El Profeta Muhammad (BPDyC) Su Vida
por el Sheij Alí Al-Husainí.
Generalidades
Antes de abocarnos al desarrollo de la vida del Profeta (BPDyC) 1 debemos aclarar que las categorías de "Profeta" y de "Mensajero de Allah" corresponden a la máxima jerarquía en la humanidad. Ellos son "guías y ejemplos para los hombres", y no simples anunciadores de hechos futuros, como ahora se suele entender, aun cuando los Profetas (P) hayan dejado este tipo de anuncios.
Los Profetas (P) son para el Islam los verdaderos maestros de la humanidad, que enseñaron la civilización a cada uno de los pueblos de la tierra, desde el extremo oriente hasta América, siendo su número de 124.000 según la tradición islámica.
De todos ellos han trascendido especialmente los de la descendencia de Abraham, que representan la tradición céntrica y universal de nuestra era, partiendo de Abraham hasta Jesús, y comprendiendo a Lot, Ismael, Isaac, Jacob, José, Moisés, y los grandes Profetas posteriores, hasta llegar a Zacarías, Juan Bautista, y el Mesías, Jesús hijo de María, con todos ellos sean la Bendición y la Paz. La Biblia cita a numerosos Profetas abrahámicos, y el Sagrado Corán se limita a nombrar a veinticinco de ellos.
El Islam sostiene que el Profeta Muhammad (BPDyC) es el "Sello de la Profecía", es decir el que cierra el ciclo de todos los Profetas anteriores a él, y según sus propias palabras: "...después de mí no habrá Profetas", clausurando de este modo la llegada de la Revelación a la humanidad en general.
Cabe aclarar que el nombre correcto del Profeta es Muhammad, aunque en la deformación castellanizada de su nombre se lo denomina "Mahoma". Para los musulmanes el significado del nombre de una persona es de suma importancia. En el caso del Profeta Muhammad (BPDyC) su nombre significa "alabadísimo", y expresa la manifestación de la plenitud de los Atributos perfectos que recibiera como el mejor descendiente de Adán, siendo Muhammad también, metafísicamente, la primera criatura manifestada, y en el mundo, el último Mensajero y Sello de la Profecía.
Cuando en los Evangelios Jesús (P) anuncia el "el Reino de Dios", sin duda se refiere al Islam, a las enseñanzas del Sagrado Corán, y a la forma de vida o Sunnah del Profeta Muhammad (BPDyC).
Su Nacimiento
El Profeta (BPDyC) nació en la ciudad de Meca, en Arabia, 570 o 571 años después de Jesús (P). Arabia es en su mayor extensión desértica, y rodeada de estribaciones montañosas al sur y al oeste. Aquí se desarrolló la cultura árabe pre-islámica, ocupando un segundo plano respecto de las grandes civilizaciones de Siria, Palestina, Egipto y Mesopotámica.
La ciudad de Meca es sede del Templo de la Ka`bah, lugar antiquísimo de peregrinaciones. El Profeta (BPDyC) pertenecía a la nobleza de la ciudad, el clan de los Banu Háshim, de la tribu de Quráish, cuyo linaje se remonta hasta el Profeta Ismael, primogénito de Abraham, con ambos sea la Paz, y ancestro de los árabes. Es importante aclarar esto, pues según la Biblia, en su libro del Génesis, de existen dos promesas hechas a Abraham, en favor de cada uno de sus hijos, una en Isaac, concretada en Moisés y los Profetas de Israel, hasta Jesús, y otra en Ismael, que hasta el surgimiento de Muhammad (BPDyC) no se había concretado en ningún profeta arábigo. Así es que de ese lugar desértico y humilde, Meca, surgió el Profeta descendiente de Ismael (P), cuyo Mensaje alcanzaría a toda la tierra.
