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El Islam y la tolerancia


BASES PARA LA TOLERANCIA EN EL ISLAM

 
¡No haya coerción en la fe! : Se ha evidenciado lo recto de lo erróneo" (Sagrado Corán 2:256)

 

Se podría decir que este versículo del Sagrado Corán resume la idea del Islam sobre la tolerancia, desde su fuente y origen mismo, su Libro sagrado, a diferencia de otras religiones y filosofías que han elaborado su idea de tolerancia a costa de un sinfín de enfrentamientos sangrientos, por causa religiosa o racial.

La misma palabra Islam significa, además de "sometimiento" y "pacificación", "tolerancia". Y así como en el orden cósmico la armonía entre las cosas proviene de su sometimiento a las leyes naturales que las rigen, en el orden humano, lo que une a todas las religiones anteriores, como un solo hilo conductor, es el sometimiento al Único Dios. De allí que todas ellas sean hermanas, iguales en su origen, y por lo tanto deban convivir en tolerancia.

De este modo el Islam descarta que las otras revelaciones anteriores, entre las que menciona especialmente a la Torá y al Evangelio, puedan ser desmentidas en su origen, más allá de que el Sagrado Corán considera que los libros sagrados fueron alterados, abriendo así las puertas de la crítica escrituraria. Pero no se deja de reconocer a judíos y cristianos como "Gente del Libro", que adhieren a una Revelación, cuya única fuente divina original es siempre la misma para todos.

Las diferencias religiosas, según es doctrina islámica, son una prueba para los seres humanos. Dice el Sagrado Corán que si Dios hubiese querido todos los hombres tendrían una única cultura y religión, pero El estableció la diferencia para probar, antes que nada, al intelecto humano, en el esfuerzo por distinguir la Verdad del error. No deja de existir, sin embargo, por encima de la adhesión nominal a una religión determinada, la responsabilidad individual de reconocer y elevarse hacia la Verdad Divina, una y no múltiple. Por tal motivo, el versículo coránico citado primero fundamenta la prohibición de imponer cualquier religión a otros, si no la acepta voluntariamente por la persuasión, pues se ha evidenciado lo recto de lo erróneo. Para el Islam la fe sin conocimiento y persuasión es inútil, así como es vana la pretensión de ser salvo por la mera adhesión a la fe.

El que procura la Verdad, y actúa de acuerdo a ella, estará en el bien, cualquiera sea su religión. Mientras que, como contrapartida, existen en todas las religiones, sin excepción, hipócritas que adhieren ellas como una máscara, para difundir la corrupción y la maldad. Es doctrina coránica firme que el hipócrita, cualquier sea la religión en que se justifique, es el más nocivo de los seres.

Obsérvese que el fundamento de la tolerancia en el Islam es la afirmación de la Verdad, y no su relativización escéptica, pues dice el Sagrado Corán: Vino la Verdad y se disipó el error. Por cierto que el error es inconsistente (17:81). La fe, por lo tanto, no tiene como fundamento la mera opinión individual, sino que es en realidad la fuerza misma con que la Verdad atrae al ser humano. De modo que le es posible al hombre percibirla e intuirla (aunque no abarcarla, ni definirla, porque la Verdad es Infinita), y distinguirla del error. Por el contrario, la tolerancia que nace de la relativización de toda Verdad es, en nuestro punto de vista, un concepto bastardeado, que en realidad suele ser puesto al servicio de los intereses mundanos.

Ahora bien, además de la coincidencia teórica fundamental entre las religiones, como base de la tolerancia, en el Islam se da gran importancia a la expresión práctica de dicho espíritu de convivencia, lo cual se podría decir que es aun más importante que el aspecto doctrinario. Dice el Sagrado Corán: Dí [Profeta]: "¡Gentes de la Escritura [judíos y cristianos]!: ¡Convengamos entre nosotros y vosotros en una misma expresión!: Que no adoraremos más que a Dios, ni asociaremos a El nada [en adoración y práctica de vida], ni nos tomaremos unos a otros como señores en lugar de Dios (3:64). Esta verdadera fórmula universal de la tolerancia religiosa establece que la coincidencia teórica mínima, enunciada en el versículo como "una misma expresión", debe ser complementada por un compromiso en la práctica del bien y la equidad, y el rechazo de la opresión, la injusticia, así como todo abuso y práctica fanática de un grupo contra el otro, lo cual viene expresado en el versículo al decir no nos tomaremos unos a otros como señores en lugar de Dios. El Islam condena, por lo tanto, una práctica religiosa basada en la opresión del prójimo, sea cual fuere la religión que se invoque. Igualmente, en el nivel individual, la medida del bien de una persona es que crea en Dios y en el Juicio Final, y obre el bien, lo cual excede a cualquier religión en particular.

