Logo sendero

Coincidencia y diferencias, dialogo y doctrinas comunes entre el Islam y el Cristianismo

A continuación reproducimos una serie de artículos en referencia al tema central mencionado anteriormente

 

1er. artículo

 

Un bello ejemplo de amistad islamo-cristiana

Entre las tradiciones que se refieren a las relaciones que tuvieron cristianos y musulmanes en época del Profeta (BPDyC)[1], existe la siguiente: «Cuando Yá`far Ibn Abi Tálib [primo del Profeta] y gente de los compañeros del Profeta emigraron hacia tierras de Abisinia [actual Etiopía que fue uno de los primeros países cristianos del mundo] y allí se establecieron, y después que el Profeta (BPDyC) también emigró a Medina y aconteció el suceso de la batalla de Badr [la primera victoria del Islam contra los impíos de La Meca], entonces se reunieron los de Quráish [la tribu que dominaba Meca y que habían sido derrotados] en el lugar de las asambleas y sostuvieron: `Nosotros debemos tomar venganza contra los compañeros de Muhammad que están en lo del Nayáshi [así se llamaba al que tenía la función de gobierno de Etiopía] por los que de los nuestros fueron muertos en Badr. Juntemos, pues, dinero y regalémoslo al Nayáshi, quizás nos entregue a los [musulmanes] de nuestro pueblo que hay allí. Deleguemos a dos de nuestros hombres que tengan buen criterio'. Enviaron entonces a Amru Ibn Al-As [que luego se haría musulmán y sería el primer gobernante de Egipto después del ingreso allí del Islam], y a Ammara Ibn Abi Mu`it, llevando los regalos. Ambos se embarcaron y llegaron a Etiopía entrando en lo del Nayáshi, se prosternaron ante él y lo saludaron. Le dijeron: `Nuestra gente desea aconsejarte y agradecerte, y es afectuosa de los tuyos. Nos enviaron aquí para advertirte contra esos que llegaron a tu presencia [es decir los musulmanes emigrados], porque son seguidores de un hombre mentiroso que surgió pretendiendo ser Mensajero de Allah[2], pero nadie de nosotros lo siguió sino los inferiores. Nosotros los habíamos hostilizado reduciéndolos en una zona de nuestro país para que nadie tenga contacto con ellos. Les acosó el hambre y la sed y cuando la situación se hizo insoportable envió aquí [Muhammad -BPDyC-] a su primo Yá'far Ibn Abi Tálib para que corrompa tu religión, tu gobierno y a tus súbditos. Así pues, ¡ponte en guardia contra ellos y entréganoslos, te descargaremos de ellos!. Tendrás una prueba de lo que decimos porque si vienen a tu presencia no se prosternarán ante ti, ni te saludarán como te saluda la gente, siendo esto un rechazo de tu religión y de tu práctica'. Entonces el Nayáshi convocó a los musulmanes y cuando estuvieron allí, Yá`far exclamó desde la puerta diciendo: `Te pide permiso para entrar la facción de Allah Exaltado'. Respondió el Nayáshi: `¡Ordeno al que clama así que repita sus palabras!'. Lo hizo Yá'far y dijo el Nayáshi: `Bien, que entren con la protección de Allah y bajo Su amparo'. [La lengua de Etiopía es similar a la árabe, es una lengua semítica donde los términos en general son parecidos, y algunas palabras que están en el Sagrado Corán son de origen etíope]. Entonces `Amru Ibn Al-`As, miró a su compañero y dijo: `¿No ves cómo se atribuyen ser la facción de Allah y qué responde a ellos el rey?', y eso los apesadumbró. Luego los musulmanes entraron pero no se prosternaron ante él, y `Amr Ibn Al-`As exclamó entonces: `¿No ves cómo se engrandecen de prosternarse ante ti?'. Preguntó el Nayáshi a los musulmanes: `¿Qué os impide prosternaros ante mí y saludarme con el saludo de los que me visitan de todas partes?'. Respondieron: `Nosotros nos prosternamos sólo ante Allah, El que te creó y te dio el reino. El otro saludo era sólo lo que nosotros realizábamos en adoración a los ídolos, por lo que Allah envió a nosotros un Profeta veraz que nos ordenó saludarnos con un saludo que complace a Allah: la Paz sea con vosotros, el saludo de la gente del Paraíso'. Entonces el Nayashi supo que eso era verdad y que estaba en la Torá y el Evangelio. Preguntó el Nayáshi: `¿Quién de vosotros es el que clamó diciendo: Te pide permiso para entrar la facción de Allah?': Respondió Yá'far: `Yo fui', y agregó: `Eres un rey de los que hay en la tierra perteneciente a la gente de la Escritura [cristianos y judíos], y ante tí no es buena la abundancia de palabras ni la injusticia. Yo deseo responder por mis compañeros, así que ordena a estos dos hombres [es decir los impíos de La Meca] que uno de ellos hable y el otro se calle, para que tú escuches nuestra conversación'. `Amr [el impío] respondió a Yá`far: `Habla tú', pidió Yá'far a Al-Nayáshi: `Interroga a estos dos hombres si nosotros somos siervos o libres, si fuéramos siervos que hemos escapado de nuestros dueños'. Respondió `Amr: `Son libres y nobles'. Dijo Nayáshi: `Están a salvo pues de la servidumbre' [o sea de ser apresados y reenviados a sus dueños]. Pidió Yá`far: `Pregunta si hemos derramado sangre injustamente y ellos desean vengarse de nosotros'. Respondió `Amr: `No, ni una gota'. Pidió Yá'far: `Pregunta si estafamos riquezas de la gente injustamente y debemos compensarlo'. Dijo el Nayáshi: `Si fuera un quintal a mí me corresponde su compensación' [es decir, están bajo mi protección y yo debo responder por ellos]. Respondió `Amr: `No, ni un pelo'. Dijo el Nayáshi: `¿Qué es lo que exigís de ellos entonces?'. Respondió Amr: `Eramos con ellos de una sola religión, la religión de nuestros padres, y ellos la abandonaron siguiendo otra. Por eso nuestra gente nos mandaron a que los entregues a nosotros'. Preguntó Nayáshi: `¿Qué es lo que vosotros creíais y la religión que ellos siguieron luego?'. Respondió Yá'far: `La religión en la que estábamos era la de Satanás, éramos impíos a Allah y adorábamos las piedras. Y hacia lo cual nos volvimos es la religión de Allah, el Islam, que nos trajo de parte de Allah un Mensajero con una Escritura como la de Jesús, el hijo de María (P)[3], y que está conforme con ésta' [es decir, el Sagrado Corán está conforme con el Evangelio de Jesús (P), o bien con éste]. Exclamó Nayáshi: `¡Yá`far!, has dicho cosas muy graves'. Luego Nayáshi ordenó que se tocara la campana y se reunieron así todos los sacerdotes y monjes. Y cuando estuvieron ante él dijo Nayáshi: `Os pido que juréis por Allah, Quien reveló el Evangelio a Jesús, si es que sabéis si habrá entre Jesús y el Día de la Resurrección algún Profeta enviado'. Respondieron: `Si, por Allah, ello nos fue transmitido. Dijo Jesús: El que crea en él [es decir en el próximo Profeta] habrá creído en mí, y el que sea impío a él lo será a mí'. Preguntó el Nayáshi a Yá'far: `¿Qué os dice este hombre?, ¿qué os ordena y qué os veda?'. Respondió: `Nos recita la Escritura de Allah [el Sagrado Corán], nos ordena el bien y nos veda el mal. Nos ordena la buena convivencia, mantener el lazo de parentesco, respetar al huérfano. Nos ordena adorar sólo a Allah sin copartícipes'. Le pidió el Nayáshi: `Recítame algo de lo que él os recita', y Yá'far le recitó la sura de La araña y de Los bizantinos [29 y 30 respectivamente del Sagrado Corán] y los ojos de el Nayáshi y sus compañeros fluyeron en lágrimas. Insistieron diciendo: `¡Acreciéntanos de esa exposición tan bella!', y Yá'far les recitó la sura de La caverna [18 del Sagrado Corán]. Entonces quiso `Amru indisponer al Nayáshi en contra de los musulmanes y dijo: `Ellos injurian a Jesús y a su madre'. Preguntó en seguida el Nayáshi: `¿Qué decís de Jesús y de su madre?', y Yá'far les recitó la sura de María [19 del Sagrado Corán], y cuando llegó a mencionar a María y a Jesús tomó el Nayáshi de su palillo dental una astillita y exclamó: `¡Por Allah!, el Mesías no aumentó sobre los que vosotros decís ni esto'. Luego se volvió hacia Yá'far y sus compañeros y les dijo: `¡Partid!, vosotros sois libres de pasear en mi tierra', quiso decir `estáis a resguardo, quién os injurie o dañe será penado'. Luego agregó: `¡Albriciaos y no temáis!, ¡no habrá atropello hoy contra la facción de Abraham!'. Preguntó 'Amru; `¡Nayáshi! ¿quiénes son la facción de Abraham?'. Respondió: `Estos pocos y su conocido [Muhammad] del cual provinieron, y quienes los sigan, pero esto lo niegan los idólatras pretendiendo sostener la doctrina de Abraham'. Luego de ello el Nayáshi devolvió a 'Amru y su acompañante el dinero que le traían y les dijo: `Vuestro regalo es para soborno, ¡tomadlo de vuelta!, porque Allah me entronizó sin aceptar de mí soborno alguno'. Contó Yá'far: `Partimos de allí y estuvimos en la mejor protección. Y Allah Majestuoso y Poderoso reveló sobre ello a Su Mensajero (BPDyC), estando este en Medina, respecto de la polémica [del Nayáshi y los dos idólatras] acerca de Abraham: `Por cierto que los más propios de Abraham entre la gente...' [3:68]]» (T., III, 269-271).

