de los párrafos coránicos es que si existiera más de un Principio nada impediría que las realidades por ellos creadas fueran opuestas y contrarias, y como resultado de ello se desorbitaran los cielos y la tierra.

En consecuencia, solo hay un Principio, Allah, el Uno y Único, fuera del Cual no hay Dios. No tiene asociados a su Poder, ni ancestro, ni descendiente, ni es a Su semejanza nada, ni nadie. No tiene apoderado por incapacidad, y Su Poder es irrestricto. Es Creador, Mantenedor, Provisor, y a El retornarán todas las cosas. Es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto. Es Infinito, no tuvo principio ni tendrá fin. Es Sapientísimo y Misericordioso, llena a su Creación de Ciencia y Misericordia.
Esta es la doctrina de la Unidad (Tauhíd) cuya expresión máxima se encuentra en el Islam.

 


SEGUNDA PARTE

 

LOS ERRORES EN LA DOCTRINA DE LA UNIDAD

Varios son los errores introducidos en la doctrina de la Unidad, producto antes que nada de la ignorancia, del compromiso con los poderes de este mundo, y de la opresión sobre el resto de los seres humanos.

Podemos clasificarlos en: el error de confundir la Unidad con Su creación (lo Absoluto con lo relativo). En segundo lugar, el error de opinar que El puede ser conocido en Si Mismo, en Su "naturaleza" o Esencia. En tercer lugar el error de tomar a Sus manifestaciones como "partes " separadas de El.
El primer error, la confusión entre lo absoluto y lo relativo, la de Creador con la creación, consiste en creer que esta última es una emanación Suya. El compone "materialmente" todas las cosas, según se dice en este error, y está en ellas bajo cualquier forma, estado y condición en que ellas aparezcan.

Esto es imposible porque, como ya hemos afirmado, El es Uno y no puede pensarse como varios principios separados. Sin embargo, el mundo, la apariencia, está constituida de múltiples principios particulares y diferentes, cada uno de los cuales conforman una parte del mismo.
Esta condición del mundo no contradice el Principio Uno y Único, ni se opone a El, siempre y cuando no digamos que existe identidad entre ambos, así como la existencia de los vegetales más diversos y de todas las especies animales, no contradicen la unidad de la vida, la cual es una y única.
Entre El y los múltiples principios actuantes para la vida, los cuales constituyen cada clase de ser en particular (como el principio vegetal de las plantas, el anímico de los animales, etc.), no existe comparación posible. Los principios de la existencia que nosotros conocemos, constituyen comprensiones que tenemos de las cosas, que nos permiten conocer nuestro mundo como una unidad.

La dificultad para entender esto, y separar al Principio de las cosas mundanas, radica en que el mundo no puede ser concebido desvinculado de El, cayendo así en la falsa identificación entre El y las cosas.

La enseñanza islámica proveniente de Profeta y de los Imames (con ellos sea la Bendición y la Paz) es que el Principio es Infinito, y por esto no es posible que le determinemos límites, como tienen las cosas del mundo, porque en tal caso dejaría de ser Infinito. El no es algo "exterior" a Su creación, ni tampoco algo "interior" a ella. Es Manifiesto (Záhir), aunque no como una cosa de mundo, y Oculto o Interior (Bátin), aunque no como estando "dentro" de una cosa del mundo.

Todas las causas o principios aplicables a los seres particulares dependen de El, mientras que El de nada depende. Si imagináramos que El es idéntico a las cosas, o a la suma total de ellas, y que de Su "substancia" esta compuesto el mundo, El dependería de cada cosa en particular o de la suma total de las cosas: entonces no habría un solo Principio, como ya hemos establecido, sino que habría múltiples principios, tantos como géneros de cosas existen, en número tan grande que sería incalculable.

El es Infinito, pero no múltiple. Ambos conceptos no significan lo mismo. Lo infinito no tiene límites, pero ello no implica que sea variado y múltiple sino, por el contrario, uno y único, puesto que de otro a infinito. Lo variado y múltiple exige limitaciones que distinguen unas cosas de otras, o a unas partes de otras, y lo infinito, es por si mismo y en si mismo sin límites.

Dice el Imam `Alí Ibn Abi Tálib, con él sea la Paz, en una de sus disertaciones conocida como Al-Uasílah: "la alabanza sea con Allah, Quien anonada la ilusión para que no alcance su Ser, y veló los intelectos, he hizo que estuvieran aislados (separados) de Su Esencia, para preservarla de la semejanza (imaginaciones) y de las apariencias (afinidades y confusiones). El, sin duda, es Aquel cuya Esencia no varía (no es irregular ni defectuosa); ni se multiplica (o divide) en su Perfección (completitud, integridad) en particiones cuantitativas. Está separado de las cosas no por diferencia de lugar, y está en ellas no por confusión (o mezcla) Las conoce no por mediación (de algo que se las de a conocer), siendo que el conocimiento no es posible de otro modo1. No existe entre El y Su conocido (la cosa que conoce), ningún conocimiento excepto El Mismo, pues El es Conocentísimo (o Quien conoce y manifiesta) a su conocido2. Si se dice (de Allah) `era' (o `es'), es por alegoría respecto de la Eternidad (o absoluta permanencia) de Ser, y si se dice `no deja de ser Eterno' (o `es absolutamente Eterno') es por alegoría para la negación de la nada"3.
Este párrafo tan difícil y sintético, nos enseña que Allah, el Principio, no existe bajo ninguna forma aparente (como son todas las cosas de mundo): "anonada la ilusión". Por otra parte, Allah, en Su Esencia, es incognoscible, está preservado de semejanzas y afinidades, de variación, multiplicaciones o divisiones: "veló a los intelectos.....". Su separación de las cosas no es espacial: "no por diferencia de lugar"; y su Presencia en Sus criaturas no es material: "y está en ellas no por confusión (o mezcla)". Su Conocimiento es absoluto, no apela a ningún medio, porque sino se crearía una diferencia entre el cognoscente y lo conocido. Su Conocimiento instituye todas las cosas: "no existe entre El y su conocido, ningún conocimiento excepto El Mismo..." El Ser es absoluto, la nada por si misma no es posible.

 

 

OTROS ERRORES

Otro error introducido en la doctrina de la Unidad es creer que El puede ser conocido en Si Mismo, es decir en Esencia o "naturaleza".
En parte este error se parece al anterior y en parte se distingue de él. Se parece en cuanto toma a algo fuera del Principio y lo atribuye a El, es decir tiene una idea o imagen de El a través de otra cosa, a la cual piensa como contraria a El, o bien como consubstancial con El. En parte no se parece, pues no llega a confundir con El a la naturaleza y a todos los principios vitales que en ella se encuentran.

Este error está difundido en las religiones dualistas y trinitarias, como el mazdeísmo y la doctrina de las iglesias cristianas. El Corán rechaza por igual la atribuci6n de la dualidad al Principio, como la de la trinidad. Afirma:

Dice Allah: `¡no toméis a dos dioses, El, por cierto, es un Dios Uno (y Único)! ¡Solamente a Mi, entonces, temedme!' (16:50);
¡Creed, pues, en Allah y en Sus Mensajeros! ¡No digáis 'tres'! Absteneos (de ello) será mejor para vosotros. Sin duda que Allah es un Dios Uno (y Único), ¡Glorificado sea de (que se afirme) que tiene un hijo! Suyo es cuanto hay en los Cielos y cuanto hay en la tierra. ¡Es suficiente Allah como Custodio!(4:17)

 

EL DUALISMO

En la afirmación de dualismo es fácil encontrar la contradicción, pues todo dualismo consiste en una oposición. Opuesto es aquello que tiene un lugar en el espacio, o en la imaginación, o en el tiempo (si se considera una oposición temporal), diferente al lugar que tiene otra cosa, tomada en comparación. Necesariamente sugiere, al menos, la idea de dos cosas que no coinciden en tiempo, o en espacio, o en concepto. Entre ambas no existe identidad (como la identidad que existe, por ejemplo entre el agua y la lluvia), aunque debe existir algún tipo de equivalencia, un mismo patrón que permita compararlas (al igual que entre los seres humanos).

La oposición puede ser o bien contradictoria o bien complementaria: es el caso de la verdad y la falsedad, entre sí contradictorias, excluyentes, y el caso de calor y de frío, cuya oposición puede ser considerada complementaria o armónica (no excluyente). Una oposición contradictoria no tiene punto medio, en cambio una oposición complementaria posee grados intermedios que equilibran los opuestos. La contradicción tiende al caos y la desarmonía, la oposición complementaria establece el equilibrio y tiende hacia la unidad.

En cuanto al dualismo la oposición entre ambos principios universales que se pergeñan o bien es contradictoria, o bien es complementaria. Sin embargo el dualismo, por definición, no concibe una contradicción complementaria, sino más bien contradictoria. A ambos principios los concibe opuestos y en contradicción absoluta, como la que hay en las ideas de bien y mal, verdad y falsedad.

Sobre esta base es imposible el dualismo porque, como sabemos, para afirmar la existencia de una oposición, sea o no contradictoria, necesitamos establecer cierta equivalencia o patrón que nos permita comparar los principios opuestos. Esto es posible entre principios y causas naturales, como el frío y el calor, la germinación y la desecación, o entre conceptos y razonamientos, como la igualdad o desigualdad de dos cosas, o la verdad o falsedad de un razonamiento. Pero, por definición, un principio universal es incomparable, es absoluto, y sus atributos pertenecen solo a él (como afirmamos en p g. 17). Por lo tanto, un principio universal no tiene ninguna equivalencia que permita compararlo con nada fuera de si mismo.

Sentado esto, todo tipo de equivalencia que se pergeñe en el dualismo, será sin duda sobre la base de modelo natural (frío-calor, etc.), no sobre la base de los principios universales en si mismos. En idéntico caso se encuentra todo tipo de doctrina asociacionista (aquellas que asocian al Principio con otra cosa fuera de El mismo), como por ejemplo el trinitarismo, al que luego nos referiremos.

 

LA REFUTACION DEL DUALISMO

La refutación de dualismo nos permitir luego rechazar el otro error, no menos nocivo, el error trinitario.

Sobre la base de que la oposición a que apela el dualismo es necesariamente contradictoria, iremos formulando varias hipótesis para irlas refutando, sabiendo de antemano que todas esas hipótesis son falsas, por lo afirmado anteriormente; no es posible analogía o tomar equivalente respecto de un principio universal, por lo cual el dualismo queda a priori invalidado racionalmente. Pero para satisfacer la duda de los necios, deseamos imposibilitar racionalmente posibles hipótesis de este modo:

  1. Los principios opuestos en contradicción: o bien son idénticos (en poder, autoridad, conocimiento, autonomía, etc., a todo lo cual designaremos en adelante como "atributos") o bien son distintos. Ambas, identidad y distinción, es imposible que coexistan al mismo tiempo, respecto de una misma cosa.
  2. Por definición, el dualismo no admite que los principios universales contradictorios sean idénticos, por lo cual esto está fuera de cuestión.
  3. Si ambos principios fueran distintos, ello solo sería posible o por sus atributos (como si dijéramos que uno de los principios posee sus atributos de modo directo y el otro de modo indirecto) o, en caso contrario (de no ser distintos por sus atributos), deberían serlo por una tercera cosa vinculada a ambos principios.
  4. Lo primero es imposible, porque deberían tener atributos equivalentes (igual poder, soberanía, etc.) lo cual los convertiría en principios idénticos. Como sabemos la equivalencia es impensable entre principios universales, por ser estos absolutos y únicos (ver p g. 60). EJEMPLO: No cabe ninguna distinción racional entre un poder absoluto benigno y un poder absoluto maligno, debido a que se considera a ambos como dos poderes irrestrictos, absolutos y universales; o bien dicho poder universal es benigno, o bien es maligno, o bien ambas cosas (lo cual es imposible), pero nunca dicho poder puede representar una sola de estas alternativas en forma exclusiva (verbigracia el bien), enfrentada a otra alternativa equivalente, también exclusiva. Si al Principio de las cosas (Allah) le fuera atribuida una de ambas cosas, el Bien por ejemplo, es imposible que se le contraponga en idéntico grado el mal, ni tampoco que al mismo tiempo se le atribuya el mal, porque: o El Bien es superior al mal, y no cabe atribuir el mal al Principio; o el mal es idéntico al Bien, lo cual no nos permitiría distinguir entre ambos, no teniendo sentido diferenciar entre significados idénticos. Esto último es el error de confundir en el Principio de todas las cosas, en Allah Exaltado, el Bien y el mal, como cometen los fatalistas (1).
    Decimos: al Principio solo es posible atribuirle el Bien, porque el mal es inferior, contrario ni idéntico a El. El mal está subordinado al Bien como la sombra a la luz.
    En consecuencia, es imposible distinguir entre atributos idénticos (como los de poder, conocimiento, soberanía, etc.) refiriéndose a principios universales distintos, por lo cual es también es imposible afirmar la existencia de mas de un principio universal que posean idénticos atributos. Esto último imposibilita, por lo tanto, la existencia de la dualidad, y por ende, de cualquier contradicción entre principios universales absolutos.
  5. En base a lo asentado, consideremos la cuestión de dos principios universales y contradictorios distintos por una tercera cosa y no por sus atributos. O bien esa tercera cosa pertenecería a ambos a la vez; o bien cada cual sería dueño de una cosa diferente.
    El primer caso (en que ambos principios se asociarían en la posesión de la misma cosa que los distingue) es imposible. Una misma cosa no puede responder a dos principios universales diferentes y contradictorios, como si respondiera al mismo tiempo y bajo la misma relación a la vida y la muerte.
    En cuanto al segundo caso (en que ambos principios serían dueños de dos cosas diferentes por las cuales se distinguirían) también es imposible. En tal caso no sería posible contraponerlos bajo ninguna relación, ni aún compararlos, puesto que la contraposición se basa en cierta equivalencia que no existe: ni por sus atributos, ni por la cosa que los distingue se pueden relacionar, ni racional ni realmente, dos principios absolutos totalmente distintos, aún, en las cosas que poseen.
    En consecuencia, no existiendo ni relación, ni contraposición, el dualismo en principios universales y absolutos contradictorios es imposible, tanto por sus atributos cuanto por una tercera cosa.
  6. Como conclusión general afirmamos: 1) todo dualismo consiste en una distinción entre principios universales respecto de atributos equivalentes (poder, autoridad, conocimiento, soberanía, etc.); 2) dicha distinción, como hemos demostrado, no es posible que tenga lugar ni en los principios en si mismos, ni en ellos debido a otra cosa, 3) la idea de principio universal y absoluto obliga a pensar en Uno solo y el mismo Principio, y todo otro tipo de concepción resulta falsa.

