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crisis y decadencia de occidente

Idea de la crisis

Los que sostienen un punto de vista materialista afirman que la crisis o decadencia actual de occidente constituye un simple cambio de creencias o costumbres de carácter pasajero. Los optimistas extremos creen que este es un periodo de crecimiento y que el futuro traerá el éxito que occidente anhela. Alguien incluso habla del "fin de la historia", es decir de que occidente hoy por hoy ya logró el éxito anhelado, y que el futuro será sólo de afianzamiento y plenitud. Todas estas opiniones parten de un punto de vista exclusivamente humanista, sin referencia alguna a lo sagrado, y por lo tanto, sean filósofos o historiadores, hablan de la situación anormal actual de occidente con la esperanza de que sea pasajera, aunque ella implique un cambio general de la existencia humana.

El punto de vista sagrado es que cada época trae su propio modo de ser, su "coloración", y que los ciclos de la historia humana van variando de acuerdo a lo que determina el Señor del universo con su Poder y Sabiduría absolutos. Que en los momentos de grandes cambios hay lo que llamamos "decadencia" o "crisis" de un modo de vida ya corrupto que debe desaparecer, como es doctrina del Sagrado Corán. Desde el punto de vista sagrado, la historia es comparable a los diversos momentos de un día: hay una mañana, un mediodía, una tarde, un ocaso y una noche. Nosotros vivimos en el ocaso de un tiempo, cuando se pone el sol y empieza la oscuridad. Según otros, estamos ya plenamente en la oscuridad.

En fin, de acuerdo a lo dicho hasta ahora, para zanjar la controversia antes mencionada entre el punto de vista materialista y el sagrado deberíamos saber qué tipo de decadencia se produce hoy en occidente, si es una crisis parcial o total, transitoria o bien permanente. Esto es algo que cada uno debería plantearse pues afecta la vida de cada individuo. Debemos saber si la causa de la decadencia de nuestra época es muy profunda, es decir total y permanente, o simplemente se trata de una causa leve, parcial y transitoria, pues ello incide sobre el destino de cada cual.

Por mi parte creo que todos estamos de acuerdo en que la actual decadencia occidental es total, abarca al individuo y a la sociedad. Están en crisis desde la religión hasta la naturaleza, el agua, el aire, etc., pues todo está siendo degradado, lo que rodea al hombre y lo interior al hombre, sus ideas, sus creencias, sus expectativas.

 

La situación de las personas

Además de la decadencia general que plantea el modo de vida materialista de occidente, y dentro de ella, existen las crisis individuales de cada ser humano. Cada uno experimenta la decadencia general de nuestra época, el cambio, la angustia, la inestabilidad, pero cada cual lo hace desde desde su propia circunstancia personal. Y aunque existen diferentes grados de intensidad en cada experiencia individual, todos sabemos ya indudablemente que el tiempo es de tormenta, es angustioso, devastador, y aún cuando quisiéramos apartarnos del problema, hay un clima general que nos rodea, sacude y angustia.[1]

Hay gente que ante esta crisis generalizada pone todo el peso en el aspecto social y político, y busca una solución por ese lado. Dichas personas se asimilan muy rápidamente a ideologías políticas que les proponen cierta solución o salvación, y durante un tiempo, a veces, viven felices creyendo que la salida está muy cerca, que todo se solucionará ordenando lo externo, que uno no tiene nada que mejorar en sí mismo. Es "lo social" lo que está enfermo, según ellos piensan. Por el contrario, nosotros sostenemos desde un punto de vista islámico que hay una crisis del corazón humano, y ella produce la otra crisis, no a la inversa.[2]

En definitiva, la crisis actual es especial, porque además de que siempre cada uno de nosotros atraviesa periodos de duda e inestabilidad, de inseguridad, hay ahora también enfermedad en toda la sociedad. Antes la sociedad ayudaba a curarse, y el estado general de la gente permanecía medianamente bien. Hoy tenemos un verdadero cáncer, ya no es una gripe. La crisis lo afecta todo, se ha ampliado y extendido, se ha hecho demasiado profunda.