En otra tradición expresa Alí (P): «Los más propios de los Profetas son los que más se dedican a lo que ellos trajeron». Luego Alí (P) recitó el versículo: Por cierto que los más propios de Abraham entre las gentes son los que lo siguieron, y este Profeta [Muhammad]... (3:68), y expresó: «Los amigos [los propios] de Muhammad son los que obedecen a Allah, aun cuando sean apartados en parentesco [con él], y sin duda que los enemigos de Muhammad son los que desobedecen a Allah aún cuando sean inmediatos [a él] en parentesco» (T, III, P 272).

El método del diálogo

Los vínculos entre cristianos y musulmanes de los primeros tiempos del Islam eran afectuosos, como se puede evidenciar en la tradición anteriormente citada. Esto se debe a que pertenecen como dos alas a un mismo movimiento espiritual, a pesar de todas las fricciones, inclusive los enfrentamientos de hecho que haya habido. Son la gente de la Misericordia, de la universalidad de la tradición abrahámica, de la creencia en el Mesías y en su madre, con ambos sean la Bendición y la Paz, como milagro para la humanidad, como dice el Sagrado Corán. Por eso, la discrepancia no debe ser tomada como motivo de destrucción mutua, y según creo en la actualidad el mundo cristiano por tradición cultural está en condiciones, después de haber renunciado al fanatismo religioso, de comprender al Islam.

Pero se debe aprender a exponer nuestras creencias ante cristianos y judíos de dos maneras diferentes: Una conciliadora y otra que no deje ningún lugar a transacciones indebidas, a conciliaciones contrarias a los principios, la flexibilidad en lo que corresponde, y la rigidez también cuando corresponda, pero debemos llegar a la conciliación y al acuerdo en aquello que nos une, y rechazar en nosotros mismos todo prejuicio.

 

2º artículo

 

COINCIDENCIAS Y DIFERENCIAS CON CRISTIANOS Y JUDÍOS

Con los judíos el Islam mantiene coincidencias de principios y disparidad en la práctica, y con los cristianos lo contrario, disparidad en los principios y coincidencia en la práctica. Por eso dice el Sagrado Corán: Encontrarás sin duda que la gente más enemiga de los creyentes [es decir de los musulmanes] son los judíos y los idólatras. Y encontrarás sin duda que los más cercanos al afecto de los creyentes son aquéllos que dicen: `En verdad somos cristianos'. Esto porque entre ellos hay sacerdotes y monjes, y porque no se ensoberbecen. Y cuando escuchan lo que fue revelado al Mensajero verás sus ojos lagrimear profusamente por lo que han conocido de la Verdad. Dirán: `¡Señor nuestro!, ¡creemos!, ¡inscríbenos entre los que dan testimonio!, pues no nos cabe no creer en Allah y en lo que nos ha venido de la Verdad, y anhelamos que nuestro Señor nos haga penetrar con la gente justa' [en los Jardines del más allá ]. Así, por lo que suplicaron, Allah les premió con lo que deseaban: Jardines debajo de los cuales corren los ríos, donde se perpetuarán. Tal es la recompensa de los benevolentes. (5:82-85).

Aunque por lo general se tiende a pensar que las coincidencias en los principios son más importantes que las coincidencias en la práctica, ello no es así. Allah otorga más prioridad a la práctica que a la teoría. Esto es reiterado continuamente por el Sagrado Corán, cuando condena a los hipócritas porque ...dicen con sus bocas lo que no hay en sus corazones (3:167). Entre lo que creen los hipócritas y lo que hacen existe un cisma, su práctica es contraria a lo que afirman, e intentan engañarnos.

¿Cuál es la práctica que nos hace más cercanos a los verdaderos cristianos que a los judíos?: La Misericordia y la universalidad de la tradición, el perdón y el humanitarismo. Por otro lado, la coincidencia de principios con los judíos no ha impedido nunca que éstos sean los más contradictorios al Islam, como lo demuestran especialmente en la actualidad.

Tradiciones

En Tafsir Al-`Iiashi, del Imam Yá`far Al-Sádiq (P) se cuenta que dijo: «Entre David y Jesús transcurrieron 400 años, y la ley de Jesús es que fue enviado con el Tauhíd [la doctrina de la Unidad divina], la pureza y sinceridad, y con lo que les fue recomendado a Noé, Abraham y Moisés. Allah le reveló el Evangelio, le tomó el juramento que se les pidió a los Profetas [Sagrado Corán 3:81], y ordenó para él en la Escritura [el Evangelio] que estableciera las oraciones, mantuviera el modo de vida [consagrado], ordenara el bien y vedara el mal, prohibiera lo ilícito y permitiera lo lícito. Le reveló en el Evangelio recomendaciones y parábolas, y normas que no disponen sanción alguna, ni [tampoco trajo] leyes penales, ni reglas de herencia. Le reveló una atenuación de lo que trajo Moisés (P) en la Torá. Tal es el dicho de Allah y que Jesús expresa a los descendientes de Israel: Y os haré lícitas algunas de las cosas que se os prohibieron. Y Jesús ordenó a los que estaban con él, como creyentes seguidores, que creyeran en la ley de la Torá y del Evangelio» (T, III, P 216).