 

(1) Consultar al respecto nuestro libro "La Predestinación". Edit. Nur. Buenos Aires, 1983.

 

TERCERA PARTE

 

EL ERROR TRINITARIO

Este tipo de error se diferencia del anterior en cuanto reconoce una Unidad primitiva u original de la cual se manifiestan tres aspectos, sin fracturar la Unidad ni disminuir su jerarquía. Tiene en común con el dualismo, sin embargo, la atribución a la "naturaleza" o Esencia del Principio de determinadas ideas, en este caso la idea de "persona".

En realidad, en este error no es tan importante la idea de "cantidad", sea tres o más, sino la mencionada de "persona".

Por dicho concepto se conoce a cualquier entidad con ciertos atributos, como la voluntad, la inteligencia, la vida o existencia, etc.(1) El Corán, por analogía, menciona todos esos Atributos en el Principio, en Allah, pero no como perteneciendo a una "persona", concreta o abstracta, sino como alegorías de las Potestades, que el Principio manifestó en el universo. Más aún, se piensa que si El no hubiese manifestado esas Potestades (fuerzas o poderes), como la Vida, la Voluntad, la Inteligencia (o Conocimiento), la Visión, el Habla, la Audición, etc.,- todo lo cual caracteriza a una persona-, dichas Potestades no habrían existido en el hombre, pues este las adquiere de Allah mismo, como un reflejo.
La cuestión de la "persona" divina, en realidad, se reduce a la de las características que posee cada una de ellas (lo cual está claro incluso en el origen etimológico de a palabra "persona"). Considerando que toda característica es un atributo, algo que forma parte, de una u otra cosa, cualquiera sea, se hace necesario que nos refiramos a la idea de "atributo" más que a la de persona.

Adelantemos algo, El Corán cuando condena el trinitarismo lo hace siempre refiriéndose a la multiplicación numérica de la idea de "Dios". Sin embargo, el sentido de dicha condena no es solo el de la mera multiplicación numérica, ni de que sea repugnante el hecho de mencionar al Principio como "cuarto" o "sexto" es decir bajo la idea de número, algo que hace el Sagrado Corán mismo al decir:

...No hay confidencia (o intimidad) entre tres sin que El sea el cuarto, ni entre cinco sin que El sea el sexto, ni menos que esto ni más, sin que El esté con ellos, dondequiera se encuentren...(58:7)

El sentido de la condena coránica va más allá del simple número, se refiere a la Esencia, a los Atributos, condenando el pensamiento que asocia a Allah, al Principio, con algo fuera de El, "manipulando" la idea de Su Esencia infinita. Esto es lo que comete el trinitarismo "cristiano", al igual que toda otra doctrina afín.

La teología de la iglesia se refiere a la "naturaleza de Dios", lo cual para el Islam es irreverente y absurdo. En el Islam no solo la Esencia (o "naturaleza") divina es incognoscible en Si Misma, sino que ella está más allá del Ser, inmanifiesta, siendo el Ser algo dependiente de la Esencia. En consecuencia, no se trata solo de la imposibilidad gnoseológica (del pensamiento, del conocimiento, de la razón y la lógica) en alcanzar la Esencia, sino de la imposibilidad ontológica (del ser, del cosmos, del hombre) en captar por su propio poder lo que está más allá de sus límites.
Antes de refutar el trinitarismo deseamos aclarar mejor qué entendemos por "atributo", lo cual juega un papel tan importante en la idea de persona. De este modo nos resultará fácil referirnos a la doctrina errónea, a la vez de hacer mayor claridad sobre un concepto, el de "atributo", que ya hemos utilizado en nuestra refutación del dualismo (reforzando así esta última).

(l) En occidente "persona" llego a ser diferente a "individuo". Persona es etimológicamente algo con un aspecto exterior, pues proviene de "máscara", y algo con una voz particular, como la de los actores enmascarados. El concepto de "individuo" es más general, el de "uno entre tantos", es cósmico, universal (proviene del concepto de unidad indivisible). Con el correr del tiempo, el racionalismo occidental y el individualismo crearon un concepto de autosuficiencia personal, ética, psicológica, social, etc., abstrayendo cada vez más y haciendo del hombre un ser abstracto. En la actualidad la persona abstracta es dueña de todo, ha suplantado a Dios, pero abstractamente (como en las constituciones políticas o en los códigos del mundo actual), pues el hombre real, el individuo concreto, no posee nada, estando en muy peores condiciones que cuando no se conocía la "persona abstracta".

 

EL ATRIBUTO

Previamente a tratar de los atributos en si mismos, debemos distinguir entre ellos y el concepto de "relación". Esto se debe a que a los atributos se los piensa como dependientes de algo principal (como al color se lo piensa dependiendo de la luz), lo cual es cierto solo respecto de ciertos atributos y no de todos ellos.

El concepto de "relación" traduce nuestra idea de vínculo o conexión entre dos o más cosas, una de ellas relativa (relacionada) a otra y viceversa. Pero tal concepto es deficiente por si mismo, necesita de la previa existencia de una cosa que pueda ser vinculada con otra. Por lo tanto, no es una idea acabada, perfecta, sino más bien un medio o instrumento del pensamiento.

La "relación" entre las cosas depende de los atributos que ellas posean. Si una cosa no tuviera atributos sería imposible relacionarla con otra u otras cosas. Decir "espíritu puro" o "1uz primordial" o "bien absoluto" o cualquier concepto parecido, no permite saber cuales atributos poseen tales cosas, por lo cual nos es imposible relacionarlas con otras cosas.

Si por el contrario digo "1a buena acción es mejor que el desagradecimiento" establezco una relación comparativa entre dos conceptos, "buena acción" y "desagradecimiento", comprendiendo por sus atributos la diferencia entre ambos.

En síntesis, para poder establecer una relación entre dos ideas o cosas es necesario:

 

REFUTACIÓN DEL ERROR TRINITARIO

1. SÍNTESIS PREVIA

Habíamos anticipado que la refutación del dualismo facilitaría la refutación al error trinitario. Ambos tienen las mismas bases: creer que El puede ser conocido en Si Mismo, en Su Esencia. Caen en la asociación de una tercera cosa a El, pues para conocer cualquier objeto es necesario valerse de un mediador que nos acerque la idea desconocida.

En el caso del trinitarismo, como lo llamaremos en adelante, se cree que esa tercera cosa es consubstancial a El, es decir pertenece a su Esencia, lo cual agrava el error, más aún que en el dualismo.

Hemos visto que la idea de "persona" funciona como esa tercera cosa que se asocia al Principio y, también, que poco interesa (racionalmente considerado) el número de "personas", desde el momento que, cualquiera sea el mismo, queda implicado en el error inicial, en la asociación o atribución indebida a la Esencia.

Ubicamos enseguida la cuestión en el significado de "persona" como sujeto de atributos, y, en consecuencia, fue evidente que el error trinitario consiste en concebir determinados atributos y referirlos a la Esencia, como los atributos "ser padre", o "ser hijo".
Por último, aludimos a que en el Islam la imposibilidad de conocer la Esencia en Sí Mismo proviene no solo de una imposibilidad gnoseológica sino ontológica: no solo la razón es incapaz de conocer, por sus propios medios, al Principio en Si Mismo, sino que El está más allá del Ser, es Oculto, inmanifiesto. Por eso dijo el Profeta (BPDyC y Desc.) "no especuléis sobre la Esencia de Allah, hablad sobre sus Atributos", los cuales se manifiestan en el cosmos y en nosotros mismos:

Les mostraremos Nuestros signos en los horizontes y en ellos mismos, hasta que se les evidencie que es (absoluta) Verdad. (41:53).

La ciencia de los Atributos a que se refiere el Profeta (BPDyC y Desc.) es la ciencia del Tauhíd. Esta palabra significa Unidad, en el sentido que todo lo que podemos conocer del Principio se resume en su Unidad, y sin ella, o fuera de ella, es imposible respecto del Principio cualquier tipo de conocimiento.

Todos los Atributos de Allah, el Principio, son esenciales. Hemos podido distinguir en el parágrafo anterior ambos tipos de atributos y observamos que los accidentales pertenecen únicamente al mundo, y que los esenciales si bien aparecen en él no le pertenecen, aunque gracias a dichos atributos esenciales el mundo existe.

Después de esta breve síntesis, pasamos a refutar el error trinitario con mayor precisión.

Partimos de la afirmación de que es imposible conocer al Principio en Sí Mismo, por sobrepasar esto no solo los límites racionales sino los del Ser. Pero para satisfacer la duda de los desviados, como ya lo hemos hecho en el caso del dualismo, queremos imposibilitar la vía racional que lleva al error, e invalidar cualquier hipótesis trinitaria.

2. REFUTACION

Sobre lo que no hay duda en el trinitarismo es respecto de que Allah, el Principio, es Uno. Sin embargo, el error consiste en formular cierta "descripción" de su "naturaleza" o Esencia.

En lo que sigue mencionaremos aquello que es posible afirmar del o, lo que es imposible afirmar de El y por último, como síntesis final de nuestro trabajo, lo que es posible comprender acerca de El.

LO QUE ES POSIBLE AFIRMAR DEL PRINCIPIO

  1. Partiendo de la Unidad del Principio debemos afirmar a la vez su universalidad que consiste en no ser una cosa del mundo, como el resto de las cosas. A pesar de ello, todo se deriva de El, aunque no como la generación de una cosa en otra: El es Primordial y Único.
  2. Tampoco depende de nada fuera de Sí Mismo, es Absoluto. No es posible que varíe, permaneciendo inmutable en todo lo que le pertenece.
  3. En cuanto a Sus Atributos, no derivan de otro, ni nadie se los ha concedido. Ellos son, como hemos mencionado antes, universales, primordiales, únicos, absolutos e invariables, al igual que el Principio en Si Mismo. Sin embargo, Sus Atributos son pensados por nosotros como racionalmente necesarios, pues si no los tuviera sería imposible que El fuera el Principio, solo así son para nosotros racionalmente necesarios. Sin embargo, siendo El en Si Mismo Infinito, manifiesta al hombre los Atributos que El quiere y que el hombre puede comprender.
    En consecuencia, lo que nosotros pensamos acerca de Sus Atributos no agota nuestro conocimiento de El, ni Le agota a El en Si Mismo:
    ...Conoce El cuanto hay en el devenir (humano) y cuanto ha pasado, pero ellos no abarcan nada de Su Ciencia, excepto lo que El consiente... (2:255).
    Por otra parte, Sus Atributos solo le pertenecen a El, ninguna cosa del mundo los abarca en su totalidad ni en su infinitud. El no tiene semejantes, ni opuestos, ni análogos, ni quien lo simbolice en Si Mismo.
  4. Todas las cosas del mundo están subordinadas a El y de El proceden y a El retornan, pero no como partes, o imágenes suyas, o substancias de El desprendidas, o materia quo a El pertenece.
  5. El no es el causante de nada en particular, como la tierra es la causa del crecimiento vegetal, o la combustión lo es del fuego. Aunque se manifiesta como el Principio de todas las cosas, sin cuya Presencia estas no serían. Todas las causas o principios particulares dependen de El en última instancia, sin que ninguna de ellas se identifique con El.
  6. El no es algo "exterior" ni "interior" a Su Creación, no está fuera ni dentro de las cosas particulares. No es idéntico a una cosa, ni a varias, ni a la suma total de ellas. Es Infinito, pero no múltiple. Está Presente en todo sin mezcla ni confusión.
  7. Es imposible conocerlo en Si Mismo (en Su "naturaleza", como dice el dogmatismo). Su conocimiento solo es posible en El sin mediación.