Muhammad (BPDyC) nació el día 17 del mes de Rabi' Al-Auual del calendario lunar arábigo (posiblemente en el mes de abril del año 571 d.C.). Sus padres se llamaron Abdallah y Amina. El progenitor falleció cuando estaba en viaje de comercio a Siria, y nunca llegó a conocer a su hijo Muhammad. El natalicio del Profeta (BPDyC) estuvo señalado por hechos extraordinarios, en los cielos y en la tierra. Su madre relató que cuando lo concibió se le presentó un ángel y le dijo: "Has concebido al señor de este pueblo, y cuando llegue al mundo di: `¡Suplico para él la protección del Único contra el mal de todo envidioso!'". También narró que al concebirlo vio una luz salir de ella, que alumbró las fortificaciones o castillos de Busra, en tierras de Siria. Su madre Amina lo amamantó tres días, y luego fue dado a la custodia de una nodriza o madre de leche, llamada Halimah, quien narró que "desde el día en que llevé al niño a mi hogar, la bendición de Dios nos abarcó, nuestros bienes y ganados se incrementaron".
Cuando tenía 6 u 8 años, también falleció su madre, quedando el niño al cuidado de su abuelo Abdul-Múttalib, que lo amaba profundamente. Luego también perdió a su abuelo, quien antes de morir encomendó el cuidado de Muhammad a su hijo Abu Tálib, tío del Profeta, quien le brindó todo su apoyo hasta la madurez.
La persona del Profeta (BPDyC)
Las virtudes propias de su noble carácter se manifestaron desde la niñez, confirmando de este modo la impecabilidad de los Profetas (P), en la que los musulmanes creemos. Debemos destacar que en su juventud Muhammad (BPDyC), junto con otros, fundaron una liga para proteger a los extranjeros, pues era costumbre en la Arabia pre-islámica que el extranjero que ingresaba a comerciar en una población debía tener a alguien que lo avalara, pues de lo contrario corría el riesgo de ser robado, o vejado, sin que nadie lo defendiera. También, durante su juventud se lo conocía con el apodo de Al-Amín (el fiel), porque la gente de Meca ponía bajo su custodia algunos bienes, producto de pactos comerciales, y éstos eran fielmente devueltos por el Profeta (BPDyC).
Existen tradiciones respecto de su carácter, de las cuales extraemos: 2 "El carácter del Mensajero de Allah era el Corán". Es decir, él es en todos los aspectos el mejor ejemplo del ser humano que el Sagrado Corán desea formar. Uno de sus fieles seguidores y auxiliar suyo expresó "Serví al Mensajero de Allah diez años, y nunca me dijo `¡Ufa!´, ni dijo por algo que yo hiciera `¿por qué lo has hecho?, ni de nada que omitiera `¿por qué no lo has hecho?´. Era la mejor de las personas en carácter. Nunca toqué brocado, ni seda, ni ninguna otra cosa, que fuera más suave que la palma del Mensajero de Allah (BPDyC), ni olí almizcle, ni perfume más exquisito que el sudor del Mensajero de Allah" Y se cuenta: "Era el de mejor rostro entre la gente, y el mejor en fisonomía. No era alto ni bajo [de estatura media]". Otra tradición cuenta: "Nunca golpeó con su mano a ningún sirviente, ni a ninguna mujer, ni a ninguna otra cosa. Excepto que estuviese él combatiendo por la Causa de Allah. Nunca optó entre dos cosas sin que la más simple o sencilla fuera la más amable para él, excepto que de ésta derivara algún mal. Y si fuera así, él era la persona más alejada del mal. Ni tomó represalia por nada que le sucediera, excepto que ello violara lo sagrado dispuesto por Allah, ya que él se resarcía por Allah, Poderoso y Majestuoso"3.
Por todas sus virtudes, años antes de recibir su misión, fue contratado para la administración de una caravana comercial por una rica y famosa viuda: Jadiya. Esta noble mujer quedó sorprendida por el buen manejo realizado por su dependiente en lo que ella le había encomendado. Reconociendo la dignidad y nobleza del joven Muhammad (BPDyC), Jadiya pidió casarse con él. Al concretarse la boda, el Profeta (BPDyC) tenía 25 años, y ella algo menos de 40. El matrimonio tuvo seis hijos, tres varones, todos ellos fallecidos antes de la misión profética, y tres mujeres, quienes presenciaron la tarea profética, y de las cuales una sola, la menor, llamada Fátima, sobrevivió pocos meses a la desaparición de su padre. Fátima se casó con Alí, primo del Profeta (BPDyC), hijo de Abu Tálib, quien lo protegió con extrema dedicación después de la muerte de su madre y de su abuelo, como ya mencionamos. De ambos esposos, Alí y Fátima, descienden los nobles del Islam, llamados "la Descendencia de Muhammad" (Al-Muhammad).