La inseguridad de las doctrinas judía y cristiana, y la autenticidad del Islam

La verdadera doctrina sobre Jesús y su madre, la virgen María, con ambos sean la Bendición y la Paz, e igualmente la doctrina de Moisés (P), son firmes en el Sagrado Corán, como a veces parecen inseguras entre los mismos que dicen derivar su doctrina de ambos. Muchas veces reconocen que esa doctrina no proviene de esos Profetas, y cualquier sacerdote podría afirmar sin ninguna duda que el verdadero fundador del cristianismo fue Pablo de Tarso, y cualquier rabino nos podría explicar que de acuerdo a la historia la Torá o Pentateuco originales (los cinco primeros libros de la Biblia), se perdieron y fueron reescritos en época de Esdras (P) y de Sorobabel.

Además, como lo sabemos por la crítica bíblica, las que se llaman Escrituras sagradas contienen muchos errores y tergiversaciones, y de allí que no se pueda apoyar ninguna creencia incontrastable en la mera versión de la Escritura revelada. Entonces los cristianos buscan ese apoyo en su propia fe, y dicen que por encima de las Escrituras está la fe y la doctrina de la iglesia; y los judíos buscan su justificación considerándose el pueblo elegido de Dios, a pesar de que ellos mismos persiguieron a los Profetas y tergiversaron las Escrituras.

Una de las mayores evidencias de la tergiversación de las Escrituras proviene de la misma iglesia católica, que para enfrentarse con la reforma protestante no tuvo mejor argumento que sostener que si los protestantes preconizaban la libre consulta de las Escrituras, y los católicos por el contrario las negaban a su feligresía, era porque esas Escrituras estaban tergiversadas. Los primeros en afirmar esto fueron sacerdotes, como Simón Ricardo, en su polémica con los protestantes. Para los musulmanes no es posible decir que el Sagrado Corán no nos permite alcanzar una doctrina verdadera, lo que sería como decir que tal doctrina no existe. De allí que el Sagrado Corán sirva como celador de los libros anteriores y declare el error en ellos, así como vino Jesús (P) anteriormente para discriminar el trigo de la cizaña.

Los verdaderos musulmanes son los mejores cristianos y los mejores judíos, tal es un argumento fuerte de nuestra parte. La creencia del hombre no se debe apoyar exclusivamente en su buena fe, o en su mera fe, ni en la doctrina que le dictan otros, ni en una prohibición de acceso a las Escrituras, ni en la supuesta doctrina del fundador reeditada o reelaborada por un tercero, ni en la supuesta predominancia de un pueblo sobre el resto, sino que debe ser la Palabra de Allah directamente al intelecto del hombre. Entonces sí se justifica la fe, de lo contrario no.

Los milagros de Jesús (P)

Son mencionados en el versículo 3:49 que dice: Yo sin duda crearé para vosotros del barro un prototipo de pájaro y soplaré en él y será un pájaro [real] con el permiso de Allah [no por su cuenta]. Y curaré al ciego de nacimiento y al leproso, reviviré a los muertos [no a un sólo muerto], con el permiso de Allah [no con su sólo poder]. Y os revelaré qué habéis comido y lo que almacenáis en vuestras casas [para vuestro sustento]. Los milagros de Jesús (P) mencionados en este versículo están contemplados en el versículo que establece el siguiente principio divino: No le es dado a ningún Mensajero presentar un signo [o milagro] sin el permiso de Allah (40:78). Es decir, no es posible que Jesús (P) haya hecho ninguna de esas cosas sin el consentimiento, el Poder, la Fuerza, la anuencia divina.

Pero si lo hizo no es para su propio engrandecimiento y gloria, sino para evidenciar a la humanidad a través del milagro algo que los beneficia, y para que aceptaran al que había nacido de una virgen, lo cual de por sí era un milagro extraordinario, al que debían acompañar otros del mismo tipo para su confirmación. Soplar en el pájaro imita a su padre, que en un sentido simbólico, no carnal, es el Espíritu Santo, Gabriel, con él sea la Paz, Quien representa el Soplo o Sea divinos. Lo mismo dar la vista al ciego de nacimiento, cuya cura es imposible, al leproso, y revivir a los muertos, todos los cuales son signos del poder que le había sido concedido sobre la vida y la muerte. Y el hecho que parece tan vulgar de que les dice y os revelaré lo que habéis comido y lo que almacenáis en vuestras casas alude a que podía anunciarles algo que solamente ellos conocían. Es decir, descubría sus pensamientos, sus cosas ocultas, lo que simboliza el conocimiento que él tenía de lo oculto, de la predestinación, del destino, y de las causas sutiles que Allah le había otorgado.

Al decir en el versículo 3:50 que él era confirmante de la verdadera Revelación, no se refiere a la que entonces estaba tergiversada. De allí que, por ejemplo, en un episodio de los Evangelios lo encontramos caminando con otros dos, su tío y su primo, uno de ellos llamado Simón, por el camino hacia la aldea de Emaús, después de la crucifixión. Ellos estaban angustiados, y dado que no lo conocían por tener él otra figura, le preguntaban si era el único en Jerusalén que no sabía lo que había sucedido allí, que habían crucificado al Mesías. Y él (P) repasando todo el Antiguo Testamento les fue enseñando los significados del Mesías, y aunque el Evangelio no expresa qué cosas les enseñó, seguramente no era que ellos pensaban sobre ese asunto. Y cuando se sentaron en la posada, y él repartió el pan, recién entonces fueron desvelados y se dieron cuenta de quién era.

Y en cuanto a que Allah permitió ciertas cosas prohibidas antes a los judíos que no fueron reveladas por Moisés, con él sean la Bendición y la Paz, sino agregadas con posterioridad, dice el Sagrado Corán: Por la iniquidad de los judíos les prohibimos algunas bondades que les habían sido lícitas (4:160).

3er. Art.

 

Jesús (P) según el Sagrado Corán

El Sagrado Corán tiene una doctrina simple y directa sobre Jesús, su significado tanto en este mundo como en el más allá, y María, y su significado junto a su hijo, con ambos sean la Bendición y la Paz. Son argumentos que en definitiva puede comprender cualquier ser humano, sobre todo argumentos con los que se puede curar el alma cristiana, acostumbrada, por parte de las autoridades espirituales de cada época, a pensarse a sí misma como pecadora. Esto es similar al hecho de que un padre castigue a su hijo con frecuencia y por cualquier cosa, hasta el punto de que el hijo se desprecie a sí mismo y se considere continuamente culpable. El pecado persigue al cristiano que verdaderamente asume la doctrina, no al creyente común, el cual hoy no tiene un conocimiento exhaustivo sobre esa doctrina.

Así como un chico reacciona con maldad, cuando es castigado con frecuencia y por cualquier cosa, considerándose despreciable, de la misma manera la persona que asume la doctrina de la iglesia sobre el pecado se considera a sí mismo pecador, y debe todos los domingos, o cada tanto, decir: «Por mi culpa, por mi grandísima culpa», asumiendo así una culpa metafísica, más allá de las posibilidades de toda razón. Esta será una persona que puede cometer maldades con frecuencia, debido a que le han dicho que él es fatalmente un pecador, alguien que ha llevado a la cruz al «dios encarnado».

