la realidad del corazon
El ámbito del corazón
La Sharí'ah o Ley islámica contiene normas establecidas para bien del individuo, tanto como de la comunidad. Pero hay en la persona un interior que únicamente Allah conoce de verdad, y que ni el mismo individuo puede abarcar. Es el ámbito del corazón. Si bien sus actos de Sharí'ah (oración, ayuno, caridad, buen trato, perseverancia, etc.) son buenos por sí mismo, aún así no es posible estar completo e integrado sin las pruebas del corazón, sin la intención (níiah), que es el fundamento de todos los actos, oculto en el corazón. Dijo el Profeta (BPDyC): "Los actos son según la intención".[1] El iqná' (convicción) y el ijlás (entrega), son virtudes del corazón que garantizan el cumplimiento de los actos ante Allah Exaltado. Pero nadie conoce el verdadero corazón del creyente excepto Allah: Allah interfiere entre el hombre y su corazón (8:24), Él está más cerca de vosotros que la yugular (50:16).
La realidad del corazón queda evidenciada por el Sagrado Corán y la experiencia personal. El Profeta (BPDyC) la menciona al decir: "Existe una parte de vosotros que si está sana perfecciona todo el resto y que si se corrompe, corrompe a todo el resto". Le preguntaron cuál era y respondió: "¿Acaso no es el corazón?", tradición que citamos enteramente luego.
Se cuenta en Perlas esparcidas que un compañero del Profeta (BPDyC), llamado Uábisah, narró: "Fuí a lo del Mensajero de Allah (BPDyC), pretendiendo no omitir nada que se refiera a la bondad (al-birr), y a la maldad (al-izm), sin dejar de preguntárselo. Y él me dijo: '¡Uábisah!, ¿te informaré yo sobre qué es lo que has venido a preguntar, o bien tú lo preguntarás?'". Es decir, el Profeta (BPDyC) ya sabía por inspiración qué era lo que venía a preguntar. Respondí: "'¡Mensajero de Allah!, infórmame tú'. Dijo: 'Viniste a preguntar por la bondad y la maldad'. Luego el Profeta (BPDyC) juntó tres dedos, comenzando a golpetear con ellos sobre mi pecho, diciendo: '¡Uábisah!, ¡consulta a tu corazón, consulta a tu alma!: La bondad es en lo que el corazón y el alma reposan y se aseguran, y la maldad es lo que perturba el corazón, y se revuelve en el pecho, aún cuando la gente te pida consulta, o responda a tu consulta'" (T, V, p. 190). Dice en otra versión: "El mal (o la malicia) es lo que se mueve en el corazón, vacila en el alma, y detestas que sea conocido por la gente" (MIK, I, p. 247). Y también dijo el Profeta (BPDyC): "Lo lícito es manifiesto y lo ilícito es manifiesto, y entre ambos existen asuntos ambiguos, que la mayoría de la gente no conoce. Así pues, el que tema esas ambigüedades habrá resguardado su fe y su honor, pero el que cae en esas ambigüedades, caerá en lo ilícito (harám). Como un pastor que apacenta a orillas de un coto cerrado en el que se teme que caiga: ¡Que no!, cada soberano tiene su coto, ¡que no!, por cierto que el coto de Allah en Su tierra son Sus prohibiciones. ¡Que no!, sin duda que en el cuerpo existe una porción que si se sanea, sanea todo el cuerpo, pero si se corrompe, corrompe todo el cuerpo: ¿Es que ella no es el corazón?" [2]
El corazón, en el sentido que lo mencionan el Sagrado Corán y la tradición del Profeta (BPDyC), no es simplemente el órgano carnal, aunque no lo excluye, ni son meramente los "buenos sentimientos", a los que tampoco excluye, sino aquello que el que el Sagrado Corán nos enseña en numerosos versículos que luego citaremos. Comprende todos los estados superiores del hombre, su ser espiritual, el bien y la verdad que alcanza en su exigua existencia, las virtudes superiores, y el conocimiento espiritual. También las funciones racionales, de la voluntad y de la inteligencia; y por último, las funciones meramente anímicas: habla, visión y audición, movimiento, y sentimientos elevados.