Jadiya, su esposa, fue la primera mujer en creer en él, cuando le fue revelado al Profeta (BPDyC) el Sagrado Corán. El dijo a su respecto: "Jadiya es una de las mujeres virtuosas del Paraíso y fue la primera que creyó en mí". Luego de ella adherir al Islam, puso todos sus bienes a favor de la difusión del Mensaje, y su casa se convirtió en refugio de musulmanes.
De acuerdo a lo narrado, se puede inferir la impecabilidad de la conducta de Muhammad (BPDyC). Pero también podemos afirmar que fue el ser más probado, y que alcanzó la máxima virtud en cuanto a su tolerancia y paciencia. De su paciencia podemos citar un ejemplo, cuando falleció su pequeño hijo Ibrahim. Se relata: "Ibrahim, estamos realmente acongojados!'".
La Revelación
El inicio de la misión profética de Muhammad (BPDyC) se produjo con la Revelación del Sagrado Corán, por primera vez cuando él contaba con 40 años de edad. Acostumbraba realizar retiros en las afueras de Meca, recluyéndose en la gruta llamada Hirá', situada en la montaña "de la Luz", para meditar y adorar a su Señor. Allí se le presentó el ángel Gabriel (P), el Espíritu Santo, y le ordenó: "¡Recita! en el Nombre de tu Señor que todo lo creó. Creó al hombre de un coágulo ¡Recita! que tu Señor es el más Generoso, Quién enseñó con el cálamo, enseñó al hombre lo que [éste] no sabía" (96:1-5). Dicho texto del Sagrado Corán comprende los primeros cinco versículos revelados del Libro, en la llamada "Noche del Designio (o Decreto)" Allah enseña en ellos que el hombre recibió el conocimiento al mismo tiempo de su creación, conocimiento simbolizado por el cálamo, elemento de escritura.
El Sagrado Corán
Es un Libro que contiene las revelaciones hechas al Profeta (BPDyC), desde aquel momento inicial, hasta sus últimos días en este mundo, durante los 23 años que duró su sagrada misión. El Libro por excelencia consta de 114 capítulos, llamados "suras", de extensión muy disímil, pues unos están formados por doscientos o más versículos (es decir, frases u oraciones numeradas), o bien cien o más, y otros capítulos están formados por apenas tres, como mínimo, o algunas decenas de versículos.
La Revelación es un hecho por el cual un Mensajero de Dios recibe cierto conocimiento, en forma instantánea y extraordinaria, a través de Gabriel, con él sea la Paz, con la orden de hacerlo público. Existen dos tipos de Revelaciones: una pública y otra particular. La primera es como la revelación del Sagrado Corán; la particular son ciertos conocimientos, como los que recibió el Profeta Muhammad (BPDyC) cuando fue elevado al Trono divino, y su Señor "le reveló lo que le reveló", como dice el Sagrado Corán (53:10). O bien, revelaciones particulares son los dichos que el Profeta (BPDyC) atribuye a Allah (Dios), pero que no forman parte del Sagrado Corán, sino de las "tradiciones sacras" (al-ahadíz al-qudsíah), como se las llama. Por otra parte, existe la inspiración, que también reciben los Profetas (P), y que se refieren al conocimiento de la Revelación, o bien al estado de las personas, o al acontecer de los hechos, pero que no forman parte de ninguna Revelación. Y por último, cualquier persona recibe, al menos una vez en la vida, una inspiración de Dios, como es el caso de algunos sueños extraordinarios de gran significado espiritual, e inspiraciones del mismo tipo. Y cuanto más una persona esté purificada en los aspectos éticos y espirituales, mayor será su inspiración.