Y como una enfermedad se cura con elementos simples, en realidad, de la misma manera el Sagrado Corán presenta elementos muy simples al conocimiento del hombre, como cuando compara a Jesús con Adán, con ambos sea la Paz, intentando así dar marcha al intelecto para que el hombre, lejos de la dependencia de los que le dictaminan que debe creer, encuentre en sí mismo la verdad, porque si no la encuentra en sí mismo de poco valor tiene que obedezca exteriormente sin persuasión. Sería no una actitud intelectual sino emocional, y es característica de los cristianos en general vivir entre la afirmación y el rechazo continuo, entre los dos extremos, nunca en la sabiduría del medio. Excepto los que Allah quiera hacer Misericordia con ellos, como dice el Sagrado Corán.

Y luego, después de los argumentos simples y contundentes que presenta el Sagrado Corán, dice a los cristianos: Di [Profeta]: `¡Gentes de la Escritura [judíos y cristianos]! ¡Convengamos entre nosotros y vosotros en una misma expresión!: Que no adoraremos más que a Allah, ni asociaremos a El nada [en adoración y práctica de vida], ni nos tomaremos unos a otros como señores en lugar de Allah [ni a Jesús, ni a Esdras, ni a los sacerdotes y sus dictámenes contrarios a la Revelación]. Pero si ellos se rehusaran [a aceptar el Tauhíd, la doctrina de la Unidad divina absoluta], declarad [vosotros musulmanes]: ¡Testimoniad [gente de la Escritura] que nosotros somos en verdad musulmanes [sometidos a Allah, sin intermediarios].

Doctrinas del Sagrado Corán sobre Jesús, María, Zacarías y Juan Bautista

Dice el Sagrado Corán el capítulo tercero del Libro:

[LA SUPLICA DE ZACARÍAS]

38. En tal ocasión rogó Zacarías a su Señor [viendo cómo Allah complacía a María]. Invocó: «¡Señor mío!, ¡concédeme de Tu parte una progenie excelente! [como a la madre de María, que era también anciana y estéril], ¡por cierto que eres Oyentísimo de la súplica [y la respondes]!».

39. Los ángeles lo llamaron mientras él estaba entregado a la devoción en el oratorio, [anunciándole] que: «¡Allah te albricia con Iahia (Juan el Bautista) confirmante de una palabra de Allah [es decir, de Jesús, así llamado en el Sagrado Corán], distinguido, casto y un Profeta de los justos».

40. Respondió [sorprendido]: «¡Señor mío!, ¿cómo podré tener yo un niño si me ha superado la vejez [tenía 99 años] y mi mujer [además] es estéril [tenía 98 años]?». Replicó [Allah a través del ángel]: «¡Así es!, ¡Allah hace lo que El quiere!».

41. Solicitó [Zacarías]: «¡Señor mío!, ¡proporcióname un signo [de la veracidad del anuncio, o saber cuando la esposa quedase encinta, para agradecer]!.» Respondió [Allah]: «Tu signo será que no podrás conversar con la gente durante tres días [con sus noches], excepto por señas. Así, pues, ¡invoca a tu Señor abundantemente [durante esos días y haz sólo eso] y glorifica por el atardecer [desde el comienzo de la declinación del sol hasta el ocaso] y la mañana [desde el alba hasta la plena mañana]!».

[LA CATEGORÍA ESPIRITUAL DE MARIA]

42. Y he aquí que los ángeles dijeron: «¡María!, Allah te eligió y te purificó [de todo defecto] y te prefirió [con la Revelación, los portentos, y la misión de madre del Mesías] sobre [el resto de] las mujeres [distinguida así por ser madre-vírgen]»

43. «¡María!, ¡humíllate a tu Señor y prostérnate e inclínate con los reverentes [las diversas posiciones de la oración islámica]!»

44. Tales son referencias de lo oculto [el conocimiento verídico de lo pasado], que te revelamos [a ti Profeta]. Tú no estabas ante ellos cuando [los del clan de Imran] arrojaban sus cañas [o flechas desplumadas para saber] quién de ellos se encargaría de María, ni estabas ante ellos cuando discrepaban [al respecto contendiendo entre sí].
[NACIMIENTO Y CATEGORÍA ESPIRITUAL DE JESÚS (P)]

45. Y he aquí que los ángeles dijeron: «¡María!, ¡Allah te albricia ciertamente con una Palabra de Su parte, cuyo nombre es el Mesías, Jesús hijo de María, distinguido en el mundo [por su categoría de Profeta] y en el más allá [por su poder de intercesión], y uno de los próximos [a Allah]».

46. «Y él hablará a la gente desde la cuna y de maduro [con la misma sabiduría], siendo él uno de los justos».

47. Respondió [María]: «¡Señor mío!, ¿cómo [y de dónde] podría tener yo un hijo si ningún humano me ha tocado? [pues era vírgen]». Dijo Allah [o Gabriel de parte Suya]: «¡Así es!, ¡Allah crea lo que El quiere!: Si El determina un asunto le dice `¡Sea!' y es [aunque no existan causas materiales que lo provoquen]».

48. «Y [Allah] le enseñará a [Jesús] la Escritura [la verdadera Revelación anterior], la Sabiduría [la teoría y práctica perfectas], la Torá y el Evangelio [en especial ambos por su importancia sobre el resto de las Revelaciones]».

49. «Y será un Mensajero para los descendientes de Israel [es decir de Jacob, a los que dirá]: `Os he venido, por cierto, con un signo de vuestro Señor [el signo de la Sabiduría y Complacencia divina con Jesús]: Yo sin duda crearé para vosotros del barro un prototipo de pájaro, y soplaré en él, y será un pájaro [real] con el permiso de Allah [no por cuenta de Jesús]; y curaré al ciego de nacimiento y al leproso, reviviré a los muertos, con el permiso de Allah [no con su sólo poder], y os revelaré qué habéis comido y lo que almacenáis en vuestras casas [para vuestro sustento]. Sin duda que en esto habrá signos ciertos para vosotros, si es que fuérais creyentes'».

50. «`Y seré confirmante de lo que me precedió en la Torá [intérprete fiel y rectificador de errores y falsedades en ella], y os haré lícitas algunas de las cosas que se os prohibieron [en la ley mosaica, como la carne de camello, la grasa, y algunos pájaros y peces]. Así, os he venido con signos [milagros] de vuestro Señor: ¡Temed, pues, a Allah y obecedme!'».

51.«`Por cierto que Allah es mi Señor y el vuestro, ¡adoradle pues!, tal es un Sendero Recto [hacia la salvación]'».

[LOS APÓSTOLES DE JESÚS]

52. Y cuando Jesús percibió la impiedad [y la traición] por parte de ellos [de la mayoría de los judíos]:, preguntó [a los justos]: «¿Quiénes serán mis defensores en favor de Allah?». Respondieron los apóstoles: «Nosotros somos los defensores de Allah [de Su Mensaje y Mensajeros]: ¡Hemos creído en Allah, y tú [Jesús] testimonia que somos sometidos [a El, es decir musulmanes]».

53. «¡Señor nuestro! [suplicaron los apóstoles] ¡Creemos en lo que Tú revelas [a través de Jesús sobre Muhammad] y seguimos al Mensajero [Jesús], inscríbenos, pues, entre los testigos [de la Verdad, o de la humanidad el Día del Juicio junto a los Profetas, o a la par de la comunidad del Profeta, por ser ella testigo de la humanidad]!».

[EL COMPLOT JUDÍO CONTRA JESÚS (P) Y LA ASCENSIÓN DE ESTE]

54. Ellos [los judíos] complotaron [en contra del Mesías para matarlo], pero Allah [también] complotó [para salvarlo de ellos], y Allah es sin duda el mejor de los tramadores.