 

DE LO QUE ES IMPOSIBLE AFIRMAR DEL PRINCIPIO

Basados en lo que acabamos de afirmar, sostenemos que es imposible racionalmente el trinitarismo, aparte de serlo por vía ontológica. Esto se explica de la siguiente manera:

 

El centro de la cuestión es, sin embargo, que los atributos imaginados por el trinitarismo pretenden ser los de la "Esencia divina", es decir de Dios en "si mismo" (o "en persona"). Esto complica aún más la cuestión por los siguientes motivos:

  1. El trinitarismo confunde en la afirmación de cualquier "atributo divino" el aspecto gnoseológico (el conocimiento del Principio) y el aspecto ontológico (el "ser" del Principio);
  2. Reduce el conocimiento del Principio a los simples límites del conocimiento humano;
  3. Confunde al Principio con la "esfera del ser", cualquiera fuera su afirmación sobre la trascendencia de uno de los aspectos de la "trinidad" (por ejemplo, el aspecto de "padre");
  4. En consecuencia, no distingue netamente lo no-manifestado del Principio, que constituye, en realidad, lo más importante, la Unidad en Si Misma;
  5. Por último, por derivación necesaria, otorga una realidad e importancia mayor al aspecto manifestado, haciendo predominar a la apariencia por sobre la inmanencia (lo oculto), a pesar de que de la doctrina del trinitarismo surge la impresión contraria.
    Los atributos del Principio le pertenecen pero no son "parte" de El. Cuando nos referimos a la luz pensamos en el sol, pero sabemos por experiencia que el sol no pertenece a la luz, que ésta es algo y que el sol es otra cosa. Del mismo modo un Atributo divino es distinto de El en Si Mismo; es algo manifestado, que existe en el cosmos, o que está en el Ser, mientras que El está más allá del Ser y de cualquier cosa del cosmos.
    Hemos demostrado anteriormente que es imposible confundir al Principio con las cosas creadas y que no existe ninguna comparación ni analogía posible entre El y ellas, ya sea bajo la idea de "padre", "hijo", "espíritu" o "persona", o ya sea bajo cualquier otra idea.
    Por último, hemos afirmado que todos los Atributos del Principio son esenciales, lo cual no significa que se confundan con la Esencia divina, como aludimos en el ejemplo de la rosa y la belleza. La Infinitud el Principio en Si Mismo (o Esencia) no permite afirmar que lo conocido de El sea exhaustivo (todo lo posible en El), ni que El deje de estar mas allá de nuestro conocimiento.
    En consecuencia, es posible respecto a El afirmar dos cosas opuestas: tanto que Le conocemos, cuanto que Le desconocemos (o no Le conocemos); y también dos cosas contradictorias, que El "es" sus Atributos, y que Sus Atributos no son El.
    Citando a 'Ali ibn Abi Tálib, con él sea la Paz, el gnóstico Ibn 'Arabi4 dice: "como dijo el Emir de los Creyentes, sobre é1 sea la Paz, `la perfección del ijlás hacia Allah5, equivale a abstenerse de atribuir a El (nada); ello por cuanto todo atributo es distinto al calificado y por cuanto todo calificado es distinto a la atribución'. A ello aludió quien dijo, `Sus Atributos (los del Principio) no son El ni son otro (que El)', es decir, no son El de acuerdo a la razón, ni son distintos a El de acuerdo a la Realidad". Más adelante dice, que "... la multiplicidad racional (de Sus Atributos) no es nada, en la Realidad, y no puede anular Su unicidad (la del Principio), ni dañar Su Unidad" (6)
    Como síntesis final a lo expresado en este parágrafo decimos que atributos de origen antropomórficos, como "padre", "hijo" y otros por el estilo, que pretendan asociarse a la Esencia, son de suyo nulos, tanto como "ideas" (símbolos, símiles) cuanto corno "realidades" ("existencias", ontológicamente verdaderas)
    Afirmamos que trinitarismo confunde el aspecto gnoseológico con el ontológico, al reducir todo el conocimiento de la Esencia divina a atributos relativos, pertenecientes a las cosas conocidas racionalmente7 .
    Por otro lado, como consecuencia de ello, el conocimiento del Principio queda reducido a los límites de la razón humana. Siendo que ésta tiene acceso solamente a todo conocimiento que provenga de la esfera del ser, el trinitarismo confunde al Principio con el Ser, aún cuando imagine que El es la expresión máxima del Ser. A la vez toda trascendencia, en última instancia, queda reducida a una trascendencia dentro del Ser.
    Anula de este modo lo no-manifestado del Principio, lo cual constituye su verdadero Si Mismo, y al cual llamamos Unidad o Esencia (este último término lo utilizamos metafóricamente). De dicho proceder deriva, necesariamente, el predominio de lo manifestado, es decir, de la apariencia (corno en el caso de la "encarnación", la "eucaristía" en la misa, etc.), sobre la inmanencia o Infinitud y Unidad de Allah, el Principio.
    A pesar de esto, el trinitarismo infunde la impresión contraria debido a su culto de los "misterios", los cuales en realidad dejan de ser tales al estar al alcance del hombre del modo descrito en este parágrafo.

En consecuencia, el trinitarismo "cristiano" es erróneo por varias cuestiones:

  1. Al Principio es imposible conocerlo en Si Mismo o en su "naturaleza", porque tal pretensión determina que le asociemos ciertos atributos vinculados a las cosas del mundo, como el ser "padre", "persona".
  2. Si le asociarnos tales atribuciones, deja de tener la categoría de Principio, pasando a afirmarse como una cosa del mundo, con las semejanzas, oposiciones y analogías que corresponden a las mismas.
  3. En tal caso, necesariamente se concibe al Principio como la "parte" superior del Ser, y a este como "parte" de El, sustancia de Su sustancia, por derivación necesaria
  4. Siendo el Principio universal, es imposible asociarlo a nada particular (sea un hombre o una cosa cualquiera). Los particulares dependen y están subordinados a El, por lo cual ni El deja de manifestarlos, ni los particulares dejan nunca de depender en absoluto de El, sin que El sea coesencial a ellos ni viceversa.
  5. El Principio en Si Mismo es heterogéneo, absolutamente, a las cosas. No se encuentra en su mismo plano de existencia, ni mantiene dependencia con otra cosa fuera de Si Mismo.
    Sus Atributos son totalmente heterogéneos a los de las cosas relativas, por lo cual El no puede ser equiparado con ellas
  6. Los Atributos del Principio son todos esenciales, es decir no dependen de nadie fuera de El Mismo. Por lo tanto, El es Absoluto, y nada puede manifestarlo en Si Mismo.
    Ni Sus Atributos son El a pesar de manifestarlo a El, ni El es distinto a Sus Atributos. Por ejemplo, ni la luminosidad es idéntica a la luz en si misma sin dejar de manifestar a la luz, ni ésta es distinta de la luminosidad. La luminosidad es un efecto de la luz, que depende en absoluto de ella, por lo cual decimos que no es idéntica a la luz; pero lo único que conocemos de la luz es la luminosidad, por lo cual ésta manifiesta a la luz, sin dejar de ser un modo de ella
 
 
(1). Si todos fueran "coesenciales" no existiría razón para que uno, exclusivamente, asuma tal categoría. Si la asume es: o bien porque é1 solo es coesencial" (como afirma " el dogmatismo de Cristo, en tanto que "hombre") y por lo tanto excluye al resto; o bien que ninguno es coesencial y la categoría es invocada falsamente al respecto de un particular (como el Islam sostiene que comete el trinitarismo). Sin embargo, decir que "todos" son "coesenciales" y, aparte, "uno" en especial lo es, evidentemente constituye algo absurdo, e innecesario. Si "todos" lo fueran sería absurdo y contradictorio decir que "uno" lo es con exclusividad. Además, sería innecesario afirmar la "coesencialidad " de "uno" en particular, porque estaría implicado en "todos". Si "uno" está implícito en "todos", su necesidad respecto de "todos" es nula: si el sol está implicado en "todas las estrellas", su necesidad las ellas es nula.
(2). Ver p. 49 donde nos referimos a la necesidad de una cierta equivalencia entre dos cosas relativas, para que sea posible la relación
(3). Al decir acerca del Principio: "por el mero hecho de su concebido como tal", hemos alcanzado con dicha expresión la línea demarcatoria entre lo racional y la afirmación supraracional del Principio (cuyas fuentes están en la Sabiduría). Consideramos que la vía racional es de menor jerarquía que la supraracional, pero restringiéndonos al fin Propuesto de clausurar por vía racional los errores sobre el Principio, no incursionamos aquí en la cuestión más profundamente. Como para nosotros hay suficiente fundamento, aún por vía racional, para la afirmación del Principio, agregamos como apéndice el desarrollo de la argumentación racional (ver p. 63)
(4). 'Ali ibn Abi Tálib fue el sucesor del Profeta Muhámmad (BPDyC), con él sean Bendición y Paz y con su Descendencia, en la Sabiduría. Ibn `Arabi fue un maestro del siglo 13, nacido en Murcia, España, y actualmente muy difundido en lenguas occidentales.
(5). Ijlás significa "purificación del espíritu" de toda atribución asociacionista al principio.
(6.) Tafsír Al-Qurán, to 2, pp. 869 y 870, los paréntesis son nuestros.
(7) En cuanto al "aspecto gnoseológico" del conocimiento nos referimos en general a nuestras posibilidades racionales y lógicas que nos permiten conocer, como por ejemplo los principios 1ógicos, los procedimiento de la deducción la demostración, la comprobación, y todo otro tipo de medio racional que nos permita conocer. Por su parte "el aspecto ontológico" significa para nosotros lo que realmente es algo, en sí mismo, con independencia que lo conozcamos o no.


DE LO QUE RACIONALMENTE ES POSIBLE COMPRENDER ACERCA DEL PRINCIPIO


La vía racional debe basarse en lo que hemos expuesto anteriormente, cual constituye el fundamento del conocimiento verdadero acerca del Principio.
Partiendo de dicho fundamento sintetizamos nuestras afirmaciones en lo siguiente:

 

En lo que se refiere al trinitarismo, podemos sintetizar nuestras afirmaciones del modo siguiente:

 

En base a estas pocas afirmaciones, elementales por otra parte, debemos tener en cuenta, además, que el "aspecto gnoseológico" o del conocimiento del Principio, no debe ser confundido con el "aspecto ontológico" o del ser, al pensar nosotros acerca del Principio, como comete el trinitarismo. Pero, aún más, el pensamiento o la razón humana por si misma no puede captarlo ni bajo la relación gnoseológica ni bajo la ontológica, solo la Revelación de Su Parte nos permite conocerlo, y ello en la medida de nuestras facultades.

Dice el Corán: "y no conocen nada de Su Ciencia sino lo que El consiente" (2:255), y dice: "no habéis obtenido de la Ciencia sino algo ínfimo" (17:85). De allí que perteneciendo todos Sus Atributos a El en Si Mismo, son captados por nosotros bajo un aspecto particular, que los distingue de El sin dejar de pertenecerle.

Por ejemplo, si supusiéramos que el sol posee múltiples rayos, siendo nuestra visión limitada y especialmente débil para mirar al sol directamente, solo nos sería posible ver los rayos dentro de nuestra capacidad, bajo los colores y formas que ellos toman en el mundo. Cada rayo se presenta bajo un aspecto, y con ese aspecto lo identificamos, sin que él deje de pertenecer al sol en si mismo.

A El solo podemos conocerlo en El y por El, sin que sepamos como es El en Si Mismo, como al sol podemos conocerlo bajo su iluminación, y gracias a su luz, pero sin que ello nos permita captarlo directamente.

Conocemos al Principio por sus Atributos en el cosmos y en nosotros mismos: "1es mostraremos nuestros signos en los horizontes y en si mismos" (41:53), aunque con las limitaciones que ya hemos expuesto: ni sus Atributos nos dan a conocerle en Si Mismo, ni nuestras facultades pueden agotar Su conocimiento.

Ningún conocimiento de cosas relativas nos da a conocer al Principio en Si Mismo; ninguna mediación nos permite conocerlo.
Su conocimiento es a través de Su Presencia en los Atributos que de El se manifiestan en todas las cosas. No equivale al conocimiento de una cosa particular, ni aún al mero conocimiento de la perfección de una cosa.

La principal vía del conocimiento humano del Principio, es la del autoconocimiento, aunque la más próxima a esta vía es el conocimiento del cosmos, pero no en cuanto a sus particularidades sino en cuanto a las normas que lo rigen y a la armonía y sentido que existen en ellas.



APENDICE

 

SOBRE LA PRUEBA RACIONAL DE LA EXISTENCIA DEL PRINCIPIO

La única posibilidad válida de anular la distinción entre las cosas relativas y el Principio (Su trascendencia respecto de las cosas) no es racional, a saber: que el Principio no exista y que solo existan las cosas relativas. Veamos como esta es una negación extraracional.

Si la negación del Principio fuera cierta, o bien todas las otras cosas serían equivalentes entre si (es decir no existiría entre ellas ninguna distinción que las diferencie en grado de ser, o perfección), o bien serían distintas, mostrando diferencias en grado de ser y en perfección.
Que todas sean equivalentes es imposible y lo rechaza la razón y la experiencia. Por el contrario, vemos las notables diferencias que existen entre ellas.

En el falso supuesto de que, a pesar de ello, consideremos a las cosas como equivalentes en ser y perfección (como los relativistas), lo cual de suyo es imposible, o bien ellas cambiarían o bien permanecerían invariables (en cuanto a lugar, estado, posición, etc.). Que permanezcan invariables repugna tanto a la razón como a la experiencia.

En el caso de que las cosas cambiaran, se modificaran y diferenciaran, entonces la equivalencia entre si sería imposible y solo es posible, en tal caso, la distinción entre ellas, en grado de ser y de perfección.

Demostrado esto, deberíamos pensar si es posible que subsistan las distinciones y diferencias ya sea dentro de un orden, o bien dentro del caos.
Si supusiéramos falsamente que las distinciones y diferencias no se encuentran dentro de ningún orden estable, sino en permanente caos, o bien tales distinciones y diferencias existen realmente o bien no existen. Si existen, su mera existencia determina un orden. De lo contrario dichas distinciones no tendrían razón de existir, porque no establecerían grados de ser y perfección en las cosas.

En consecuencia, solamente es posible la existencia de las distinciones y diferencias entre las cosas porque ello establece un orden y elimina el caos.
La existencia de un orden establecido a través de las distinciones y diferencias de las cosas relativas, implica necesariamente la existencia de una jerarquía entre los seres. El resultado de las distinciones produce necesariamente dicha jerarquización entre los seres.

Toda jerarquía posee un grado máximo y numerosos grados sucesivos, en número muy grande.

El grado máximo de la jerarquía de Ser corresponde al Principio. En consecuencia, queda demostrado racionalmente por esta vía la realidad Principio.

 

TRADICIONES

PROLOGO

Presentamos a continuación un conjunto de tradiciones (hadíz en árabe) que hemos seleccionado y traducido de la conocida obra "Al Kafi" (El Suficiente). Se trata de dichos atribuidos en su mayoría a los Descendientes del Profeta Muhámmad (BPDyC y Desc.) (1), que hemos dividido en dos secciones, la primera con los "argumentos contra los ateos", y la segunda bajo el nombre de "la ciencia del Tauhíd (Unidad divina)".

