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Sobre el calendario lunar islamico y la vida civilizada

Las pautas principales del calendario islámico en el Sagrado Corán

El Sagrado Corán dicta las pautas principales del calendario lunar islámico, especialmente el número de los meses, diciendo: Por cierto que la cuenta de los meses para Allah es de doce, según el Libro de Allah [la Tabla Resguardada], desde el día en que Allah creó los cielos y la tierra. De ellos cuatro son sagrados. Esta es la práctica recta, ¡no injuriéis, pues, en ellos vuestras almas [violándolos]!... El mes [sagrado] pospuesto solamente es para aumento de la incredulidad, con la que se extravían los impíos: Lo habilitan un año y lo prohíben otro año, para coincidir con la cantidad que Allah consagró, permitiendo, pues, lo que Allah prohibió. Se les hizo bello lo malo de sus actos, pero Allah no guía a la gente impía (9:36-37).

Los cuatro meses sagrados a los que se refiere el Libro son Dhu –l-Qá`dah (decimoprimero), Dhu –l-Híyyah (decimosegundo y último), Muhárram (primero), y Ráyab (séptimo). El sentido de que estos cuatro meses sean sagrados es que en ellos deben cesar las luchas armadas para que se establezca la vida civilizada. Esto era acatado por las tribus árabes anteriores al Islam, y se remonta seguramente a una época muy antigua, como legado de las prescripciones de Abraham (P) que los árabes idólatras cumplían. Si existiera hoy mismo un periodo de interrupción de la lucha armada entre las naciones, aun menor a cuatro meses, sería un gran beneficio para la humanidad, pero lamentablemente se calcula que en el siglo XX no existieron en toda la tierra periodos de paz mayores a unos pocos días, o más bien nunca cesó la lucha.

La cuenta de los meses para Allah es de doce (9:36), el calendario islámico es lunar, es decir se rige por las fases de la luna, comenzando cada mes con el cuarto creciente, cuando la luna se hace visible por primera vez en el cielo, y concluyendo con la luna nueva, cuando ella desaparece. La mitad del mes lo marca la luna llena, la noche del día catorce del mes, y se llaman a las tres noches, la de la luna llena, la anterior a ella y la posterior, "las noches blancas".

El calendario en general se rige por dos ciclos lunares de 30 años cada uno, es decir 360 lunaciones, que se dividen en 19 años de 354 días, llamados "años simples", y 11 años de 355 días, llamados "intercalares". Los años simples se dividen a su vez en seis meses de 30 días, y otros seis meses de 29 días, y los intercalares se dividen en siete meses de 30 días y otros cinco de 29 días. Las intercalaciones se hacen añadiendo un día al final del mes de Dhu –l- Híyyah de ciertos años (2º, 5º, 7º, 10º, 13º, 16º, 18º, 21º, 24º, 26º y 29º).

El año lunar tiene aproximadamente once días menos que el año solar, 354 días aproximadamente, y el solar 365 y fracción, por lo que año tras año el comienzo del año lunar comienza antes en el calendario solar, y recién cada treinta y tres años las fechas entre ambos calendarios vuelven a coincidir. Por ejemplo, si tomamos como referencia algún año en que su primer día del calendario lunar coincidiera con el primer día del calendario solar, entonces al año siguiente el lunar se iniciará once días antes, el 21 de diciembre en lugar del primero de enero.

El calendario islámico fue adoptado en época del califa Omar quien se aconsejó para ello con el Imam Alí Ibn Abi Tálib (P) que le recomendó iniciar la cuenta a partir de la emigración del Profeta (BPDyC) de Meca a Medina, por orden divina, para instalarse en esta última con su comunidad. A este acontecimiento se llama Híyrah, "emigración" ("Hégira" castellanizado), y su acaecimiento se fijó en el 16 de julio del año 622 del calendario gregoriano. Así pues, la era islámica tiene desde esa fecha al presente (julio de 2007) 1385 años solares, mientras que en el calendario lunar alcanzó los 1428 años.

Mientras que el sol determina el cambio de las estaciones del año, primavera, verano, otoño e invierno, la luna constituye una guía para medir el tiempo, es decir la sucesión de los días y de las semanas, en fin, el paso de los meses, debido a las variaciones que se producen en ella. Y si bien existe un calendario solar que establece la cuenta de doce meses y sus respectivos nombres, estos meses no se basan en una medición del paso del tiempo sobre la base de las variaciones del sol, como sucede con los meses lunares, siendo el solar un calendario convencional, acordado por necesidad social. Por otra parte, la luna también está ligada a la agricultura, a los periodos femeninos y la fertilidad de las mujeres, a las mareas y el desove de muchas especies marinas y terrestres, etc. Simbólicamente representa la Sabiduría, mientras que el sol representa el Origen de la vida, la unidad de la diversidad de las especies.