Cada Profeta (P) se distingue del resto de la humanidad, aparte de su sabiduría, también por un poder superior que le permite realizar portentos imposibles al resto, hechos extraordinarios que van de acuerdo con cada época. Así tenemos los hechos extraordinarios de Moisés (P), que respondían a la magia (bien entendida), siendo ésta la ciencia más prestigiosa en el Egipto de su época. Los de Jesús (P) respondían a la medicina, que era la más importante por entonces. El milagro del Profeta (BPDyC) fue el del Sagrado Corán, un portento de la elocuencia, de la palabra.
Para reconocer un milagro la mayoría de la gente debe admirar la disciplina o el dominio en el que aquél surge, y distinguir allí lo superior, la excelencia, de lo contrario el milagro sería imposible. Así, el Sagrado Corán es la excelsitud de la expresión del habla, a la cual los árabes pre-islámicos consideraban superior al resto de las facultades humanas. En especial, ellos destacaban la poesía, admiraban la elocuencia, la belleza de la expresión, los recursos de retórica, la magia de los estilos lingüísticos. Entonces, el Sagrado Corán viene a exaltar aquello de lo cual eran conocedores y admiradores. A este respecto dice el Sagrado Corán: "Si se reunieran los genios y los hombres para producir algo como este Corán no podrían hacerlo" (17:89), es decir no podrían componer nada mejor, ni igual o semejante.
El Sagrado Corán presenta un acceso simple y directo, ya que no se necesita recurrir a otras fuentes para conocerlo; por ejemplo, no se tiene que recurrir a la teología, ni a la filosofía, sino sólo al recto intelecto. Por el contrario, en el caso del Evangelio necesitamos conocer algo de los libros antiguos de la Ley o Torá, y frecuentemente debemos recurrir a la historia del Cercano Oriente. En cambio el Sagrado Corán nos comunica un Mensaje directo, sin necesidad de otros recursos y mediaciones.
Otra cualidad que posee el Sagrado Corán es su lenguaje simple y su intención racional. No hay en él misterios u oráculos indescifrables, cualquier persona puede acceder a lo que el Sagrado Corán dice, simplemente razonando. Esto no implica que no tenga un significado profundo.
Por otra parte, nunca recurre a nada fuera de sí mismo para probar su verdad, pues de hacerlo nos induciría a la duda. No podríamos afirmar entonces que es la Revelación del Señor del Universo, pues apelaría en su argumentación a un testigo fuera de Allah. Esto no significa que no nos ofrezca ejemplos de otros pueblos, y cite palabras de otros Profetas (P), e incluso que remita a los dudosos a preguntar a los sabios. Pero todo ello no es para fundamentar su argumentación con la opinión de otros, sino para refutar a los dudosos que dan prevalencia a otras fuentes, a que recurran entonces a esas mismas fuentes, en lugar del Sagrado Corán, si es que las privilegian.
El Libro Magnífico dice: "Este Corán guía hacia lo más recto" (17:9), abarcando todos los aspectos del ser humano: ético, social, devocional. Toma a su cargo demostrar la veracidad del Profeta (BPDyC) y del Mensaje que trajo, ejemplificando con la vida de los otros Profetas (P). Cita a Moisés (P) y a Jesús (P), y narra sus historias en diversos pasajes del Sagrado Corán, enseñando a los hombres de manera sintética, provechosa y fidedigna el significado de sus misiones.
Otorga pruebas claras y racionales respecto de la misión de Muhammad (BPDyC), para que la gente adhiera al Mensaje por propia persuasión, no apelando para ello a ninguna coacción. Tampoco destaca un don místico del Profeta (BPDyC), sino que alega racionalmente a su favor, diciendo, por ejemplo: "¿Acaso no estuve entre vosotros una larga vida [40 años] antes [de la Revelación] del Corán [sin dejar de ser fiel y honrado]? ¿No razonaréis [en ello aceptando el Mensaje]?" (10:16). Recordemos que el Profeta (BPDyC) era Al-Amin, el fiel o digno de confianza entre su gente, y este versículo desafía a los incrédulos a que prueben lo contrario.
