la peregrinacion
196. "¡CUMPLID CON LA PEREGRINACIÓN Y LA VISITACIÓN POR (AMOR A) ALLAH!"
Los versículos de la Peregrinación fueron revelados cuando el Profeta (BPDyC) efectuó la que se conoce como "Peregrinación de la Despedida", la última (y única como Peregrinación) antes de fallecer. También se sostiene sobre el versículo 196 que fue revelado cuando los impíos impidieron a los musulmanes alcanzar el Templo, deteniéndolos en Al—Hudaibiiah, un punto cercano a La Meca (ver 2:114, más adelante también nos referimos a ello). En esa ocasión se reveló la surah 48 en su totalidad.
"Cumplid" significa aquí "completad", teniendo en cuenta que la Peregrinación constituye un desarrollo temporal, que es completado por medio de múltiples actos y en el curso de numerosos días. Segundo, significa también que ese completamiento se cuenta desde el momento inicial de la partida en peregrinación. Transmitió 'Ali que el Profeta (BPDyC) dijo: "El cumplimiento es que te consagres de peregrino desde lo de tu familia", (IK,I, 173), "es decir desde la casa"[1]. Y tercero, el completamiento es poner la intención sólo en salir para la Peregrinación, y no en otra cosa. Al respecto dijo Sufián Al-Zauri: "El completamiento de ambas (Peregrinación y visitación) es que te vistas de peregrino en lo de tu familia, no deseando otra cosa que la Peregrinación y la visitación, y que eleves aleluyas desde los lugares de inicio (miqat). No es que salgas con intención de comerciar o de otra cosa, y cuando estuvieras cerca de La Meca digas: '¡Si hubiese tenido intención de peregrinar o de hacer la visitación...!' Esto sería satisfactorio, pero el cumplimiento perfecto es que salgas de tu casa por ellas (la Peregrinación y la visitación) y no por otra cosa" (IK,I, 173). A pesar de esto, es posible comerciar durante el período de Peregrinación, como ya veremos.
"Peregrinación", Al-Hayy, se llama en el Islam al rito establecido por el Profeta Abraham, con él sea la Paz, en cumplimiento de una orden divina que él recibió (ver 22:27 Sagrado Corán). Antes del Islam, pues, existía la Peregrinación entre los árabes, que a la sazón eran idólatras, cumpliendo los ritos fuera de las enseñanzas de Abraham (P.). Con el advenimiento del Islam, el Profeta Muhammad (BPDyC) estableció nuevamente la Peregrinación en su sentido original, cumpliendo también con la orden divina que aparece en este versículo, 196. Es tradición que este rito se mantendrá hasta el Día de la Resurrección.
Condiciones de la peregrinación
La Peregrinación es una obligación condicional para todo musulmán, hombre o mujer. Es decir, que si se llenan determinados requisitos es obligatorio realizarla al menos una vez en la vida, pero si no se alcanzan esas condiciones básicas uno queda eximido de aquella obligación. Las condiciones que se deben reunir son: 1º) la capacidad, es decir la mayoría de edad, la salud física y la posibilidad económica. Esto último significa tener los medios monetarios para peregrinar a La Meca y retornar a su país, sin perjudicar durante todo ese periodo la subsistencia normal de su familia y de quienes tenga a su cargo.. 2º) La preparación debida que consiste en: arrepentirse de las maldades que se hayan realizado en el pasado, disculparse y pedir perdón por toda ofensa que se haya cometido a otros. Se debe pagar cualquier clase de suma vencida que se adeude, o disponer su pago en nuestra ausencia, y haber cumplido con la contribución obligatoria del Islam (zakah, ver 2:83 y 2:131). Es conveniente, también, disponer lo necesario para el caso de nuestra muerte, redactando un testamento respecto de las deudas, las obligaciones contraídas, los depósitos de terceros en nuestro poder, lo que se nos debe, lo que legamos, etc. Por fin, se debe perdonar toda ofensa que hayamos recibido, y quedar en armonía con parientes, amigos, vecinos, socios y conocidos. Es conveniente, también, ir en compañía de otros que peregrinen, que en lo posible sepan cómo realizar la Peregrinación. Además, los caminos y rutas que se puedan tomar deben estar libres de conflictos, de modo de poder circular libremente hacia la meta. Por último, el dinero que se dispone para peregrinar debe ser lícito (halal), pues de lo contrario la Peregrinación no será aceptada por el Señor del universo.
Descripción de los pasos de la peregrinación
1º) La vestimenta de peregrino.
La Peregrinación comprende varios actos, el primero de los cuales es vestirse de peregrino, con la prenda llamada "ihram", bañándose previamente, para luego perfumarse, cortarse las uñas y calzar sandalias. Todo ello con la intención explícita de peregrinar, pronunciando una fórmula que indique la forma de peregrinación elegida (explicamos luego las varias formas posibles). El ihram del hombre consiste en dos telas blancas, sin costuras ni adornos, sin diseño alguno, con la que cubrirá su cuerpo, plegando la primera parte desde la cintura hasta abajo de las rodillas, y la segunda alrededor de su pecho y espalda, sosteniéndola con el hombro derecho, mientras que el izquierdo queda desnudo, y su cabeza descubierta. La mujer, en cambio, puede llevar una vestimenta común, con costuras pero sin adornos ni diseño especial, y debe cubrir todo su cuerpo, desde la cabellera hasta los talones, excepto las manos y el rostro. Ambos deben usar sandalias, dejando el empeine al descubierto. El ihram, vestimenta del peregrino, cuando se tenga intención de realizar la Peregrinación mayor (Hayyu al-Islam) sólo se debe adoptar dentro de los tres meses debidos (ver vers. 197), y en cualquiera de los cinco puntos geográficos que rodean a La Meca en diversas direcciones y distancias, puntos a los que se llama miqat[2]. Si alguien penetra en territorio sagrado sin el ihram, debe volver a alguno de esos puntos para ponérselo. La excepción son los habitantes de La Meca y sus alrededores, los que podrán vestir el ihram en sus domicilios, pero deberán a pesar de ello iniciar su peregrinación desde un miqat. Por otra parte, sólo es posible consagrarse con la vestimenta en un miqat, excepto que haya prometido, antes de llegar a este, adoptarlo en otro lugar distinto determinado, promesa que debe ser solemne (utilizando una fórmula verbal).
Prohibiciones que produce la vestimenta. La adopción del ihram, o hábito del peregrino, implica una serie de prohibiciones a partir del miqat, pues desde allí el que lo haya vestido queda al margen de su vida habitual. Las prohibiciones son numerosas, entre las cuales están: los hombres no deben cubrirse su cabeza, ni las mujeres su rostro; los hombres no deben repararse del sol mientras caminan (junto a un móvil, con un paraguas, etc.); los hombres no deben usar elementos con costura; ellos no deben sumergirse en el agua, ni eyacular intencionalmente. Mujeres y hombres por igual no deben: causar pérdidas de sangre intencionalmente (con cepillos de dientes, o arrancándose un diente, etc.); no deben cazar; no deben matar ni aún a un piojo; no deben portar armas; no arrancar plantas; no depilarse ni cortarse el cabello; no cortar sus uñas; no perfumarse, ni utilizar aceites o cremas para acicalarse; no contraer matrimonio, ni cohabitar, ni mirar con intención sensual; no se deben usar botas o calcetines. Todas estas prohibiciones tienen una reparación distinta si se cometen, desde el simple arrepentimiento, hasta el sacrificio de una res (carnero en algunos casos, ternero o camello en otros). Las diversas escuelas del rito islámico difieren sobre las prohibiciones mencionadas y su reparación, pero en general las más importantes de esas prohibiciones son aceptadas por todas las escuelas.
2º) Los actos subsiguientes.
El segundo acto de la Peregrinación es una oración con la intención de consagrarse a ella, ya con el ihram, y se iniciará a continuación la letanía llamada talbiiah (respuesta) como respuesta al llamado de Abraham a la Peregrinación que cita el versículo 22:27. Luego se debe dirigir a La Meca, la ciudad santa de Arabia donde está el Templo de la Ka'bah (sobre este ver 2:144), con la intención de cumplir la Peregrinación. La talbiiah o letanía del peregrino, sólo cesará a la visión de la ciudad de La Meca.
3º) Tauaf o circunvalación.
El tercer acto es rezar como práctica optativa una oración a la vista del Templo, dentro del recinto sagrado (Háram), a modo de saludo al templo, y luego circunvalarlo siete veces (a lo que se llama tauáf). Esto se debe comenzar desde el punto que corresponde a la piedra negra, saludándola previamente, sea besándola, sea dirigiendo ambas palmas hacia ella si no es posible acercarse (sobre la piedra negra ver 2:144). Cada vuelta de la circunvalación se cuenta al llegar de nuevo donde está la piedra, (o frente a ella si no podemos acercarnos), y se efectúa teniendo al Templo y al muro bajo y arqueado de Ismael (P.), ambos, a mano izquierda (sobre la piedra negra ver 2:144). En cada vuelta se dirán las alabanzas y súplicas correspondientes. Luego de las siete vueltas se rezarán las dos prosternaciones de la circunvalación, en lo posible ante Maqam Ibrahim (el apostadero de Ibrahim —P—, ver 2:125), y se saludará a la piedra negra del mismo modo indicado antes.
4º) Sa'i o corrida.
El cuarto acto es cumplir las siete corridas (sa'i) entre los dos montículos adjuntos al Templo, a los que nos referimos en 2:158. En cada montículo se harán los ruegos conocidos, y en el trayecto de ida y de vuelta se deberá rogar en la forma tradicional. Los dos extremos del trayecto se hace caminando, y la parte media a trote. Cada vez que se cumpla con los ritos de la circunvalación y las corridas durante la Peregrinación es meritorio beber del agua de Zamzam, la fuente milagrosa que surgió en el valle de La Meca cuando Ismael (P.) y su madre comenzaron allí su exilio (ver 2:144).
Si la Peregrinación es "con goce de interrupción", que después explicaremos, podrá despojarse del ihram, pero previamente debe cortarse un mechón de pelo (aunque cuando no es su intención cumplir con la Peregrinación puede rasurarse) en señal de purificación. Esta primera parte descripta es llamada "visitación" ('umrah), y es inseparable y antecede al tipo de Peregrinación antes mencionada. Luego permanecerá en La Meca tanto como sea, siéndole lícito todo lo que le estaba vedado cuando vestía el ihram de peregrino.
El comienzo de la peregrinación misma
La concentración en Miná. Al llegar el octavo día del mes de la Peregrinación, llamado "el día de la tomada de agua" (iaum al-taruiah), se vestirá nuevamente el ihram, del mismo modo que hemos referido al principio, y partirá hacia la localidad de Miná, a pocos kilómetros de La Meca, donde cumplirá las oraciones de mediodía y tarde del día octavo, y las del ocaso, noche y alba del día noveno[3]. En seguida partirá hacia 'Arafat.
5º) La estadía en 'Arafat.
El quinto paso, sin el cual la Peregrinación no tiene validez, es estacionarse por un día, el noveno del mes de la Peregrinación, que es cuando ésta culmina, en la llanura de 'Arafat, y si es posible, subir al Monte de la Misericordia (Yabal Al-Rahmah), a todo lo cual nos referimos en 2:144. La permanencia en 'Arafat será entre el cenit del día noveno (o desde el alba de ese día, según una escuela islámica), hasta el alba del día décimo, según la mayoría de las escuelas. Allí deberá extremar la súplica, pues es tradición que ninguna súplica es más escuchada que la del peregrino en 'Arafat. La importancia de apostarse en 'Arafat es mencionada en la tradición profética que dice: "La Peregrinación es 'Arafat", es decir no es Peregrinación la que no cumple con esta parte del rito.
6º) Al Muzdalifah.
El sexto paso es estacionarse una noche en Al-Muzdálifah, un punto cercano a 'Arafat, donde rezará las oraciones del ocaso y de la noche del día décimo, uniendo entre ambas (cuando no hubiese permanecido en 'Arafat hasta el alba del décimo día). Allí permanecerá hasta el alba del día décimo, no partiendo antes, y además recogerá setenta piedrecillas del lugar para el rito de lapidar a Satanás, que enseguida veremos.
7º) De nuevo en Miná: Lapidación de las yamarat y sacrificio.
El séptimo paso es que se vuelva de Al-Muzdálifah a Miná, antes de que salga el sol del día décimo, en el cual se celebra la festividad de la Peregrinación (llamada "Id Al-Adha Al-Mubarak", "Festividad del sagrado sacrificio"), y en Miná, en el lugar llamado 'Aqabah, arrojará siete de los pedruzcos que recogiera contra una de las llamadas yamarat, monolitos allí existentes. Esto lo podrá hacer entre la salida del sol y su puesta, engrandeciendo al hacerlo (diciendo "Bismillah" en Nombre de Allah, "Allahu Akbar", Allah es el Más Grande). Los monolitos que representan a Satanás son tres, pero el mayor de ellos es el de 'Aqabah (Al-Shaitán al-akbar).
