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Las creencias del islam

Por el Sheij Ali Al-Husaini

 


La dimensión divina

Dios dice en el Sagrado Corán: No dimensionaron a Dios en Su justa dimensión, y dijo el Profeta: "Dios está en la opinión que Su siervo tiene de El". Expresó Alí: "Engrandece la idea de Dios en ti y se empequeñecerá el mundo".
Tal es la esencia del Islam, la realización personal. Y en esta realización, el eje es la idea que cada uno tenga de Dios, idea que debe ser despojada de toda definición, de toda limitación. Por eso el único ejemplo que da Dios en el Sagrado Corán sobre Sí Mismo es el de la Luz, por su universalidad y falta de limitación.
Se conoce a Dios por Dios, y podríamos también decir que uno se conoce a sí mismo por Dios. Únicamente se ve la realidad de sí mismo cuando se la ve a través de Dios.



La fe, el corazón y la realidad

La fe no solamente está constituida por los actos exteriores, sino que estos signos exteriores son índice de algo superior que es la fe interior. La fe es un hecho del corazón humano y el corazón representa la unidad del ser. Por eso Dios, exaltado sea, menciona en el Sagrado Corán tantas veces el corazón del siervo, como por ejemplo que El está más cerca del corazón del hombre o de su vena yugular (50:16), la cual entra en el centro del corazón. Y afirma que el Sagrado Corán fue hecho descender a tu corazón [Profeta] (26:194), es decir a su ser integral, a su unidad como persona. «Fe» significa: Que hay realidad en lugar de ser todo vano. Para el creyente todo lo que existe en armonía surgió de un Principio absoluto que es Dios, exaltado sea, y retorna al Principio absoluto del que surgió.
Dice el Sagrado Corán: Y los que son incrédulos, sus obras son como espejismo en una vastedad, al que el sediento [a punto de morir de sed] imagina agua. Hasta que cuando llega a él no encuentra nada, y halla allí a Dios [muere], y El le hace satisfacer su cuenta, siendo Dios Prestísimo en la cuenta. (24:39). Todas los caprichos humanos son como espejismos en una vastedad desértica, igual al alma del hombre sin ningún conocimiento espiritual, siempre detrás de espejismos a lo lejos. Pero el día de su muerte llega a la certidumbre y sólo encuentra a Dios.

Intimidad y fe

La intimidad con Dios es la fe, por lo que dijo el Profeta: "La fe es un vínculo secreto entre el siervo y su Señor". La fe es secreto, y por lo tanto intimidad, por lo cual el que conserva la intimidad y el pudor tiene fe. Y dijo el Profeta: "Dios creó la fe, el pudor, y el intelecto, juntos, y le dio a elegir al intelecto entre mantenerse unido al pudor o separarse de él, y el intelecto eligió mantenerse unido", de lo que se concluye que por ello conservó además la fe. El intelecto debe mantener la intimidad y el pudor, en los que se funda la fe, el secreto de su vínculo con Dios, exaltado sea.

La naturaleza pura del hombre y su deformación

El Sagrado Corán ordena: ¡Eleva pues tu rostro hacia el Din [creencias y prácticas reveladas] primigenio [puro y esencial]!: Es la esencia pura [instaurada] por Dios en la cual El originó a la humanidad. ¡No hay transmutación en la Creación de Dios!, tal es la doctrina recta. (30:30). Es decir, Dios puso un contenido en cada cosa, y ese contenido en el hombre es el conocimiento de su propio ser y realidad, dentro de la Realidad divina. El hombre debe obedecer por norma a su naturaleza esencial, pura, para llegar a la felicidad en este y en el otro mundo. Debe apartarse de la idolatría, de la superstición, de las perversiones morales, y obedecer lo que Dios le determinó como naturaleza.
También del Profeta se transmite: "Dice Dios Poderoso y Majestuoso: 'He creado a Mis siervos íntegros, pero les vinieron los satanaces y les apartaron de su fe, y les vedaron lo que Yo permití para ellos'. Y luego agregó el Profeta: Pero el que adopte fuera de Dios a Satanás como conductor habrá perdido totalmente".