 

Conclusión

El resultado de nuestra breve indagación es en primer lugar que hay una decadencia o crisis a nivel social y cultural. En segundo lugar, que la crisis personal o del corazón es mucho más importante que la crisis de la sociedad, porque es la que genera a esta última. Por otra parte, si bien siempre hubo crisis personales en la vida de todos los individuos y en todas las épocas, en la actualidad sin embargo se ha extendido de tal manera y se ha profundizado tanto que la sociedad occidental entera está enferma, no sólo los individuos. La sociedad occidental actual no ayuda a curarse, ni los medios externos ayudan más a salir de la crisis, sino que, por el contrario, dejan caer al individuo más en la confusión y en la inseguridad, en todo lo que lo conduzca a y afirme en la crisis.

 

La solución de la crisis

Además de lo que afirmamos hasta ahora, cabría agregar que nosotros creemos que el ser humano puede superar la crisis a nivel individual pero no colectivo. La crisis actual es de tal naturaleza, la oscuridad está tan extendida, que uno puede librarse a sí mismo en la medida en que adquiere más conciencia, y adhiera, por ejemplo, al Islam, pero es imposible producir personalmente la salvación pública. Esto último no es de nuestra incumbencia sino de la de los Profetas (P), según nos enseña el Sagrado Corán. Y por otra parte sabemos por las tradiciones del Profeta (BP) que nuestra época tendrá su punto máximo de caída con la aparición del falso mesías, el peor de la humanidad, y que luego a partir de allí habrá una restauración espiritual. Es inútil por ello que alguno políticos o ideólogos, filósofos o pastores, salga a la palestra con la pretensión de producir una salvación pública universal.

 

Ejemplos de la decadencia occidental

Los efectos notables de la decadencia actual de occidente, que según creo todos experimentamos en nuestras vidas, son: Los grandes adelantos técnicos, por una parte, enfrentados con el pensar y el modo de vida sagrado, el cual estaba más cerca de la naturaleza, de la armonía con el cosmos, y de un conocimiento profundo.

En segundo término, característica notable es el desconocimiento que el hombre occidental tiene de sí mismo. Es decir, se trata a sí mismo como un objeto, no tiene profundidad, ni experiencia real de sí. La sociedad le ha inculcado considerarse un objeto y actuar como tal, lo cual le es inducido especialmente por un sistema educativo materialista, que lo impulsa a actuar y pensar de acuerdo a sus pautas y a las formas externas de una sociedad sin Dios. Nunca se le enseña a mirarse a sí mismo, como enseñan la Revelación y los Profetas (P).

Otro gran rasgo de nuestra época es el cambio radical que se ha producido en las creencias de occidente acerca del mundo, del hombre y de Dios. Respecto al mundo, es notable que en el siglo XX se haya llegado al cenit de la investigación de la materia y del mundo, pero no haya sabios como los del pasado que enseñen el conocimiento de sí mismo. En cuanto al hombre, hoy existen nociones que pretenden ser más amplias y extensas, e inclusive hay mayor conocimiento biólogo sobre el hombre, pero hemos perdido profundidad en el conocimiento del espíritu humano. Al ser humano no se le enseña a conocer su corazón, su interior, a cultivar un modo de vida que lo lleve a su pleno desarrollo espiritual y ético, sino que por el contrario es apartado de todo eso. La antropología, la historia, la sociología, la psicología, presentan un modelo de hombre que está muy lejos de su ser espiritual. El cambio de las creencias sobre Dios no necesita ser comentado, pues es notorio que occidente ha abandonado de modo general su fe en Dios.

La proliferación de seudo-soluciones religiosas, políticas, económicas, etc., cada una de las cuales promete la salvación y la felicidad.