8º) El sacrificio animal.
El octavo rito es sacrificar el mismo día décimo una res (sólo cordero, ternero, chivo o camello), en Miná, donde se permanecerá dos o tres días más a lo máximo.
9º) La rasuración o el corte de pelo.
El noveno rito, inmediatamente después del sacrificio, es cortarse el pelo o rasurarse la cabeza —que es mejor—, como signo de purificación, lo cual nos permitirá despojarnos del hábito de peregrino y hacer lo que nos estaba vedado, excepto la relación marital.
10º) De nuevo en La Meca y sus ritos.
Lo décimo es que se retornará a La Meca ese mismo día décimo a realizar los últimos actos que comprenden: siete circunvalaciones al Templo (tauáf), una oración, las corridas entre los montículos (sa'i) y beber del agua de Zamzam, todo ello tal cual lo hizo la primera vez. Luego se podrán hacer todos los ruegos y prácticas optativas que el peregrino desee. A continuación, si su peregrinación es "con goce de suspensión", deberá realizar la que se conoce como "circunvalación de las mujeres" (tauáf al-nisa') que comprende las siete vueltas y las dos prosternaciones, tal cual ya lo hemos visto. Esto se debe a que la circunvalación inmediata anterior será para el cierre de la visitación, y esta segunda como conclusión de la Peregrinación.
11º) Fin de la Peregrinación: lapidaciones.
Luego, en decimoprimero lugar, retornará el peregrino, el mismo día décimo, a Miná, donde permanecerá esa noche, para durante el décimo primer día arrojar los siete pedruscos contra los tres monolitos o yamarat ya mencionados, entre el cenit y el ocaso.
12º) El día doce hará lo mismo.
Y se retirará de Miná antes del ocaso de ese día. De lo contrario deberá permanecer allí el decimotercero día y arrojar de nuevo los pedruzcos. Por último, cuando retorne a La Meca, preferentemente antes del cenit del día trece, hará la circunvalación de la despedida siete veces al Templo, y luego dos prosternaciones.
La visita a Medina. Es parte de la perfección de la Peregrinación visitar la tumba del Profeta (BPDyC) en Medina, a 450 Km de La Meca, una vez cumplida la Peregrinación.
Tipos de peregrinación
Se conocen tres tipos de Peregrinación: l) Hayy al-ifrad, Peregrinación exclusiva, que se hace por sí misma, sin unirla a la visitación; 2) Hayy al-qiran, Peregrinación inclusiva o conjunta, porque incluye la visitación; 3) Hayy al-tamattu', Peregrinación con goce de suspensión, que es análoga a la inclusiva, pero con una leve modificación consistente en "en la circunvalación de las mujeres" (como ya vimos se realiza en esta pero no en la inclusiva). Este último tipo de Peregrinación se cumple en dos etapas, en la primera de las cuales se debe realizar la visitación, luego despojarse como hemos visto de la vestimenta de peregrino o ihram (y de las prohibiciones especiales que ésta produce), para volvérselo a vestir sólo cuando se emprenda la Peregrinación propiamente dicha Este último tipo es el que estableció el Profeta (BPDyC) en su última Peregrinación, "la de la Despedida", que fue única en realidad, pues las anteriores las hizo con intención de visitación, como en seguida exponemos.
Tradición sobre la peregrinación
En "Al-Kafi", una fuente de la escuela Ya'farita, se narra lo siguiente: "Al-Halabi cuenta que Ya'far Al-Sadiq (P.) Dijo: 'Cuando el Mensajero de Allah (BPDyC) realizó la Peregrinación del Islam [así llamada para distinguirla de la de los idólatras], partió cuatro días antes de terminar el mes de Dhul Qa'dah [decimoprimero del calendario lunar islámico, y anterior al mes de la Peregrinación], hasta que cuando llegó al lugar denominado Al-Shayarah [donde actualmente hay una mezquita dedicada a consagrarse para la Peregrinación] rezó allí. Luego condujo su montura hasta llegar [al lugar llamado] Al-Baida' y allí vistió de peregrino y dio aleluyas de Peregrinación. Llevaba cien reses, y todos los que iban con él se consagraron allí para la Peregrinación, sin tener por intención la visitación, y sin que supieran [todavía] qué era la Peregrinación con goce de suspensión (Hayy al-tamattu'). Y cuando el Mensajero de Allah (BPDyC) estuvo en La Meca circunvaló el Templo, siendo seguido en ello por la gente. Luego rezaron dos ciclos ante la estación de Abraham (P.) y se dirigió a la piedra. Dijo después: "Empezaré por lo que hubo principiado Allah, Poderoso y Majestuoso", y se dirigió a Al-Safa y Al-Marua e inició desde ellas [su Peregrinación]. Marchó entre uno y otro [de ambos montículos] siete veces, y cuando hubo completado su marcha, estando sobre Al-Marua, efectuó una disertación. Ordenó a la gente despojarse del hábito de peregrinos [y adoptar su vestimenta común], y que consideraran lo que hicieron como una visitación [en lugar de Peregrinación], por haberle Allah, Poderoso y Majestuoso, ordenado eso. La gente hizo lo que les ordenó, y él (BPDyC) expresó: "Si desde el principio hubiese por mí mismo determinado lo que os ordené, yo mismo lo hubiese hecho", pero él no podía realizarlo [despojarse del hábito] a causa de las reses de sacrificio que traía. Allah, Poderoso y Majestuoso, afirma: "Pero no rasuréis vuestras cabezas hasta que la res de sacrificio alcance su destino". (2:196). Entonces Suraqah Ibn Ya'zam [un compañero del Profeta (BPDyC) expresó: 'Nos enseñas nuestras creencias como si recién hoy hubiésemos nacido [o bien: ¡Enséñanos nuestras creencias como si recién hubiésemos nacido! Esto que nos ordenas, ¿es para este sólo año o para todos los años?' Y el Mensajero de Allah (BPDyC) respondió: 'Por cierto que para siempre'. Un hombre se levantó y preguntó: '¡Mensajero de Allah! ¿Estaremos de Peregrinación mientras no cesamos del acto marital [debido a que una vez quitado el hábito, ello es posible]. El Mensajero de Allah (BPDyC) respondió: 'Nunca podrás estar a salvo de realizarlo' [aún cuando no esté permitido]. Entonces se presentó 'Alí Ibn Abi Talib (P.) que venía del Yemen para cumplir con la Peregrinación, y se encontró con que Fátima [su esposa y hija del Profeta (BPDyC) se había quitado el hábito de peregrina, y que había aroma de perfume [lo que está prohibido durante la Peregrinación]. Se trasladó pues a lo del Mensajero de Allah (BPDyC) para enterarse, y éste le preguntó: 'Alí, ¿cómo has invocado en aleluya [al consagrarte para la Peregrinación]?'. Respondió: 'Diciendo [me consagro] como se consagró el Profeta' es decir, con la misma intención y en iguales condiciones]. Le ordenó entonces el Profeta (BPDyC): '¡Tú no te despojes del hábito! y a continuación lo asoció a sus reses de sacrificio destinando para él treinta y siete reses. El Mensajero de Allah (BPDyC) degolló treinta y tres con su propia mano, y luego tomó de cada cuerpo un trozo, poniendo todos en una misma olla. Ordenó que lo hirvieran, comiendo de ello y tomando sopa del caldo. Dijo luego: 'Todos hemos comido ya de ello, ¡la Peregrinación con goce de suspensión (al-mut'ah) es mejor que la del peregrino que une [al-qarin, entre visitación y Peregrinación sin despojarse de su hábito], por conducir reses de sacrificio, y es mejor que la Peregrinación del que sólo peregrina [sin realizar la visitación, al-háyy al-mufrid)!'. El que relata esta tradición expresó: 'Pregunté al Imam Ya'far Al-Sadiq: ¿De noche o de día adoptó el hábito de peregrino el Mensajero de Allah (BPDyC), consagrándose? Respondió: De día. Pregunté: ¿En que momento? Contestó: A la hora de la oración de pasado mediodía (al-zuhr)'". (I.,II, ps. 82.83).
La importancia de la visitación
El Profeta (BPDyC) realizó en total cuatro visitaciones, todas ellas en el mes de Dhul Qa'dah, el décimo primero del calendario islámico. Fueron respectivamente "la visitación de Al-Hudaibiiah", el año sexto de la Hégira, cuando fue detenido en el lugar de ese nombre por los impíos que le impidieron continuar. En el año séptimo emprendió (BPDyC) "la visitación de Al-Qadá'" o "de la reparación", que compensaba la anterior frustrada. Al año siguiente realizó la llamada "visitación de Al-Ya'ránah". Por último, realizó "la Peregrinación de la Despedida", a la que ya nos referimos, en el año décimo de la Hégira, uniendo la visitación ('umrah) a la Peregrinación (hayy). La importancia de cumplir la visitación es grande, y se admite unánimemente que la Peregrinación debe ir unida al cumplimiento de la visitación, como procedió el Profeta (BPDyC) en su última visita a la Ka'bah. El (BPDyC) dijo: "El que tenga sacrificio animal que ofrecer, que invoque (con intención) de Peregrinación y visitación" (IK, I, 173); y dijo: "La visitación está incluida en la Peregrinación hasta el Día de la Resurrección" (IK, I, 173), es decir siempre debe cumplirse la visitación con toda peregrinación. Cuando una de sus esposas, Ummu Hani, tuvo la intención de peregrinar con él pero no pudo hacerlo por causas físicas el Profeta (BPDyC) le dijo: "Una visitación en Ramadán equivale a haber peregrinado conmigo", (IK,I,173) a pesar de que él (BPDyC) nunca realizó una visitación en ese mes. También se considera de gran relevancia la visitación durante el séptimo mes, llamado Rayab.
196. "PERO SI OS VEIS IMPEDIDOS..."
Es decir, obstaculizados de llegar al Templo, sea por enfermedad, o ataque enemigo, o guerra entre facciones, que nos impida circular, o por extravío del camino, siempre que ello se produzca después de haber adoptado el ihram, la vestimenta de peregrino. Al hacer esto último quedamos obligados a realizar la Peregrinación, e inclusive, si nuestra intención fue la de visitación solamente (un rito optativo y no obligatorio como la Peregrinación), nos veremos obligados a realizarla, si ya hemos vestido el ihram. Dijo Ibn 'Abbas: "El que vista el ihram con intención de Peregrinación o de visitación, no podrá despojarse de él hasta completar lo debido. Su completitud es llegar al día del sacrificio (de la res), cuando se arrojan las piedras en 'Aqabah, se circunvala el Templo, y se marcha entre Al-Safa y Al-Marua. Entonces podrá despojarse del manto" (IK, I, 173). Existen discrepancias sobre la causa que provoca el impedimento, y en otra tradición de Ibn 'Abbas sólo se admite a causa de enemigos. Otros sostienen que la causa es general, definiéndola como la incapacidad para continuar el camino, por falta de fuerzas para hacerlo. Al respecto se cita el hadiz del Profeta (BPDyC): "El que se quiebre o tenga una dolencia, o quede rengo, deberá despojarse del ihram y tendrá que hacer otra Peregrinación" (IK, I, 174). Recordamos que en la antigüedad la mayoría de los peregrinos marchaban a pie. Se narra que una mujer de su familia consultó al Profeta (BPDyC) diciendo: "Deseo realizar la Peregrinación, pero estoy afectada de una dolencia". Respondió: "¡Peregrina!, y condiciónalo a que abandonarás el vestido de peregrina donde te encuentres impedida de seguir". (IK,I, 174).
196. "LO QUE PODÁIS COMO RES DE SACRIFICIO"
Se consideran "res de sacrificio" sólo a los animales de los cuatro tipos citados en el Sagrado Corán (6:143 y 144): Camélidos, bovinos, ovinos y caprinos.
196. "NO RASURÉIS VUESTRAS CABEZAS HASTA QUE LA RES DE SACRIFICIO ALCANCE SU DESTINO".
El lugar de sacrificio es en la localidad de Miná, según ya hemos mencionado, pero sólo cuando no haya impedimento de llegar a ella. De lo contrario, será lugar de sacrificio allí donde se haya podido llegar, cuando no se pueda seguir por algún impedimento insalvable y llegue el momento de sacrificar. Se cuenta que cuando el Profeta (BPDyC) y los musulmanes que lo acompañaban fueron impedidos de continuar con la Peregrinación en Al-Hudaiibiiah, como ya hemos visto, el Profeta (BPDyC) ordenó sacrificar allí mismo las reses que llevaban, y que luego se afeitaran la cabeza y abandonaran la consagración (ihram). Los musulmanes demoraban en acatar la orden, que seguramente no era de la iniciativa personal del Mensajero de Allah (BPDyC) sino que provenía de su Señor. Ellos creían que esa orden iba a ser modificada, por lo cual Muhammad (BPDyC) se vio obligado a cumplirla primero él mismo, delante de todos, para que luego lo siguieran. Además, algunos no se rasuraron sino que cortaron sus cabellos, por lo cual él (BPDyC) dijo en esa ocasión: "Allah es Misericordioso con los que se rasuran su cabeza". Le preguntaron entonces tres veces: "¿Y los que sólo cortan su cabellera?" antes de que respondiera, contestando: "Y con los que se cortan también" (IK, I, 173). Esto simbólicamente significa que es preferible rasurarse, y que la Misericordia está en la acción de señalar el estado de purificación por cualquiera de ambos actos. Los musulmanes eran entonces 1.400, y se asociaron cada siete para sacrificar una res de ganado grande (no corderos ni chivos).