Significado de la complacencia de dios y el amor

Dios es Unidad y decir esto de Dios es decir que El es Amor, en el sentido de que El es la Unidad que une y que manifiesta todo en la Unidad. El universo con su diversidad y con sus fuerzas contrarias mantiene la unidad por el Amor de Dios, la fuerza de la Unidad.
El amor también es Misericordia de Dios, pero ¿qué significa Misericordia?: Ella es el ser de las cosas. El que tiene una cualidad buena tiene Misericordia de Dios, y cuanto más cualidades buenas y posibilidades tenga más Misericordia contendrá.
Cuando Dios dice que El tiene Complacencia con Sus siervos, significa amor hacia Sus siervos. Pero debemos interpretarlo más correctamente como que unos siervos son amorosos con los otros, porque todo lo que Dios manifiesta de El lo manifiesta en los hombres y en los vínculos entre ellos. Si Dios ama a alguien éste ama a la humanidad y le hace el bien, y cuando Dios se enoja con alguien éste manifiesta en sí mismo el enojo divino siendo odioso con la humanidad y haciéndole el mal. Esto no significa que Dios provoque esas cosas sino que el siervo, al apartarse de Dios, cae en el aborrecimiento divino y realiza tales cosas. Significa esto que la condición del hombre es el reflejo del vínculo que tiene con Dios. Dijo el Profeta: «Cuando Dios ama a un siervo llama a Gabriel, el Espíritu Santo, y le dice: `Yo amo a Fulano, ¡ámalo tú!' Y entonces Gabriel pregona a los ángeles: `Dios ama a fulano, ¡ámenlo!'. Y los ángeles descienden a los seres de la tierra y le dicen: `Dios ama a fulano, ¡amadlo!'». Y por lo tanto, a quien Dios más ama es el Profeta Muhammad, el Amado de Dios, a quienes los corazones no pueden conocer sin amar.

 

Características del creyente y del incrédulo

El incrédulo otorga realidad a lo pasajero, el creyente otorga realidad a lo eterno y permanente, y así el incrédulo se apega a las cosas del mundo. El creyente cree en la realidad de sus actos, el incrédulo no cree en la realidad de sus actos, los hace como por juego. El creyente mira su trabajo por el trabajo mismo, sino por la construcción del mundo, porque él es el delegado de Dios en la Creación, y como el Señor elabora las cosas de su mundo. El incrédulo, en síntesis, no cree en la trascendencia de sus actos y exalta la realidad del mundo. El creyente cree en la trascendencia de sus actos y desmerece la realidad del mundo.

El modelo islámico del ser humano

El Islam pone por encima de todas las cosas el hecho de que el hombre alcance su perfección, que no tenga un corazón torpe, que sea tierno con la humanidad, como el Profeta, que disculpe a su hermano humano, que pida la Indulgencia para los creyentes, y que no los engañe. No pone el Islam como meta de la existencia en este mundo, entonces, la obtención de bienes, la acumulación de cosas que debemos dejar cuando partimos definitivamente, tampoco la adoración de Dios sin conciencia de por qué se Le adora, ya que El no necesita que Le adoren, el hombre debe ser consciente de por qué ama a Dios, que ello es para su propio bien, para pulir sus sentimientos, depurar su alma y alcanzar la plenitud del espíritu.

La prueba del mundo

Todo cuanto el hombre recibe de Dios, sin excepción, es una prueba, y lo es su relación con sus semejantes. Si la persona es creyente o impía da lo mismo, lo mismo está sometida a la prueba. La prueba está vinculada a la predestinación, Dios predestinó el mundo y a cada alma para que sea sometida a ella. Sobre la prueba del alma dice el Sagrado Corán respecto de Abraham: He aquí que Abraham fue probado por su Señor con unas palabras (2:124). Tal es la prueba íntima del corazón, a través del conocimiento, que constituye el parámetro más importante de la prueba.

La prueba es mencionada reiteradamente por el Sagrado Corán como la condición del acceso al bien del más allá, y en este mundo a la felicidad y a los grados espirituales: Vuestros bienes e hijos son un cisma para vosotros (64:15). Cuando Dios prueba al hombre su alma o corazón de éste se divide entre dos, el bien y el mal, y entonces debe elegir.

Y dice el Sagrado Corán: Si Dios hubiese querido El habría triunfado sobre ellos [sobre los incrédulos] pero [no lo hace] para probaros unos con otros (47:4). Y: Para que Dios pruebe de Su parte a los creyentes con una prueba bonísima [es decir les conceda el triunfo y la recompensa] (8:17). Cada uno sabe si la prueba que está pasando es un bien o un mal, lo intuye en su ser, pero el creyente nunca la toma como algo malo, mientras que el incrédulo desespera.