La pérdida de la sacralidad del hombre y del mundo, de la sociedad, de la historia y del conocimiento. Todo ha perdido la luz sagrada que tenía, todo se ha transformado como en productos de la industria: todos iguales y hechos por cantidad. No interesa ya la cualidad, sino sólo la forma y la función standard (la misma palabra "standard" tiene mucho que ver con esto que estamos diciendo). Se ha rebajado todo a un nivel desacralizado, mundanizado, y así se concibe al hombre y al mundo como simples instrumentos al servicio de la producción de riquezas, hombre y mundo a los que se puede esquilmar como se quiera. La sociedad occidental es hoy por hoy simplemente como una máquina que funciona de acuerdo a la economía.

La confusión de lenguas, es decir, de códigos de conocimiento de la realidad. Cada uno pretende tener un código diferente para descifrar la verdad, la realidad, lo que está pasando. Es la confusión de la torre de Babel. Estamos inmersos entre contradicciones de todo tipo, en un mundo de opiniones. Podemos abrir un diario y ver cómo temas que deberían ser fáciles de entender y manejar hoy llenan los diarios de encontradas opiniones, que muchas veces son totalmente contrarias. Cabría preguntarse: ¿sobre qué base estamos hablando? Amén de esto la mentira se difunde sin ningún límite y juega con la "opinión pública", como se la llama.

Otra de las expresiones del occidente actual son las ciencias inútiles que surgen de las tendencias históricas momentáneas, como ciertas elaboraciones de la psicología, de la filosofía y de la sociología. Surgen así ciencias que constituyen meros productos de la mentalidad pasajera que existe en cierta época.

Otro de asunto son los falsos salvadores y verdaderos precursores del falso mesías. Recordarán que hubo personajes como un tal Jons que provocó la matanza de mujeres, hombres y niños en Guyana. Se produce también una proliferación de "pastores" que con la excusa de curar engañan a la gente que los cree grandes salvadores. Utilizan la desgracia ajena y aprovechen la ignorancia del prójimo para obtener poder en base a lo sagrado. No transmiten ningún conocimiento profundo ni enseñanza de vida.

Otro aspecto del mundo occidental actual es la pérdida de una enseñanza espiritual socialmente organizada, como sucedía en la que llamaremos "sociedad tradicional". Esta sociedad, como el Islam actual, conservaba el sentido de lo sagrado, y en ella la existencia estaba más de acuerdo a una creencia y a una forma de ser que propiciaba el desarrollo espiritual. En esas sociedades tradicionales había una enseñanza social que se adquiría del trato con las personas mayores, por ejemplo, o directamente del tráfico social. Había oficios que equivalían a una instrucción espiritual, un modo de vida moral a través del cual el ser humano se acostumbraba a ciertas ideas muy profundas para la felicidad del hombre, y que hoy parecen perdidas en occidente. Se ha malogrado tal enseñanza socialmente difundida desde la casa, por parte del padre y del abuelo a quienes se respetaba, y estamos inmersos en la atomización más grande. Se ha atomizado el clan (con el clan me refiero a esas grandes familias que van creciendo alrededor de un abuelo, por ejemplo, o de la autoridad de un mayor). Hoy la palabra "clan" se aplica solamente a los que se consideran "salvajes", o a los mafiosos, cuando en realidad el clan constituye la forma normal de vida social que tiene por finalidad educar al individuo en un modo de vida tradicional. Ha aparecido la "familia atómica", por lo que es posible que un matrimonio recién constituido viva alejado de sus padres, y que inclusive nunca se reúnan. La familia atómica termina lamentablemente en una explosión social atómica: se arman y se desarman las parejas, se transfieren los hijos de un hogar a otro, etc.