196. "EL QUE DE VOSOTROS ESTUVIESE ENFERMO O TUVIESE UNA AFECCIÓN EN SU CABEZA..."
Se refiere aquí tanto al enfermo, impedido de continuar con su peregrinación, y que está obligado para su curación a rasurarse antes de que su res llegue al lugar de sacrificio, en Miná, como también se refiere al que pudiendo llegar a esa localidad, todavía no lo hubiese hecho, pero que se vea afectado de una dolencia pasajera, como la pediculosis, o de heridas en la cabeza. En tales casos, cuando la dolencia prive al que viste de peregrino rasurar su cabello después del sacrificio (como señal de conclusión de la Peregrinación), deberá rasurarse antes si ello beneficia a su salud. Luego podrá reparar este hecho mediante tres prácticas posibles: o bien ayunando tres días, o bien dando de comer en caridad a seis indigentes (en algunas tradiciones se habla de diez), o bien sacrificando un cordero cuando ello le sea posible. Dice una tradición que un compañero del Profeta (BPDyC) fue afectado de una severa pediculosis, y cuando Muhammad (BPDyC) lo vió le preguntó: "¿Te perjudica la afección a tu cabeza?". Le respondió que sí. Entonces le ordenó el Profeta (BPDyC): "¡Rasúrate!, y ayuna tres días, o da de comer a seis indigentes, o sacrifica tu res de sacrificio". (IK,I, p.175) Es tradición que el pasaje que comentamos se refiere a ese compañero, llamado Ka'ab Ibn 'Uyrah. Se sostiene que el versículo es claro en que las reparaciones son excluyentes, que si se cumple una de ellas satisface por las otras. Por otro lado, se sostiene que, de las tres reparaciones, una, la del sacrificio, es debida en La Meca, y las otras dos es posible cumplirlas en cualquier otro lado (aunque también se afirma que en caso de dar alimento se lo debe cumplir en La Meca). Si se opta por sacrificar un cordero como reparación, no se necesitará sacrificar otro el "Día del degüello", en el que finaliza la Peregrinación con un sacrificio. Por el contrario, será suficiente sacrificar una sola vez.
196. "Y CUANDO ESTÉIS ASEGURADOS, EL QUE HAYA GOZADO...".
"Asegurados" significa aquí a la seguridad de verse librado de todo impedimento, como los anteriores mencionados (enfermedad, guerras, extravío, dolencias leves); o bien el hecho de estar asentado en La Meca, habiendo cumplido ya con los ritos de la visitación, previos a la Peregrinación propiamente dicha. Como hemos visto, la "Peregrinación con goce de suspensión" se hace con la intención de gozar del estado habitual de no—peregrino, una vez llegado a La Meca y realizada la visitación, y antes de iniciar la Peregrinación propiamente dicha. En este pasaje se encuentra la razón para preferir este último tipo de Peregrinación a las otras dos clases, que no fueron practicadas por el Profeta (BPDyC).
196. "CUANTO PUEDA COMO RES DE SACRIFICIO..."
Se interpreta que debe ser un cordero. De la ilación del versículo se podría suponer erróneamente que el sacrificio mencionado se debería efectuar inmediatamente después de la visitación (en caso de que se peregrine "con goce de suspensión"). Pero esto no es así realmente. Sólo se alude al sacrificio del "Día del degüello" (iaum al-nahr), el día décimo del mes de la Peregrinación, una vez concluida esta, y antes de rasurarse o cortarse el cabello. La expresión "lo que podáis" o "cuanto pueda" que este versículo menciona en dos lugares al referirse a la res de sacrificio, no alude a la posibilidad de elegir el tipo de sacrificio, pues sólo es posible hacerlo con un cordero, un ternero, un chivo o un camello. Aquí sólo se alude a la posibilidad de conseguir ese tipo de res para el sacrificio, pues es posible que no exista en cantidad suficiente, o que no podamos adquirirla. Por último, debe tenerse en cuenta que si se trata de una reparación, como en el caso del enfermo antes mencionado, el sacrificio debe ser únicamente el de un cordero, como se registra en la tradición del Profeta (BPDyC).
196. "Y EL QUE NO PUEDA..."
Es decir, el que no pueda sacrificar una res de ganado, por no conseguirla o no poder adquirirla, podrá compensarlo con el ayuno de diez días en total, de los cuales tres serán durante la Peregrinación, y siete al volver a su domicilio y estando ya en él. Se discute entre qué fechas es posible ayunar los primeros tres días: ¿Es posible hacerlo inclusive hasta el día del sacrificio o degüello —el día diez del mes de la Peregrinación—?, o ¿aún durante los días de la Festividad, que se extiende desde ese día al once y doce del mes (llamados en conjunto "aiam al—tashriq", "días de la solación de la carne")?, o ¿todavía más allá de esos días, hasta el día de iniciar el retorno a su hogar?. Los criterios se han dividido al respecto, y algunos sostienen que es necesario que se los ayune antes del día de 'Arafat (el nueve del mes de la Peregrinación); otros dicen que conociendo que no podrá sacrificar una res, los comience a ayunar apenas se viste de peregrino; otros que puede ayunar esos tres días aún desde dos meses antes, a partir del mes de Shauual, décimo del calendario lunar islámico. Un criterio estimado es el de Ibn 'Abbas, según el cual se deben ayunar los días séptimo, octavo y noveno del mes de la Peregrinación, siendo este último el día de 'Arafat. Una interpretación sabia sostiene que la Peregrinación comienza con la vestimenta del ihram y concluye con el retorno, por lo cual es posible ayunar en el transcurso de ese periodo, excepto que no se debe hacerlo los días de la Festividad. Según afirma esta posición, el que no haya podido ayunar los tres días en cuestión durante la Peregrinación, por alguna imposibilidad, podrá ayunarlos durante su viaje de vuelta, y si eso le fuera realmente imposible, por enfermedad, podrá ayunar diez corridos cuando esté de retorno en su hogar.
196. "ELLO ES PARA EL QUE NO TENGA A LOS SUYOS PRESENTES..."
Es decir, sólo los peregrinos que proceden desde lejanas tierras, apartados de sus hogares y de sus parientes, tendrán la condición de "viajeros" y podrán practicar la "Peregrinación con goce de suspensión". Por el contrario, no lo podrán hacer los habitantes de La Meca y sus alrededores, que deberán limitarse a otro tipo de Peregrinación. Algunos sostienen que "viajero" es el que vive a más de doce millas de La Meca, otros afirman que lo es el que reside a cuarenta y ocho millas (cada milla equivale a 1,85 Km aproximadamente). Se considera, en general, que la distancia mínima de viaje (para tener la condición de "viajero" y quedar abarcado por lo que dispone esta parte del versículo) es aquella que nos obliga a acortar los rezos (ver al respecto ) Otros han dicho que todos los que residan dentro del radio de los lugares de consagración (miqat), en los que se inicia la Peregrinación, tampoco se consideran viajeros, porque son de la gente del lugar, y no podrán peregrinar "con goce de suspensión".
El sentido de que exista este tipo de peregrinación es el de confortar a los peregrinos que vienen de largos viajes, de manera que encuentren, durante unos días, solaz para su fatiga y descanso para su esfuerzo, despojándose de la vestimenta de peregrinos. Es necesario aclarar que cuando alguien de La Meca o sus lugares adyacentes desea realizar la visitación, podrá vestirse de peregrino desde su domicilio, pero deberá iniciarla en el punto geográfico tradicional (miqat), fuera de la ciudad, y luego volver de nuevo a ese punto si desea consagrarse para la Peregrinación. En cambio, el viajero que peregrina "con goce de suspensión" no necesitará salir de La Meca a consagrarse para la Peregrinación, una vez que haya cumplido la visitación y en tanto espera la fecha de iniciar aquélla.
Este pasaje es el que propiamente privilegia la Peregrinación con goce de suspensión, la única a la que concretamente detalla el Sagrado Corán, y de la cual sólo se exceptúan los habitantes de La Meca y sus alrededores. Lo que sigue del versículo: "¡Temed a Allah y sabed que Allah es severo en el Castigo!", se dirige a incitar al cumplimiento del mandato de la Peregrinación, por ser un pilar del Islam. De modo que el que pueda realizarlo no debe justificarse para no hacerlo, pues si así procediera se estaría enfrentando a un Castigo divino. Hemos mencionado anteriormente cuáles son las condiciones mínimas que nos obligan a cumplir con esta extraordinaria práctica.
197. "LA PEREGRINACIÓN TIENE MESES DETERMINADOS..."
A saber Shauual, el décimo del calendario lunar islámico, Dhul-Qa'dah, el decimoprimero, y Dhul-Hiyyah, el decimosegundo y último. La mención tres veces de la palabra "Peregrinación" en este versículo no es una simple redundancia, sino una prueba de la sabia elocuencia del Libro. En el primer caso la palabra "Peregrinación" hace referencia a su tiempo, en el segundo a los hechos mismos de esa práctica, a su forma correcta (llamada en el Islam "ádab") para alcanzar su verdadero sentido, en el tercer caso la palabra "Peregrinación" indica no sólo el tiempo sino el lugar, es decir la tierra santa de La Meca y sus alrededores, cuya sacralidad no debe ser violada por las malas acciones que menciona este versículo.
Los tres meses en cuestión son aquellos en que se puede emprender la Peregrinación, lo cual significa vestir el ihram para cumplirla. Fuera de ese período no es válido consagrarse con la vestimenta de la Peregrinación, pero es posible hacerlo para la visitación, la cual se puede realizar en cualquier momento del año, y en especial, como vimos, antecediendo a la Peregrinación. La mención de los tres meses tampoco significa que se pueda cumplir con los ritos de la Peregrinación en cualquier momento de esos tres meses, pues tales ritos tienen sus días determinados, a partir del octavo día del último mes lunar, hasta el decimosegundo o bien el décimo tercero del mismo mes, en total cinco o seis días. Como hemos visto, tales días son: 1) "el día de la tomada de agua", Iamu al-taruiah; 2) "el día de 'Arafat", Iaumu 'Arafat; 3) "el día del degüello", Iaumu al-nahr, también llamado "el día de la festividad del Sacrificio", Iaumu 'Id al-Adha; 4) los dos o tres días de "la solación de de la carne" en que se deja al sol la carne del animal sacrificado, Aiam al- tashriq. "Que el que se imponga ... la Peregrinación", significa adoptar la vestimenta ihram, y pronunciar la "respuesta", talbiiah, a todo lo cual ya nos hemos referido. Lógicamente, es esencial además tener una recta intención de peregrinar para conseguir los beneficios de esta práctica.
197."NO COHABITE, NO CORROMPA, NI ALBOROTE".
Según es tradición estas tres palabras significan cuestiones muy bien definidas. En primer lugar, lo que traducimos aquí por "cohabitar" es lo mismo que explicamos en el versículo 187, al decir "la impudicia con vuestras mujeres" (al-rafaz). Esto implica abstenerse también de acariciar, besar, etc., e incluso de hablar de ello estando presentes ambos sexos. El sentido que tiene esta disposición y las dos otras, las de no "corromper" ni "alborotar", es el de que el peregrino se aparte de toda conducta instintiva o pasional frecuente entre los hombres, así como se ha apartado de su conducta regular, de su familia, de su morada, de su trabajo, de sus conocidos y amigos, de su país, a veces de su lengua y su comida habitual, y ha emprendido un viaje de regreso a Allah, por propia voluntad y antes de que lo sorprenda la muerte. El de la Peregrinación es un periodo sagrado, en que nos despojamos de la vanidad del mundo, de sus goces y pasiones, lo cual es simbolizado por el ihram del peregrino. Todos nosotros, como cuando nacimos, durante la Peregrinación nos igualamos exteriormente, reconociendo así con humildad nuestra igualdad interior, cuando nos vemos como siervos de Allah, relativos ante el Único Absoluto, y como templos de Su Presencia en nuestro corazón. El significado de "corromper", según es tradición firme, es el de no observar de la obediencia y respecto a la elevada práctica de la Peregrinación, insultando y mintiendo en su transcurso. El significado de "alborotar", también por tradición firme, es el de porfiar y discutir airadamente, cuando se debe por el contrario evitar toda ocasión de ira y de enojo. El Profeta (BPDyC) dijo: "El que cumpla con su rito y libre al resto de los musulmanes de la agresión de palabra y de hecho será indultado de todas sus faltas anteriores" (I.K.I., p. 178). Y dijo: El que peregrine al Templo de la Ka'bah y no cohabite ni corrompa saldrá de sus pecados (y quedará limpio) como el día en que lo dio a luz su madre" (id.). Por último, identificando a "insultar" con "corromper", él (BPDyC) dijo: "Insultar al musulmán es corrupción, y matarlo es impiedad" (id.).