El corazón constituye algo céntrico y esencial, de todo lo superior del ser humano, sean las virtudes superiores y el conocimiento espiritual, el raciocinio y la voluntad, sean las funciones anímicas. Al respecto dijo el Profeta (BPDyC): "Toda cosa tiene un centro", es decir, una esencia que es como el punto de irradiación de su ser, y comprendemos así su otro dicho, que si el corazón se corrompe, corrompe todo. Dice el Sagrado Corán acerca del corazón:
Por cierto que en esto hay una advertencia para quien posee corazón o escucha atentamente, siendo testigo (50:37);
No acontecerá [al hombre] ninguna calamidad si no es con el consentimiento de Allah. Y a quien cree en Allah [Él] guiará su corazón, puesto que Allah es Omnisciente (64:11).
Dijeron [los que son impíos]: "Nuestros corazones están obnubilados para aquello a que nos invitáis [el Mensaje coránico] y nuestros oídos están obstruidos, y entre nosotros y tú [Profeta] hay un espeso velo. Actúa pues, que nosotros, sin duda, haremos [lo contrario]" (41:5).
Este último versículo indica que la totalidad espiritual y anímica de los que son impíos es inepta y negativa para la Revelación. Sus corazones están cubiertos por un velo oscuro (akínnah, que traducimos como "obnubilación"); sus oídos que representan al entendimiento, están obturados, y hay una barrera efectiva (velo espeso), existencial, que los separa del Mensajero Muhámmad (BPDyC), barrera constituida por la ignorancia y el prejuicio.
Otros versículos sobre el hombre en general expresan
¿No han discurrido sobre la tierra para tener corazones con los que comprender y oídos con los que entender? Por cierto que no se ciega la visión, sino que se ciegan los corazones que están en los pechos (22:46).
No os condenará Allah por las vanidades de vuestros juramentos [equivocación o error involuntario que haya en ellos] pero os castigará por lo que hayan realizado vuestros corazones [mal intencional]. Y Allah es Indulgentísimo, Misericordiosísimo (2:225)
Las virtudes del corazón son citadas con frecuencia y ellas sólo conciernen a los que son creyentes:
Diles: "Por cierto que Allah desvía a quien quiere y guía hacia El a quien se arrepiente, quienes son fieles y se sosiegan sus corazones con el Recuerdo de Allah. ¿Acaso con el Recuerdo de Allah no se sosiegan los corazones? (13:28)
El es quien infunde el sosiego en los corazones de los fieles, para aumentar fe a su fe (48:4)
Mas quien magnifique los ritos de Allah [sepa] que sin duda [ello procede] de la piedad de los corazones (22:32)
Allah conoce cuanto hay en vuestros corazones (33:51).
Por fin hay dos versículos que nos enseñan cuál es la condición del creyente (mú'min)
No encontrarás gentes que crean en Allah y en el Día Final, que intime [sin embargo] con quienes sean enemigos de Allah y de su Mensajero [Muhámmad] aún cuando fuera con sus padres, sus hijos o sus hermanos o [los de] su clan. A aquéllos [que no intiman con los enemigos de Allah y su Mensajero] grabó [Allah] en sus corazones la fe y los fortaleció con su espíritu [proveniente] de El. Y les introducirá en Paraísos [en los] que corren por debajo los ríos, [estarán] en ellos eternamente. Se complace Allah de ellos y ellos se complacen de El. Estos son los partidarios de Allah. ¿Acaso no hay duda de que los partidarios de Allah son los victoriosos [salvos]? (48:22).
En verdad que quienes atenúan sus voces ante el Mensajero de Allah, son aquellos que ha probado Allah sus corazones para la piedad. Tendrán una Indulgencia y una recompensa incalculable (49:3).
En este último versículo la obediencia, el temor y la veneración al Profeta (BPDyC) es el signo de los corazones verdaderos, purificados del error. En cuanto a los que son impíos e hipócritas están citados por los vicios de sus corazones:
Quienes contradicen los Signos de Allah sin [poseer ningún] poder revelado. Grande es la aversión de Allah y de los fieles [hacia su proceder]. Es así como signa Allah todo corazón soberbio y opresor (40:35)
Y he aquí que hemos creado y destinado para el infierno a muchos genios y hombres. Tienen corazones con los cuales no razonan, y tienen ojos con los cuales no ven, y tienen oídos con los cuales no oyen; [son] como las bestias, pero [aún] inferiores [más desviados]. Estos son los desatentos [olvidados de sí mismos] (7:179)
¿Es que jamás se les manifestó a los que han heredado la tierra después de sus [primitivos] habitantes que si quisiéramos los afligiríamos por sus pecados y sellaríamos sus corazones para que no oigan? (7:100).