La acción del creyente en el mundo

El principio general de que parte la acción del creyente en el mundo es que cuando él actúa con los otros está actuando consigo mismo, es decir lo que hace a otros lo hace a sí mismo. Y vamos a agregar algo más a esto, el hecho de que el hacer el bien es como un ruego o una petición a Dios de un bien para nosotros, y el hacer el mal es como un ruego o una petición a Dios de un mal en contra nuestro. Dicho ruego o petición es indefectiblemente respondido, y entonces el bien se vuelve en nuestro bien y el mal se vuelve en nuestro mal, pues Dios nos devuelve aquello que sembramos.

Comentario: la importancia de la derrota de los creyentes

No hay nada que Dios permita que nos acontezca que sea para nuestra perdición, e inclusive la derrota tiene una función excelente en la vida de los creyentes, pues el sufrimiento, el fracaso y la frustración, cuando afectan al creyente, solamente sirven para el bien, para beneficio, para grandeza de su alma. Lo que Dios prueba con la derrota son los corazones, pero la prueba se remite siempre en última instancia al conocimiento, al intelecto, porque la elección a él le corresponde. Debe elegir entre el camino de la derrota o el camino del triunfo en Dios.

Es cierto que Dios nos prueba con la derrota, pero ésta no llega por sí misma sino por causa de los actos que realizamos, de las obras de nuestras manos. Dice el Sagrado Corán respecto a que Dios Exaltado establece la prueba del fracaso: No os afecta ninguna desgracia en la tierra [es decir en los hechos del mundo] ni en vuestra almas que no esté en un registro [escrita] antes de haber Nosotros iniciado [la Creación]. (57:23) Esta es una declaración de Dios por la cual El determinó que la derrota, la desgracia, la aflicción, fueran parte de la prueba de este mundo, aún antes de la creación de los seres.

El triunfo y el fracaso para los creyentes

El triunfo y el fracaso no son contrarios cuando se trata de la Causa de Dios. Ello se debe a que Dios nunca fracasa, y que si bien en este mundo parece prevalecer el mal y sus personeros, en realidad todo Poder y toda Fuerza sólo pertenecen a Dios, y sólo a El le cabe la victoria. Dice el Sagrado Corán: Que sepan que la Victoria [o el Poder] pertenece sin duda todo a Dios [o sólo a Dios] (4:139). Y es Dios el que hace predominar Su determinación, pero la mayoría de la gente no conoce. (12:21).

Por ejemplo, Dios sabía cuál era el destino de José (P), y lo había predeterminado: Iba a hacerlo prevalecer sobre el resto de la gente, a exaltarlo. Pero en cierto momento era sólo el más pequeño de los esclavos, y su cuerpo y su alma fueron vendidos. Pero Dios conoce que el fracaso siempre es victoria para el creyente que confía en Dios, y de El recibe los secretos. Y este creyente sabe que nunca fracasa, que toda vez que asume la Causa de Dios con su persona y sus bienes, como dice el Sagrado Corán, triunfa.

El hecho de que Dios prefiera el aparente fracaso personal de Sus siervos, antes que el triunfo, se debe a que ellos son así más probados, y obtienen un bien mayor. Porque Dios predestina al hombre para el mayor bien, aunque tenga primero que pasar por una prueba adversa. El nada necesita de este mundo, su Poder y su Triunfo son anteriores al mundo, no necesita de la creación para triunfar, o salir Victorioso, u obtener Poder. Dios tampoco necesita del hombre para poder vencer. Por lo tanto, si el hombre lucha por la Causa de Dios, lucha por sí mismo, no porque Dios lo necesite. Dios vence por Sí Mismo, aunque lo haga a través de los hombres. Esto significa que cada vez que los creyentes vencen en la Causa de Dios, es Dios el que vence a través de ellos, y los enaltece por su Gracia, por Su Generosidad, les da más. Y aunque éstos fracasen, confirman la victoria de Dios, como quien estando en la oscuridad, confirma la luz al salir al exterior.

El triunfalismo de muchas personas en la actualidad, o bien es ignorancia, o bien es debilidad de su fe, porque no saben que Dios nunca fracasa, nunca es derrotado.