197. "¡APROVISIONAOS!, POR CIERTO QUE LA MEJOR PROVISIÓN ES EL TEMOR..."
Este es un tema recurrente en el Sagrado Corán. Se refiere a las posesiones materiales de la persona, que son una prueba para ella. En el Libro se utilizan diversos términos para referirse a las posesiones del hombre: "rizq", es "riqueza", "zad", es "provisión", "mal", es "bienes materiales", "ni'mah", es merced; y hay frases que también sirven para indicar las posesiones, como "lo que hay con vosotros", "lo que acumulan (o atesoran)", "lo que adquirió". Ya nos hemos referido a la idea que el Islam tiene de la riqueza en 2:168 y 188, vinculándola allí con relación a los términos "comer" y "mal" (= "bienes materiales"). Aquí el Sagrado Corán utiliza, por única vez en todo el Libro, la palabra "zad", "provisión", de dos formas (como verbo y como sustantivo), para referirse a la idea de lo que uno tiene y le sirve para vivir, análogamente a nuestras palabras "víveres" o "provisiones". Pero el Sagrado Corán no sólo emplea esa palabra en el sentido material, sino también en el sentido espiritual. Las virtudes, los conocimientos, son, por ejemplo, nuestra provisión espiritual, como las vituallas de un viaje lo son en el sentido material. Por eso el Sagrado Corán vincula aquí a la provisión con la peregrinación, representando esta última metafóricamente la conducta, las posibilidades, el destino de una persona (como cuando decimos "peregrinar por la vida"). Y el versículo culmina diciendo: "... la mejor provisión es el temor (a Allah)", pues constituye el fundamento de la sabiduría, como lo afirman todas las enseñanzas antiguas.
Pero debemos hacer una distinción entre el temor (taqua), tal como aquí se lo menciona, y el miedo (jauf), término que también emplea el Sagrado Corán. Taqua, temor, es el estremecimiento interior del ser, del corazón, ante la comprensión de una realidad superior, sagrada, extraordinaria. Es, por lo tanto, algo del conocimiento, intelectual. El miedo, por el contrario, es una sensación de algo que nos asusta, que puede o no ser bueno, o sagrado, pero que en todo caso no hemos comprendido. Mientras que el temor es algo voluntario y lleva a la reverencia, a la veneración, y a someterse de buen grado a lo que se nos manifiesta, el miedo puede conducir al rechazo, a la rebelión, aunque no necesariamente sea así. Es posible también que del miedo pasemos al temor. El Sagrado Corán dice: "El más noble de vosotros ante Allah es el de mayor temor. Sin duda que Allah es Conocentísimo, Informadísimo" (49:13); "¡temed a Allah! y sabed que Allah está con los temerosos" (2:194); "¡cooperad en el bien (la obediencia) y el temor, y no cooperéis en el mal (la perversidad) y la agresión!" (5:2) (Sobre el mismo tema ver 2:2 y 2:1).
En conclusión, el miedo tiene dos sentidos, uno positivo y otro negativo. Al positivo aludimos al decir que puede conducir a la comprensión. A los dos se refiere el Sagrado Corán, para aprobar uno y rechazar el otro, al decir: "En cambio, el que tenga miedo de la Categoría de su Señor, y prive al alma de las pasiones, sin duda tendrá el Jardín paradisíaco por morada" (79:40). Y dice: "¿Y cómo he de tener miedo a lo que vosotros habéis asociado (a Allah, los ídolos), mientras vosotros no tenéis miedo de Allah por haberlo asociado?" (6:81).
198. "NO HABRÁ DAÑO PARA VOSOTROS EN QUE PROCURÉIS MERCEDES DE VUESTRO SEÑOR".
Esto significa que se podrá comerciar una vez que nos hayamos sacado el ihram. Aunque, como ya vimos, la intención inicial no debe ser la de ir a comerciar, sino la de peregrinar. De hecho, es muy importante que en tal periodo se intercambien las relaciones comerciales entre los musulmanes, aprovechando esta sagrada ocasión para estrechar lazos de hermandad en todos los aspectos, no sólo los espirituales, sino también los materiales. De este modo se conforma la fuerza de Ummah, la comunidad mundial islámica, evitando en lo posible depender de sus adversarios. Por otro lado, es posible que el peregrino necesite vender o comprar para solventar su peregrinación. No es de tener a menos el hecho de que el Islam se expandió principalmente, como lo demuestra la historia, en base a dos instancias, el comercio y la prédica de los sufis (los espirituales, buscadores de la Unidad y de la Complacencia de su Señor, que enseñan el Islam profundo). El comercio es, sin duda, una herramienta valiosísima de la cultura humana, en cuanto vehículo de ideas, usos, costumbres, de confluencia entre las lenguas y entre los hombres. Dice el Sagrado Corán: "Y cuando hayáis completado la oración, ¡esparcíos por la tierra y procurad la merced de Allah (los bienes de este mundo), y recordad a Allah abundantemente para que seáis salvos!" (62:10), uniendo así los dos aspectos del ser humano, el espiritual, que es el superior, y el material. Y dijo el Profeta (BPDyC): "¡Haz por tu mundo como si vivieras eternamente, y haz por el más allá como si mañana murieras".
198. "Y CUANDO MARCHÉIS EN MULTITUD DESDE ARAFAT..."
Como ya dijimos, la estadía en 'Arafat constituye el centro de la Peregrinación, pues el Profeta (BPDyC) afirmó: "La Peregrinación es 'Arafat", y lo repitió tres veces, para luego agregar: "El que llegue a 'Arafat antes de que salga la aurora (del día décimo), habrá cumplido. Los días de Miná son tres (después del sacrificio), pero el que se apresure (en abandonar la Peregrinación) a los dos días, no se perjudicará. Ni el que demore (hasta el tercero) se perjudicará" (I.K., I, p. 179). Es decir, si una persona llega retrasada a la Peregrinación por problemas de viaje, pero alcanza a estar en 'Arafat antes de la aurora del décimo día, en que concluye la estadía allí, no perderá la Peregrinación. Lo mismo sucederá, como ya vimos, con él que se retire de Mina' al segundo día después del sacrificio de la res, sin esperar al tercero.
A la localidad de 'Arafat se la llama también "la estación sagrada" (al-mash'ar al-harám), como figura en este mismo versículo, existiendo allí diversos lugares de gran significado religioso, por ejemplo Al- Muzdalifah, lugar al que se alude también en este versículo. Otros nombres de 'Arafat son "la estación lejana" (al-mash'ar al-aqsa), y también "Ilal". En la época de la idolatría las tribus árabes se estacionaban en 'Arafat, durante sus peregrinaciones, hasta que saliera el sol sobre las montañas. El Profeta (BPDyC) retrasó esa estadía hasta el ocaso del día de la parada en 'Arafat. El versículo se refiere a esa marcha desde la llanura de 'Arafat hasta las estribaciones de ciertos montes que la rodean, en el paraje denominado Al-Muzdalifah. La marcha es corta, pues es poca la distancia que separa ambos puntos. Existe cierta ambigüedad en determinar a qué se denomina "la estación sagrada", pues en un hadiz del gran compañero del Profeta (BPDyC), Yabir Ibn Abdallah, la Misericordia de Allah sea con él, se diferencia "la estación sagrada" respecto de Al-Muzdalifah. La primera está comprendida dentro de la segunda, y por lo general no se diferencian al mencionarlas. Pero "la estación sagrada", propiamente dicha, es el monte llamado Al-Muzdalifah y sus estribaciones, aunque toda la zona así llamada sea una "estación sagrada". En realidad la palabra árabe "mash'ar", que nosotros traducimos como "estación", significa literalmente "señal", "promontorio", y se aplica a todo el paraje de Al-Muzdalifah. Dijo el Profeta (BPDyC): "Todo 'Arafat sirve de apostadero (para la Peregrinación)..., y todo Al-Muzdalifah es apostadero..., y todo desfiladero de La Meca es lugar de sacrificio, y todos los días de la solación de la carne son para sacrificar". (I.K., I, p. 180).
198. "RECORDADLO POR HABEROS GUIADO..."
Es decir, cuando el peregrino salga en multitud desde "Arafat deberá glorificar y alabar a su Señor abundantemente, en especial pronunciando la talbiiah, o sea la respuesta, a la que ya nos hemos referido anteriormente.
199. "LUEGO MARCHAD EN MULTITUD..."
La orden es para la tribu de Quraish, es decir los de la tribu que dominaba La Meca y a uno de cuyos clanes pertenecía la familia del Profeta (BPDyC). En sus peregrinaciones idólatras anteriores al Islam, en "la época de la yahiliiah" o ignorancia, los miembros de esta tribu no se apostaban en la llanura de 'Arafat, con el conjunto de los peregrinos, sino que lo hacían en las estribaciones de Al-Muzdalifah, para destacarse del resto de los árabes. De allí que en el versículo anterior se mencione que la marcha en multitud sea desde 'Arafat, eliminando aquella práctica discriminatoria por parte de Quraish.
El Islam derogó toda discriminación, sea racial o social, nacional o cultural. Es el verdadero universalismo, pues se basa en una enseñanza divina, no en una teoría humana, la que nunca podrá ser totalmente imparcial. El occidente actual, materialista y ateo, observa al Islam como a un enemigo fanático, cuando es el mismo occidente el que ha promovido los mayores fanatismos de la época, como el nacionalismo, el marxismo, las guerras mundiales, las modas forzosas, la discriminación racial, social y económica, de mayorías a minorías y viceversa. El fanatismo nace de la discriminación, y la discriminación se funda en la soberbia, que es un vicio satánico. Pero es la discriminación una característica muy destacada del "hombre blanco, rubio y de ojos azules", como se considera el occidental a sí mismo, aunque no lo sea. De allí su sentimiento de falsa superioridad, especialmente por parte del europeo, que en el fondo de su conducta delata su actitud racista, la que cada tanto estalla en algún tipo de fascismo.
Hay otra clase de fanatismos enraizados en la cultura occidental, como constituyendo su alma, el fanatismo cultural por el arte, según lo define occidente, por la música, la pintura, la escultura y la danza, que se consideran las máximas expresiones del espíritu humano. Es el fanatismo del hombre "culto", del 'intelectual", que rechaza de plano, o inconcientemente, toda otra definición de cultura que la suya propia. En realidad, él no tiene ninguna definición de la cultura, sino un modo de vida ficticio (de su propia invención), irreal, ilusorio, que se cae a pedazos en la actualidad. ¿Se puede hablar seriamente de "cultura" que no tenga su fundamento en lo divino? Nunca antes había existido tal cultura, sólo apareció en el occidente actual, materialista y ateo.
Aún peor que esto es la pretensión de esa "cultura" de ser la cúspide de la cultura humana, por haberse impuesto a través de los medios técnicos. De este modo occidente también puede concretar su ilusión expandiéndose a todo el mundo, a través de sus expresiones más recientes, el cine, el video, la televisión, el manejo de la información, etc. El occidental no se percata que su "cultura" es sólo una parte de un todo, y pretende que ella es el "todo" que absorbe a todas las partes. No se percata que la mayor parte de su "cultura" es también "folklore", como llama a las expresiones de los otros pueblos, considerando que sólo su folklore es la cultura.
Y esa "cultura" es arrasada por la violencia cada tanto, no ya sólo a nivel regional, sino a nivel mundial, afectando al resto de los pueblos inocentes. Es en realidad una cultura violenta, discriminacionista, elitista, que en la mayoría de sus expresiones lo delata.
El Islam supera la discriminación racista de hecho, y una de las pruebas prácticas más concluyentes de ello es la Peregrinación, donde blancos, negros y amarillos se reúnen como hermanos. Para el Islam la única cultura posible se asienta en la Revelación, y el hombre culto es el que más percibe el significado de la Realidad: "¡Humanidad! Os hemos creado de un sólo hombre y una sola mujer, e hicimos de vosotros pueblos y tribus para que os reconozcáis mutuamente (en el bien): En verdad que el más noble de vosotros ante Allah es el más temeroso (de El). Por cierto que Allah es Conocentísimo, Informadísimo". (49:13).
200. "Y CUANDO HAYÁIS CUMPLIDO CON VUESTROS RITOS...".