En cuanto a la obra "Al-Kafi" es de la autoría de Muhámmad Ibn Ia'qub Al-Ku1ain, un sabio nacido en el siglo 30 de la Hégira (era islámica) y que falleció en el 328 de esa era (940 d. C. aproximadamente).

Hemos numerado en nuestra traducción cada hadíz, es decir cada tradición, seguida de un subtítulo. Además, hemos dividido la tradición internamente con los números 1,2 y 3, correspondiendo el uno a las circunstancias que rodean a la tradición, es decir cómo se produjeron los hechos que llevaron a la respuesta que registra la tradición. El número 2 contiene las definiciones más importantes dadas sobre cada tema en la tradición. El 3 las conclusiones finales. Es posible que el orden de estos números se presente alterado, o que se repitan u omitan a veces alguno de ellos, pero esto se debe a la clasificación del texto según hemos mencionado (circunstancias, definiciones, conclusiones).

Debemos reconocer que hemos traducido muy pocas tradiciones de la obra original, y que el tema es tratado con mucha más amplitud y detalle en aquella. Pero nos ha guiado el deseo de dar a conocer un indicio de lo amplia y profunda que es en el Islam esta ciencia del Tauhíd o Unidad divina, y estamos muy lejos de pretender agotar aunque más no sea lo mínimo de dicha ciencia. Además, estas tradiciones son complemento necesario y fundamental para nuestro estudio anterior, para que se conozca que bases tenemos al respecto.

Recordamos a nuestros lectores que también hemos traducido algunas tradiciones de la misma fuente ("Al-Kafi") en nuestro libro "La sabiduría profética en dichos y tradiciones" editado también por Editorial Nur, este mismo año (1988). Allí se podrán encontrar, entre s 29 a 41, algunas otras tradiciones o hadices sobre la Unidad con un comentario de cada una de ellas que las aclara y las explica.

Esperamos con este nuevo grano de arena colaborar a la construcción de un pensamiento liberado del error, porque no hay base alguna para el pensar verdadero que no sea la de la Unidad divina. Y en El esperamos toda recompensa.

Mahmud Husain


(1) Esta abreviatura entre paréntesis significa "la Bendición y la Paz sean con él y con su Descendencia" y se aplica al Profeta cada vez que es mencionado. También la abreviatura (P) significa "la Paz sea con él" y se aplica a algún Profeta anterior, o a algún Descendiente del Profeta Muhámmad (BPDyC), de los llamados "los Doce Imames" (P).

 


ARGUMENTOS CONTRA LOS ATEOS

 

PRIMER HADIZ: SOBRE LA PRUEBA DE ALLAH POR LAS REGLAS COSMICAS

Un ateo egipcio conociendo la fama de sabio del Imam Al-Sádiq, con él sea la Paz, fue en su búsqueda a la ciudad de Medina, donde este residía y enseñaba, sin encontrarlo, pues el Imam se hallaba en La Meca. Partió hacia allí, donde encontró al Imam en medio del Tauáf, aunque por casualidad, al chocar su hombro con el hombro del Imam.
[Omitimos la parte del diálogo que trata sobre el nombre del escéptico].

Le dijo el Imam, con él sea la Paz: "Cuando me desocupe del Tauáf, (1) ven a mi encuentro". Fue el ateo, cuando se desocupó el Imam, y se sentó delante de él, mientras los discípulos del Imam se hallaban reunidos a su alrededor.
Imam: ¿Conoces que la tierra tiene un interior y una superficie?
Ateo: Si.
Imam: ¿Acaso has penetrado su interior?
Ateo: No.
Imam: ¿Qué te permite conocer que hay en su interior?
Ateo: No lo conozco, pero opino (o conjeturo) que no hay nada en su interior (o niego que haya algo en su interior).
Imam: ¡La opinión es incapaz (de afirmar) lo que no puedes verificar!
Luego prosiguió:
Imam: ¿Has ascendido al Cielo?
Ateo: No,
Imam: ¿Conocer que hay en él?
Ateo: No.
Imam: ¡Me sorprendes!, nunca estuviste en oriente, ni en occidente, ni descendiste (al interior) de la tierra, ni ascendiste al Cielo, ni atravesaste (todas estas cosas) para conocer lo que hay más allá de ellas, pero (sin embargo) tú niegas lo que hay en ellas. ¿Acaso el prudente niega lo que desconoce?
Ateo: ¡Nunca nadie me habló de este modo, excepto tú!
Imam: Tú estás respecto de todo esto en la duda (es decir respecto de lo que existe realmente más allá del mundo que los sentidos conocen) Quizás sea tal (como la Revelación lo afirma)... o quizás no lo es.
Ateo: Quizás sea el asunto (así como tú dices).
Imam: ¡Escucha hombre!: El que no conoce no tiene justificativos (o pruebas) contra el que conoce... Ninguna prueba le asiste al ignorante. ¡Hermano egipcio! ¡Compréndeme! ¡Nosotros no dudamos de Allah en absoluto! ¿Acaso no ves el sol y la luna, la noche y el día, como se compenetran sin confundirse, y vuelven cada vez (tal cual son)? ¡Están constreñidos (por leyes universales)!: No tienen otra posición excepto su posición (determinada por aquellas). Si pudieran desaparecer, ¿por qué retornan (tal cual son)? Si no estuvieran constreñidos, ¿Por qué‚ la noche no se convierte en día y este en noche?: Están constreñidos (u obligados), egipcio, para su permanencia (o existencia), ¡juro por Allah! Aquél que las instituyó es más Sabio y más Grande que ambas cosas.
Ateo: ¡Dices la verdad!
Imam: ¡Egipcio!, lo que sostenéis (los ateos) y suponéis sobre el acontecer (o tiempo): Si el tiempo los desvanece (al día y a la noche, o al sol y a la1una), ¿por qué‚ no los retorna a su estado (en lugar desaparecer)?, o si los retorna, ¿por qué no los anula (definitivamente)?. La gente está sometida a la necesidad (o está obligada necesariamente), ¡egipcio! ¿Por qué el Cielo está elevado y la tierra aplanada (o en forma de superficie)?, ¿por qué‚ e Cielo no se desploma sobre la tierra?, ¿por que la tierra no se hunde en sus estratos (o pisos inferiores) sin que veamos que ambos (la tierra y el Cielo) estén siendo sostenidos, ni que sean sostenidos quienes en ella (la tierra) se encuentran?
Ateo: Los sostiene Allah, su Señor y Maestro.
Entonces el ateo tuvo fe en Allah por la virtud del Imam Al-Sádiq, con él sea la Paz.


(1) Tauáf significa "circunvalación" y consiste en dar siete vueltas alrededor de la Ká'bah en la época de la Peregrinación, tanto al iniciarla como al culminar la misma. Como se sabe los musulmanes deben ir en peregrinación al menos una vez en la vida.
 

SEGUNDO HADIZ: LA PRUEBA DE ALLAH POR LA EXISTENCIA HUMANA

Había tres escépticos en La Meca, dos de ellos llamados Ibn Abi Al-'Auyá y 'Abdul-Lah Al-Muqáffa', y se encontraban un día en la mezquita de la Ka'bah´ (2). Dijo el último de los nombrados: "¿Veis ese ser?", y señaló hacia el lugar del Tauáf, agregando: "No hay nadie aquí al cual le cabe el apelativo de `humanidad', excepto ese anciano allí sentado (se refería al Imam Al-Sádiq, con él sea la Paz), el resto es chusma y rebaño". Le preguntó Ibn Abi Al 'Auyá: "¿Y cómo hiciste para determinar esa cualidad en aquel anciano, con exclusión de los demás?". Respondió, "porque encontré en él lo que no hallé en los otros". Afirmó, entonces, Ibn Abi Al-'Auyá, " me será necesario comprobar en él lo que has dicho". Le respondió Ibn Al-Muqáffa' "¡no lo hagas!, temo que te haga tambalear (literalmente: dañar) en aquello que crees" (u opinas). Respondió el otro, "¡no es este tu verdadero sentimiento!, lo que temes es que tu propia opinión quede abolida por mi, al haberle otorgado la categoría que mencionaste". Contestó Ibn Al-Muqáffa', "si es que dudas de mi al respecto, ¡levántate y ve hacia él!, y ¡cuídate tanto como puedas de (cometer) deslices, y no entregues (o aflojes) las riendas, abandonando, pues te maneará (no te dejará salida), y no le cuentes nada de ti!"

Se levantó Ibn Abi Al 'Auyá y fue hacia el Imam, con él sea la Paz, y cuando regresó dijo: "¡Pobre de ti, Ibn Al Muqáffa'!, este no es un ser humano, aunque se encuentre en el mundo, es un espíritu (puro), encarnado cuando lo vemos patentemente, o descarnado si es que lo vemos ocultamente. ¡Esto es él!" Le respondió el otro, "¿cómo ha sido posible ello (tu cambio de opinión)?" Contestó, "me senté junto suyo, hasta que, cuando no hubo nadie más que yo y él, comenzó a hablarme ("sin saber" para qué había ido allí), diciendo":
Imam: Si la cuestión fuera como dicen aquellos (se refería a los que estaban cumpliendo los ritos) -y la cuestión es (en verdad) tal como dicen- entonces ellos se habrían salvado y vosotros habríais perecido (arruinado o frustrado). Y si la cuestión fuera según vosotros sostenéis -y en verdad no es como sostenéis- estaríais parejos (ambos grupos); vosotros y ellos (3).
Ateo: ¡Allah tenga Misericordia de ti! (contestó cínicamente), ¿Qué cosa sostenemos y qué cosa dicen ellos? ¡Mi opinión y la de ellos no es sino la misma!
Imam: ¿Cómo es posible que tu opinión y la de ellos sea la misma?, mientras ellos dicen que tendrán Retorno (a Allah) y premio o castigo, y creen que en el Cielo hay un Dios y que (allí) hay vida (o permanencia) y vosotros pretendéis que el Cielo es pura vanidad, que allí todo es vacío.
Ateo: (Aprovechando esta frase suya, preguntó) ¿Y qué le imposibilita (a Allah), si la cuestión es como ellos (los creyentes) dicen, que El se manifieste a Su Creación y los convoque a Su adoración, hasta el punto de que no discrepen entre si ni dos (personas) siquiera? ¿Por qué se oculta (o vela) de ellos (los hombres), y les mandó (sin embargo) a los Mensajeros?: Si se les apareciera El Mismo sería más fácil para tener fe en El.
Imam: ¡Pobre de ti!, ¡¿Cómo se habría de ocultar de ti Aquel que te muestra Su Poder en ti mismo?!: En tu creación, cuando (antes) no eras; y tu crecimiento luego de tu pequeñez; y tu fortaleza luego de tu debilidad; y tu debilidad después de tu fortaleza; y tu enfermedad después de tu salud; y tu salud luego de tu enfermedad; y tu complacencia después de tu ira; y tu ira después de tu complacencia; y tu penar tras tu alegría; y tu alegría luego de tu tristeza; y tu amor tras tu odio; y tu odio tras tu amor; tu decisión al cabo de tu parsimonia; y tu parsimonia al cabo de tu decisión; tu deseo luego de tu aborrecimiento; y tu aborrecimiento luego de tu deseo; tu apetencia tras tu abnegación; y tu abnegación luego de tu apetencia; tu esperanza (expectativa) después de tu desesperación; y tu desesperación tras tu esperanza; y tu ocurrencia de algo que no estuvo en tu imaginación; y la desaparición en tu mente de aquello que tu crees;...
Dice el ateo que el Imam, con él sea la Paz, no dejó de enumerar el Poder de Allah que existe en uno mismo, lo cual es innegable, hasta el punto que llegó a creer "que El (Allah) iba a aparecer entre yo y el Imam!".


(2). La Sagrada Ká'bah, es e1 templo situado en la ciudad de La Meca (en la actual Arabia Saudita) hacia el cual peregrinan los musulmanes al menos una vez en la vida. Su aparición en este mundo se remonta a la del hombre mismo siendo por ello "el primer Templo erigido sobre la tierra" (cfr. Corán 3:96), pero se lo considera el reflejo del "Templo de los días (o inmemorial)" (cfr. Corán 52:4) que se encuentra en el Cielo. A su vez constituye el eje o centro del mundo, hacia el cual deben peregrinar los creyentes. La estadía allí de estos últimos y sobre todo su esfuerzo por llegar y conservar su pureza espiritual, son recompensados con el Perdón y la perfección (cfr. Corán 2 125; 3:96; 5:97; 5 -2).
(3). "La cuestión", a la que se refiere el Imam, es sobre la Realidad divina, si es tal como dicen los creyentes y ellos estuvieran en lo cierto, tendrían un final feliz en el más allá , mientras que los impíos serían frustrados y encontrarían el castigo. Si por el contrario, los impíos tuvieran razón y la Realidad divina fuera una ilusión, ambos grupos estarían parejos en este mundo (el único que, según los impíos, existiría), porque ninguno de los dos recibiría ni premio ni castigo, ni aquí ni en un inexistente "más allá ". Entonces daría igual afirmar o negar la Realidad divina; aunque, en caso de afirmarla, se obtiene un consuelo que el impío no posee. Este argumento fue conocido en occidente como el "Pari" de Pascal, y es citado por el estudioso Asín Palacios en su obra "Huellas del Islam" (Espasa Calpe, Madrid, 1941, pp. 161 a 233), atribuyendo su autoría a Al-Gazali, lo cual como vemos es erróneo, pues el Imam Yá'far Al-Sádiq, con él sea la Paz, es anterior a Al-Gazali por más de dos siglos. (Ver también la parte final del hadíz tercero y el comienzo del cuarto).