 

ASPECTOS HISTÓRICOS DE LA TOLERANCIA EN EL ISLAM

El Islam enmarca a la tolerancia dentro de unos límites claros. En tal sentido así como reconoció desde un principio los derechos de las minorías religiosas en Arabia, y en todo lugar donde se hizo presente, puso límites a la idolatría, la cual era la expresión de la degradación e ignorancia en que habían caído la mayoría de los contemporáneos del Profeta Muhammad (BPDyC)[1]. En términos generales, puede decirse que el Islam protege en su seno a toda comunidad religiosa distinta que tenga una ley escrita, y sostenga una creencia que no sea perniciosa para la gente. Esto último incluye al paganismo, las costumbres bárbaras de la idolatría, como sacrificios humanos, mutilaciones, etc., así como la blasfemia contra Dios y Sus Profetas (P). Sin embargo, la prohibición de la idolatría en Arabia fue gradual, a fin de dar tiempo a la gente de persuadirse y educarse en el Islam. Por otra parte, el hecho de no reconocer a la idolatría como comunidad organizada por las razones antedichas, no autorizó nunca a violar sus derechos naturales, como ser la seguridad, la alimentación y demás derechos básicos, que forman parte del bien y el respeto de la dignidad de la persona que impone el Islam.

Se reconoció tempranamente como dhimmí o "protegido" a aquel que formaba parte de una comunidad aceptada por el Islam. Los dhimmíes gozaron desde la época del Profeta (BPDyC) no sólo el beneficio de la protección, sino la posibilidad de tener tribunales propios para juzgar en primera instancia los pleitos que involucren a personas de esa comunidad. Uno de los documentos más importantes que se conservan al respecto es la llamada Constitución de Medina, estatuto que dictara el Profeta (BPDyC) estableciendo las bases de la primera comunidad islámica en esa ciudad de Arabia, así como los acuerdos de convivencia con los judíos, una importante minoría en Medina (los cristianos eran escasos). Al mismo tiempo que se establece la Ummah o comunidad islámica con gobierno propio, por primera vez en la historia, el Profeta (BPDyC) asume la suprema instancia judicial, y se reconoce a los judíos sus derechos propios y su cuota de responsabilidad en la conservación y cohesión política de la comunidad, de la que pasaban a formar parte: Los judíos de Banu 'Auf [tribu árabe de Medina] son una sola comunidad con los creyentes. A los judíos les incumbe su modo de vida y creencias, sus protegidos y su hacienda, y los musulmanes tendrán el suyo, excepto quien obre iniquidad [de ambos grupos] y delinca.

En cuanto a la relación del Profeta (BPDyC) con los cristianos, el acuerdo más conocido fue con la delegación de Nayran, una región del sur de la península árabe, cuando aquélla llegó a Medina a entrevistarlo y polemizar sobre religión. Los cristianos no se atrevieron a desmentir al Profeta (BPDyC), y acordaron con él un pacto de términos parecidos al relatado con los judíos. Se narra que cuando llegaron, fueron invitados a deliberar en la mezquita, y que el Profeta (BPDyC) los autorizó inclusive a realizar sus oraciones allí dentro.

Similar espíritu continuó vigente en el Islam, en todos los períodos de su historia, y en todos los sitios en que predominó, hasta el día de hoy. La rápida expansión del Islam en Siria y demás territorios del imperio bizantino es explicada por los historiadores por el clima de intolerancia y persecución que existía entre grupos diversos cristianos, constituyéndose los musulmanes en un remanso de tolerancia desconocido para ellos hasta entonces. El Islam en Persia reconoció a los mazdeos o zoroastrianos como "Gente del Libro", y en la India convivió con la religión hindú ocho siglos, a tal punto que el conocimiento que tiene Occidente de la historia india y sus religiones tiene su primer antecedente en los estudios de los eruditos musulmanes, principalmente de Al-Biruni.

Quizás el ejemplo más palmario de tolerancia y pluralismo religioso sea el de la España islámica, o más propiamente Al-Andaluz, por donde se conocieron muchos aportes del Islam que dieron impulso al resurgimiento de la cultura occidental a partir del llamado "Renacimiento". Era difícil imaginar entonces que pudiera surgir un ejemplo de convivencia y florecimiento espiritual e intelectual semejante, siendo indudable que la aparición del Islam marcó el fin de la concepción antigua del mundo, signado por el exclusivismo tribal, racial y religioso, para dar paso a una visión mucho más amplia del hombre y del mundo en general.