Es la tercera convocatoria, todas bajo la forma de una orden, al recuerdo o invocación de Allah, dos de ellas las de 198, completándose la cuarta orden en el versículo 203. Hemos comentado algo sobre el recuerdo en 2:152. Pero aquí se presenta en el marco de la Peregrinación, después que los peregrinos han pasado por Al-Muzdalifah y vuelto a Miná, y la orden de recordar a Allah tiene el sentido de abolir otra de las aberraciones de las peregrinaciones idólatras. Solían los árabes antes del Islam reunirse en Miná después de haber salido de Al-Muzdalifah, y exaltar a sus ancestros, alabando a sus padres y ascendientes por sus hechos de generosidad o de heroísmo. En realidad de ese modo no hacían más que exaltarse a sí mismos. Aquí Allah les ordena delicadamente sólo recordarlo a El, exaltado sea, con intención de alabanza. El versículo no niega la posibilidad de acordarse de sus ancestros, pero ordena que del mismo modo elogioso que antes se acordaban de ellos, ahora sólo alaben a Allah. La mejor forma de favorecer a nuestros antepasados es rogando por el perdón de sus culpas, y la luz en sus tumbas. En "la Peregrinación de la despedida" el Profeta (BPDyC) dijo entre otras cosas, disertando ante toda su comunidad, al segundo de los tres días de "la solación de la carne": "¡Gentes! ¿Acaso vuestro Señor no es Uno sólo, y vuestros ancestros unos (Adán y Eva -P-)? ¡No haya, pues, enaltecimiento del árabe sobre el no árabe, ni del no árabe sobre el árabe, ni del blanco sobre el negro, ni del negro sobre el blanco, excepto en base al temor a Allah! ¿He transmitido mi mensaje y lo habéis comprendido? Respondieron: 'El Mensajero de Allah ha comunicado y lo hemos comprendido'".
El simbolismo de la peregrinación
¿Qué sentido tiene realizar todos estos ritos, todas estas devociones y sacrificios de la Peregrinación que nos ordena Allah, exaltado sea? No se trata de una cuestión de mera ritualidad solamente, porque Allah no ordena lo inútil, sino de algo que el hombre necesita y debe realizar para su propia perfección espiritual. Queremos conocer el sentido de los ritos de la Peregrinación, no solamente conocer los ritos mismos, y nos asombra que aquel sentido involucra toda la historia de la humanidad, desde nuestro padre Adán (P.) hasta el Profeta Muhammad (BPDyC), es decir desde el principio al fin de los tiempos. Involucra, en definitiva, el destino humano, individual y colectivo, plasmándose en la Peregrinación los significados profundos de la vida espiritual. Repasemos, pues, esos significados. (Expondremos aquí el simbolismo general de la Peregrinación, porque si vamos a su simbolismo en detalle, y al sentido de los tiempos en que se hace cada cosa, nuestro intento sería muy complicado y difícil).
Significado del descenso de Adán (P)
El descenso de Adán (P.) nunca es interpretado en el Islam como lo interpreta la iglesia cristiana, o como lo conocemos por versión popular. La versión popular dice que Adán pecó, fue incitado por Eva, y que la víbora fue la causante[4]. Por otra parte, por experiencia personal, cada uno de nosotros sabe que el descenso a este mundo es algo natural y lógico, porque el hombre fue creado para la tierra, según todas las tradiciones, y fue hecho de la naturaleza misma de su mundo, de la tierra y del agua[5]. Quiere decir que ya antes de la Creación estaba en el Conocimiento divino que tal ser iba a bajar a este mundo, que no permanecería eternamente en un nivel elevado, metafísico, y que su permanencia allí era sólo para completar su creación.
Una vez que el cuerpo de Adán (P.) fue creado, se le insufló el espíritu, pero le faltaba la experiencia, la adquisición de la intención, de la libertad de acción y de la responsabilidad. Esa experiencia la tuvo por los actos primeros que hubo en el llamado "Jardín" o "Paraíso", en el momento anterior a su descenso[6]. En la tierra, según dice el Sagrado Corán, Allah le comunicó "unas palabras" (2:37) es decir la sabiduría última, el último conocimiento que debía adquirir como ser espiritual para alcanzar su plenitud. Con ese conocimiento él llega a su máximo desarrollo espiritual, adquiriendo el rango de los Profetas, además de perdonado.
Esto último es muy importante, porque el Islam no presenta el pecado original como lo hace la doctrina cristiana. El sentido de la falta de Adán (P.) no es una desobediencia que implicara el castigo eterno o infernal, porque no lo hubo en realidad, sino que el sentido de su falta es como el de la desobediencia del niño al consejo de su padre, no habiendo todavía experimentado lo que el padre le prohíbe que haga. Por ejemplo, el padre le prohíbe subir a una escalera, pero el niño desobedece porque le interesa conocer esa experiencia, no por simple desobediencia, sino para adquirir un nuevo conocimiento. Si el niño se cayera, el padre no le debe castigar, porque entonces el padre mismo actuaría mal. Le debe enseñar que ha desobedecido un consejo, y como consecuencia se ha perjudicado a sí mismo con su dolorosa experiencia. Pero el padre íntimamente se regocija, porque su hijo de ahora en más sabrá qué significa esa experiencia y los peligros que entraña. En consecuencia, hay un sentido negativo de la falta original, pero también hay un sentido positivo. Este último es justamente el que destaca el Islam, por ser superior al negativo. También hay un sentido negativo del conocimiento, a la vez que un sentido positivo. El negativo es arriesgarse a caer en el error, el positivo es adquirir un nuevo ser.
El descenso de Adán (P.) es como el ejemplo del niño que está en el vientre de la madre, lo que equivaldría a estar en el Jardín paradisíaco, y que sin embargo debe salir de allí para su propio bien. Pero cuando sale, sin duda que tendrá más dificultades, sufrirá más las necesidades, estará menos protegido contra las inclemencias del tiempo, podrá enfermar y morir. Pero el bebé fue creado para salir de allí, ese recinto sólo le sirve como lugar de desarrollo biológico, y debe partir de él para adquirir la experiencia de este mundo. Así sucedió con Adán (P.).
En consecuencia, el descenso de Adán (P.) fue el comienzo de nuestra existencia en este mundo, el mundo espacio-temporal, y significó la adquisición de una categoría a la que Adán (P.) estaba destinado desde que fue creado por su Señor. Su falta estaba predestinada para que se cumpliera aquello que Allah había establecido para él, aparecer en este mundo, por haber sido creado para el, no para ningún otro.
La Sagrada Ka`bah y su simbolismo
Cuando Adán (P.) desciende y aparece en este mundo, allí ve a la Ka'bah (que significa "cubo"), el primer templo establecido por Allah, exaltado sea, sobre la tierra. Esa Ka'bah que es el reflejo del Trono divino, o del Templo de los Días que existe en el séptimo cielo. Es el mismo templo que está vinculado íntimamente con Abraham (P.), tanto en el séptimo cielo, donde su espalda reposa sobre su arquetipo, el Templo de los Días (Al-Bait Al-Ma'mur), como en la tierra, donde sus manos reconstruyeron la *Sagrada Ka'bah por última vez, para nuestro ciclo.
Así el Trono divino se manifiesta en el Templo de los Días, y éste en la Sagrada Ka'bah, como por analogía también el Profeta (BPDyC), que es el origen de la luz, y que fue elevado a la categoría del Trono, vino a este mundo a consagrar a la Sagrada Ka'bah con sus benditas acciones, estableciendo la Peregrinación islámica. Esa Sagrada Ka'bah, hecha toscamente de piedra ordinaria y no de piedras preciosas, como lo fue al principio (Cfr. comentario 2: 144), ese templo humilde, tal como lo era el Profeta (BPDyC), también es el símbolo en esta tierra del Profeta Muhammad (BPDyC), como el Trono lo es en el mundo metafísico. Y así como Allah es el Primero y el Ultimo, el Trono es lo primero y la Ka'bah es el extremo inferior o último del eje del universo. Abraham (P.) se apoya en el Templo de los Días o Templo antiguo, lo cual simboliza su categoría, pues él aparece en medio de los siete Profetas (P.) más destacados en el conocimiento espiritual puro: Adán, Enoch (en árabe Idris), y Noé, que son los tres primeros, Abraham, como el eje de los siete, Moisés, Jesús y Muhammad (BPDyC), los tres últimos, con todos ellos sean la Bendición y la Paz y con la Descendencia de Muhammad.
Este Templo, hacia donde Abraham (P.) convocó a la humanidad en pleno desierto, cuando nadie oía su convocatoria (cfr.2:125), y al que la humanidad concurre hoy desde los cuatro extremos de la tierra, tiene un significado elevadísimo. El que va hacia él con el corazón puro, con la intención limpia, retorna al origen. Porque el peregrino sincero se eleva simbólicamente al Trono divino, como se elevó el Profeta (BPDyC), y logra, si tal es su anhelo, el conocimiento profundo de la Unidad divina que trajo Abraham (P.).
La aparición original de la Ka'bah, reflejo del Trono divino y del Templo Celestial, acontece, pues, al principio, cuando Adán viene a este mundo.
La Ka'bah es un cubo, su puerta está bastante elevada del piso, y el edificio entero se encuentra cubierto por un manto que anualmente se renueva. En una de las esquinas opuestas a las de la puerta está la piedra negra, que sirve como mojón para contar las circunvalaciones que deben realizar los peregrinos. Desde la piedra negra se proyecta una línea sobre el piso, línea que cubre el ámbito donde los peregrinos se congregan para circunvalar al Templo.[7] La piedra está en un rincón de la parte externa del Templo, en una de sus cuatro esquinas. La parte que queda debajo del umbral de la puerta es compacta, y hacia adentro hay un piso a nivel de la puerta. El interior está vacío, salvo ciertas reliquias que vienen de la época del Profeta (BPDyC). Hay un cofre que contiene dichas reliquias antiguas, y existen algunas otras cosas fuera del cofre, pero el lugar es algo oscuro, no hay iluminación allí dentro. Además, nadie entra allí, excepto que haya sido invitado. El Templo se circunvala, no se entra en él como en una iglesia. Tres millones de peregrinos como los que van hoy no podrían caber allí, pues sólo tienen de lado aproximadamente 10 metros por 10.
Decimos que el Templo de la Ka'bah es el reflejo en la tierra del Templo celestial, que es visitado diariamente por 70.000 ángeles que nunca más vuelven a él. Entre aquel Templo celestial, metafísico, angelical, y este templo de la tierra hay un eje espiritual, el eje espiritual del universo. Es como si la mutua correspondencia entre ambos templos representara dicho eje del Universo. Ahora bien, ese Templo celestial también se suele identificar con el Trono divino. Un trono es el lugar donde se sienta un rey, y cuando lo hace, el rey se muestra en su máximo poderío. Quiere decir que ese lugar metafísico, que se llama "Trono divino", es la mayor creación de Allah, exaltado sea, la más excelsa, porque es un lugar especial que El dispuso para Su plena manifestación. Allah no tiene cuerpo ni necesidad de sentarse. El Trono no es una simple silla, es un significado, un símbolo, la mejor creación de Allah y la primera. Además, el Trono divino es una creación eterna, donde se manifiesta la plenitud del Poder y la Majestad del Señor, y constituye la síntesis de Sus Atributos excelsos.
Recordemos qué dijo el Profeta (BPDyC) cuando le preguntaron por qué el Templo tiene cuatro lados, expresó: "Porque las palabras[8] con que Allah constituyó los cielos y la tierra son cuatro: 'Subhana Allah', glorificado sea Allah; 'Alhamdu lil-Lah', la Alabanza sea con Allah; 'la Ilaha illa Allah', no hay divino más que Allah; 'Allahu Akbar', Allah es el más Grande". Por eso el Templo representa a toda la creación, en cuanto sus cuatro caras simbolizan los cuatro aspectos de la realidad creada..
Y está ubicado en Ummul-Qúra, "la matriz de las aglomeraciones", como llama el Sagrado Corán al Valle de La Meca (cfr.6:92), además de denominarlo Bakkah (cfr.3:96). "Matriz de aglomeraciones", en un sentido metafísico, significa que allí Allah estableció Su Luz, de la que surgió este mundo, y en un sentido histórico significa que de allí se originó la civilización humana. A la ciudad santa de La Meca, al Valle de La Meca, el Sagrado Corán también apela al decir "esta ciudad (o región)", identificándola con el Profeta (BPDyC): "Ciertamente que juro por este país, en tanto que tú te encuentras en este país"[9] (90:1y 2).
Este Templo tan tosco, desde donde se inicia la Peregrinación, y donde se va a realizar la visitación, es también el símbolo del corazón de la humanidad, pues como dice una tradición en el Islam, el corazón tiene un punto, que si se ennegrece, ennegrece todo el ser, y si se blanquea o esclarece purifica todo el ser. Y ese punto está simbolizado, según interpretamos nosotros, por la piedra negra de la Sagrada Ka'bah.
En síntesis, el Templo celestial y el Trono divino se manifiestan en este mundo simbólicamente en la Ka'bah, que los musulmanes visitan por ser el lugar de mayor sacralidad del mundo. Cuando el Profeta (BPDyC) realizó la ascensión a los Cielos, observó aquel Templo, y pudo elevarse hasta el Trono divino, donde su Señor intimó con él. Le habló en secreto cosas que nadie sabe ni sabrá nunca, excepto algunas versiones que proceden de él (BPDyC), pero que seguramente no dicen todo. Así como los ángeles circunvalan el Trono divino o Templo celestial, los hombres circunvalan la Ka'bah, y ella simboliza al Profeta (BPDyC), y también al corazón del mundo, de la humanidad. La realidad de Muhammad (BPDyC) fue creada como la mejor criatura y la primera, y es una creación que no desaparece cuando desaparezcan todas las cosas. Estas son cuestiones bastante difíciles que hay que desear comprender con buena intención, y quizás algunos nunca las comprendan, porque son parte de la inspiración divina al corazón del creyente.