55. He aquí que Allah dijo: «¡Jesús! Yo te he de tomar y elevar a Mí [sin que puedan matarte], y te eximiré de los impíos [de la impureza de su contacto], y pondré a los que te sigan [de verdad, como los musulmanes] por encima de los impíos hasta el Día de la Resurrección. Luego vuestro retorno [de Jesús, sus seguidores y sus detractores] será hacia Mí, que sentenciaré entre vosotros en aquello sobre lo que discrepabais [sobre las creencias acerca del Mesías y de su madre]».

56. «Y en cuanto a los impíos, los condenaré a un castigo intenso en el mundo y en el más allá, y no tendrán defensor alguno.»

57. Y en cuanto a los creyentes [en lo que trajeron Jesús y Muhammad] que hayan hecho bondades, El [Allah] les satisfará sus méritos, puesto que Allah no ama a los inicuos.

[LA VERDADERA DOCTRINA SOBRE JESÚS (P)]

58. Tal es lo que te revelamos [Profeta] de entre los signos [o portentos de los Profetas precedentes] y de la Persuasión sapientísima [la Revelación anterior y la del Sagrado Corán, o la sabiduría proveniente de la Tabla Resguardada].

59. Por cierto que el ejemplo de Jesús ante Allah [al ser creado sin padre] es como el ejemplo de Adán, a quien El lo creó de tierra [sin padre ni madre] y luego le ordenó: «¡Sea!», y fue [es].

60. [¡Profeta!] la verdad proviene de tu Señor, ¡no seas, pues, de los dubitativos [sobre lo que Allah realizó con Jesús y el resto de los Profetas]!

61. Así pues, a los que [de los cristianos] te impugnen acerca de él [de Jesús], después de lo que te llegó del conocimiento [a su respecto], diles: «¡Venid!, ¡convoquemos a nuestros hijos y a vuestros hijos, a nuestras mujeres y a vuestras mujeres, y a nosotros mismos y a vosotros mismos [o bien a los que son respectivamente nuestros más íntimos y cercanos], y luego maldigamos [pidamos a Allah la maldición de los unos contra los otros], y hagamos que el anatema de Allah sea con los mentirosos [cualquiera de ambos grupos].

62. Sin duda que ésta [lo relatado sobre Jesús desde el comienzo] es la narración verdadera, y que no hay divino más que Allah [Único, no el falso dogma de la trinidad], y por cierto que Allah es seguramente Poderosísimo [para realizar lo que hizo con Jesús y María], Sapientísimo [conoce por qué realizó eso].

63. Pero si ellos [los cristianos y judíos] no lo aceptaran [que sepan que] Allah es verdaderamente Conocentísimo de los corruptores [pues su rechazo corrompe la religión y aún el cosmos].

 

4º. Art.

Sobre el proceder del Profeta (BPDyC) con los cristianos

En Perlas Esparcidas se cuenta que el Mensajero de Allah (BPDyC) escribió a la gente de Nayrán, antes de serle a él revelada la sura (capítulo) 27 del Sagrado Corán, lo siguiente: «En el Nombre de Allah, Dios de Abraham, Isaac y Jacob. De Muhammad, Mensajero de Allah, al obispo y a la gente del Nayrán: Si vosotros os islamizáis, seguramente pediré la bendición de Allah para vosotros, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Luego os invito a adorar a Allah, y que os apartéis de adorar a Sus siervos [es decir, a Jesús, a María, o cualquier otra servidumbre respecto de los sacerdotes], y os convoco a tener por Señor Protector a Allah en lugar de tenerlo de los siervos. Pero si vosotros os rehusarais, entonces aportaréis la capitación [es decir, el impuesto por cápita], y si todavía rehusarais a ello os convoco a la guerra o a la paz [es decir a pactar o a combatir]». Sigue diciendo la tradición: «Apenas el obispo leyó la carta se espantó y temió mucho. Entonces llamó a una persona de los de Nayrán, al que se apelaba como Sharhabil Ibn Uidá'ah, le dio a leer la carta del Profeta (BPDyC), y le preguntó: `¿Cuál es tu opinión?'. Respondió Sharhabil: `Tú conoces la promesa de Allah a Abraham sobre la descendencia de Ismael respecto de la Profecía, ¿qué nos puede asegurar que no sea este hombre? [es decir, que no sea el Profeta prometido], por lo que no puedo opinar sobre la Profecía [es decir, es asunto privativo de Allah exclusivamente]. Si el asunto fuera de las cosas del mundo te orientaría sobre ello y me comprometería contigo'. El obispo llamó luego uno por uno a la gente de Nayrán, y todos ellos opinaron como Sharhabil. Y acordaron enviar a éste, a Abdallah Ibn Sharhabil [seguramente su hijo], y a Yabbar Ibn Faid, que ellos les trajeran noticias sobre el Mensajero de Allah (BPDyC). Partió la delegación y se encontraron con el Mensajero de Allah (BPDyC), y éste les preguntó y ellos lo mismo, hasta que la cuestión fue que ellos le preguntaron: `¿Qué sostienes sobre Jesús el hijo de María, con él sea la Paz?'. Respondió el Mensajero de Allah (BPDyC): `Hoy no os puedo decir nada al respecto, pero permaneced hasta mañana por la mañana que os informaré lo que se dice sobre Jesús, con él sea la Paz' [es decir, lo que le revelaría Allah, exaltado sea]. Entonces Allah reveló el versículo que dice: `Por cierto que el ejemplo de Jesús ante Allah es como el ejemplo de Adán (P) a quien El creó de tierra...', hasta el versículo que dice: `Y luego maldigamos unos a otros y hagamos que el anatema de Allah sea con los mentirosos' [3:59-61]. Los cristianos se negaron a reconocer esto [la doctrina revelada sobre Jesús], por lo cual el Mensajero de Allah (BPDyC) al día siguiente de comunicarles la revelación [de esos versículos] concurrió a la prueba de la maldición cubriendo a Al-Hasan y Al-Husain con una tela aterciopelada que él tenía, mientras [su hija] Fátima marchaba detrás suyo, a pesar de tener por ese entonces varias esposas [que podían suplirla]. Entonces exclamó Sharhabil a sus compañeros: `¡Si este hombre fuera un Profeta enviado y nosotros lo maldijéramos, veo en el futuro que no quedará de nosotros ni un pelo ni una uña sin ser aniquilados!'. Los otros dos le preguntaron: `¿Cuál es tu decisión?'. Respondió: `Mi decisión es pedirle que él arbitre sobre nosotros [los cristianos de Nayrán], porque considero que es un hombre que no juzga nunca injustamente'. Le contestaron los otros dos: `Que sea como tú dices'. Fue Sharhabil a ver entonces al Mensajero de Allah (BPDyC) y le dijo: `Considero algo mejor que la mutua maldición hacia ti'. Preguntó el Profeta (BPDyC): `¿Qué es?'. Respondió: `Que tú dictamines acerca de nosotros hoy durante el día, y durante la noche siguiente hasta amanecer, y ello será aplicado'. Por lo cual el Mensajero de Allah (BPDyC) se volvió y no los maldijo y acordó con ellos la capitación.» (T, III, P 233-234).