La cuenta de los meses como doce es un fenómeno terrestre, pues no todos los planetas de nuestro sistema tienen los mismos períodos de rotación sobre sí, ni de traslación alrededor del sol, lo que determina que cumplan sus exclusivos períodos de días y años. El fenómeno de las fases de la luna también es propio de la tierra, porque aunque otros planetas tienen satélites como la luna, esta cumple su rotación y traslación alrededor de la tierra de una manera maravillosa, lo que va conformando sus diversas fases. Es quizás por eso también que dice según el Libro de Allah, desde el día en que Allah creó los cielos y la tierra, vinculando los doce meses con las leyes de la creación, con la forma maravillosa de los movimientos conjuntos de la tierra con la luna. Entonces la cuenta de doce meses lunares no es una simple convención humana sino que responde a las dimensiones cósmicas que Allah Exaltado estableció para nuestro planeta. El Libro de Allah es el de la Creación, del universo, con sus leyes extraordinarias.

 

Las fases de la luna

La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Es el astro más cercano y el mejor conocido. La distancia media entre el centro de la Tierra y la Luna es de 384.400 km. Su diámetro es de menos de un tercio del terrestre (3.476 km), su superficie es una decimocuarta parte (37.700.000 km²), y su volumen alrededor de una quincuagésima parte (21.860.000 km3).

La Luna tarda en girar una vuelta alrededor de la Tierra 27 días 7 horas y 43 minutos, si se considera el giro respecto al fondo estelar (revolución sideral), pero 29 días 12 horas y 44 minutos si se la considera respecto al sol (revolución sinódica), y esto es porque en este lapso la Tierra ha girado alrededor del sol. Esta última revolución rige las fases de la Luna, los eclipses y mareas. El sol ilumina siempre la mitad de la Luna, que no siempre coincide con la cara visible, produciéndose así las fases de la Luna.

Como la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta sobre sí misma que en torno a la Tierra, presenta siempre la misma cara. Esto se debe a que la Tierra, por un efecto llamado "gradiente gravitatorio" ha frenado completamente a la Luna. La mayoría de los satélites regulares presentan este fenómeno respecto a sus planetas. La inmovilización aparente de la Luna respecto a la Tierra se ha producido porque la distribución asimétrica de la masa de la Luna ha permitido a la gravedad terrestre mantener un hemisferio lunar permanentemente girado hacia la Tierra. La gravedad terrestre actúa sobre las irregularidades del globo lunar de forma que en el transcurso del tiempo la parte visible tiene 4 km más de radio que la parte no visible, estando el centro de gravedad lunar desplazado del centro lunar 1,8 km hacia la Tierra.

La Luna por su tamaño es el sexto satélite del sistema solar. No obstante si se adopta como criterio de comparación el cociente de masas con su planeta resulta que Ganímedes es 1/12.500 de la masa de Júpiter, Titán es 1/4.700 de la masa de Saturno y la Luna es apenas 1/81,3 de la masa de la Tierra. De ésta manera se podría considerar el sistema Tierra-Luna como un sistema binario. Por eso algunos científicos dan al sistema Tierra-Luna la denominación de "planeta doble" debido al desmesurado tamaño que presenta el satélite con relación al planeta, de sólo 81 veces menor masa, es decir sólo 3,6 veces menor que la Tierra (si el planeta fuese del tamaño de una pelota de baloncesto, la Luna sería como una pelota de tenis). También se apoya esta denominación en la inexistencia de más satélites naturales que orbiten a la Tierra, pues lo habitual es que no exista ninguno (caso de Mercurio o Venus), o que existan multitud de ellos, como sucede en los planetas del tipo de Júpiter.

Así, cuando se dice que la Tierra describe una elipse en torno al Sol, en realidad se debe decir que la órbita la describe el centro del sistema Tierra-Luna. Ambos astros, unidos por un eje invisible, forman algo así como una haltera (correa con piedras usada por los saltadores, barra metálica con una bola o con discos en cada extremo) disimétrica que gira en torno a su centro de gravedad.

De esas consideraciones, se desprende que los movimientos de la Luna son mucho más complejos de lo que se supone, siendo necesario para determinar con exactitud los movimientos reales de la Luna tener en cuenta nada menos que 1.475 irregularidades en los movimientos lunares diferentes y que incluyen las perturbaciones de su órbita debidas a la atracción ejercida por los demás astros del sistema solar, especialmente Venus (el más cercano) y Júpiter (el de mayor masa), así como entre otros la aceleración secular del movimiento de la Luna.

 

La práctica recta

Esta es la práctica recta (9:37). Se vincula la cuenta de los meses con la práctica recta de la vida civilizada, porque seguramente que el orden y la regularidad del calendario influyen fundamentalmente en la organización de la sociedad, en la datación de los acontecimientos históricos, y respecto de los actos jurídicos, como los contratos, las promesas, las deudas, los términos legales, los plazos comerciales, y otros, también en los matrimonios, los nacimientos, la edad de las personas, etc. Su extensión es muy amplia y numerosa. La práctica recta hace también referencia a la tradición de Abraham y de Ismael, con ambos sea la Paz, que los árabes habían recibido como legado, y a la que ya aludimos anteriormente (ver cita al pie 30).

