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la argumentacion

Autor: Sheij Alí Al-Husaini

 

Que es la argumentación

Dice Allah, Majestuoso y Poderoso, dirigiéndose a su Profeta (BPDyC):

Y discrepa con ellos con lo que sea mejor (13:125).
No discrepéis con la gente del libro (cristianos y judíos), sino con aquello que es mejor (29:46)
¿Acaso no ves a aquel que disputó con Abraham? (2:258)

También en cuanto a Abraham y sus diversas polémicas con los devotos de las estrellas, los adoradores del sol y la luna, quienes interpretaban el cenit (exaltación de los astros), su curso, su salida o aparición, y su ocaso como mensajes del cielo para los hechos de la tierra, lo cual Allah rechaza:

Y así hemos dado a ver a Abraham los reinos de los cielos y de la tierra, para que sea de los temerosos... Este es nuestro argumento que hemos dado a Abraham para disputar con su pueblo (6:79-83).

En todos estos versículos encontramos una orden de parte de Allah Exaltado en cuanto a la manera y a las condiciones de la argumentación y de la polémica, de la dialéctica, y tenemos un ejemplo de cómo argumenta Abraham (P) en lo siguiente:

Cuando lo cubrió la noche vio un astro y dijo: "Este es mi Señor", pero cuando desapareció el astro exclamó: "Yo no amo lo que desaparece" Y cuando vio la luna resplandeciente y elevada, dijo: ''Este es mi Señor", pero cuando se puso la luna, exclamó: "Si no me dirige mi Señor seré de los errados!" Y cuando vio el sol en su plenitud expresó: "Este es mi Señor, éste es más grande", pero cuando desapareció el sol exclamó: "¡Gentes!, estoy exento de todo cuanto idolatráis, he tornado mi rostro hacia quien originó los Cielos y la tierra puramente entregado y no soy de los idólatras" (6:75-83).

Y disputando con su pueblo respondió:

¿Disputáis conmigo respecto a Allah mientras es El quien me ha
guiado? No temo cuanto vosotros le asociáis, excepto que Allah quiera
que tema algo. Mi Señor repleta todas las cosas de conocimiento, ¿acaso no meditaréis? ¿Cómo he de temer cuanto vosotros asociáis a El [desde que eso no tiene ningún poder]? ¿Acaso vosotros no teméis haber asociado a El aquello respecto de lo cual no os ha sido revelado ningún poder? ¿Cuál de los dos sectores está más en la seguridad? ¡Si lo supierais!" Aquellos que creen y no revisten su fe con la opresión, éstos tendrán la seguridad (amán) y son los bien guiados

Y termina el párrafo de su polémica y su argumentación con la gente de su época diciendo:

Este es nuestro argumento que hemos dado a Abraham contra su pueblo, elevamos en grados y jerarquías a quien queremos. En verdad que tu Señor es Sapientísimo Conocentísimo

Frecuentemente en el Sagrado Corán estos dos últimos atributos del conocimiento de Allah que aparecen al final del versículo van juntos, y en este se debe a que se destaca la enseñanza de la argumentación. Si nosotros observamos bien la argumentación de Abraham sobre el Tauhíd (la Unidad divina) veremos que da ejemplos concretos sobre ello y sobre la desaparición, perecidad o contingencia de las cosas creadas, aquellas que se pueden ver y que se pueden percibir por los sentidos.

 

La argumentación en búsqueda de la verdad

Vamos a repasar estos pocos versículos de la sura Los Rebaños, sobre Abraham (P), desde su argumentación más simple, que tiene con su padre, o mejor dicho tutor. Dice:

Cuando le dijo Abraham (P) a su padre, '¿Acaso tornáis a los ídolos por dioses? Yo te veo a ti y a tu gente en un profundo error

La primera conclusión es que Abraham (P) no tiene en cuenta la creencia de su tutor, y hace esto aunque pueda respetarlo en todo lo demás, pero cuando sabe que está en el error en cuanto a Allah le dice francamente: "Yo te veo a ti y a tu gente en un profundo error" Yo te veo a ti y a tu gente en un profundo error. Azar, el tutor de Abraham (P), era un gran ministro de los ídolos. Continúa el Sagrado Corán:

Y así hicimos ver a Abraham los reinos de los cielos y de la tierra, para que sea de los temerosos

El verdadero conocimiento sobre el Tauhíd o Unidad divina procede de Allah, Quien lo insufló en Abraham (P). La conclusión es que hasta ese momento Abraham sólo estaba utilizando el intelecto, no había recibido la Revelación, pe­ro Allah insufló en su corazón algo de ese conocimiento. Le dio a ver los reinos de los cielos y de la tierra, es decir le otorgó conocimientos sutiles, correspondientes a los reinos de los cielos, y conocimientos más groseros, de los reinos de la tierra. Allah le enriqueció su intelecto para que sea de los temerosos a Allah en lo profundo de su corazón, pues quien no Le teme no alcanza ninguna sabiduría.