 

Significado del pacto con dios. La libertad y el sometimiento. El autoconocimiento

"Ser humano" significa "ser libre y voluntarioso". El espíritu es la libertad, la suma posibilidad dentro de los límites de nuestra capacidad humana, tal como Dios tiene la posibilidad absoluta para realizar aquello que El quiere. Esta condición la insufló en el hombre, y por eso somos seres humanos responsables, voluntariosos, como fundamento de nuestro pacto con El. El mineral no pacta, el vegetal y el animal tampoco, el ángel no necesita pactar con Dios, le es impuesto aquello que Dios quiere. Dice el Sagrado Corán: Ellos no desobedecen lo que Dios les ordena, y realizan lo que les es ordenado (66:6). El ser humano pacta, a la cabeza de los cuales están los Profetas, representantes de la humanidad y contraparte de Dios en el pacto, seres humanos perfectos, a los que Dios les concedió Sus Atributos en grado sumo. Por eso la libertad tiene un doble sentido, por un lado es cumplir con Dios, y por otro es poder rebelarse contra El. Esto es superior a la posibilidad de rebelarse, porque el verdadero logro, la libertad verdadera, es someterse a Dios después de haber conocido Su Grandeza, y nuestra propia condición de seres indigentes, limitados, falentes, que sólo logran su objetivo sometiéndose a El, exaltado sea. Por eso la sumisión no es una degradación, sino una exaltación del ser humano.

Si alabamos y exaltamos a Dios, es que nos reconocemos a nosotros mismos, como seres vinculados a esas Realidades tan elevadas, que gozan de ellas en sí mismos. Nada puede ser conocido, expresado, alcanzado, cuando de Dios se trata sino en sí mismo. Porque éste es el escenario de las Luces de Dios.

Y cuando nos reconocemos a nosotros mismos, exaltando a Dios todo lo que proviene de Dios es bueno, y estamos nosotros en el sumo bien. Pero cuando nos separamos de la exaltación a Dios y de la Bendición al Profeta, todo lo que hagamos es pernicioso para nosotros mismos, y ya no somos el escenario de las Luces de Dios, sino el escenario de las tinieblas del mundo.

Reconocerse a sí mismos es la única forma de acercarse a Dios, y de alcanzar los grados del Profeta, la Sabiduría y el Amor.

 

 

Apéndice

 

El fatalismo

El fatalismo es una grave falacia, un error que a partir del cual queda determinada la conducta y la vida de las personas y les quita lo mejor que Dios les dio, el intelecto y la libertad. El fatalista es un hombre que no tiene un uso correcto de su intelecto, ni tiene libertad. En cuanto al intelecto, porque éste es el que elige en el mundo de la prueba, debe decidir, y es el que realmente está siendo probado. Es decir el hombre no es igual a la naturaleza porque ni los cielos, ni la tierra, ni las montañas asumieron el depósito sagrado del intelecto y de la libertad. El Poder divino es la libertad y la posibilidad total y el que se encomienda a él es libre y puede tanto como Dios quiera.

El fatalismo representa idolatría y todo fatalista es idólatra, adora a otra cosa que a Dios. Como dijo Alí (P) «los idólatras son fatalistas» (o bien dijo «los fatalistas son idólatras»), pues ponen junto a Dios un poder sucedáneo, el del destino, por ejemplo, aún cuando lo conciban como de origen divino, ya que más bien lo conciben como un poder autónomo de Dios. El fatalismo anula el bien y el mal, la prueba y el juicio de Dios sobre Sus siervos, ¡miren que grave que es todo esto! Anula el bien porque si alguien hace el bien y éste ya estaba dictado por Dios ¿qué recompensa puede adquirir el hombre?, y anula el mal porque si alguien comete el mal y éste estaba dictado por Dios ¿qué castigo le puede impartir Dios? Anula la prueba en este mundo porque dicha prueba es elegir entre el bien y el mal. Y anula el juicio de Dios en este mundo y en el otro porque ese juicio debe ser sobre el bien y el mal, libremente realizados por el hombre, lo cual el fatalismo niega.

Los fatalistas equivalen a los que atribuyen a Dios injusticia porque mueren niños, otros nacen deficientes, hay cataclismos, o cualquier otra causa en la que ven la fatalidad. Pero el hombre es poseedor de intelecto y libertad, no sólo de libertad como dicen los libertinos para librarse de Dios y hacer lo que ellos quieren, sino de intelecto en el que Dios ha escrito la verdad, y de libertad para proceder de acuerdo al intelecto.

fin

 

 

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