En cuanto a la piedra, negra podemos decir algo más. Hay una tradición del Profeta, con él sea la Bendición y la Paz y con su descendencia, reiterada por los Imames que dice: "La fe es como un punto blanco en el corazón humano que se va expandiendo hasta cubrir todo el corazón de luz, y el pecado es como un punto negro en el corazón humano que se va extendiendo hasta cubrir todo el corazón de negrura y oscuridad". La piedra de la Ka'bah es negra pues representa ese punto del corazón de la humanidad, que se oscureció debido a sus pecados. Por la maldad humana, esa piedra que en su origen fue blanca y luminosa, e inundaba el Valle de La Meca de luz, se tornó oscura (cfr. 2:144). Pero cuando venga la restitución espiritual y aparezca Al-Mahdi, el Restaurador, y Jesús el hijo de María, entre otros Profetas (con todos ellos sea la Paz) y justos, desaparecerá la negrura, y la piedra volverá a su estado original, según interpretamos nosotros.
Asimismo, el que visita la Ka'bah con buena fe, para apartarse de ese punto negro de su corazón, vuelve al estado original. Como dijo el Profeta (BPDyC): "El que hace la Peregrinación con sinceridad y devoción queda limpio de pecado como el día en que su madre lo dio a luz".
En La Meca hay también una fuente de agua llamada Zam Zam. Se denomina así como onomatopeya con el fluir intermitente del agua. ¿Qué simboliza esta fuente en el corazón del mundo?: Es la fuente de la vida, pues el agua representa la vida y simboliza la purificación. Esto significa que el hombre puede alcanzar su purificación, puede tener vida perfecta, y uno de los requisitos para ello lo constituye la Peregrinación.
Así pues, junto a la Sagrada Ka'bah está simbolizada la vida por el pozo de Zam-Zam, el agua bendita que surgió cuando Háyar (Hagar) imploró a su Señor por su pequeño que se moría de sed (cfr. comentario 2:144). Entonces Gabriel (P.), el Espíritu Santo, el Espíritu Fiel, descendió e hizo brotar en medio del desierto una fuente que todavía fluye, dando hoy de beber a millones de peregrinos.
Los otros lugares Sagrados
Los lugares sagrados que se visitan durante la Peregrinación son cuatro, de los cuales nos hemos referido al primero. Y saliendo de la Ka'bah, de La Meca, en un viaje espiritual, entramos a unos pocos kilómetros cerca de allí en Miná, donde el peregrino deberá pasar tres días (tres noches en realidad). Este lugar simboliza el esfuerzo del hombre en este mundo a fin de conseguir la purificación, simboliza la devoción y el sacrificio. Así como el peregrino se aposta en Miná durante un lapso de tiempo, así el hombre viene a este mundo, y debe permanecer en él aprendiendo, para salir de viaje hacia su Señor, de retorno a El. Y para conquistar la purificación y la amistad con su Señor debe sacrificar algo de sí, como el peregrino sacrifica en Miná una res, el décimo día del mes de la Peregrinación. Allí también deberá lapidar a Satanás, que representa su ego.
El sacrificio y la concentración en ese lugar, significan que el esfuerzo del hombre por elevarse después de haber venido a este mundo, por purificarse de sus imperfecciones, es el principal motivo de su existencia, lo que le da sentido y la lleva a la felicidad. El peregrino realiza un acto de aproximación a su Señor, un acto de amor, en ese lugar del sacrificio, del esfuerzo, de la purificación. Y allí se efectúa la simbólica lapidación o apedreamiento de Satanás, que en el hombre se vincula al ego. Por eso Miná representa el lugar de la superación del ego, del combate espiritual, y allí se permanece más tiempo (tres de los cinco días de Peregrinación), porque el combate espiritual debe ser permanente en el hombre, y debe ser la mayor parte de su esfuerzo.
Luego el peregrino parte de Miná, en su viaje de purificación, de búsqueda espiritual, hacia 'Arafat, el tercer punto donde deberá apostarse brevemente. 'Arafat simboliza la iniciación, el estado, corto en el mundo pero intenso, de contemplación de las realidades sutiles del Señor, como lo son el retiro espiritual, por ejemplo, y la súplica en la intimidad. Por eso allí se intensifica el diálogo con el Señor, exaltado sea, consistente en la súplica. El nombre de 'Arafat viene de la misma raíz de la palabra "conocimiento", allí se obtienen los conocimientos más profundos sobre sí mismo y sobre el Señor. Y allí confluye la naturaleza unitaria de los seres humanos, así como se confunden hoy las razas y las personas en una sola masa, en un mismo plano espacial y lapso temporal. Dijo el Profeta (BPDyC): "El que permanece en 'Arafat implorando a su Señor con el corazón puro obtiene el perdón de todos sus pecados". Y dijo: "La Peregrinación es 'Arafat".
Después, a la caída del sol, debe el peregrino retornar a Miná, como luego de una experiencia espiritual elevada retorna al mundo. Pero antes obtiene la confirmación de su Señor en un lugar muy santo que se llama Al-Muzdálifah, que representa el otorgamiento de los grados espirituales. Allí se debe pasar la noche, momento que simboliza el conocimiento profundo y los secretos del Señor, y también el estado original del ser antes del nacimiento. El simbolismo de Al-Muzdálifah es que se trata de un lugar de elevación, la estribación de un monte. El paraje es de montes chicos y para llegar allí, que no está lejos de 'Arafat, hay que pasar por un desfiladero a la salida de 'Arafat. Es una angostura la que nos permite entrar en Al-Muzdálifah, como también viniendo de Miná pasamos por una angostura para llegar a 'Arafat. De modo que para entrar en Al-Muzdálifah debemos pasar por angosturas, de ida y de vuelta.
Al-Muzdálifah es un lugar elevado, pero ¿que simboliza esto?: la dignidad espiritual que uno adquiere, los grados o logros espirituales, la adquisición de conocimientos profundos. En Al-Muzdálifah también se juntan las piedras para lapidar a Satanás, piedras que simbolizan el poder que uno adquiere sobre el demonio. Se recogen de este lugar porque ya se ha adquirido el poder y la fuerza espiritual dada por el Señor, después de pasar la primera vez por Miná, el lugar del sacrificio, y por 'Arafat, el lugar del conocimiento.
El peregrino vuelve entonces, como ya dijimos a Miná, su segunda estadía allí, para el sacrificio de una res, lapidar a Satanás, y desapegarse de las cosas de este mundo, mediante la señal del corte de su cabellera, o el rasurarse su cabeza. ¿Qué más le queda al hombre por hacer en este mundo? Nada. Tiene que morir. Entonces vuelve por última vez a La Meca, que simboliza el estado de muerte, la reintegración al más allá, el retorno a su Señor.
Por último, comparemos a 'Arafat (nombre que como ya dijimos viene de la palabra 'árafa, "conocer", y quiere decir "reconocimiento", pero también significa "elevación") con Al-Muzdalifah. Durante la Peregrinación la elevación está simbolizada más bien por Al-Muzdálifah, que de todos modos no está lejos de 'Arafat, sino a pocos metros de allí. Por su parte, Miná se encuentra más lejos de ambas, como también lo está La Meca.
'Arafat y Al-Muzdálifah tienen en común el conocimiento, pero Arafat sobre todo simboliza la adquisición de la sabiduría, en el sentido del amigo de Allah que beneficia a la humanidad. El sabio que ha llegado al máximo conocimiento está unido a Allah, y además a sus semejantes, y ello se hace presente en él sobre todo por su humildad. Todos estos significados se manifiestan en 'Arafat, donde la multitud de peregrinos se reúnen en un mismo nivel, en un valle completamente llano, simbolizando su igualdad ante Allah y la humildad del sabio. En Al-Muzdálifah hay estribaciones, unos están más elevados que otros, según donde logren apostarse para pasar la noche. Esta última representa la revelación de los secretos más propios de Al-Muzdálifah que de 'Arafat, porque los secretos son los que distinguen en forma personal. En 'Arafat, donde nos apostamos sólo de día, tenemos una congregación de toda la humanidad, un reconocimiento de la Unidad divina y de la unidad humana, y así como en 'Arafat se manifiesta la unidad, que todos somos iguales, que somos uno, y que estamos unidos al Señor, unidad representada por ese valle, en Al-Muzdalifah se destaca la diferencia, el don personal.
El Profeta (BPDyC) dijo: "Todo el valle de Arafat es lugar de apostadero[10], excepto 'Arafat mismo". 'Arafat mismo es la montaña, no hay que subir a las estribaciones, no hay que subir a nada elevado allí, excepto a Yabal al-Rahmah, que está en medio del valle. Es un pequeño montículo llamado "el Montículo de la Misericordia", donde se cuenta que Adán (P.) recibió las palabras de su Señor después, del descenso, y allí fue perdonado. Por eso lleva el nombre de "el Montículo de la Misericordia" simbolizando, entonces, sólo una elevación para realizar la súplica. La unidad con Allah es aquí en el plano personal la elevación de la súplica, el diálogo con el Señor.
Arabia tierra Santa
Por otra parte, debemos saber que toda la tierra de Arabia es santa, y que su santificación es en esta época superior a la de Palestina, desde el momento que allí apareció el Profeta Muhammad (BPDyC). El dijo, antes de partir del mundo: "Esta vuestra tierra, nunca más va a caer bajo el dominio de Satanás". Ya antes le había sido ordenado terminar con los idólatras de Arabia, a fin de santificarla. Cuando en el Antiguo Testamento se le ordena a Moisés (P.) santificar la tierra, ello significa eliminar a los idólatras. En la sura 9 del Sagrado Corán, al Profeta (BPDyC) se le ordena eliminar todo tipo de idolatría sobre la tierra, significando esto, antes que nada, la tierra que estaba bajo su dominio, Arabia, y así lo hizo. El (BPDyC) también dijo: "Satanás no tendrá dominio sobre la Meca y Medina, hasta el Día del Juicio final". Pero se supone que el país donde están esas dos ciudades, y del que son sus principales centros poblados, también resultó santificado, quedando fuera del dominio de Satanás el maldito. Y expresó el Profeta (BPDyC): "Satanás desespera de dominar desde ahora vuestra tierra".
Por lo tanto, en la actualidad la tierra verdaderamente sagrada es Arabia, porque como sabemos, la otra, Palestina, ha sido mancillada por el sionismo, y está bajo el poder de la impiedad y el ateísmo.
Lo último que deseamos mencionar, y que sirve para desarrollar algunos simbolismos de la Peregrinación, es que la idolatría es un sistema opresor. Una persona que idolatre algo, ya sea un ídolo, un icono, una estatua, una figura, u otras cosas, como el dinero, sus pasiones, el juego, la bebida, su ego, que es la peor de las idolatrías, se somete a un señor constituido por lo idolatrado. Esto es opresión contra su espíritu, porque su espíritu es más grande que la cosa que idolatra, por lo cual la idolatría constituye el verdadero pecado imperdonable del que habló Jesús (P.).
La idolatría es todo un sistema, que además de devocional es político. Los idólatras forman un tipo de sociedad especial, opresiva, sin justicia. En tanto que se oprimen a sí mismos les es fácil a continuación la opresión de sus semejantes.
Por el contrario, la creencia en la Unidad Divina es un sistema justo de liberación espiritual y política, de purificación mental y de la conducta humana. Por lo tanto, el único centro realmente liberador y verdaderamente renovador es La Meca. Donde haya idolatría, por más que se proclame la libertad, el bien, la justicia, no serán más que embustes, porque la liberación viene sólo del espíritu. Dijo Jesús (P.): "Buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás os será dado por añadidura"
Recordemos que el que sale en Peregrinación sale en búsqueda de la unidad con Allah, y esa unidad no solamente está simbolizada por la vida espiritual, que debe ser íntegra y está representada por los actos de la Peregrinación, sino que tal unidad con Allah está en cada momento, como asimismo en la vida social. La unidad con Allah es tanto espiritual como social, y el creyente debe actuar en su sociedad política lo mejor posible para ayudar a sus semejantes a encontrar a Allah, extrayéndolos del error y de la maldad.
Vivimos en un mundo actual muy maligno, donde todos estos sentidos, de los ritos, de los símbolos, de la vida espiritual, y de la vida social con sentido espiritual, están trastocados, adulterados. Fijémonos solamente en cómo la vida social se ha transformado en algo sumamente nocivo, degradado y degradante. Donde deberíamos encontrar a nuestros semejantes, la sociedad humana, y formar con ellos una comunidad y no un agregado de seres, allí mismo encontramos a enemigos, unos de los otros, y a la violencia y la maldad, la mentira. Donde deberíamos encontrar a los conductores del bien, hallamos a los conductores de Satanás, forjando ideologías, tendencias, filosofías, partidos políticos, todo ello sólo para obtener el poder. Quien quiera el poder de este mundo, se le dará, según es doctrina del Sagrado Corán, pero no tendrán ningún merecimiento en el otro, y su destino será pésimo (Cfr.2:200).