Esta es una tradición bastante amplia sobre el origen de la llegada de los cristianos de Nayrán a Medina para entrevistarse con el Profeta (BPDyC) e indagar acerca de su misión y de su doctrina sobre Jesús y María, con ambos sea la Bendición y la Paz, y el cristianismo en general. Tal sería el primer contacto registrado, primero con una pequeña delegación de tres personas, y luego, seguramente para concertar con mayor autoridad, con una delegación mucho más amplia, según algunos de catorce personas, según otras tradiciones más de sesenta o setenta. Y aunque las tradiciones entre sí no acuerden en el detalle, el hecho central es que una delegación cristiana del sur de Arabia viene a entrevistarse con el Profeta (BPDyC), y se establece entre ellos finalmente un acuerdo de paz y de mutua convivencia, para permitir a los cristianos ejercer su culto y vivir entre musulmanes. Dicho acuerdo es lo más importante del asunto, pues confirma, como ya dijimos otra vez, la actitud del Islam sobre la libertad de cultos.

 

5º. Art.

Las doctrinas comunes entre el Islam y el cristianismo

Son: La creencia en la Unidad divina, que los cristianos distorsionan en parte con la creencia en "dios padre" y "dios hijo". Pero fundamentalmente ellos dicen que Dios es Uno. En segundo término, la creencia en la Revelación y en los Profetas, con ellos sean la Bendición y la Paz. En tercer término, la creencia en el más allá, en la Resurrección y en el Día del Juicio, en el premio de los justos y el castigo de los inicuos. Cuarto, la creencia en el perdón de los pecados graves y leves, y en la intención como determinante del pecado, es decir, que no hay pecado sin intención maligna. Quinto, la creencia en las buenas obras, como anuladoras de los pecados, y en la Indulgencia divina como mayor a cualquier mal, que en definitiva borra el pecado. Sexto, la creencia en la vida espiritual, en los grados metafísicos, en la vida profunda del alma. Séptimo, la creencia en la caridad, la disculpa, el amor al prójimo, la hermandad de todos los hombres, la necesidad de justicia, igualdad y derecho, la creencia en la cooperación mutua, el amparo del desprotegido, etc. Octavo, la creencia en el Mesías, Jesús, hijo de María y en la virgen, con ambos sean la Bendición y la Paz. También, la creencia en una segunda misión de Jesús (P), en el restablecimiento de la paz y la justicia en la tierra, aunque ellos consideran esto de modo diferente a los musulmanes. Y por último, la proclama de la verdad a toda la tierra, a todas las razas y culturas, sin diferencias, porque toda la humanidad son la familia de Allah, como dijo el Profeta (BPDyC).

Ambas doctrinas discrepan en lo siguiente: Primero, en la concepción de la Unidad divina, como ya dijimos. Segundo, en la concepción del Mesías (P) y de su madre María, porque además de atribuir a Jesús (P) ser "hijo de Dios", también mencionan a su madre como "la madre de Dios", lo cual para el Islam es una aberración. Tercero, en la concepción del Espíritu Santo, porque ellos creen que es una de las personas de la "trinidad", y que las tres personas forman una unidad. Nosotros decimos que el Espíritu Santo es una criatura de Allah, llamada Gabriel (BP), y que tampoco es el mayor de los ángeles. Cuarto, nos diferenciamos en la forma del perdón de los pecados, y en la necesidad de la confesión para ello. Creemos los musulmanes, tanto como los cristianos, que hay que reconocer el acto malo y arrepentirse a conciencia, pero para ellos es necesaria la confesión y que la Iglesia los perdone. Esto constituye un tremendo error muy perjudicial para las almas. Quinto, nos diferenciamos en la concepción del pecado, ellos creen que este mundo tal cual es apareció cuando Adán (P) pecó. Nosotros no le atribuimos pecado a Adán, sino que le atribuimos una falta para conseguir un mayor bien, falta que estaba predestinada por Allah, para que Adán fuera enviado al mundo, que fue creado para él. Si él no cometía esa falta no podía descender. Comparemos esto con la criatura en el vientre de la madre, donde está como en el Paraíso. Pero no está allí para permanecer eternamente, sino que debe salir al mundo y desarrollarse, pues esto Allah es lo que predestinó para nosotros. A los nueve meses la criatura puja, o bien puja la madre, y así cómo Adán (P) extendió su mano hacia el árbol para finalmente aparecer en el mundo para el que estaba destinado. Otro punto, el sexto, en que nos diferenciamos, es en la organización de la comunidad religiosa. Para ellos existe una Iglesia, y ésta está tácitamente por encima del resto de la comunidad. Actualmente no dicen esto, pero originalmente los sacerdotes eran considerados superiores al resto de los hombres, porque eran ministros de Dios, sus representantes. También rechazamos el monacato, el encierro de las personas. Además, séptimo, nos diferenciamos en la función y concepción de la oración, que para el musulmán es un diálogo directo con Allah, y para el cristiano es la participación en el misterio, a través del ministro o sacerdote, cuando uno comulga. Es decir, se participa como espectador en un misterio cuando el sacerdote consagra la hostia en el cáliz, y dicha hostia constituye el vehículo del misterio, en la cual se hace presente realmente el cuerpo y el alma de "Jesús" en tanto "dios". Todo ello para el Islam es aberrante, propio más bien en última instancia de concebir a Dios como materia. Nosotros creemos que la oración es dirigirse directamente a Allah en un lugar limpio cualquiera, para ellos la Iglesia es lo más indicado.

Y por último las diferencias se establecen en la interpretación de la fuentes, y de la jerarquía e importancia que tienen esas fuentes. Para nosotros la fuente de la que surge toda nuestra doctrina es el Sagrado Corán, y creemos que para los judíos es la Torá, y para los cristianos el Antiguo Testamento y el Nuevo. Esto debería ser así, pero la Iglesia sostiene que lo más importante es la doctrina que elabora en los concilios, a la que llaman "tradición o doctrina de la iglesia". Ello es como sostener en el Islam que las fatuas o dictámenes de los jurisconsultos, o bien el iymá` o consenso de los sabios, son superiores al Sagrado Corán, lo cual no aceptamos. Para nosotros la Revelación es lo primero, y después viene la interpretación de la misma.

Una diferencia entre el Islam y el cristianismo, derivada de las anteriores, es la proclama de la fe, como perdón según ellos, porque Jesús (P) vino para perdonar los pecados, mientras que para nosotros la Revelación es para que los hombres conozcan a su Señor, desplieguen el conocimiento. El pecado es en tal sentido secundario, y los Profetas (P) no vienen para perdonar pecados sino para enseñar a la gente. Es el conocimiento el que borra los pecados, y no nada misterioso. Los cristianos creen que los hombres nacen en el pecado, y nosotros que nacen en la esencia pura, y que pecan por ignorancia. La ignorancia genera el pecado, pero todos tienen la posibilidad de alcanzar la Verdad.

La sociedad islámica, al considerar que todos los creyentes son iguales ante Allah, no se estratifica, como la sociedad de origen cristiano, no forma castas u oligarquías, por lo menos no las debería formar, y todo grupo sectario puede ser combatido. Mientras que, naturalmente, en la sociedad de origen cristiano se forman las oligarquías, las clases sociales, porque ya la creencia consagra el hecho de que unos seres son superiores a otros.

Y por último, está la consideración de las minorías, del ejercicio de la fe, de la veracidad de la creencia de la gente, del respeto y protección de otros credos dentro del territorio propio. Esto el Islam lo tiene muy en cuenta, protege a las minorías y cree que la gente tiene derecho a ejercer su propia fe si la eligió libremente, porque no debe ser constreñida. Por eso el Islam no eliminó ni a los cristianos, ni a los judíos, ni a los mazdeos, ni a los hindúes, etc., dentro de su territorio, mientras que la sociedad cristiana del pasado, que ahora ya no lo es más, eliminaba todo lo que no era cristiano, como asimismo se enfrentaban secta contra secta, encarnizadamente.