TERCER HADIZ: LA PRUEBA DE ALLAH POR LA NECESIDAD DE UN CREADOR Y POR LA CONTINGENCIA DE LAS COSAS CREADAS

Regresó el ateo, Ibn Abi Al 'Auyá, a encontrarse con el Imam, con él sea la Paz, al segundo día, sentándose junto a él, y manteniéndose absolutamente callado. Le preguntó el Imam: "¿Acaso has venido a reanudar aquello en que estábamos?" Contestó el ateo, "deseo esto, descendiente del Mensajero de Allah" (Muhámmad, con él sean Bendición y Paz y con su Descendencia). Le respondió el Imam, "¿no es ello sorprendente?: ¡Niegas a Allah y reconoces que soy el hijo del Mensajero de Allah (BPDyC y Desc.)!" (4) . Expresó el ateo, "1a costumbre me lleva a esto". Le dijo el sabio (el Imam Al-Sádiq, con él sea la Paz) (5): "¿Que‚ es lo que te enmudece?" Respondió, "no le es posible a mi lengua pronunciarse en tu presencia por veneración a t¡ y por la majestad (que de ti surge). Por cierto que conozco a los sabios, y observé‚ a los teólogos, pero no me entró ningún temor reverencial (por ellos) como el que me infunde tu dignidad". Dijo el Imam, "es posible, aunque yo iniciaré (el diálogo) con una cuestión". Se acercó a él, entonces, el ateo.
Imam: ¿Tu eres (algo) construido (creado) o no construido? (6)
Ateo: ¡No, por cierto que no soy (algo) creado! (es decir no tengo creador)
Imam: Descríbeme como serías de haber sido (algo) creado.
Ateo: (Se quedó dubitativo, sin saber que responder, por un buen rato, y mientras jugueteaba con un madero que tenía entre sus manos, comenzó a decir:) " ... alto, ... ancho, ... profundo, ...corto, ... con movimiento, ...inerte,..." todo lo cual era la descripción de su propia naturaleza. (7)
Imam: Si es que no conoces de la descripción (o cualidades) de lo creado más que esto, ¡considérate pues creado! ya que solo encuentras en ti mismo la existencia de esas cosas (es decir la descripción de algo creado).
Ateo: Me has preguntado sobre cuestiones de las cuales nadie me interrogó antes de ti, ¡ni nadie me interrogará después!
Imam: Supón que no fuiste interrogado así en el pasado, pero ¡¿qué te hace pensar que no lo serás en el futuro?!, y con esto, 'Abdul Karim (8) , has sin duda contradicho tu propio argumento, puesto que pretendes que las cosas son desde el principio (o desde el primer momento) todas iguales (idénticas, sin cambios) (9): ¿Cómo, pues, puedes adelantar (o predecir los hechos) y retrotraerlos (o decir que antes fueron diferentes)? ¡'Abdul Karím!, voy a ser contigo más claro; imagínate que tienes una bolsa conteniendo piedras preciosas, y alguien te pregunta: `¿Tiene la bolsa dinares (monedas de oro)?', y tú niegas que haya dinares en ella y te interroga (nuevamente), `¡Descríbeme (como son) los dinares!', mientras, que tu desconoces su descripción (por no haberlos visto nunca). ¿Te es posible negar la existencia de dinares en la bolsa si es que tú los desconoces?
Ateo: ¡No!
Imam: ¡El universo es más grande, más elevado, y más profundo que una bolsa (de monedas)! Quizás en el universo haya una creación (algo creado), por cuanto ignoras cuál es la naturaleza de lo creado respecto de lo no creado.
Enmudeció el ateo, y algunos de sus amigos se hicieron musulmanes después de haber compartido sus ideas. Pero retornó al tercer día y pidió invertir el orden de preguntas y respuestas (él preguntaría al Imam).
Ateo: ¿Cuál es la prueba de que los cuerpos son pasajeros impermanentes o contingentes)?
Imam: No encontré‚ nunca nada, sea chico o grande, que cuando se le agregara algo análogo a él, no se agrandara. En esto hay una extinción y un cambio respecto del primer estado (que la cosa tenía). Si (la cosa) fuera eterna, no hubiese desaparecido ni cambiado; pues a todo lo que se extingue y cambia es posible que le sea dado la existencia (o ser) o que (su ser) sea abolido. Entonces, con su existencia, después de no haber sido (nada), se introduce en el acontecer (cambio, modificación), y por pertenecer a la eternidad (porque todo acontece "dentro" de la eternidad) se introduce en la nada10. Pero no (es posible) reunir (o conciliar) en una misma cosa las cualidades de "eterno" y de "nada", y de contingente (no-necesario, cambiante) y de subsistente (permanente).
Ateo: Supón que conoces la sucesión de ambos estados (eternidad y nada) y de los dos tiempos (contingencia y permanencia -o subsistencia-), según mencionaste, y compruebas así los cambios de (una cosa). Si las cosas permanecieran en su (estado) primitivo (sin cambios), ¿de qué modo podrías comprobar su contingencia (modificación, impermanencia)?
Imam: Hablamos de este mundo que existe de hecho (liter.: está puesto); si lo descartamos y ponemos (en su lugar) otro mundo, no habría nada que mejor indique su contingencia que el haberlo substituido y puesto otro. Pero te responderé respecto a aquello con que presumiste convencemos. Decimos: Si las cosas permanecieran en su estado primitivo (sin cambios), está dentro de lo concebible que cuando una cosa se agregara a otra análoga, aquella se agrande. Ante la posibilidad de que ella cambie (o se modifique) deja de estar en la eternidad (o permanencia), tanto como con su cambio ella entra en1a contingencia. ¡No te queda fuera de este otro argumento!
El ateo 'Abdul Karím Ibn Abi Al 'Auyá, enmudeció y quedó frustrado. Al año siguiente el Imam Yá'far, con él sea la Paz, se encontró con él en el Háram (recinto alrededor de la Ká'bah) y algunos de sus seguidores le contaron al Imam que el ateo se había islamizado. Respondió el Imam "el es muy ciego aún, no se islamizará ". Cuando el ateo vio al Imam, exclamó: "¡Señor mío, y maestro!" y le preguntó el sabio, "¿Qué te trajo a este lugar?". Respondió, "1a costumbre de mi cuerpo, los hábitos del país, y para ver cuanta locura hay entre la gente, la rapada y la tirada de las piedras" (11). Le contestó el sabio, "¿todavía permaneces en tu soberbia y error, `Abdul Karím?", y el ateo comenzó a parrafear. Le dijo el sabio: "¡No haya polémica durante el Hayy (Peregrinación)!", dejando caer su manto de la mano, agregando: "Si el asunto fuera como tu sostienes, y no es tal, nos habríamos salvado y te habrías salvado, pero si el asunto es como nosotros sostenemos, y por cierto que es así, nos salvaremos y fracasaréis".
Luego el ateo fue hacia quienes estaban con él y les dijo, "tengo un malestar en mi corazón, ¡llevadme de aquí!". Lo llevaron y a poco murió.

(4.) "Hijo" significa aquí "descendiente", en el mismo sentido que es usado en el Antiguo Testamento para las tribus y clanes. El Imam Yá'far Al-Sádiq fue el sexto sucesor en la Sabiduría y la conducción espiritual del Islam que tuvo el Profeta Muhámmad, con él y su Descendencia sean la Bendición y la Paz. El primero de estos sucesores fue su primo paterno 'Ali Ibn Abi Tálib, quien desposó a la hija del Profeta, Fátima, y de esta unión se dieron dos líneas de descendientes (o hijos del Profeta), la del primogénito del matrimonio, llamado Imam Al-Hásan, el segundo de los sucesores del Profeta en la Sabiduría y la conducción espiritual (luego de la desaparición de 'Ali), y la del segundo de los hijos de aquel matrimonio, llamado Imam Al-Husain, tercer Imam o sucesor del Profeta (con todos ellos sean la Bendición y la Paz). Luego, de la descendencia del Imam Al-Husain, surgirán los nueve sucesores siguientes (hasta llegar al decimosegundo de nuestra época), a saber: Imam 'Ali Ibn Al-Husain, Imam Muhámmad Al-Báqir, Imam Yá'far Al-Sádiq, Imam Musa Al-Kázhim, Imam 'Ali Al-Rida, Imam Muhámmad Al-Yauuád o At-Táqi), Imam 'Al Al-Hádi (o An-Náqi), Imam Hásan Al-'Askari, Imam Muhámmad Al-Mahdí, siendo este último el conductor espiritual de nuestra época (con todos ellos sean Bendición y Paz).
(5). "El Sabio" es un apelativo del Imam Yá'far Al-Sádiq.
(6) La pregunta tiene sentido si se piensa que los ateos sostenían entonces que no existía ningún Creador del Universo, o como dice el Sagrado Corán: "Dicen (los impíos): `No existe sino nuestra vida mundanal, morirnos y vivimos, y no nos hace perecer sino el acontecer temporal' " (45:24). Esta falsa conciencia les hacía suponer que vivían una ilusión que no tenía ningún origen real, ni estaba dirigida a ningún fin último. (Ver también llamada 9).
(7). Esto significa que si rechazaba haber sido creado, debía tener al menos una idea de como debería ser un ser creado; de lo contrarío no debía rechazar aquello cuya naturaleza desconocía. Pero cuando intenta describir las condiciones de un ser creado no hace más que describirse a si mismo, o a la naturaleza circundante, por lo cual cae en el absurdo de afirmar que eso que describe no es creado, sin conocer en absoluto como es lo creado y como lo no-creado. Es decir, desconoce la diferencia entre un ser creado y un ser "no-creado", por lo cual su argumento no es válido.
(8) Este era el primer nombre del ateo.
(9) El ateo suponía que el origen de las cosas es indiferente, ellas no proceden de ningún Principio ni están dirigidas a ningún Fin. Por lo tanto, las cosas no están regidas por ninguna ley, porque como sabemos, la más mínima legalidad determinaría la existencia de un principio y de un fin en las cosas. De ser consecuente con su opinión, debería negar también cualquier consecuencia ulterior predecible de los hechos que suceden (pues esto supondría la existencia de cierta legalidad), y debería rechazar, aún, que antes las cosas fueron de otro modo, de lo que son en el presente, pues de lo contrario también se vería obligado a admitir la existencia de una ley que rigiera las cosas, ya que todo cambio se produce gracias a un principio y está dirigido hacia un fin.
(10). Porque si la cosa está en la eternidad y sin embargo no es eterna, es en consecuencia algo vano, ilusorio.
(11) Durante la Peregrinación los musulmanes cumplen algunas acciones devocionales, entre ellas estas dos, " la rapada" pues se rasuran o se cortan el cabello de la cabeza, y "la tirada de piedras", por la que arrojan guijarros a algunos monolitos que representan a Satanás.


CUARTO HADIZ: LA PRUEBA DE ALLAH MAS ALLA DE LOS SENTIDOS, DEL CUANDO Y DEL COMO

Muhámmad Ibn 'Abdul-Lah Al-Jurasani, asistente del Imam Al-Rida, con él sea la Paz, cuenta que cierta vez vino un ateo con otros de su opinión a ver al Imam y este le dijo: "Considera si fuera como vosotros sostenéis, y no es en verdad tal, ¿no estaríamos nosotros y vosotros en una igualdad de condiciones?, no nos perjudicaría todo cuanto rezamos, ayunamos, dimos en caridad y tuvimos por creencia". El ateo calló, y prosiguió el Imam, "y si fuera como nosotros sostenemos, y es por cierto así, ¿no os habríais condenado y nosotros salvado?"
Ateo: ¡Allah sea Misericordioso contigo!, ¡hazme encontrar (o ver) dónde está y cómo es El!
Imam: ¡Pobre de ti!, Aquel de quien opinas erróneamente, es Quien estableció el donde, sin tener (El) un donde, e hizo el como, sin tener (El) un como: No se conoce por el "como-es" ni por el "donde está ", ni es captado por los sentidos, ni comparable a nada.
Ateo: Entonces, sin duda no es nada, si es que no puede ser captado por ninguno de los sentidos.
Imam: ¡Pobre de ti!, debido a que tus sentidos son incapaces de captarlo niegas su Señorío (sobre todas las cosas), y nosotros (los creyentes) por ser incapaces nuestros sentidos de captarlo estamos convencidos de que es nuestro Señor, por ser distinto a todas las cosas.
Ateo: ¡Dime cuando (y cómo) existe! (13)
Imam: Dime cuando no Es que te informaré cuando (y como) existe (14).
Ateo: ¿Cuál es la prueba a su respecto?
Imam: Cuando observo mi cuerpo y no veo que haya nada de más ni nada de menos en él, en cuanto al grosor, la altura, la auto conservación y el procurar su beneficio, reconozco que este edificio (el cuerpo) tiene un constructor y lo confirmo, aparte de lo que veo de la rotación de cosmos por si mismo, la formación de las nubes, la diseminación de los vientos, la revolución del sol, la luna y las estrellas, y otras entre las cosas maravillosas, evidentísimas, (por lo cual) reconozco que para (todo) esto hay un Regulador y Originador.

(12). Esta es una frase común entre musulmanes, lo cual no significa que el ateo creyera en ella.
(13). La frase puede ser traducida en ambos sentidos, "cuando" o "como"
(14). Porque solamente de lo que no existe previamente puede afirmarse cuando y como empezó a existir.