200. "Y ENTRE LAS GENTES HAY QUIENES DICEN..."
El vínculo entre el presente párrafo, que menciona los bienes de este mundo, y el anterior, que está en el mismo versículo y que se refiere al recuerdo de Allah, exaltado sea, no resulta fácil de comprender sin algún esfuerzo. Sin embargo ambas cosas, el recuerdo de Allah y la felicidad en este mundo, tienen una estrecha relación, como ya veremos.
Observemos primero que el versículo menciona a las "gentes", es decir a toda la humanidad: "Y entre las gentes hay quienes dicen: '¡Señor nuestro! 'Provéenos (totalmente) en el mundo! ', pero no tendrán en el más allá merecimiento alguno...". El Sagrado Corán siempre alude con la expresión "gentes" a todos los hombres, creyentes o impíos, musulmanes o no, de cualquier raza, sexo, posición social o cultura. De este modo en el versículo 200 destaca antes que nada la unidad de la humanidad, para luego referirse a la diferencia, al afirmar en los dos versículos siguientes: "Y entre ellas (las gentes) hay quienes dicen: '¡Señor nuestro! ¡Danos en este mundo el bien, y en el más allá el bien, y líbranos del castigo del Fuego!' Estos obtendrán una dación por lo que hayan realizado, pues por cierto que Allah es presto en ajustar cuentas" (2:201). La distinción entre ambos grupos humanos no es racial, ni cultural, como ya dijimos, ni aún es temporal, porque el Sagrado Corán se refiere irrestrictamente en esos versículos a todas las épocas. La distinción es entre creyente y no-creyentes, definidos en base a su relación con los bienes del mundo, pues los no-creyentes quieren sólo lo que hay en el mundo, y los creyentes, además de ello —si es que lo desean—, quieran algo superior. Los primeros creen que todo lo que pueden obtener es lo que sienten o experimentan en sus vidas actuales; los creyentes, por el contrario, creen que además de esta vida existe otra, porque todo lo que sienten o experimentan actualmente es insuficiente. Estas dos actitudes determinan la existencia de dos tipos de seres humanos, que además de "creyentes" y "no-creyentes" podemos denominar "espirituales" y "materialistas".
Al mismo tiempo el Sagrado Corán destaca la condición humana, que es la de dependencia. Ambos grupos ruegan por algo, en el sentido de que son concientes de sus necesidades respectivas, de su dependencia, y de que no son capaces de satisfacerlas por sí mismos solamente. Poco importa que el materialista no crea en un Poder superior, que sólo crea en sus propias fuerzas, o en el poder material de otras cosas que supone le puedan dar lo que necesita. De todos modos ambos grupos, espirituales y materialistas, son concientes de su dependencia, pero la fundan sobre muy distintas razones, unos sobre el poder mundano, los otros sobre el Poder divino. Lo importante es que resulta distinto el estado de sus conciencias, perciben la realidad de muy distinta manera. Y de allí que sean muy disímiles al pensarse a sí mismos, porque el creyente verdadero cree ser un siervo, reconoce su dependencia espiritual, no sólo la material, respecto de un Poder divino, y proyecta su vida en base a dicha dependencia. Por el contrario, el no-creyente sólo está dispuesto a aceptar su dependencia material, atinente al mundo, y debido a rechazar todo otro plano, para él no tiene significado sentirse vinculado espiritualmente a algo superior al mundo.
Las consecuencias prácticas de ambas actitudes son también notables. El creyente reconoce que el origen de los bienes del mundo (vida, salud, conocimiento, holgura, felicidad espiritual y material, en suma) es Allah, exaltado sea, Dueño de todas las cosas, y el no-creyente lo niega. Pero, a pesar de esta negación, como aquellos bienes proceden realmente de Allah y a El pertenecen, al procurarlos es como si el no-creyente se los pidiera a El, porque en realidad sólo de El los obtiene. De allí que el Sagrado Corán equipare en el ruego al creyente y al impío en cuanto a que ambos ruegan, pues si bien el impío niega y rechaza que de Allah proceda todo cuanto hay en el mundo, sólo de El obtiene en definitiva lo que posee, vida, salud, conocimiento, holgura, etc. En cambio, las vías con que se logran esos bienes, y las experiencias que ellos contienen, son distintas en el creyente y en el impío. El creyente es conciente de su procedencia y valor, el impío no lo es, por ello uno procurará conseguirlos por la vía buena, y al otro no le interesará de qué modo los obtiene, bastará poseerlos, no le interesará en última instancia el mal que pudiera cometer al adquirirlos. El creyente los experimenta como una merced, una gracia de su Señor, recuerda a su Señor y Le agradece. De allí que el Sagrado Corán vincule un mismo versículo, el 200, el recuerdo de Allah y el ruego por los bienes de este mundo. El impío es aliado de Satanás al que obedece en adquirir sus bienes, y del cual los recibe en forma indirecta.
La actitud más frecuente en la actualidad, sobre todo en occidente, es la de no reconocer el origen divino de los bienes mundanos, no recordar nunca al Creador, ni agradecerle. "Recordar" significa aquí, en el contexto del versículo 200, tanto pensar algo, como actuar en consonancia con ese pensamiento, armonizando con lo recordado tanto los principios de la acción, como sus medios, y fines. Ahora bien, para alguien que no recuerda a Allah, exaltado, como el Dueño Providente de todo lo que posee o puede conseguir, y sólo se atiene al mundo y a sus propias fuerzas, el significado de su acción sólo podrá ser: "yo soy el producto de mí mismo" (o como se dice en inglés "self made man"). En consecuencia, los principios de su acción serán egoístas, por ejemplo: "hago sólo lo que me conviene", o "lo único que quiero es poseer (o destacarme)", y los medios que usará en sus acciones serán transgresores, violadores, porque de algún modo perjudicarán los derechos de sus semejantes. En conclusión, sus fines y los resultados de su acción serán sólo poseer, dominar, oprimir a otros, obtener poder por cualquier medio. Por eso el Sagrado Corán dice que las personas de tal tipo sólo desean este mundo, y que no obtendrán nada superior. Dice el Sagrado Corán: "Nosotros asistimos a lo que ellos (los impíos) hicieron, y lo convertimos (en el más allá) en polvo aventado" (25:23).
Por último, debemos saber que para comprender el discurso del Sagrado Corán es necesario primero atender a cada término que utiliza, pues no los usa en forma azarosa, de manera que se puedan sustituir unos por otros. Tampoco los usa para embellecer el discurso simplemente, con un interés retórico o poético, a pesar de que el Sagrado Corán constituye la máxima expresión de la retórica árabe. El Sagrado Corán no es poesía, ni bello discurso, aún cuando sea de extraordinaria belleza expresiva en su lengua original, sino que constituye un Mensaje cuyo principal contenido es su significado. De allí que debamos buscar el significado en contextos como el anterior, a pesar de una aparente incongruencia, estudiando a fondo los términos que en esos contextos se utilizan.
Entre las tradiciones del Profeta (BPDyC) que se refieren a la súplica de los versículos 201, muy difundida entre los musulmanes: "¡Señor nuestro! ¡Danos en este mundo el bien, y en el más allá el bien, y líbranos del castigo del Fuego!", está ésta: "El Mensajero de Allah (BPDyC) visitó a un musulmán enfermo, que había menguado físicamente hasta quedar como un pajarillo. Le preguntó el Mensajero de Allah (BPDyC): '¿Ruegas algo de Allah, o Le pides algo?'. Respondió el hombre: 'Sí, digo: ¡Señor mío! ¡Que lo que Tú me reservas para el más allá, dámelo en el mundo!' Entonces el Mensajero de Allah (BPDyC) exclamó: '¡Glorificado sea Allah! ¡Tú no podrías soportar lo que pides! ¿No es mejor si dijeras: ¡Señor nuestro!, ¡Danos en este mundo el bien, y en el más allá el bien, y líbranos del castigo del Fuego!?' El hombre entonces comenzó a rogar así y Allah lo sanó". (IK,I,182). El Imam Ya'far Al-Sadiq (P.) sobre esta misma súplica de los dos bienes, el del mundo y el del más allá, explicó: "Son la Complacencia de Allah y el Jardín paradisíaco en el más allá, y la holgura en provisión y el buen carácter en el mundo". Y Alí (P.) expresó: "En el mundo son la mujer buena, y en el más allá las huríes. El castigo del Fuego (que está en el versículo) es la mala mujer". (T, II, 81 y 82).
Los recursos expositivos del Sagrado Corán
En el versículo 200 se puede comprobar un recurso de la técnica expositiva del Sagrado Corán, el de la alternación, por la cual se introduce un tema en medio de otro, sin que aparentemente haya ninguna relación entre ambos. Muchas veces en el Sagrado Corán suceden estos "saltos", sin que sea evidente por sí mismo ningún paso intermedio, "saltos" que tanto figuran entre dos versículos contiguos, como también dentro de un mismo versículo, como sucede en el presente caso. El Sagrado Corán no es un discurso continuo, que exponga los temas en forma sistemática, de modo que unos temas tengan que ver con otros que le siguen, y dentro de un mismo tema no se intercale otro diferente. El Sagrado Corán no es así porque no se trata de un libro de ciencia, ni de filosofía, ni de historia, no es un libro teológico simplemente, en el cual se exponga un conocimiento acerca de "dios". Es la Revelación, y como tal tiene la forma de un diálogo espontáneo entre el que habla y el que escucha. En un diálogo es fácil que se produzcan cambios repentinos de tema, como sucede en este versículo, pero ello es parte de la forma misma de una conversación, donde normalmente se entiende más de lo que se dice. Dijo Alí (P.): "Cuando quiero hablar con Allah hago súplica, y cuando quiero que Allah me hable leo el Sagrado Corán".
El diálogo del Sagrado Corán no marcha en un sólo sentido, no sólo habla Allah, en un monólogo con el hombre, también es una plática del hombre con Allah. Por ejemplo, cuando alguien abre el Sagrado Corán se entabla ya una conversación, y el Sagrado Corán le responde, produciéndose el diálogo. Y ese diálogo es sostenido, pues el Sagrado Corán no sólo desea de nosotros que lo escuchemos, sino que nos exige meditar e interpretar sus consejos, aplicándolos a nuestra vida. De este modo le respondemos. Otra forma de diálogo del hombre con Allah, exaltado sea, es que el mismo Sagrado Corán asume muchas veces lo que los hombres podrían decir, y les contesta, o lo que dijeron realmente, o lo que podrían pensar ante algo que él afirma, y no deja de responder a ello. Inclusive repite lo que dicen los impíos, sea en contra de Allah, o del Profeta (BPDyC), o de los Profetas (P.) anteriores, o de los creyentes, y les responde, argumentando con ellos. El Sagrado Corán no le niega al dudoso dudar, al escéptico rehusarse, al impío renegar, al hipócrita engañar, aunque deteste ver esas cosas en el hombre. Por el contrario, desea que cada uno alcance el convencimiento por su propio esfuerzo, venciendo la duda, el engaño, el rechazo de lo sagrado. Pero el Sagrado Corán no quiere imponer una idea, sino más bien persuadir. Dice: "¡No haya imposición en la Fe (y la práctica)! Así pues, el que sea impío a los ídolos (sean estos íconos, hombres, o satanaces) y crea en Allah se habrá aferrado al Cordel más firme, que nunca se quebranta. Allah es Oyentísimo, Conocentísimo. Allah es Protector y Amigo de los creyentes a los que extrae de las tinieblas a la Luz..." (2:256). Y muchas otras veces el Sagrado Corán reitera al final de un versículo: "quizás así se persuadan". Por ello es por lo que también cita los argumentos de los que él llama impíos e hipócritas, y les replica abiertamente, ya que de lo contrario no podrían curarse de su mal. Por ejemplo, expone el argumento de los ateos, que hoy se llaman "materialistas críticos", diciendo: "Afirman! 'No hay otra cosa que nuestra vida en el mundo. Morimos y nacemos y no nos aniquila sino el tiempo'. Pero no tienen en cuanto a ello ningún conocimiento. No hacen más que conjeturar" (45:26). Otra vez expone las críticas contra el Profeta (BPDyC) expresando: "O bien (los impíos) dicen: 'El (Muhammad) está poseído por un demonio'. Por el contrario, les ha venido con la Verdad, pero la mayoría de ellos detestan la Verdad" (23:70).