 

DIFERENCIAS CON EL CONCEPTO DE TOLERANCIA EN OCCIDENTE

En Occidente, recién a partir de los siglos 17 y 18, comenzó a esbozarse un concepto claro de tolerancia religiosa, y a concebirse un sistema político que contemplara la convivencia de las diversas religiones. Por entonces la mayoría de las disputas religiosas solían resolverse por la violencia, con grandes matanzas por parte de los grupos dominantes. Desde las guerras intestinas bizantinas (que dicho sea de paso motivaron la quema y desaparición de la Biblioteca de Alejandría, hecho falsamente atribuido a los musulmanes), hasta las guerras de religión entre católicos y protestantes en Alemania, Francia e Inglaterra, la violencia y las matanzas por motivo religioso estaban a la orden del día. En España, la tristemente famosa Inquisición fue tanto más lamentable cuanto que se presentó como la reacción opuesta al ejemplo de Al-Andaluz. Se calcula que entre 1492, en que se produce la caída del último gobierno islámico, y 1610, fecha de la expulsión definitiva de los musulmanes, fueron muertos más de un millón de ellos. Es posible aun hoy constatar en las actas del "Santo Oficio" que han llegado hasta nosotros, la coacción a que sometía a sus víctimas, para que abjuraran de su fe bajo las más atroces torturas, no sólo en la Península, sino también en los tribunales de México y Perú. Precisamente en América, bajo el lema de "la cruz o la espada", se masacraron 90 millones de indígenas, mientras se discutía en Europa si tenían o no alma...

Paradójicamente la expulsión de los musulmanes y la conquista de América consolidaron a España como el primer estado moderno de Europa, y con tal concepto de estado centralizador y hegemónico nace en Occidente la necesidad de pacificación y cohesión, que se expresa en los pensadores políticos de la época. En Inglaterra, John Locke, defiende el pacto social como base del Estado, y con su Carta de la Tolerancia sienta posiblemente el antecedente doctrinal más importante de la Europa moderna. La Ilustración en Francia, con pensadores como Rousseau y Voltaire, tienen el mismo espíritu, enfatizando el individualismo, el humanismo racionalista, y la libertad de pensamiento. Pero en todos los casos el concepto de la tolerancia en el mundo moderno se funda en la relativización del papel de la religión, y su pérdida de poder político frente al Estado naciente, manifestando en cada caso la reivindicación de un grupo en contra de otro, de burgueses contra nobles, de laicos contra religiosos, de revolucionarios frente a contrarrevolucionarios, de católicos contra protestantes, en una confrontación permanente que no pudo ser superada por ninguna idea trascendente. Esta mentalidad europea exclusivista, sin duda su principal debilidad, llevó a la contradicción de esgrimir la tolerancia en beneficio propio y en detrimento de los que se quedaban afuera de su universo de humanidad aceptable. La libertad, la igualdad y la fraternidad fueron así conceptos más válidos para el rico, el blanco o el invasor, de acuerdo a cada caso, y menos válidos para el menos favorecido. No deseamos con esto negar el progreso que en materia de tolerancia religiosa realizó el mundo occidental, pero sí remarcar que frente a la solidez de la doctrina religiosa y política del Islam, su situación resulta más bien endeble.

La gran diferencia de la Ummah o nación islámica respecto del Estado moderno radica en que define antes que nada el vínculo espiritual y trascendente que liga a quienes la integran, relegando para siempre el lazo tribal, racial o económico. Como declara el Profeta (BPDyC) en la Constitución de Medina: Los musulmanes son una única nación aparte del resto de la gente, y su territorio, denominado Dar al-Islam, o ámbito del Islam, cobija a las demás religiones contra toda tiranía, opresión y negación de sus derechos. Algunos pueden criticar de "paternalista" esta concepción, pero en todo caso el Islam sólo la funda en el contenido de su enseñanza, que puede ser discutida y debatida por quien quiera contradecirla o superarla. Pues el Islam siempre es expuesto por sus sabios con argumentos racionales, y no como un repertorio de dogmas inaccesibles, y procura demostrar su superioridad beneficiando a la humanidad. Dijo el Profeta Muhammad (BPDyC): El mejor de la gente es el más beneficioso para la gente, y también: Dice mi Señor: "La humanidad es Mi familia, y el mejor de vosotros es el que mejor hace a Mi familia".

Por su parte, el concepto de igualdad y democracia que occidente ostenta como rasgo de superioridad, parece limitarse a una proclama abstracta, por cuanto la civilización occidental carece en estos momentos de un vínculo espiritual, y de un marco ético suficiente que la sostenga. Por el contrario, la historia ha demostrado que la convivencia en los términos planteados por los musulmanes fue posible, y aun hoy existen países islámicos, como Egipto, Siria, Marruecos e Irán, entre otros, que tienen importantes minorías religiosas, que conservan su identidad pero que están integradas fuertemente a la cultura islámica que los cobija.

 

SÍNTESIS FINAL

El concepto de la tolerancia en el Islam, no es una actitud despectiva o interesada, sino una actitud de buena convivencia con el prójimo. Está presente en el mismo significado de la palabra Islam, y en el sentido universal de su doctrina. El Sagrado Corán explícitamente veda obligar a otra persona a que cambie su religión, estableciendo claramente la responsabilidad individual para elegir lo verdadero o lo erróneo, responsabilidad que implica la libertad de cada cual al respecto.