¡No injuriéis, pues, en ellos vuestras almas [violándolos]! se refiere a los cuatro meses sagrados cuya violación determina la violencia y la muerte. El ideal es que no haya jamás violencia injusta, pero este ideal parece inalcanzable por ahora para la humanidad, aunque si al menos hubiera un periodo de no-violencia se abrirían quizás las puertas del diálogo entre los grupos enfrentados, y también quizás cesaría definitivamente la violencia. La vida del Mensajero de Allah (BPDyC) testimonia que él estableció la paz entre grupos ancestralmente enfrentados, como los Aus y los Jazray de Medina, y cuando el Islam se expandió logró la paz y la seguridad de todos los árabes de la Península.

La violencia irracional, injusta, para violar los derechos y usurpar los bienes, y despojar del honor a las personas, es a lo que se refiere no injuriéis, pues, en ellos vuestras almas, es decir con esas maldades. Pero este mandato de no violar los cuatro meses sagrados tiene por sentido que no haya nunca violación de ningún tipo, sea en esos meses o fuera de ellos, y ello es igual a la práctica del ayuno en la que se exige no caer en la ira, el insulto y la agresión por el periodo del mes de Ramadán, pero su intención es que eso se implante definitivamente durante toda la existencia.

El mes [sagrado] pospuesto… (9:37), solían los árabes idólatras retrasar la inviolabilidad, que les impedía guerrear, de uno de los cuatro meses consagrados, pasando su sacralidad al mes siguiente, para poder así luchar entre sí. Por lo general posponían la sacralidad del mes de Muhárram pasándola al siguiente mes de Sáfar (segundo del año), pues de los cuatro inviolables tres meses se presentaban seguidos: Dhu –l-Qá`dah (decimoprimero), Dhu –l-Híyyah (decimosegundo y último), y Muhárram (primero del año siguiente), y esto era insoportable cuando había venganzas pendientes entre las tribus. Por eso dice lo habilitan un año y lo prohíben otro año, para coincidir con la cantidad que Allah consagró, es decir con los doce meses, pues de lo contrario tendrían que incluir un nuevo mes entre los tres consagrados seguidos, para poder guerrear durante ese nuevo mes, aumentando así el número de meses en el año, lo que hicieron según se cree. O bien solían mejor postergar, como dijimos, la sacralidad del primer mes del año para el segundo. Todo ello lo mencionan las tradiciones de más adelante.

La postergación de la sacralidad de los meses solamente es para aumento de la incredulidad, pues aparte de adorar a los ídolos agregaban esta violación a lo dispuesto por Allah Exaltado, permitiendo, pues, lo que Allah prohibió, guerrear en aquellos meses que Él consagró.

 

Meses del calendario islámico

Los meses del calendario lunar islámico son, mencionando también la significación de sus nombres:

1. Muhárram, "sacro" o "consagrado".

2. Sáfar, "amarillear" como en otoño.

3. Rabí`u –l-Áuual, "primavera inicial" o "vegetación abundante inicial".

4. Rabí`u –l-Ájir (o Az-záni), "primavera última (o segunda)" o "vegetación abundante última (o segunda)".

5. Yumáda –l-Úla, "sequedad primera"

6. Yumáda –l-Ájira (o Az-Zaníah), "sequedad última (o segunda)"

7. Ráyab, "estaquear (las tiendas)", posiblemente al establecer campamentos.

8. Sha`bán, "dispersión", "ramificación", posiblemente de las tribus después de la concentración.

9. Ramadán, "calor agobiante", "ardiente", "sofocante".

10. Shauuál, "levantar", "alzar", posiblemente los campamentos. Puede indicar también levantarse en armas entre las tribus.

11. Dhu –l-Qá`dah, "el de la interrupción (de actividades bélicas)".

12. Dhu –l-Híyyah, "el de la peregrinación".

Los nombres de algunos meses parecen indicar que tuvieron su origen en las temporadas de las estaciones del año, como por ejemplo el segundo, el tercero y el cuarto. Pero en realidad no coinciden con esas temporadas, excepto ocasionalmente, porque se mueven durante el año solar como ya lo explicamos en la interpretación del versículo 9:36. Otros nombres parecen indicar la actividad de acampar y guerrear. De todos modos estas denominaciones no coinciden necesariamente con los hechos que parecen mencionar, excepto que los cuatro meses sagrados así declarados por el Sagrado Corán, Muhárram, Ráyab, Dhu –l-Qá`dah, y Dhu –l-Híyyah, tienen el significado concreto de no guerrear en ellos.

fin

 

 

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