Y cuando vino a él la noche vio un astro, comprobamos así cómo buscaba a Allah sin tener ninguna Revelación de parte Suya, y dijo "este es mi Señor" Pero cuando se ocultó el astro exclamó: "no amo lo que desaparece". Su intelecto lo lleva, escalón tras escalón, hacia la verdad. Así hizo con la luna, dijo: "Este es mi Señor" Pero cuando se ocultó la luna, por segunda vez exclamó: "Si mi Señor no me guía, yo seré de las gentes extraviadas". Significa esto que por más que uno busque con su intelecto, si no hay de parte de Allah Exaltado una orientación, el hombre se equivoca.

Cuando se equivocó dos veces Abraham (P) recapacitó y dijo: si mi Señor no me guía hacia El..., su intelecto lo estaba dirigiendo y le decía cada vez "éste es tu Señor" y "aquél es tu Señor", pero sin embargo ello no era verdad. Al desechar todas las cosas de sus sentidos, a las cuales su intelecto por su propia cuenta le atribuía que eran su Señor, todavía él creía que había un Señor oculto, que debía guiarlo hacia Sí, y que no era como todas esas cosas que había visto antes.

Continúa el Sagrado Corán: Cuando vio el Sol y comprobó que era más grande dijo,"'Este es mi Señor", pero cuando se ocultó el sol, exclamó:"'Soy inocente de cuanto le asociáis", como si dijera a la gente de esa época: "He llegado a la máxima admisión de vuestros errores, pero me declaro inocente de toda enseñanza que vosotros difundís". Significa que no solamente estaba buscando con el intelecto sino que tenía como fondo para ello la tradición astrológica de los babilonios, de los caldeos, con la que él estaba vinculado (Ur estaba en Caldea) bajo las diversas facetas de esa tradición: Los astros, la luna y el sol; tenía por base las doctrinas o algunas enseñanzas de su época. Sabemos esto cuando dice "yo estoy exento y me declaro libre de cuanto vosotros estáis atribuyendo a Allah". En ese momento, liberado de toda carga, exclama: Por cierto que he orientado mi rostro hacia quien ha originado los cielos y la tierra, puramente entregado. Esto también quiere decir que solamente cree en un Principio, y agrega y no soy de los asociadores, es decir idólatras. La palabra "haníf", puramente entregado, que utiliza aquí el Sagrado Corán para la declaración de Abraham (P) en su época significaba "contrario a", en cuanto a los ídolos del pueblo y a la tradición patricia.

Y disputó con él argumentando sus opositores. Respondió: ¿Me vais a argumentar acerca de Allah mientras que El ya me ha dirigido? (es decir, ya me ha liberado de todas vuestras mentiras). Pero no temo todo aquello con que me amenacéis, excepto que Allah quiera que tema algo. Ellos lo amenazaban con sus ritos, con sus ídolos, con sus sortilegios, con sus mentiras, y él responde que no temerá a todo eso, sino que Allah Exaltado seguramente le mandará una prueba, y quizás tema en ese momento. Y continúa: Mi Señor llena todas las cosas con Su Ciencia, ¿acaso no meditáis?

Todo lo que se refiere a Abraham en el Corán es altamente sabio, muy lleno de contenido. Dice el Sagrado Corán: Allah ordena la justicia, hacer el bien, y dar a los parientes próximos y prohíbe el mal, la rebeldía y la corrupción. Os advierte quizás así meditéis. En esta enseñanza que aparece tres veces en el Sagrado Corán hay una invitación al hombre para que medite, busque argumentos para tratar con nuestros semejantes de todas las tendencias, sin infligir nunca ninguna de las prescripciones de la justicia, del bien y de la caridad, y nunca dejar de rechazar las otras tres cosas, la maldad, la malevolencia, la rebeldía y la corrupción. Tres cosas contrarias entre sí.

fin

 

 

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El Islam y la tolerancia