Pero la libertad, y por consiguiente la tolerancia, no surge en el Islam de la posición relativista, de considerar que la fe es fruto de la opinión individual, y que nadie puede establecer qué es verdadero y que es erróneo. Por el contrario, las palabras coránicas vino la Verdad y se disipó el error, por cierto que el error es inconsistente (17:81), dan la pauta de que el error y la Verdad son dos cosas bien distintas. Y si bien la Verdad en sí misma no es abarcable ni definible, el hombre tiene la posibilidad de distinguirla del error, y es su responsabilidad ante Dios hacerlo. Y más responsable es cuanto más conocimiento tenga, por cuanto no hay fe sin conocimiento en el Islam. En términos prácticos, el Islam reconoce que la fe verdadera es la de quien cree en Dios, en el Día del Juicio y hace el bien, más allá de la religión a que adhiera, existiendo, a su vez, en cualquier religión, enemigos de la fe que la simulan falsamente. Tales son los hipócritas, a los que el Sagrado Corán destina al grado más degradado del infierno.

El Islam, a diferencia de otras religiones que con mucha posterioridad sistematizaron sus normas para con las minorías, estableció desde un principio un verdadero código de convivencia con las otras creencias, no sólo en el ámbito de la coincidencia doctrinal (que a veces puede plantear profundas divergencias), sino en el ámbito concreto social y político. Tal concepción está presente en las primeras fuentes del Islam, y existen varios documentos plenamente históricos de vida del Profeta (BPDyC), que al mismo tiempo que trazan los lineamientos de la sociedad islámica, expresan las normas de convivencia con otras religiones. Posteriormente, la historia del Islam confirma este ejemplo, siendo particularmente famoso y ejemplificador para occidente el período de Al-Andalus o España islámica.

Existen profundas diferencias entre la concepción islámica y la occidental moderna respecto de la tolerancia, tanto en sus fundamentos como en su desarrollo histórico. En primer lugar, el Islam fundamenta la tolerancia, la convivencia y los derechos humanos en la Verdad, a la que identifica con la Unidad Divina, mientras que en occidente la tolerancia en materia religiosa se gestó en el marco de su criterio escéptico y racionalista, que lo llevó a relativizar la fe, sometiéndola al criterio opinable e individual de cada uno, y de negar toda posibilidad de acceder a una Verdad que trascienda lo comprobable a los sentidos. En segundo término, en occidente la tolerancia y la concepción de una "sociedad pluralista" fue consecuencia de un torbellino de guerras y contradicciones, que si bien conllevaron un evidente progreso en lo que hace al respeto por las minorías, no condujeron a la superación de la discriminación y el exclusivismo racial y cultural. Mientras tanto, el Islam cimentó su sociedad en un vínculo espiritual que logró trascender los intereses materiales y sectoriales de cada grupo, definiendo claramente los derechos de las minorías que cobijaba. En tercer término, en occidente se concibe a la tolerancia como una dádiva que el poder del estado otorga a una tal minoría, por lo cual el concepto de "tolerancia", y otros como "igualdad" o "libertad", son pasibles de manipulación, de acuerdo a los intereses de cada caso. En el Islam la tolerancia, así como su modalidad y límites, quedaron establecidos por Dios a través de la Revelación (concretamente el Sagrado Corán, libro sagrado de los musulmanes), y fue legislada por el Profeta (BPDyC) y sus sucesores, siendo prácticamente imposible para su posteridad contradecir dichos mandatos sin quedar marginado del Islam.

Por último, los detractores del Islam en este campo, así como en otros, que invariablemente invocan una presunta superioridad occidental en cuanto a derechos humanos y respeto por las minorías, no sólo soslayan la evidencia histórica, sino también el fracaso espiritual, humano, político e incluso ecológico de occidente, así como la vigencia del Islam como doctrina, cultura y modo de vida hermanador, no sólo de los musulmanes, sino de las demás religiones que recibe en su seno.

Fin

 


Prohibida su reproducción total o parcial sin citar las fuentes: "Centro de Altos Estudios Islámicos" www.senderoislam.net

 

Notas

[1] La sigla "BPDyC" que colocamos entre paréntesis abrevia la salutación "que la Bendición y la Paz sea con él y su Descendencia, y la Complacencia de Dios sea con sus Compañeros fieles", con que los musulmanes homenajeamos al Profeta Muhammad cada vez que lo nombramos. Asimismo, y según la misma costumbre, más abajo en el texto aparece la letra "(P)", referida a los Profetas en general, lo cual significa "la Paz sea con ellos",

 

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Fundamentos de la ética islámica