El Sagrado Corán ofrece el ejemplo de la perfección ética del Profeta (BPDyC), conocida por todos, pero también asume las objeciones contrarias a su persona, sea la de los que lo consideraban un loco, o un oportunista que quería obtener poder y riquezas con su misión, etc.
Durante 40 años, antes de la Revelación, el Profeta (BPDyC) no tuvo conocimientos religiosos de ningún tipo. No sabía nada de los otros Profetas (P) que lo precedieron, y por ello el Sagrado Corán le dice: "Y así es cómo te hemos manifestado un Espíritu [el Corán] de Nuestra Potestad: Tú no conocías [antes] qué era la Revelación ni la Fe. Empero hemos hecho [del Corán] una luz con la cual guiamos a quien nos place de Nuestros siervos. Y tú [Muhammad] en verdad guías hacia el Sendero Recto" (42:52). Esto permite al hombre superar sus objeciones en contra del Profeta (BPDyC) y del Mensaje que trae, para inducirlo a que es imposible que el Sagrado Corán se origine en otro que no sea Dios, que haya sido inventado por un Profeta iletrado, que nunca se instruyó en su vida.
Por último, el Sagrado Corán se mantuvo incólume, protegido contra la distorsión, la tergiversación, el falseamiento, hasta el día de hoy, constituyendo el único caso de una Revelación fidedigna, tal cual apareció al principio. Torá y Evangelios presentan enmiendas y agregados, pero el Sagrado Corán es tal cual fue dejado por el Profeta (BPDyC) cuando partió de este mundo.
Y el Sagrado Corán es original en otro sentido, a saber, el Profeta (BPDyC) nació en un medio en el que no había llegado Revelación escrita alguna, y él no conocía, por lo tanto, las Escrituras anteriores. Era analfabeto, no tenía acceso a la lectura, no tuvo maestros de ningún tipo, excepto los buenos ejemplos, y según la tradición, Dios le asignó un ángel, mayor aún a Gabriel, para que lo guiara en todos sus asuntos. En consecuencia, el Sagrado Corán no es un anexo ni de la Torá, ni del Evangelio, aunque suceda a esas Escrituras en el tiempo. No es un libro más de la Biblia, ni su tema central es el de esta Escritura, ni se presenta como una simple reiteración de la misma, sacralizándola, sin ninguna objeción. Por el contrario, dictamina sobre la veracidad y el error en esas Escrituras, y plantea algo nuevo. En tal sentido es original, sin antecedentes.
En cuanto a la veracidad del Mensaje contenido en el Sagrado Corán, el Libro nos dice, por ejemplo (parafraseamos): "Observad la tierra, el sol y la luna, meditad cómo los Hemos formado", "mirad cómo en el vientre materno se forma el embrión". Estos párrafos inducen al hombre a meditar respecto de la Creación, y en los conocimientos científicos que el Libro contiene, para persuadirse, evitando aceptarlo por simple dogmatismo, o por una orden contraria a su voluntad.
El desarrollo de la Misión
Al principio el Mensaje del Profeta (BPDyC) fue mantenido en secreto, entre los más íntimos, y luego se fue difundiendo, primero, entre los familiares más cercanos, y luego en general. Meca estaba dominada por una casta opresora, que manejaba los medios económicos, la fuerza pública, y explotaba el culto idolátrico practicado entonces, y del cual ellos mismos eran los sumos sacerdotes. Lógicamente, todo Mensaje divino sería rechazado y perseguido en estas circunstancias. Así fue: La Revelación del Sagrado Corán produjo primero asombro, luego burla y escarnio, hasta llegar a la persecución, el asesinato, la tortura, y el mismo intento de matar al Profeta (BPDyC), sin dejar de intentar sobornarlo de las más diversas formas.