La conclusión es que las doctrinas comunes son fundamentales entre nosotros y los cristianos. Podríamos convivir tranquilamente sin ningún roce. Pero las discrepancias también son importantes. Aunque todas las diferencias se refieren más a lo teórico, a lo doctrinal, que a la práctica. El amor, la caridad, el perdón, etc., lo tenemos en común. Por el contrario, con el judaísmo hay más identidad doctrinal o teórica, pero mayor diferencia en la práctica. Excepto en cuanto a que tácitamente ellos creen que son "elegidos", con lo cual discrepamos. El resultado es que actualmente nosotros podemos convivir tranquilamente dentro de una sociedad cristiana (no así en el pasado), pero no podemos convivir con los judíos en Israel, porque nos rechazan y nos eliminan, como prueba histórica de lo que veníamos diciendo.

 

6º art.

Crítica del Sagrado Corán a la doctrina de la trinidad.

1. En los textos sagrados. Históricamente nunca la enseñanza de la trinidad fue mencionada por los Profetas anteriores a Jesús, con todos ellos sean la Bendición y la Paz, por lo que no figura en los libros sagrados de la Biblia. E inclusive, no es mencionada por los evangelios explícitamente. Con posterioridad, en éstos últimos se han introducido algunas correcciones, tratando de registrar tardíamente la doctrina mencionada. Paralelamente, surgieron interpretaciones teológicas de los textos evangélicos tratando de justificar aquella doctrina.

La más antigua mención, preparatoria de la doctrina de la trinidad, se encuentra en las cartas de Pablo, quien asimila tres términos o categorías a la Divinidad: "Señor (Kirios en griego)", "Espíritu", y "Dios". Otra cita que se menciona al respecto es la de Mateo, cuando dice: "¡Marchad, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo!" (28,19). Es la única vez en que esto es puesto en boca de Jesús (P), aunque se pretende fundar en dicho texto la doctrina trinitaria. Pero resulta que el pasaje en cuestión apareció misteriosamente mucho después de la elevación de Jesús (P) a los cielos, y según algunos dicen, después del Concilio de Nicea del año 325. Otros ven en la fórmula de bautismo antes citada algo completamente aislado en el evangelio, que no tiene correspondencia con ninguna otra parte de él. Se sabe, además, que la comunidad cristiana primitiva no bautizaba "en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo", y si esto es cierto, queda descartado que Jesús (BP) haya ordenado esa fórmula. Primitivamente se bautizaba "en el nombre de Jesucristo", y esto está asentado en Hechos 2:38, 10:48, y 19:5. En conclusión, la citada orden bautismal del evangelio de Mateo resulta ser una interpolación, muy posterior a Jesús (BP).

Por último, hay una frase llamada "comma joánico", o sea "el cómo de Juan evangelista", de la primera epístola de Juan (5:7), que dice: "Porque tres son los que dan testimonio, en el cielo el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo, y estos tres son una sola cosa. Y tres dan testimonio en la tierra...". Se sabe que este pasaje fue interpolado en el siglo octavo, y el primero que lo comentó fue Prisciliano, un teólogo español que sostenía ciertas teorías teológicas muy particulares.

Se concluye de todo ello que en los evangelios no existe ningún tipo de mención sostenible referente a la trinidad, y que las que se alegan no son la auténtica prédica de Jesús (P). Menos aún en el resto de la Biblia podríamos encontrar algo al respecto. Esto es por lo que hace a los textos sagrados.

2. Según la interpretación teológica racional. En cuanto a la interpretación sabia, veamos por qué es impugnable esta doctrina. La teología de la trinidad tiene dos alternativas de interpretación posible: O bien que cuando dice que "Dios" es uno y tres a la vez, afirma algo objetivo, concreto, real; o bien que es una afirmación metafórica, simbólica, sin intención de sostener realmente que "Dios" "uno" pueda transformarse en "tres" concretamente, o viceversa.

Si la afirmación de la doctrina de la trinidad fuera real, se refiere entonces a la distinción real en Dios de tres hipóstasis o personas; pero si fuera metafórica, esa distinción sería simbólica, y realmente sólo hay un Único Divino, sin iguales, pares, o sucedáneos.

Ahora bien, el problema es que la doctrina de la trinidad mezcla ambas modalidades de la afirmación, tanto sostiene que lo que dice es real, como que es simbólico o metafórico, es decir que "Dios" es tres realmente, y que ello se dice también simbólicamente. Esto es absurdo, pues una alternativa excluye a la otra. Concibe a la trinidad como real cuando afirma que hay verdaderamente tres hipóstasis o personas, "Padre", "Hijo", y "Espíritu Santo", y que las tres son una independiente de la otras; y como simbólica cuando afirma que, en definitiva, esos tres son uno, o simbolizan al Uno, por lo cual no son autónomos entre sí. El resultado es completamente contradictorio.

Además, deberíamos justificar por qué "Dios" necesitaría distinguirse en tres, en tanto El, exaltado sea, no hace nada en vano: O bien es por necesidad de cumplir tres roles o funciones distintos; o bien es para exaltar o glorificar junto a Sí a otros aspectos propios de Él, pues en última instancia todo lo que de Él surge es Él mismo.

Ahora bien, si fuera por la necesidad de cumplir ciertos roles o funciones, limitar a tres esos roles es absurdo, pues la Realidad divina todo lo abarca, y nada puede subsistir fuera de Él, exaltado sea. Se deduce de esto que Sus funciones o roles deberían ser tantos como seres existen, pues Él en todo tiene un acto que cumplir, de lo contrario las cosas dejarían de ser.

Si por el contrario se interpreta que la "esencia divina" se distingue en tres para exaltar o glorificar un aspecto de Sí sobre otro, por ejemplo, al "Padre" sobre el "Hijo", esto sería aún más absurdo, porque "todo" Él es de Suyo exaltado y glorificado, no una parte más que otra. Pero además, tal distinción acarrearía la necesidad de distinguir en "Dios", como lo hace la doctrina trinitaria, tres partes o aspectos, lo cual supone que es una naturaleza o esencia capaz de ser conocida por el hombre, como éste conoce al resto de las naturalezas o esencias, y que por lo tanto se podría definir a "Dios". Por eso el trinitarismo necesita recurrir a la idea de "hipóstasis", es decir de persona o personificación de "Dios", lo cual le permite "definirlo". El "Dios Padre" es una hipóstasis o persona divina, lo mismo que el "Dios Hijo", y el Espíritu Santo, y gracias a esta idea pueden atribuir una categoría y función a cada una de las tres "personas".

En definitiva, el trinitarismo consiste en personificar a Dios, atribuirle una naturaleza o esencia, y pretender conocerlo en Sí Mismo, exaltado sea.

3. Derivaciones indebidas de la teología de la trinidad. Los errores a que conducen las "hipóstasis", o concebir a Dios como persona, son los siguientes: Primero, o bien cada persona es real y distinta a la otra, o bien es la misma, porque sería absurdo que a la vez sea distinta e idéntica. Si concretamente fueran distintas, no tendrían ya una misma esencia racional, por lo que no se puede decir que son esencialmente idénticas, sean dos, o tres, o tantas personas como se quiera, porque cada una debería representar una sola esencia racional, y no más. Los seres no-racionales pueden presentar múltiples formas externas, siendo ellos esencialmente lo mismo, como sucede con las piedras, los minerales, y los vegetales, pero el ser racional se entiende como un individuo autónomo por cada conciencia o persona que exista. En consecuencia, si una esencia racional es idéntica, no es posible que sean distintas las personas, y lo distinto y al mismo tiempo idéntico es algo imposible y absurdo. A El no se Le conoce de este último modo, pues lo imposible y absurdo no concierne en nada a Allah, exaltado sea.