QUINTO HADIZ: LA PRUEBA DE ALLAH POR LAS MARAVILLAS DE SU CREACION

Cuenta el hadíz que un escéptico se presentó ante uno de los discípulos del Imam Al-Sádiq, con él sea la Paz, llamado Hishám Ibn Al-Hákam, quien bajo el patrocinio del Imam enseñaba los principios de la Fe en las mezquitas de Medina. El escéptico se llamaba 'Abd Allah Al-Disani y le preguntó a Hishám: "¿Tienes un Creador?", "por cierto" respondió Hishám. "¿Es Omnipotente?", "si" dijo Hishám, "es Omnipotente e Irresistible". "¿Podría introducir el mundo todo dentro de un huevo, sin que este se agrande ni aquel se achique?". Ante esta pregunta, ridícula en apariencia pero que no deja de ser racional, Hishám pidió tregua hasta el otro día para poder responder. La pregunta iba dirigida a ridiculizar la fe en Allah y en Su Poder, y aún considerar absurda Su existencia.
Hisham recurrió al Imam Al-Sádiq y le contó lo sucedido. Le respondió el Imam: " Hisham, ¿cuántos son tus sentidos?". Contestó, "cinco". "¿Cuál de ellos es el más pequeño?", interrogó el Imam, "la vista", dijo Hisham. "¿Cuál es la dimensión de la pupila?", "como una lenteja o aún menor", contestó Hisham. Entonces el Imam le dijo, "¡Hisham!, mira delante de ti y por encima tuyo, e infórmame sobre lo que ves!". Respondió: "Veo el cielo y la tierra, casas y palacios, desiertos, montañas y ríos". "Aquel que es capaz de introducir todo cuanto ves en una lenteja o, cosa más pequeña aún, es Poderoso para introducir el mundo todo en un huevo, sin que el mundo se achique ni se agrande el huevo", fue este argumento del Imam, con él sea la Paz" (15)
Luego de que Hisham le hubiese respondido lo que le enseño el Imam, el escéptico se presentó ante el mismo Yá'far Al-Sádiq, con él sea la Paz.
Escéptico: ¡Yá'far Ibn Muhámmad!, indícame quién es mi adorado (es decir, aquel a quien debo adorar). (Omitimos la primera parte del diálogo que trata sobre el nombre del escéptico]
-Imam: ¡Siéntate! Había allí un hijo del Imam todavía pequeño que tenía en su mano un huevo con el cual estaba jugando. Dijo el Imam al niño: ¡Alcánzame, niño, el huevo! Y cuando se lo alcanzó, expresó el Imam: ¡Ad-Disani!, este (huevo) es como una fortaleza cerrada; tiene una gruesa cobertura, y debajo de ella otra cobertura delgada, y debajo de ésta oro líquido (la yema), y plata derretida (la clara). El oro líquido nunca se mezcla con la plata, ni ésta con aquél. El (huevo) se mantiene en su estado, sin que salga de él nada bueno que nos diga sobre que el mismo está bien, ni penetre en él nada malo que nos de a conocer su corrupción, ni (aún) se sabe si fue creado para generar un (polluelo) macho o hembra que hendirá con colores parecidos al pavo real. ¿Crees que tiene un Regulador (de todos sus aspectos)?
El escéptico quedó durante un rato meditando, luego dijo: "Testimonio que no hay divino excepto Allah (Dios), Único, sin asociados (a su Poder), y que Muhámmad (BPDyC) es Su siervo y Mensajero, y que tú eres un Imam (conductor y maestro) y una Prueba (de Allah) para Su Creación. Yo me arrepiento de cuanto he sostenido."

(15) La respuesta supera a la pregunta. Esta constituía un ataque a la fe por el absurdo (meter al mundo dentro de un huevo); la respuesta vence lo que tiene de absurdo la pregunta y plantea algo real, tal y cual existe bajo las condiciones del mundo (el ojo que "contiene" gran cantidad de cosas mayores a él). Bajo las condiciones del mundo es posible algo similar a lo del huevo, por lo tanto Quien estableció dichas condiciones es capaz de establecer las que satisfagan el argumento del escéptico.


SEXTO HADIZ: LA IMPOSIBILIDAD DE LA DUALIDAD. EL ES ALGO REAL.

En la refutación a un ateo sostuvo el Imam Yá'far Al-Sádiq, con él sea la Paz.
Imam: Tu argumento no deja de estar forzado a: Si fueran dos (los principios que crearon y gobiernan el Universo), o bien son eternos y poderosos ambos, o bien son débiles ambos; o bien uno es poderoso y el otro débil. Si fueran ambos poderosos, ¿por qué no rechaza cada uno de ellos a su compañero y priva (solo él) en el gobierno (de universo). Si sostuvieras que no de ellos es fuerte y el otro débil, habrías confirmado que El es Uno (y Único), como nosotros decimos, por la imposibilidad evidente de un segundo (poder equivalente). Si afirmaras que son dos, sin que ello obste para que armonicen (o concuerden) en todos los aspectos, o bien sean distintos (o estén separados) en todos los aspectos: ¿Por qué entonces vemos a la Creación ordenada y al firmamento en rotación (armónica), y que el gobierno de (todo ello) es uno solo; y la noche y el día, el sol y la luna, señalando la perfección de las cosas y de su conducción, y concordando en un gobierno único?.
Luego, si sostuvieras que son dos (los principios de Universo) te sería necesario que haya una diferencia (o vacío) entre ambos, para que sean dos; y así el intersticio (entre ambos) constituiría un tercero entre ellos, eterno como ellos, y te sería necesario (afirmar) a un tercero. Y si pretendieras que son tres, te sería obligatorio lo dicho para los (primeros) dos, para que haya entre ellos un hueco (o vacío), y ya serían cinco (16), y así hasta el infinito.
Ateo: ¿Cuál es la prueba de Su (existencia)?
Imam: La existencia de los portentos (o maravillas que existen en el cosmos) señalan que un Creador los ha creado. ¿No te das cuenta que cuando observas un edificio elevado y bien constituido, sabes que tiene un constructor, aún cuando no veas al mismo ni le conozcas (en persona)?
-Ateo: ¿Qué es El?
-Imam: Algo distinto al resto de las cosas. Recapacita en el significado de lo que te digo (no lo imagines). Por cierto que El es algo con la realidad de una cosa, excepto que no tiene cuerpo, ni figura, ni se lo percibe sensiblemente, ni se palpa, ni se comprende con los cinco sentidos. No lo alcanza la imaginación (o la ilusión), ni decrece por el paso de los sucesos, ni lo modifica el tiempo.
Y en otro hadíz del Imam Muhámmad Al-Báqir, con él sea la Paz, dice: "Es suficiente como prueba del Señor, para los hombres de intelecto (o corazón vivo), con la Creación del Señor que a todo subordina, y la Potestad del Señor que a todo subyuga, y la Majestad manifiesta del Señor, y la luz radiante del Señor, y la Evidencia irrecusable (y certísima) del Señor, y lo que Sus siervos han proferido respecto de El, y lo que Sus Mensajeros han traído de parte de El, y todo cuanto se revela a los siervos!'

(16). Este tema lo tratamos en las pp. 42 a 44 de este mismo libro. El Imam, con una claridad absoluta y poniendo la cuestión al alcance de todas las mentes, por menor que sea la capacidad de abstracción de algunas personas, expresa la imposibilidad lógica de concebir la Realidad divina como algo múltiple, pues en tal caso cada una de las diferencias que se establecerían entre as múltiples entidades divinas constituirían, por si mismas, un aspecto divino y eterno. Por ejemplo, en el espacio físico cada intersticio entre las cosas materiales constituye por si una parte de espacio físico, poseyendo as mismas condiciones generales de ha cosas que separa.

SEPTIMO HADIZ: COMO SE LO DEBE CONCEBIR

Un discípulo suyo preguntó al Imam Muhámmad Al-Báqir, con él sea la Paz, acerca del Tauhíd (doctrina de la Unidad divina): "¿Podría imaginarme algo (acerca de la Unidad)?". Respondió:
Si, sin que ello sea concebible (en Si Mismo) ni definible. Aquella cosa sobre la cual recaiga tu imaginación (o te imagines), será lo contrario a El. No se Le asemeja nada, ni Le alcanzan las imágenes (o conjeturas). ¿Cómo lo comprenderían las imaginaciones si El es diferente a todo cuanto pueda concebirse, y distinto a cuanto pueda idear la imaginación?
Por el contrario, se piensa como Algo inconcebible e indefinible.

 

OCTAVO HADIZ: NECESIDAD DE PENSARLO COMO ALGO REAL

Alguien interrogó al Imam Muhámmad Al-Báqir, con él sea la Paz: "¿Es posible decir de Allah que es Algo (una cosa)?". Respondió
Si, (pues de ese modo) excluyes (a Allah) de los dos extremos: El de la negatividad (o neutralidad agnóstica) y el de la asimilación (antropomórfica, en árabe "tashbih") (17).
En otro hadíz dice el Imam Muhámmad Al-Báqir:
3.-Por cierto que Allah está exento (de ser como) Su Creación y ésta de ser como El: Todo cuanto tenga nombre de cosa (o sea definido como cosa) es criatura, excepto Allah.


(17) La negatividad agnóstica se dice en árabe ta'til, lo cual significa que nosotros no podemos atribuir ninguna realidad efectiva a lo divino, y solamente pensamos en El como una necesidad lógica, aunque incognoscible. Sostiene tal posición que es lógicamente necesario que exista un Principio de todas las cosas, pero, más allá de esto, la Creación marcha por su cuenta, El no tiene ninguna ingerencia en la Creación, ni Poder, ni Fuerza, ni Dominio. Su Presencia es como la de un antepasado nuestro del cual desconocemos todo, y no podemos conocer nada en absoluto, de tan lejano que está de nosotros en el tiempo, pero que necesariamente existió, porque nosotros debemos tener algún antecesor. En cuanto al tashbíh, o asimilación antropomórfica, esto se debatió mucho entre los metafísicos del Islam (la gente del Kalám). Dice el Sheij Al-Mufíd del siglo 10º, en su obra "Proposiciones", de inminente aparición en nuestro medio en idioma castellano: "Un hombre de (la ciudad de) Basora (actual Irak) sugirió (dicha doctrina de la asimilaci6n o `tashbih') siendo conocido como Al-Ash'ari (...) presume de que, Poderoso y Majestuoso, posee (concretamente) un Rostro eterno, un Oído eterno, una Visión eterna, dos Manos eternas..." (de la primera proposición). Es decir, que cuando el Sagrado Corán habla metafóricamente del Rostro, del Oído, la Visión, las Manos, etc., de Allah, los que siguen la opinión del tashbíh o asimilación antropomórfica, creen que esas realidades divinas son cosas concretas, como lo son en el ser humano. Este error parte de una interpretación literal del Sagrado Corán, suponiendo erróneamente que la interpretación metafórica de algunos párrafos significaría atribuir falsedad al Libro Sagrado, y cayendo así en una aberración más espantosa que la de sus máximos oponentes, aquellos que pretenden exclusivamente una interpretación figurada.


NOVENO HADIZ: EL ES REAL, SUS ATRIBUTOS NO SON PARTES SUYAS, ES ALGO DISTINTO AL RESTO DE LAS COSAS

El Imam Al-Sádiq, con él sea la Paz, fue interrogado por un ateo, quien le preguntó: "¿Qué es El?-. Respondió:
Imam: El es una Cosa distinta al resto de las cosas; recapacita en la afirmación de un significado (sin referencia a algo particular). El es sin duda algo con la realidad de una cosa, excepto que no tiene cuerpo [repite el punto 3 del sexto hadíz].
Ateo: ¿Acaso no dices que es Omnioyente, Omnividente?
Imam: Es tal cual, Omnioyente sin (necesidad) de un sentido (como el oído); y Omnividente sin órgano alguno: sin embargo, oye en Si Mismo y ve en Si Mismo. No digo "Si Mismo" dando a entender que El es una cosa y Su "Si Mismo" otra diferente, sino que quise dar un ejemplo (por comparación) conmigo mismo,-en cuanto fui el interrogado, que sea comprensible para ti, que eres el interrogador.
Digo: El es Oyente en Su totalidad, no como si esa totalidad tuviera partes(componentes), empero deseo que comprendas (por comparación), conmigo mismo, sin que tenga otra intención con ello sino que El es Omnioyente, Omnividente, Conocentísimo, Informadísimo, sin que haya diferencia en Su Esencia ni en Su Significado. (18)
Ateo: ¿Qué es El, entonces?
Imam: Es el Señor, el Adorado, Allah, y al decir Allah no estas letras: A, 1, 1, a, h; por el contrario, debes evocar (o pensar) un Significado y una Cosa que creó todas las cosas y las constituyó, (a Quien) se refieren esas letras, el Cual es el Significado (por ellas), llamado Allah, Graciabilísimo, Misericordiosísimo, Poderosísimo, y los otros Nombres Suyos, siendo El, el Adorado, Majestuoso y Poderosísimo. (19)
Ateo: Sin embargo, no encontramos nada ideado (o imaginado por nosotros) sin que sea algo creado.
Imam: Si esto fuera como tú dices, no estaríamos obligados a (la afirmación de) la Unidad, puesto que no seríamos responsables más que respecto de Algo ilusorio (metafórico).
Decimos por el contrario: Todo cuanto puede concebirse (y captarse) a través de los sentidos (siendo) abarcado por ellos, delimitado y representable por ellos, es sin duda algo creado, en cuanto su negación constituye su extinción y desaparición; en segundo lugar, (todo objeto de los sentidos es algo creado, por causa) de la asimilación o analogía (tashbíh, es decir, que se lo puede comparar con otra cosa), siendo ésta la cualidad de lo creado, lo cual manifiesta estar construido y compuesto (de partes). Es necesario, entonces, la afirmación de un Creador para (justificar) la existencia de las criaturas; y les está obligado a ellas (afirmar) que son creadas y que su Creador es distinto de, y sin semejanza, con ellas. De lo contrario, sería como ellas, asimilable a ellas, manifestando El estar constituido y compuesto, y (ser igual a ellas) en lo que les sucede respecto a su aparición, después de no haber sido nada, y su transmutación de pequeñas en grandes, de un color a otro, de fuerza a debilidad, y otros estados existentes que no tenemos necesidad de mencionar debido a su evidencia y ocasión.
Ateo: ¿Pero tendrá Realidad y Vida?" (20)
Imam: Si; no se afirma ninguna cosa que no tenga realidad y vida.
Ateo: ¿Tiene un "como" (modo determinado de ser)?
Imam: No, porque el "como" constituye un aspecto de la cualidad (o calificación de algo) y su determinación. Sin embargo, es ineludible Su exclusión de la negatividad (agnosis) y de la asimilación (a las cosas creadas), puesto que quien a El lo niega, lo desconoce(y recusa), rechazando Su Señorío y anulándolo, y quien lo asimila a otro, lo confirma bajo la cualidad (de las cosas) creadas, compuestas (o formadas), a las cuales no les es debido el Señorío. Empero, es ineludible afirmar que El tiene un "como" (o modo) que no merece (ningún) otro, ni se asocia (con nada ni nadie), ni se le puede determinar (o definir) con él (con Su "como"), ni lo conoce excepto El.
Ateo: ¿Se ocupa de (cuida, trata o padece a) las cosas por Si Mismo?
Imam: El es Exaltadísimo para que soporte a las cosas directa e inmediatamente, puesto que ello constituye la condición de la criatura, a la cual no le viene algo sino directamente y en forma inmediata. El es Elevadísimo, Realizador de todo cuanto desea.