En este último versículo se identifica el carácter intelectual del corazón a través de la audición que representa a la comprensión racional. La cultura humana se funda y mantiene sobre las virtudes del corazón.
En síntesis, el Sagrado Corán dice que el corazón del hipócrita y del impío es ciego, enfermo (22:53), empedernido (22:53), obnubilado e ignorante (23:63), negativo y contumaz (16:22); y que tienen entre sí divididos sus corazones (59:14).
Respecto especialmente del hipócrita, que es el peor ejemplo humano (estarán en el nivel más bajo del Infierno, 4:154), dice el Libro:
Los hipócritas temen que sea revelada a su respecto una sura (capítulo) que ponga en evidencia lo que hay en sus corazones. Diles: "¡burláos!. Sin duda que Allah hará surgir lo que teméis (9:64)
Como conclusión de lo dicho sólo nos resta volver sobre las virtudes del corazón, las que definen a la fe y constituyen el signo mismo de la purificación. El Sagrado Corán establece un decálogo de conducta y da una guía de los signos propios del corazón del creyente:
¡Los que sois creyentes!: Temed a Allah como es debido y no muráis si no siendo musulmanes. Y aferráos al Cordel de Allah todos [vosotros] y no os dividáis. Y acordaos de las gracias de Allah para con vosotros, cuando erais enemigos y reconcilió vuestros corazones y he aquí que por Su Gracia sois hermanos. Y estabais al borde del abismo del infierno y he aquí que os extrajo de él. Así os evidencia Allah sus Signos para que os bien guiéis (3:102-103).
Solamente son creyentes los que cuando se recuerda a Allah sus corazones se estremecen, y cuando se les recitan Sus signos [versículos] les acrecientan en fe, y a su Señor se encomiendan (8:2).
Y quitará la ira de sus corazones y perdonará a quien quiera puesto que Allah es Sapientísimo y Prudentísimo (9:15).
La ascensión del Profeta (BPDyC) y el camino del corazón hacia Allah Exaltado
La evidencia de la realidad del corazón es el mismo Mensajero Muhámmad (BPDyC), del que dice el Sagrado Corán:
Diles: "Quien sea enemigo de Gabriel [que sepa] que reveló [el Corán] a tu Corazón, con la anuencia de Allah, confirmatorio de cuanto le precedió [de la Revelación] y Guía y albricia para los creyentes (2:97).
Por cierto que [el Corán] es una Revelación del Señor de los seres. Descendió con él el Espíritu Santo [Gabriel] a tu Corazón para que seas de los advertidores [enviados], en lengua árabe elocuente, y sin duda que está anunciado en las Escrituras antiguas (26:192-196)
Entre los símbolos del Islam figura la ascensión del Profeta (BPDyC) (al-mi'ráy), el símbolo más rico del Islam, con sus muy profundos significados, siendo el principal el del mismo Profeta (BPDyC).
Pero existe también un significado que concierne al siervo de Allah en particular, vinculado al corazón en su camino de ascensión o mi'ráy. Es gracias al Profeta (BPDyC) que ese camino ha quedado abierto para los creyentes, y es posible recorrerlo, el que no tiene parangón con ningún otro camino espiritual inaugurado por los Profetas anteriores, con ellos sean la Bendición y la Paz, el más elevado para la realización espiritual, llamado también Siratul-Mustaqim, el Sendero Recto, al que se llega sólo por la Apertura (Al-Fátihah) que proviene de la Bárakah de Muhámmad.
En su Ascensión el Amado (BPDyC) llega hasta el Loto de la Linde, el lugar sobrenatural más elevado, el fin de todo. Allí Gabriel (P) lo abandona para qué alcance, más allá de todo, el Trono de Allah ('Arshul-Lahi), que simboliza la realidad superior por encima de la cual sólo está Allah en Sí Mismo. Es, por analogía con el Loto de la Linde, la realidad sobrenatural más elevada de la Manifestación, de los universos espirituales, y en cuanto al Profeta (BPDyC) simboliza el mayor grado de elevación fuera de Allah en Sí Mismo. Por eso decimos que por su Bárakah o Fuerza espiritual es posible la mayor realización en las comunidades espirituales.