Finalmente el Profeta (BPDyC), junto a su familia y seguidores, fueron expulsados a un páramo inhóspito en las afueras de Meca, donde debieron permanecer durante 3 años, sufriendo el hambre y las enfermedades. Al final de este exilio, y como consecuencia del mismo, falleció Jadiya, su esposa, que siempre lo había apoyado incondicionalmente, donando todas sus riquezas en favor del Islam, así como muere también Abu Tálib, tío del Profeta (BPDyC), que siempre lo había protegido, respondiendo al lazo parental, y al amor que lo unía a su sobrino. El año sexto de la misión, debido a todos sus infortunios, es llamado por los historiadores musulmanes como "el año de la tristeza".
Pero en ese período de mayor aflicción y prueba en el mundo se produce un hecho extraordinario en la vida del Profeta (BPDyC): el viaje nocturno y la Ascensión a los cielos (al-Mi`ráy). Según es unánime en la tradición del Islam, Muhammad (BPDyC) fue llevado en una sola noche a Jerusalén, sobre una montura extraordinaria, y allí dirigió una oración en la que participaban todos los Profetas (P) y Mensajeros que le precedieron. Jerusalén simboliza el centro histórico de la cultura humana, el lugar donde convergieron las grandes civilizaciones. El hecho de que el Profeta (BPDyC) realizó allí una oración, con todos los Profetas anteriores (P), es un signo de su primacía sobre todos ellos, y de la importancia que tiene el Mensaje del Islam, como unidad y síntesis de los Mensajes anteriores. Luego de ello, según la tradición, el Profeta (BPDyC) es ascendido a los cielos, a los universos elevados y metafísicos, hasta llegar a la máxima cercanía del Señor, el Trono divino. Esta ascensión a los cielos simboliza la exaltación del Profeta (BPDyC), y la Bendición (al-Bárakah) que de él proviene, para elevar al hombre a las máximas alturas del espíritu, única finalidad del Islam. Por esto él mismo (BPDyC) dijo: "Sólo he sido enviado para ennoblecer la naturaleza humana", y dijo: "Sólo he sido enviado como maestro".
Medina
En su ciudad natal de Meca, cuna de la Revelación, Muhammad (BPDyC) fue sometido a una situación intolerable para él y su naciente comunidad, situación que después de 13 años de prédica allí lo llevó a emigrar a la ciudad de Medina, a unos 400 Km. al norte, camino de Siria. En Medina el Profeta (BPDyC) recibió el apoyo de la mayoría de sus habitantes (excepto de la fuerte minoría judía, aunque algunos sabios de éstos adoptaron el Islam), pues veían en él al pacificador de una ciudad sometida a constantes conflictos ínter tribales, y al enfrentamiento con los judíos.
A partir de esta emigración (llamada Hégira), del año 622, comienza una nueva etapa para el Islam: La organización de la comunidad y de la vida social en base a la Ley revelada. Es en Medina donde nace la comunidad islámica como tal (al-Ummah), que el Sagrado Corán define en estos términos: "Sois la mejor comunidad que jamás haya surgido: ordenáis el bien, prohibís el mal, y creéis en Allah" (3:110). En Medina el Profeta (BPDyC) firma pactos con las comunidades judías y cristianas, sentando el antecedente de tolerancia y de convivencia con las minorías que caracteriza al Islam4.
De nuevo en Meca
A partir de este momento el Islam comienza a expandirse, y luego de ocho años de alternativas de éxito y de fracasos, de varios enfrentamientos armados que debió superar, de pactos que concertó, y especialmente de la prédica del Profeta (BPDyC) y de sus seguidores, y la persuasión de los corazones, Muhammad (BPDyC) entra pacíficamente en Meca, su ciudad natal, donde había sido tan cruelmente combatido. No tomó ninguna represalia, ni con sus más feroces enemigos, declarando una amnistía total, con la condición de que adoptaran el Islam.
Apenas entró en Meca, en el mes de Ramadán del año 630, el Profeta (BPDyC) se dirigió al antiguo Templo de la Ka'bah, que había sido construido por su padre Abraham (P), quien lo había consagrado al Único Dios, y que ahora estaba lleno de ídolos y estatuas, y las derribó con su bastón una a una, repitiendo estas palabras del Sagrado Corán: "Vino la Verdad y se desvaneció el error. Por cierto que el error es inconsistente" (17:81).