(18). El Imam repite la expresión "(por comparación) conmigo mismo" en el sentido de que al hombre no le es posible comprender la Realidad divina sino a través de su propia autoobservación. Dijo el Profeta (BPDyC y Desc.): "Quien se conoce a si mismo ha conocido a su Señor", en el mismo sentido. El hombre es el medio más inmediato que permite al propio hombre conocer a su Creador, pues así como cada Cosa manifiesta al que la forjó, así la realidad humana manifiesta la Realidad divina. El ser humano es como un reflejo de la Luz divina.
(19). El Imam (p.) afirma que una cosa es la existencia en el idioma de cualquier nombre, y otra muy distinta es el significado que posee cada nombre. En cuanto al Nombre de Allah su existencia en la lengua árabe es, por una parte, igual a la de las demás palabras, algo que se escribe, se lee, puede borrarse, se escucha, puede adolecer de una equivocación por nuestra parte, etc. Pero por otro lado, el Nombre de Allah, tiene un Significado que no es igual al del resto de las palabras, es un significado extraordinario, que está más allá de la comprensión humana. Quien se limite a lo exterior al Nombre y a su pronunciación, su sonido, su escritura, etc., no conocerá Su Significado, que es lo que realmente debemos conocer. Además, el Imam cita otros Nombres de Allah, tema al cual aludimos brevemente en la llamada 24.
(20). El hadíz cita dos palabras extrañas para el asunto que trata, "inníah" que proviene de "inna", una partícula de afirmación que significa "ciertamente", "sin duda" o "realmente". La otra palabra es "ma'íiah", que significa "savia vegetal". Ambas son utilizadas en sentido metafórico, y las hemos traducido como "Realidad" y "Vida", que nos parecen las expresiones más cercanas al sentido original.


DECIMO HADIZ: CONOCER A ALLAH POR ALLAH

Dijo el Imam Yá'far Al-Sádiq, con él sea la Paz: Afirmó Amir Al-Mu'minin 'Alí Ibn Abi Tálib, con él sea la Paz: " ¡Conoced a Allah por Allah, y al Mensajero (Muhámmad) con él sean Bendición y Paz y con su Descendencia, por el Mensaje, y a los que poseen autoridad (espiritual) porque ordenan el bien, la justicia y la benevolencia!".
(Y agregó Yá'far Al-Sádiq) el significado de dicho " Conoced a Allah por Allah! ", es que Allah creó a las cosas, a las luces, a las esencias y a las existencias. Las existencias son los cuerpos, y las esencias los espíritus. El, Majestuoso y Poderosísimo, no se asemeja a los cuerpos, ni a los espíritus, pero nadie tiene ninguna participación en la creación de los espíritus sensibles e inteligibles, ni causa (excepto El), siendo El Único (Exclusivo) en la creación de los cuerpos y espíritus.
Cuando se eliminan de El las dos semejanzas, la semejanza con los cuerpos y la de los espíritus, se conoce a Allah por Allah (Mismo), pero si se Le asemeja con un cuerpo, un espíritu, o una luz, no se conoce a Allah por Allah.


UNDECIMO HADIZ: EL MODO DE SU CONOCIMIENTO. EL MINIMO CONOCIMIENTO NECESARIO A SU RESPECTO.

'Ali Ibn 'Uqbah Ibn Abi Rubaihah, (este último) protegido de Mensajero (Muhámmad), con él sean la Bendición y la Paz y con su Descendencia, cuenta que Amir Al-Mu'minín ('Ali), con él sea la Paz, fue interrogado: "¿Con qué (o a través de qué) conoces a tu Señor?" y respondió, "con lo que El me dio a conocer de Si Mismo", y se le preguntó: "¿Y cómo (o a través de qué) se te dio a conocer a Si Mismo?"
Respondió: No se Le asemeja ninguna imagen (o apariencia), ni se Le capta con los sentidos, ni se compara (o asimila) a la gente. Está cerca en Su Lejanía, lejos en Su cercanía. Está sobre todas las cosas y no se dice que algo esté por sobre El, delante de toda cosa y no se dice que El tenga (algo) delante21. Está dentro (o es interno) de las cosas, aunque no como una cosa dentro de otra, y fuera de toda cosa no como algo que salga (sea externo) de ellas. ¡Glorificado sea Quien es de este modo, y nada es de este modo excepto El, siendo el Principio (22) de todas las cosas!
Y en otro hadíz Al-Fathi Ibn Iazíd cuenta: Le pregunté al Imam Al-Rida, con él sea la Paz, por el mínimo grado de conocimiento de Allah y respondió:
De que confirmes que no hay divino excepto El, y que no tiene semejantes ni émulos (o contrarios), y que Es Eterno, Invariable (Inmutable), Presente (Subsistente) no inexistente, y que nada es idéntico a El.
En otro hadíz sobre lo que se debe conocer de Allah imprescindiblemente, pues de lo contrario no se le conoce, dice: Es en absoluto Sapientísimo, Omnioyente, Videntísimo: El es Omnipotente para todo lo que quiere.
Sobre el mismo asunto, dice el Imam Yá'far, con él sea la Paz: No es idéntico a El nada (ni nadie), ni El se asemeja a nada, es en absoluto Sapientísimo, Omnioyente y Videntísimo.
Y dice el mismo Imam: El tema de Allah es de todo maravilloso (extraordinario), excepto que El tiene un alegato contra vosotros en todo aquello que os hizo conocer de Si Mismo (23).

(21). En ambas expresiones se puede interpretar también, que El no tiene un
"arriba" ni tiene un "delante".
(22). La expresión mubtada', aquí traducida como "Principio", significa "iniciado" pero en un sentido activo, aunque se trate de un participio pasivo.
(23). El hadíz significa que todo conocimiento de Allah está más allá de las posibilidades humanas, excepto que El se dio a conocer a Si Mismo a través de la Revelación, y tiene un argumento contra el hombre si este se desvía de Su verdadero conocimiento.


DECIMOSEGUNDO HADIZ: SU NOMBRE Y SU SIGNIFICADO. LIMITES PARA LA ADORACION.

Hisham Ibn Al-Hákam preguntó cierta vez al Imam Yá'far, con él sea la Paz, sobre los Nombres24 de Allah y sus etimologías, y expresó: "¿Cuál es la etimología de Nombre de Allah?" Le respondió:
"¡Hisham!, Allah proviene de Al (i)) h (a) (25) y el divino (al-Ilah, el `dios') significa `divinizado', aunque el Nombre es distinto de lo nombrado".
Y prosiguió: Quien adore al Nombre (al-ism) sin (adorar) al Significado (por él), cae en impiedad (káfara), sin que (en realidad) adore nada; y quien adore el Nombre y el Significado (por él), cae en impiedad y adora a dos. Quien adore el Significado (má'na) sin (adorar) el Nombre, estar en el Tauhid (26) . ¿Has comprendido Hisham? Respondió éste: ¡Auméntame (en conocimiento)!
Prosiguió el sabio: A Allah pertenecen noventa y nueve Nombres (27) y si el Nombre fuese el Significado (Allah en Si Mismo) cada Nombre de ellos sería un dios. Sin embargo, Allah es el Significado que es mencionado por aquellos Nombres, y cada uno de ellos es distinto a El.
¡Hisham!: "Pan" es la designación (o nombre) de alimento y "agua" es el nombre de la bebida, y "vestido" es la designación de la indumentaria, y "fuego" lo es de lo que quema. ¿Entiendes, Hisham ... ? (... ).
Y en otro hadíz dice:
Quien adora con la imaginación (concibiendo representaciones o figuras) cae en la impiedad; quien adore el Nombre sin (adorar) el Significado (por él) cae en la impiedad; quien adore a el Nombre y el Significado (ambos a la vez) cae en la asociación ( áshraka). Quien adore el Significado (por el Nombre Allah), en armonía con los Nombres de Sus Atributos con que El se califica a Si Mismo, estando su corazón firme en ello, y expresándolo su lengua íntimamente (o en secreto) y manifiestamente: Estos son los creyentes de verdad (según otra versión, estos son los verdaderos seguidores de Amir Al-Mu'minín, 'Ali, con él sea la Paz).

(24). "Nombre de Allah", aquellos que se revelan en el Sagrado Corán, como Graciabilísimo y Misericordiosísimo, por ejemplo. Dijo el Profeta, Bendición y Paz sean con él y su Descendencia, "a Allah pertenecen Noventa y Nueve Nombres, cien menos uno, quien los comprende (o conoce) penetra en el Paraíso y a continuación mencionó dichos Nombres, todos los cuales figuran en el Sagrado Corán.
(25). En árabe la mayoría de los sustantivos pueden ser derivados originalmente de una raíz verbal. Por lo general esta última posee tres letras fijas, y dos o tres vocales complementarias, que nosotros ponemos entre paréntesis.
(26). Tauhíd es la doctrina de la absoluta Unidad divina. La palabra proviene de la expresión "uahhada" que significa otorgar unidad, o pensar unitariamente algo. Es el centro del Islam.
(27). A ello aludimos en la cita 4, aunque el número de los Nombres es simplemente simbólico. Allah es Infinito, por lo cual su comprensión por parte del ser humano se reduce a ese número de expresiones, permaneciendo El siempre en Si Mismo más allá de lo que abarca la comprensión humana. El Nombre "ciento" se oculta al ser humano, y pertenece a la Infinitud de la Esencia divina.


DECIMOTERCER HADIZ: QUE DEBEMOS ADORAR

Un discípulo de Imam Yá'far, con él sea la Paz, lo interrogó una vez de este modo: "¿...Adoramos al Graciabilísimo (Rahmán), el Misericordiosísimo (Rahím), el Uno (Uáhid), el Único (Áhad), el Subsistente (o Absoluto, Sámad)? (28).
Respondió: Quien adore el Nombre, fuera de Nombrado por los Nombres, asocia (áshraka), es impío (káfara) y ateo (yáhada), sin que adore nada realmente.
¡Adorad, por el contrario, a Allah, el Uno, Único, Subsistente!, Quien es designado por estos Nombres sin ser El esos Nombres (o sin que El lo sea): Sus Nombres son Atributos (por los cuales El) se calificó a Si Mismo.

(28). La intención de la pregunta es si adorarnos a cada Nombre en particular, como aspectos separados o "dioses" como lo hace el paganismo


DECIMOCUARTO HADIZ: LIMITES DE NUESTRO CONOCIMIENTO ACERCA DE EL.

1.-En cierta oportunidad se reunieron los judíos (quizás en Kufa) con un sabio de ellos llamado Ra'as Al-Yalút, y le propusieron ir a probar la sabiduría de Amir Al-Mu'minín 'Ali, con él sea la Paz, tan mentada, y que ellos creían inmerecida. Cuando llegaron adonde estaba 'Ali, que era a la sazón el jalifa del Islam (29), los hicieron esperar, pues él estaba atendiendo algunos otros asuntos. Apenas salió a recibirlos expresó Ra'as: "¡Hemos venido a interrogarte!", y respondió 'Ali: "¡pregunta judío aquello que desees!"
2.-Ra'as Al-Yalút: Te preguntaré por tu Señor: ¿Cuándo (desde cuándo y cómo) estaba (o era) El? (se sobreentiende que se refiere a antes de la Creación).
-'Ali: El era (o estaba) sin tener "érase" (o estado), era sin "como ", era y en absoluto es (ahora) sin cantidad (o magnitud), ni modo; era sin tener un "antes": El es el Anterior sin "antes", ni fin, ni extinción. No subsiste en Él el fin, siendo el Fin de todos los fines.
3.-Entonces exclamó Ra'as Al-Yalút: " ¡Vámonos!, él ('Ali) es más sabio de cuanto dicen".

(29) Conductor político, sucesor en ese grado del Profeta, Bendición y Paz sean con él y Descendencia.