Conclusiones
La realidad del corazón existe por sí misma, no precisa de ninguna cosa externa. Se manifiesta en la Sabiduría. La experiencia sabia es testimoniada por todos los hombres, en cierta medida y sin excepción, en su intimidad o soledad consigo mismos. Allí, en ese ámbito resguardado de todo lo exterior, se producen ciertas degustaciones el corazón. En dicho ámbito encontramos al espíritu en su pureza, pujando por transformar nuestra tosca naturaleza.
La realidad del corazón es interior, y esa puja del espíritu (yihád al-nafs) sólo se muestra a través de las virtudes que adquirimos. Por el contrario, cuando no existen las virtudes en forma visible, podemos suponer que el espíritu está en retroceso ante nuestra animalidad. Los vicios no son nada real, aunque si "efectivo", porque no tienen sustento sino en lo exterior, es decir en la continuidad del goce que los atrae y los hace existir. Quitado ese goce no existen, por lo cual nos damos cuenta que son hijos de la ilusión. La realidad del corazón está constituida, entonces, por las virtudes del corazón, puesto que, en última instancia, los vicios no nacen de él.
La experiencia espiritual nos dice que cuando el corazón ha alcanzado su meta no queda atado a nada que no sea espiritual. Desaparecen ante él las ligaduras del mundo, es libre. Para el verdadero corazón no existen el nacimiento, ni la "tradición familiar" (religiosa o social), ni la raza, ni los vínculos familiares, sea con padres o hijos. El espíritu liberado sólo tiene a Allah, fuera de Él, ni la muerte tiene importancia. Al respecto una tradición del Profeta (BPDyC) afirma: "No deja de acercarse el siervo a su Señor con los actos meritorios hasta que Este lo ame, y cuando lo ama Él es los ojos con que mira [el siervo], y la lengua con que habla, y la mano con que actúa". Ya nada existe en el corazón excepto Allah. En el mismo sentido un dicho de Bistami cuenta que un espiritual llegó a las puertas del Señor, y que cada vez que llamó se le preguntó "¿quién eres?", a lo que él respondía "yo". Pero la puerta no se abría, y se le ordenaba que se retirara. Hasta que la tercera vez el espiritual respondió: "¡Tú!", y entonces la puerta se le abrió.
fin
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[1] Existen diversas versiones de esta tradición tanto de fuentes sunnitas como imamitas, entre ellas "los actos son solamente según las intenciones", es decir están implicados en ellas. Entre los sunnitas registran esta tradición Al-Bujári (hadíz 6689) y Múslim (hadíz 1907), además Ibn Habbán, Málik que lo extrae de Al-Bujári, Al-Nisá'i, Ibn Máyah, Abu Daúd, Áhmad Ibn Hánbal, Al-Tírmidhi, e Ibn Híyr Al-'Asqaláni entre otros. De los imamitas lo registran Al-'Allamah Al-Máylisi e Ibn Abi Yumhúr, y en otras versiones en la obra Al-Káfi de Al-Kulaini. Ver al respecto la obra Sílsilatu –l-Ibríz bi –s-sandi –l-'azíz, una corta recopilación de tradiciones transmitidas por Abi Muhammad Al-Hásan Ibn Ali Ibn Abi Tálib Al-Husáini Al-Bálji, fallecido el 532 de la H., cuya introducción corresponde al imam el saied Muhammad Husain Al-Husáini Al-Yaláli, y que fue revisada y comentada considerando sus diversas fuentes por su descendiente Muhammad Yauuád Al-Husáini Al-Yaláli. Corresponde al hadíz 34, p. 67, estudiado en pp. 107-108.
[2] De la obra Mujtar al-ahadiz al-nabauiah ua hikam al-muhammadíah, de Ahmad Al-Hashimi, Ed. Dar Al-Kútub Al-Ilmíah, Bairut, Líbano, p. 69.
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La guerra criminal y el combate por la Causa de Allah