Otros de los asuntos que creo que hoy resultan evidentes para todos nosotros es la falta de una verdadera conducción por parte de un gran líder o de una élite. En general, la sociedad occidental actual detesta que haya un grupo líder o una élite espiritual, moral, educativa verdadera. Una sociedad que no tenga un grupo conductor respetado, donde no haya verdadera conducción moral y espiritual, cae necesariamente en la decadencia. No es suficiente elegir a los gobernantes, por encima de ellos o por detrás de ellos debe haber una autoridad moral y espiritual, que en la actualidad no existe en occidente.

Para ir terminando, vamos a la peligrosidad exagerada de los medios de defensa militar, de las grandes armas. Esto produce gran crisis en la humanidad y la amenaza continua de una destrucción total.

Otra de las grandes características de nuestra época en occidente sobre todo es el fanatismo político, religioso y de otros tipos. Ello constituye un producto de la ignorancia, de posiciones asumidas por otros motivos que la búsqueda de la verdad, de la justicia y de la paz.

Otro de los hechos notables es el genocidio, las grandes matanzas. El racismo y la discriminación, el materialismo y la deshumanización, el cientificismo exagerado. Queremos tener de todo una aplicación científica. La pérdida del verdadero conocimiento metafísico, y sagrado, y la desorganización de la vida social.

Todo esto lo podemos experimentar si somos realmente concientes de la crisis en la que vivimos hoy en occidente. Todo ello está generado por una causa, a la vez histórica y metafísica o sagrada, que es el fin de los tiempos, según lo anuncian las tradiciones del Profeta (BP). (Al respecto tenemos una obra con numerosas tradiciones en español, llamada El fin de los tiempos).

 

Otras características del fin de los tiempos

Quisiera por último referirme a otras características de lo que hemos llamado "el fin de los tiempos". La etapa actual así denominada en el Islam tiene ciertas características, por ejemplo: la unificación del mundo en su faz técnica o material, es decir en su faz externa, cuando está mucho más dividido en su faz interior o espiritual; la aparición del materialismo y del ateísmo, formas que suplantan a las doctrinas espirituales; la generalización de los conflictos y las guerras, con el peligro cierto de que estalle una guerra a nivel mundial que destruya el planeta; las condiciones previas (como las que se están dando) para la aparición del falso Mesías, según dijimos, la peor criatura humana, quien va a realizar su tarea nefasta; la proliferación de los hijos naturales, como afirma un dicho del Profeta (BP), del genocidio y de la prostitución; la crisis económica continua, la gran riqueza junto a la pobreza; la contradicción de que en un mundo muy progresista se produzcan las hambrunas más grandes de la historia, como se ha producido en diversos lugares en el siglo XX. En un mismo país se tiran alimentos por causas económicas, o se matan animales, como en el nuestro, mientras hay mucha gente que padece y que muere de hambre.

 

Conclusiones finales

Nuestra opinión es que en el occidente actual la única solución es una doctrina unitaria que devuelva la unidad al hombre y a la sociedad, que los reeduque espiritualmente de acuerdo a las condiciones propias de la época. Una doctrina adecuada a este tiempo, para todas las razas y culturas, para todos los hombres, como lo es el Islam, doctrina sagrada, revelada, que dicta un modo de vida. Es obligación de cada uno de nosotros en occidente buscar esa doctrina de unidad, y proclamar el Islam como la solución verdadera y total, tanto de occidente como de la humanidad.


fin

 

Prohibida su reproducción total o parcial sin citar las fuentes: "Centro de Altos Estudios Islámicos" www.senderoislam.net

[1] Tampoco debemos dejar de lado desde un pundo de vista sagrado las crisis colectivas o sociales llamadas "crisis históricas", la crisis en lo político, en lo económico, etc., no solamente la crisis individuales o del corazón.

[2] Es verdad que el ser humano, individualmente, siempre pasa por períodos de desorientación, de inseguridad, y eso en todas las épocas. En este aspecto no hay una época histórica exclusiva, sino que el hombre siempre padece individualmente periodos de crisis. Al respecto tenemos los testimonios de los justos de todas las épocas, inclusive los Profetas (P), con sus pruebas.

 

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La crisis del mundo