DECIMOQUINTO HADIZ: SOBRE EL MISMO TEMA

Vino un hombre a preguntar al Imam Muhámmad Al-Báqir, con él sea la Paz, lo siguiente: "Infórmame de tu Señor, ¿cuándo (y cómo) era (y es)?". Le respondió:
Pobre de ti, por cierto que se dice de una cosa que no era: `¿Cuándo (y cómo) fue, (o apareció )?'. Mi Señor, bendito y exaltado sea, era y es en absoluto Viviente sin "cómo, y sin tener "cuándo". No tiene su "era" creación o modo, ni tiene El "dónde", ni está en una cosa ni sobre algo, ni realizó para Su lugar un lugar, ni tomó morada después de haber creado las cosas, ni era débil antes de crear algo, ni estaba solitario antes de realizar algo, ni se asemeja El a nada que (se pueda) mencionar, ni estaba desposeído del Poder antes de originar (las cosas), ni quedar despojado de él después de la desaparición (de las cosas). Es en absoluto Viviente sin vivencia30 y Dueño Poderosísimo antes de originar nada, y Soberano Imponente después de producir el cosmos. En consecuencia, su Realidad31 no tiene un "como", ni El tiene un "donde", ni un límite, ni se conoce por algo que le sea análogo, ni envejece (o caduca) por Su prolongada permanencia, ni es aniquilado por nada. Por el contrario, por temor a El quedan aniquiladas todas las cosas.
Era (y es) Viviente sin existencia que acontezca (32) ni ser determinado, ni modo limitado, ni "donde" establecido, ni lugar junto a algo; empero es conocido Viviente y Soberano con absoluto Poder y Potestad. Creó lo que Quiso cuando Quiso, por Su Voluntad. No se Le puede definir (con límites) ni se Le puede juntar (asociar o agrupar), ni perece. Era Primero sin "como" y ser el último sin "donde", y toda cosa perecerá excepto Su Rostro (33). Suyos son la Creación y el Mandato, bendito sea Allah Señor de los universos(...)
Y en otro hadíz dice que un discípulo del Imam Muhámmad Al- Báqir, con él sea la Paz, llamado Zurárah, le preguntó: "¿Era Allah y nada había?" Respondió el Imam: "Si, era y nada había" (excepto El.) Y entonces dijo Zurárah, "¿Dónde está el `dónde' El estaba (o dónde `es' el dónde El `era')? El Imam que estaba apoyado en reposo se sentó de inmediato y le respondió: "¡Le has atribuido un estado (o posición), Zurárah!, y me preguntas por el lugar, cuando no existe lugar (en Allah)" (34)

 

30. Textualmente dice "sin vida" en el sentido de que no tiene existencia como los seres creados.
31. Dice literalmente su "estado" o "ser" (kaunihi), pero se sobreentiende en árabe la distinción, respecto de dicha expresión, entre una cosa cualquiera y El, de Quien el Imam afirma que no existe como el resto de las cosas. Por eso hemos preferido traducir el término aludido con la expresión "Realidad".
32. Es decir, sin sucesos que se efectúen en Su Vida.
33. Alusión al Sagrado Corán 55:27.
34. Si Allah "era", y ahora "es" hubiese habido un dónde y un cambio. Pero esto es imposible, Allah es y era y no hay modificación ni cambio, ni lugar ni tiempo, por lo que dijo el Profeta: "Allah era y nada había con El y El es y nada hay (excepto) El."


-2-
LA CIENCIA DEL TAUHID (UNIDAD DE ALLAH)

 

DECIMOSEXTO HADIZ: LA CIENCIA DEL TAUHID (UNIDAD DE ALLAH)

  1. Relató el Imam Yá'far, con él sea la Paz, que los judíos de Medina preguntaron al Profeta, con él sean Bendición y Paz y con su Descendencia, por Allah, diciendo: "¡Descríbenos a tu Señor!" El Profeta permaneció durante tres días sin responderles, luego de lo cual fue revelada la sura "Di: El, Allah, es Uno"(35) hasta el versículo final.
  2. Y en otro hadíz se dice que el cuarto Imam, 'Ali Ibn Al-Husain, apodado Záin Al-`Abidín, con él y sus ascendientes sea la Paz, fue interrogado sobre el Tauhíd, y respondió: "Allah, Majestuoso y Poderoso, sabía que al final de los tiempos habría gente enjundiosa, y reveló (para que ellos satisfagan su ansia de conocer): `Di: El, Allah, es Uno', y los versículos de la sura del Hierro (desde el principio) hasta Su Dicho, `y El es Conocentísimo del interior de los corazones'(36). Pero todo aquel que pretenda (algo) más allá de esto (es decir de los dos párrafos mencionados) quedará frustrado" .
  3. En otro hadíz el Imam Yá'far Al-Sádiq (P), dice sobre la misma sura del Corán: "Di: El, Allah, es Uno (y Único)", es la descripción de Allah (que El da) a Su Creación: Único, Absoluto, Eterno, Subsistente, Quien no posee égida que lo sostenga mientras que El sostiene a las cosas con Su Égida. Conocedor de lo ignorado y conocido de todo ignorante. Singular: Su Creación no está en El ni El está en Su Creación; imperceptible e incorpóreo, no Le ven las miradas. Se elevó y (así) se hizo cercano y se acercó y (así) se hizo lejano. Fue desobedecido y perdonó, y fue obedecido y agració. No lo abarca Su tierra ni Le menguan Sus Cielos. Sostenedor de las cosas por Su Omnipotencia, Continuo, Eterno, no se olvida ni se entretiene, ni se equivoca, ni juega. Su Voluntad no tiene hiato (interrupción), Su separación es castigo y Su Mandato es realidad. "No procrea" de modo que pueda ser heredado, "ni fue procreado" de modo que pueda ser asociado, "y no es a Su semejanza nada"(37).
    -Relató el Imam Yá'far Al-Sádiq (P) que un judío, al que se llamaba Sibajtu, visitó al Mensajero de Allah (BPDyC) y te dijo: "¡Mensajero de Allah!, he venido a preguntarte por tu Señor, si es que tú me puedes responder aquello que te preguntaré... de lo contrario, me volveré". Respondió Muhámmad (BPDyC): " Pregunta lo que quieras". Interrogó el judío: "¿Dónde está tu Señor?".
    .-Respondió el Profeta (BPDyC): El está en todo lugar, pero no está en ningún lugar determinado.
    -Preguntó el judío: "¿Cómo es El?
    .-Respondió el Profeta (BPDyC): ¿Cómo podría describir a mi Señor con el `como' siendo el `como' algo creado, mientras que Allah no es descriptible por Su creación?.
    .-Preguntó el judío: "¿En que se conoce que tú eres el Profeta de Allah?
    -Entonces, no quedó a su alrededor piedra alguna, ni ninguna otra cosa, sin que hablara en una lengua árabe perfecta, diciendo: " ¡Sibajtu! Por cierto que es el Mensajero de Allah!". Exclamó Sibajtu: "Hasta hoy nunca había visto algo más evidente que esto". Luego agregó: "Testimonio que no hay divino excepto Allah, y que tú eres el Mensajero de Allah".
(35) Capítulo del Sagrado Corán que lleva el número 112.
(36) Primeros seis versículos de la sura (capítulo) 57.
(37) Lo entrecomillado pertenece a 1os versículos 3 a 5 de la ya citada sura 112.

 

DECIMOSEPTIMO HADIZ: SOBRE LA IMPOSIBILIDAD HUMANA DE CONOCERLO EN SI MISMO

Dijo el Imam Yá'far Al-Sádiq (P): ¡Hombre!, si un pájaro comiera tu corazón no se satisfaría con él; y si tu vista fuera afectada por una lesión como el grosor de una aguja, quedaría ciega; ¡pero pretendes conocer con ellos los reinos de los Cielos y la tierra! Si fueras veraz, he aquí el sol, una criatura de Allah, si puedes, llena tus ojos con él!, y esto demostraría lo que dices (que puedes conocerlo a El en Si Mismo).
Dijo el Imam Muhámmad Al-Báqir (P): ¡Cuidaos de reflexionar sobre Allah (en Si Mismo); por el contrario, si quisierais observar su Grandeza, observad la grandiosidad de Su creación!
Y dijo: Hablad sobre la Creación de Allah, pero no habléis sobre Allah (en Si Mismo), porque sin duda que el hablar acerca de Allah no acrecienta a su autor más que en desconcierto. Y dijo, según otra versión: ¡Hablad sobre todas las cosas, pero no habléis sobre Allah en Si Mismo (o sobre la Esencia de Allah)!

DECIMOCTAVO HADIZ: LA IMPOSIBILIDAD DE VERLO, EXALTADO SEA

Iá'qub Ibn Ishaq narró lo siguiente: "Escribí al (decimoprimero) Imam, Al-Hásan Al-'Askari (P), preguntándole cómo podía el siervo adorar a su Señor sin que pudiera verlo".
Me respondió: ¡Iá'qub!- ¡Exaltado sea mi Señor y Dueño -Quien me agració a mi y a mis ancestros- de que pueda ser visto!
"Y le pregunté -prosigue diciendo Iá'qub: `¿El Mensajero de Allah (BPDyC) vio a su Señor?`
Me respondió: Allah, bendito y exaltado sea, dio a ver al corazón de Su Mensajero lo que El quiso de las Luces de Su Grandiosidad.
Safuán Ibn Iáhia contó: "Abu Qurrah Al-Muhaddiz me pidió que intercediera para ver al (octavo) Imam, 'Ali Al-Rida (P). Pedí permiso al respecto, y me fue concedido. Entonces Abu Qurrah lo visitó y le preguntó sobre el halál (lo lícito en el Islam), el harám (lo ilícito), y los mandamientos, hasta que sus preguntas llegaron al (tema de) Tauhíd (Unidad divina). Dijo: Abu Qurrah al respecto: `Nos ha sido transmitido que Allah repartió la visión de Si y la plática con El entre los Profetas, dio la plática a Moisés (Musa), y a Muhámmad (BPDyC) la visión de El'.
Respondió 'Ali Al-Rida(P): ¨¿Quién fue el que transmitió de parte de Allah, a los genios y a los hombres, lo siguiente: "No lo perciben las miradas" (6:103); "no logran abarcarlo con el conocimiento' (20:110); "no hay nada igual (o semejante) a El" (42:11), ¿no fue Muhámmad (por medio de Sagrado Corán)?. Respondió (Abu Qurrah): ¡Claro que si! Prosiguió el Imam: ¿Cómo es posible que un hombre llegue a todas las criaturas para informarles que ha venido de parte de Allah, y que los convoca hacia El, porque así El se lo ordenó, diciendo "no lo perciben las miradas, no logran abarcarlo con el conocimiento, no hay nada semejante a El", y que luego afirme: "Yo lo he visto con mis ojos, y lo he abarcado con mi conocimiento, y El es semejante a la figura humana"?!, ¿no tenéis vergüenza (de decir esto)?(...) Contestó Abu Qurrah: Pero El dice (en el Sagrado Corán), "y lo ha visto en una segunda manifestación" (53:13)... Respondió el Imam (P): Antes de este versículo está lo que explica aquello que vio,... diciendo: "Ha visto de los Signos de su Señor, los más grandes" (53:18). Los Signos de Allah son otra cosa que Allah, habiendo El dicho, "no logran abarcarlo con el conocimiento."
Si las miradas pudieran verlo, el conocimiento podría abarcarlo...

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-Muhámmad Ibn `Ubáid narró: "Escribí al (octavo) Imam, 'Ali Al-Rida (P), y le pregunté por la visión (de Allah), y sobre aquello que narra el vulgo y la elite (al respecto), y le pedí que me explicara esto. El me respondió de puño y letra suyos:
Hay unanimidad, sin disidencias, de que el saber obtenido por medio de la visión humana es algo evidente y directo (no es algo que necesite obtenerse mediante otra cosa, como es el razonamiento). Si fuera posible que Allah sea visto con los ojos, este conocimiento se convertiría en evidente y directo (no razonado, u obtenido por la meditación). Luego, este conocimiento no se libraría de ser calificado como de fe (hacia Allah), o bien de no ser calificado de este modo. Si tal conocimiento evidente y directo fuera "de fe", el conocimiento de tipo adquisitivo (obtenido mediante el razonamiento y la experiencia), y correspondiente al mundo, por ser su contrario, nada tendría que ver con la fe.
No habría, pues, en el mundo ningún creyente, porque en él nadie ve a Allah (en su experiencia diaria). Pero si tal conocimiento evidente y directo no fuera "de fe", el otro conocimiento que se obtiene mediante la adquisición (el conocimiento mundano) sería necesariamente inútil (para obtener el premio o el castigo del otro mundo). Sin embargo (la Revelación afirma que tal conocimiento) no es inútil el Día del Juicio (sino que vamos a ser juzgados en base a él).
Este es un indicio de que Allah, Poderoso y Majestuoso, no puede ser visto con los ojos, en cuanto la visión ocular conduce a lo que hemos descrito.

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Ahmad Ibn Is'haq narró: "Escribí (al décimo Imam) Muhámmad Al-Yauuád (P), preguntándole sobre la visión de Allah, y en cuanto a las discrepancias de la gente al respecto, y me respondió":
No es posible la visión en tanto no exista atmósfera entre el que ve y el que es visto, que sirva para efectuar la visión. Si la atmósfera cesara de existir entre ambos, no sería posible la visión. Además, (si admitiéramos la visión de Allah) caeríamos en la asimilación (de Allah con las cosas del mundo), porque en tanto el que ve se equipara al que es visto, debido a la relación necesaria que se establece entre ambos en la visión, ello determina la asimilación (o semejanza). Esto constituye hacer analogía (de Allah con las cosas del mundo), puesto que las relaciones necesariamente están vinculadas a las causas que las producen.
El padre de `Abdallah Ibn Sinan, según este cuenta, narró: "Estaba de visita en lo de Muhámmad Al-Báqir (P) cuando vino a él un hombre de los jariyitas (un sector del Islam, enemigo de los Imames), y le preguntó:`¡Muhámmad! ¿Qué es lo que adoras?', respondió el Imam: `¡A Allah, exaltado sea!'. Replicó el hombre: `¿Lo has visto?' ".
Dijo el Imam: ¡No! no lo han visto en absoluto los ojos con la visión ocular, pero lo han visto los corazones a través de las realidades del Iman (la fe). No se lo conoce por analogía, ni se lo percibe con los sentidos, ni se asemeja a las personas. Es calificado (señalado) por los Signos, conocido por las señales (o símbolos), y El no desacierta en su Sabiduría: ¡Este es Allah!, ¡no hay divino sino El!

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Narró Yá'far Al-Sádiq (P): "Vino un sabio judío a ver a Amir Al-Mu'minín 'Ali Ibn Abi Tálib (P) y le preguntó: `¡Príncipe de los creyentes! ¿Has visto a tu Señor cuando lo adoras?' ".
Respondió: ¡Pobre de ti!, ¡no adoro en absoluto a un Señor que no veo!
Replicó el judío: "¿Cómo lo ves?"
Dijo 'Ali (P): ¡Pobre de ti!, ¡no lo ven los ojos con la visión ocular, pero lo ven los corazones a través de las realidades de la Fe (Iman)!

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fin

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