El conocimiento de Allah no es misterioso, ni inefable, es decir, imposible de ser expresado en palabras, ya que de ser así sería innecesario, y por lo tanto no obligatorio para el ser humano, ya que alcanzarlo sería imposible. Si Su conocimiento fuera imposible de alcanzar, Allah no obligaría a nadie a conocerle. Pero, por el contrario, a través de todas las Revelaciones habidas Allah nos impone conocerlo, por lo cual, el conocimiento a Su respecto no puede ser ni un misterio, ni imposible, ni absurdo, ni inefable, sino distinto al resto de los conocimientos.

Segundo. Si El se distinguiera en Sí Mismo en tres personas, y ello fuera para glorificar y exaltar a una sobre otra, en El habría un aspecto inferior al otro, sea en razón de que ese aspecto es naturalmente inferior, o bien lo es la función que cumple dicho aspecto. Si suponemos que "Dios" tiene por naturaleza una parte inferior, o menos noble que otra, Él sería una cosa semejante al resto de las cosas, compuesto de partes superiores e inferiores, acopladas entre sí para formar una unidad armónica. En tal caso, necesitaríamos saber cómo surgió, cómo se compuso de ese modo, para qué existe, cuál fue su nacimiento, y cuál será su final, tal como nos planteamos del resto de las cosas naturales compuestas de partes. En consecuencia, Él ya no sería "Dios" sino un ser más entre el resto de los seres. Y sería posible, además, que haya otros seres iguales a Él, como los hay de todos los seres, es decir, que sea generado por otro, y que a su vez genere a otros, exaltado sea por sobre toda indigencia.

Pero si sus aspectos diferentes, cualquiera fuera su número, fueran en razón de su función o rol, es decir de sus actos, ello no implicaría su naturaleza o ser personal, pues la función o rol normalmente son externos al que los ejerce, no parte de su naturaleza. Desde este punto de vista, es imposible afirmar que sea necesario que Dios se distinga en Sí Mismo para ejercer un rol o función determinados (como el de la vida, por ejemplo, que según sostienen ejerce el "Padre", o el del conocimiento, que cumple el "Hijo"), como no se distingue esencialmente un ser humano cuando ejerce cierta función distinta de otra.

Pero aun suponiendo que la función o rol sea parte de su naturaleza (como el pensamiento es parte del cerebro, o la contracción es parte del corazón, exaltado sea Allah sobre todas las cosas), en tal caso no podríamos distinguir a "Dios" respecto de su propia función, pues ésta sería interna a El, no habría nada externo. En consecuencia, El se multiplicaría en Sí Mismo tanto como funciones o roles ejerce, tanto como es múltiple el cuerpo humano, que tiene una función circulatoria, otra muscular, otra nerviosa, etc. Y siendo sus funciones o roles en número muy grande, imposible de ser calculado, Él sería entonces todo eso, pues nada se produciría que se pudiera diferenciar de Él. Todo, sea lo que fuera, sería sólo una función o rol Suyo, exaltado sea sobre todas las cosas. En tal caso, como se deduce naturalmente, ya resultaría absurdo hablar de "trinidad", y debería hablarse mejor de "multiplicidad infinita". Cada cosa sería "Dios".

Tercero. Si El se personificara en "Padre", "Hijo", y Espíritu Santo, deberíamos justificar la existencia del resto de las cosas, fuera de estos tres: O bien diríamos de ellas que son "personas", como las tres "personas divinas", o bien que son ficciones, pues sólo aquellas tres tendrían divinidad, o lo que es lo mismo, realidad verdadera. Si, por el contrario, el resto de las cosas derivaran del "Padre", como derivó el "Hijo", serían todas ellas también divinas como éste último, lo mismo que si derivaran a la vez del "Padre" y del "Hijo", como, según una de las interpretaciones trinitarias, derivó el Espíritu Santo. De lo contrario, habría por un lado "naturaleza divina", y por el otro "naturaleza no-divina", derivada esta de la misma Divinidad, lo cual es absurdo.

A todos estos absurdos conduce la equívoca doctrina de la personificación de Dios, sea en una, dos, tres, o más personas, o en todas las cosas que existen.

4. La doctrina de la Unidad divina absoluta o Al-Tauhíd. La conclusión es que no se debe personificar a Allah Exaltado; ni se Le describe como una "naturaleza"; ni como una cosa común, junto al resto de todas las otras cosas. Ni se dice de Él que genera o que fue generado; ni se dicen de Él, sea de modo real o metafórico, cualquiera de los errores mencionados anteriormente.

Tampoco se dice que conocerlo, exaltado sea, sea un misterio, ni que ello resulta inefable, imposible de ser expresado. Ni que tiene partes, unas superiores a otras; ni que necesita distinguirse en Sí Mismo para actuar; ni que la Creación es Él mismo, o bien que está fuera de Él, ninguna de ambas cosas. Por el contrario, debe decirse que Él se manifiesta en todo, pero no es algo ubicable en nada; no se personifica, ni en una, ni en dos, ni en tres, o en múltiples personas. Él no es múltiple sino Uno, Único, Absoluto, Oculto y Manifiesto; no procrea ni fue (o es) procreado; y no tiene semejantes. Él no tiene cuerpo, ni extensión, ni se ve o contacta por los sentidos. Es Real, con una Realidad mayor al resto de las cosas, y si bien se dice de Él que es una "cosa", sólo es para afirmar Su Realidad, no para compararlo con las cosas creadas.

No se Le conoce del mismo modo que al resto de las cosas: Sus Nombres y Atributos son símbolos de Él mismo, no calificativos que lo limiten o definan; su Sí Mismo es Oculto, y está más allá del Ser. No se dice de Él, "el Ser Supremo", o "el Primer ser", o "la Causa primera", porque Él en Sí Mismo no se encuentra en el primer escalón de la escala de los seres, a la que Él establece, estando en Sí Mismo más allá del ser. Sus Nombres y Atributos constituyen nuestro modo de conocerlo, no divisiones reales en Él mismo. No se dice de Él "Uno" en un sentido numérico, como "el primero de los iguales", ni en el sentido de la multiplicidad, como "uno entre varios". Él es Uno en el sentido de Absoluto, la única Realidad realmente Real. Por eso el versículo 5:73 dice: ...no habiendo [por el contrario] ningún Divino, sino un Divino Único, es decir, no hay en la Creación nada Divino, excepto que Allah es el Único Divino, sin iguales, ni pares, ni sucedáneos.

fin

Prohibida su reproducción total o parcial sin citar las fuentes: "Centro de Altos Estudios Islámicos" www.senderoislam.net


[1] Las siglas "BPDyC" significan "Bendición y Paz sean con él su Descendencia y compañeros fieles" y se menciona para el Profeta (BPDyC) como salutación.
[2] En este escrito utilizamos la palabra Allah para mencionar la Realidad divina, como en inglés God, o en castellano y otros idiomas latinos "Dios", "Deos", "Dio", etc.
[3] La sigla "P" o "BP" significan "la Paz sea con él (o con ellos)" y "la Bendición y la Paz sean con él (o con ellos)" y se mencionan para los Profetas y los Imames de la Descendencia del Profeta Muhammad (BPDyC).

 

En sección Artículos

El esquema político de la sociedad islámica