El Islam elimina la idolatría. El hombre sólo halla la Verdad cuando purifica su corazón, y se dirige sinceramente hacia la Luz del conocimiento, y de la Unidad divina, por el camino del autoconocimiento. La idolatría representa, por el contrario, una degradación humana, la devoción a cosas inferiores al hombre mismo.
La desaparición del Profeta (BPDyC)
La misión del Profeta (BPDyC) estaba cumplida, y el final de su vida se acercaba. En el año 632 el Mensajero Muhammad (BPDyC) dirigió la Peregrinación de la Despedida, en la que pronunció la Disertación del Adiós, de la cual extraemos las siguientes palabras: "En verdad vuestro Señor es Uno, y vuestro antepasado uno: Descendéis todos de Adán y Adán fue creado de tierra. El más digno de vosotros ante Allah es el más virtuoso. Ningún árabe tiene superioridad alguna sobre un no-árabe". Tres meses antes de fallecer se le presentó el Ángel Gabriel (P), y le reveló el último versículo del Sagrado Corán: "Hoy os he perfeccionado vuestro Din (modo de vida) y completado Mi Gracia en vosotros y Me complace que sea el Islam vuestra Fe" (5:3).
El Mensajero de Allah (BPDyC) desapareció de este mundo en 18 de Rabi'ul Auual, del año 632 de la era cristiana, siendo sus últimas palabras "Hacia el Compañero Altísimo".
NOTAS
1 Las siglas (BPDyC) significan "con él sean la Bendición, la Paz y con su Descendencia y compañeros nobles", y se utilizan cada vez que se menciona al Profeta Muhammad, como exaltación a su favor y de quienes son con él nombrados. Las siglas (P) o (BP) significan "con él sea la Paz" o "con él sean la Bendición y la Paz", y se utilizan cada vez que se menciona el nombre de un Profeta, o persona de categoría espiritual elevada.
2 Para dar un ejemplo, un autor de una colección crítica de tradiciones proféticas, llamado Al-Bujari, recogió 600.000 tradiciones durante muchos años de entrevistas y viajes para contactarse con los testigos presénciales de los hechos, muchas de las cuales eran repetidas, y rechazó 594.000, registrando en su obra solamente 6.000, el uno por ciento del total original. Así y todo hoy algunos impugnan como erróneas varias tradiciones por él registradas, como asimismo otros observan que no registró ciertas tradiciones debido a razones de orden político.
3- Narraciones extraídas de la obra Advertencia de los creyentes, compendio del libro vivificación de las ciencias del Din (mau`idzatul-mu`minín min ihiá` ulúmid-dín), traducida del árabe por nosotros con comentarios. Damasco, sin mención de editorial ni fecha.
Bibliografía recomendada sobre la vida del Profeta (BPDyC)
-La vida de Mahoma, C.Virgil Gheorghiu, Editorial Caralt, 1975.
-The life of Muhammad, Muhammad Husain Haykal. North American Trust Publications, 1976.
-La sira del Profeta (BPDyC), Revista Irfan, Nº1, Centro de Estudios Islámicos.
-Esquema de la vida del Profeta (BPDyC), Imam Mahmud Husain, Centro de Estudios Islámicos.
-La sabiduría profética en dichos y tradiciones, Editorias Nur, Serie Irfan Nº 6, Bs As 1988.
-Disertaciones sobre Vivificación de las ciencias de la Fe de Al-Gazali, por el Imam Mahmud Husain, Centro de Estudios Islámicos, años 1990-1991.
-Selección de tradiciones del Profeta Muhammad (Bendición y Paz sean con él y su Descendencia), recopilado por el Sheij Muhammad Rida Al-Ansari, traducción y notas del Imam Mahmud Husain. Ediciones Mezquita At-Tauhid, Bs. As., 1996.
Prohibida su reproducción total o parcial sin citar las fuentes: "Centro de Altos Estudios Islámicos" www.senderoislam.net
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La Constitución o Estatuto de Medina