Las respuestas del Sagrado Corán no son del tipo de las polémicas que nosotros hoy conocemos, con argumentos llenos de alegatos más o menos racionales contra el oponente, o peor, plagados de ataques personales: No se trata de "salirse con la razón", como desearían los intelectuales, ni de imponer una opinión, como lo hacen los tendenciosos. Toda polémica auténtica debe ser con el fin de acertar con la verdad y rebatir el error, de lo contrario no tendría sentido. Pero no siempre sucede esto, normalmente más bien prevalece la pasión y el odio, y no la equidad y el desapego. En el Sagrado Corán aprendemos a polemizar de un modo justo, sin arrebatos, con argumentos evidentes, y sin confiar todo el peso de la cuestión sólo a la parte racional, analítica, sino que presentando también el aspecto ético. De lo contrario, si los que desean sostener la razón y la verdad no apelaran al bien, y no fueran ellos mismos éticamente buenos, su propia argumentación estaría plagada de pasiones. De nada valdría su alegato de veracidad, pues aún cuando lo que dijeran fuera cierto, ellos lo pondrían al servicio de sus pasiones, de su ego, y en definitiva lo degradarían. Es por ello que en el Sagrado Corán encontramos ambos tipos de argumentos, el de los Profetas (P.), que es justo y desapasionado, y el de los inicuos, que siempre está al servicio de sus intereses mundanos. De modo que contemplando ambos tipos nosotros podamos aprender del Sagrado Corán a argumentar como los Profetas (P.), por encima de nuestras pasiones y odios, venciéndolos en todo cuanto nos sea posible. Dice el Sagrado Corán: "¡Creyentes! ¡Temed a Allah y decid lo auténtico! el compondrá vuestras obras, y perdonará vuestras faltas. Los que obedezcan a Allah y a Su Mensajero alcanzarán un éxito extraordinario" (33:70 y 71). "Si la Verdad obedeciera a sus pasiones (la de los hombres) se habrían sin duda corrompido los Cielos y la tierra, y todo cuanto hay en ellos" (23:71); "sin embargo, los inicuos persiguen sus pasiones, sin conocimiento alguno" (30:29). "¿Acaso el que se basa en una evidencia de su Señor es equiparable a los que la maldad de sus acciones se les presenta agradable y persiguen sus pasiones?... Estos son a los que Allah selló sus corazones, y sólo obedecen a sus pasiones" (47:14 y 16).
Tampoco el Sagrado Corán polemiza de igual a igual con los enemigos de lo sagrado, aún cuando les otorga la posibilidad de expresarse libremente. Porque el Sagrado Corán es el discurso de Allah, exaltado sea, el Señor de los universos, no es el de alguien comprometido con este mundo y que busca asegurar sus intereses. El, exaltado sea, debe enseñar, orientar, rectificar, y tiene el Poder de perdonar y de condenar. El es la Verdad, no yerra, pero no desea imponerse a la fuerza. Para el Sagrado Corán la duda es una enfermedad, en la medida que no surja de pruebas evidentes. La simple conjetura acarrea muchos males, según enseña el Sagrado Corán. Los escépticos están ciegos, los hipócritas enfermos. Dice el Libro Magnánimo: "Di (Muhammad): 'Vino la Verdad y se diluyó el error, por cierto que el error es impersistente" (17:81). "¡Humanidad!: Os ha llegado una advertencia persuasiva de vuestro Señor, curación para lo que hay en vuestros pechos, Guía y Misericordia para los creyentes" (10:57). "No le acomete (al Sagrado Corán) el error ni por delante ni por detrás, es la Revelación paulatina de Un sapientísimo, Alabadísimo... Di, (Muhammad): 'El (Sagrado Corán) es para los creyentes Guía y Curación, pero los que no creen tienen (a su respecto) una obstrucción en sus oídos, y él es ceguera para ellos. Estos son como invocados desde un lugar lejano (y por eso no lo escuchan)" (41:42 y 44).
203. "¡RECORDAD A ALLAH CIERTOS DÍAS DETERMINADOS...!".
Este es el último versículo de los dedicados a la Peregrinación en este capítulo del Sagrado Corán. El Recuerdo de Allah a que el versículo se refiere consiste en repetir las letanías tradicionales, después de cada oración, durante los días de "la solación de la res", llamados aquí "días determinados", que según una interpretación van del 10 al 12 del mes de la Peregrinación, y según otra del 11 al 13. Dijo el Profeta (BPDyC): "Los días de la solación son para comer, beber y recordar a Allah" (I.K,I, 183). El Recuerdo comienza, de acuerdo a lo que interpretan algunos, con la oración del mediodía, el día de la festividad del Sacrificio, extendiéndose hasta la decimoquinta oración, si el orante estuviera en Miná' (es decir, si fuera peregrino), o hasta la décima si estuviera fuera de allí. Se prohíbe, además, realizar cualquier ayuno optativo en esos días, por el dicho del Profeta (BPDyC): "¡No ayunéis esos días, porque son para comer, beber y recordar a Allah, Poderoso y Majestuoso" (IK,I, 183). Existe discrepancia, en cambio, sobre cuáles son, exactamente, los "días determinados" en que se debe recordar, si comienzan o no al mediodía del día del Sacrificio, el décimo, como ya dijimos, o a partir de la congregación en 'Arafat, el noveno, y si incluyen o no los tres días posteriores al del Sacrificio, es decir, del 11 al 13. Dijo Alí (P.): "Son tres (los "días determinados")¸ el día del sacrificio (el décimo) y los dos posteriores. ¡Sacrificad en su transcurso en cualquiera de ellos!, aunque el mejor de ellos es el primero" (I.K.,I,183). Por su parte Ibn Abbas, la Misericordia de Allah sea con él, expresó: "Los 'días determinados' son los de la solación de la carne (o de la res), cuatro en total, el del sacrificio (el décimo) y los tres posteriores" (I.K., id.). Entre las tradiciones del Profeta (BPDyC) se dice: "La circunvalación (a la sagrada Ka'bah) es exclusiva del Templo (no se realiza fuera de allí), y las corridas son exclusivas de Al-Safa y Al-Marua, y el arrojar los pedruscos. (al-yamarat) es exclusivo del Recuerdo de Allah, Poderoso y Majestuoso" (I.K.,id.).
Interpretación de Ibn Arabí sobre la peregrinación
"Cumplid" la Peregrinación de la Unidad de la Esencia, y "la visitación" de la Unidad de los Atributos, cumpliendo todas las moradas (al-maqamat) y estados (ahual) de la marcha espiritual (suluk) hacia Allah y en Allah[11]. "Pero si os veis impedidos", por el obstáculo del velamiento que produce en vosotros "el alma que incita al mal"[12] en contra de aquellas dos Unidades, "[ofreced] lo que podáis como res de sacrificio": es decir, luchad por Allah, arriando la res de sacrificio de vuestro ego, e inmolándolo ante el umbral de la Ka'bah del corazón [el Templo del corazón], o en la explanada donde el corazón sangra [sacrificándose] por la morada[13]. "Lo que podáis" indica que las almas tienen disimil capacidad espiritual (isti'dad)[14] y atributos. Algunas están cualificadas con los atributos de un vivir débil, otras de un vivir fuerte. Y para todas ellas, o sólo para algunas, "lo que pueda" es un vivir dócil, de fácil dominio.
Empero, hay otras almas con cualidades de un vivir arduo, penoso, de difícil dominio. Y es posible que algunas posean cualidades que nunca puedan dominarse, aún cuando sea posible subyugar otras de sus cualidades. Un peregrino así está completamente impedido.
"No rasuréis vuestras cabezas", es decir no eliminéis las obras de la naturaleza [la vida habitual] eligiendo solamente las delicias del corazón, y una conciencia sin problemas; [ni eliminéis] las relaciones y responsabilidades todas, los hábitos y las devociones, restringiendo [vuestra vida] a los momentos meramente espirituales, como sostienen los calandaritas [adherentes a ese camino erróneo en el sufismo]. "Hasta que alcance su destino" la res que es el ego. Es decir, su lugar, que corresponde a su inmolación o sacrificio. Esto determina que las acciones del alma, que eran ilícitas cuando vivía de acuerdo a su pasión, se conviertan en lícitas cuando sea muerto el ego[15], por convertirse ella en lo inverso de lo que era [o por estar ella en el corazón (juego de palabras entre "qalb" en el sentido de "corazón" y "qalb" en el sentido de "lo inverso"]. ¡Guardaos, pues, de sus remanentes secuelas! de lo contrario con su manifestación [la del ego] perturbará vuestras horas y enlodará vuestra pureza. Su actividad sólo son los falsos anhelos en la dispersión del corazón, como es la situación de la mayoría de los calandaritas hoy.
"El que de vosotros estuviese enfermo", es decir, sea de endeble capacidad, de corazón lleno de vanidades, provengan estas del natural, o de haberlas adquirido por las costumbres. "O tuviese una afección en su cabeza", éste último está vedado, desdichado por dificultades y aflicciones, vínculos nocivos, bajezas y situaciones, por lo que no se le facilita la marcha espiritual (al-suluk), y el empeño esforzado como se debe. A causa de ello desea restringirse al buen corazón, a la vida sana, para permanecer en la Fitrah (la esencia primigenia) y no retrogradar, de manera de no caer de su grado espiritual, aún cuando no se eleve. Este "que repare ayunando", es decir absteniéndose de algunas apetencias, y de sus tendencias pasionales, que realice bondades, o prácticas y esfuerzos que subyuguen algunas de las potencias oprimentes. Que preserve sus horas, que no se disperse, y cultive su pureza con un acto de desapego cualquiera, o con una devoción, en contradicción al ego.
"Y cuando estéis asegurados", del enemigo asediador, "el que haya gozado", el sabor de la manifestación de los Atributos, con la que obtiene como gracia la Peregrinación de la manifestación de la Esencia, "(que ofrezca) cuanto pueda como sacrificio", de acuerdo a su estado espiritual. "Y los que no puedan", a causa de lo endeble de sus almas, y de su decadencia y postración: "que ayunen tres días". Es decir, deben abstenerse de las acciones [nocivas] de ciertas facultades, constituyendo [estas últimas facultades] las causas potenciales en ocasión de la manifestación y de la inmersión en la unión (al-Yam'), y de la anulación (faná') en la Unidad (al-Uahdah). De lo contrario, es ineludible que aquellas [facultades] queden veladas y sean arrastradas a los abismos del alma y del pecho[16]. Ellas son: el intelecto (al-'aql), la imaginación (al-uahm) y la fantasía (al-mutajaiilah)[17].
"Y siete cuando volvieran" a la condición de la dispersión y la multiplicidad, [después de la manifestación e inmersión en la unión, y la anulación en la Unidad], constituyendo aquellos los cinco sentidos externos, además de la ira y el deseo. Ello ["ayunar siete días"] es para que uno esté con Allah cuando se dirija a las cosas del mundo."Estos son diez días completos", es decir, las mencionadas abstenciones de [lo nocivo] de las acciones y percepciones de las facultades, constituyen la completitud de los requisitos que determinan los portentos de las facultades de nuestro ser, dotado de la Verdad, cuando alcanzamos la perfección[18]. Como cita la tradición que Allah dice: "Soy Yo la audición con la que él [el realizado] oye y la visión con la que ve"[19].
"Ello", es decir esta disposición [de abstención] "es para los que no tengan a los suyos presentes en la Mezquita Sagrada". Es decir, para los amados[20], perfectos, que asisten a la morada del corazón en la Unidad. Estos no sacrificarán nada ni se esforzarán, ni se someterán a disciplinas y ejercicios [ascéticos] en su marcha hacia Allah, y su realización. Pero ello es sólo para los amados.
"La Peregrinación tiene meses determinados", es decir un tiempo señalado, que va desde el momento de alcanzar la pubertad hasta los cuarenta años. Como dice Allah describiendo a la vaca "ni vieja ni joven, mediando entre ambos extremos" (2:68). "Que el que se imponga en su transcurso la Peregrinación", a sí mismo, con propósito y compromiso, "no cohabite", es decir no cometa la obscenidad de manifestar su potencia concupiscente, "ni corrompa" por causas que determinen la rebelión de la potencia irascible contra su obediencia al corazón, "ni alborote", es la transgresión de la potencia discursiva con cuestiones satánicas[21]. "Durante la Peregrinación", es decir, en la dirección hacia el Templo del corazón [metáfora por la Sagrada Ka'bah]. "El bien que hagáis", las virtudes de las acciones de aquellas tres potencias [concupiscente, irascible y discursiva][22], cumpliendo con lo ordenado [por Allah] y el intelecto, fuera de bajezas, "Allah lo conoce". "¡Aprovisionaos!" con sus virtudes [las de las tres potencias], fundadas en que están alejadas de sus bajezas. "Por cierto que la mejor provisión es el temor" por esas bajezas. "Temed" en vuestras acciones e intenciones, "poseedores de entendimiento", puesto que la cuestión del entendimiento, exento de las impurezas de la ilusión y de las superficialidades de la materia, tal constituye el temor a Mi.
"No habrá daño para vosotros en que procuréis mercedes de vuestro Señor", es decir no tendréis obstáculos, al volver a la multiplicidad[23], que busquéis bondades para vosotros mismos, y que gocéis sus delicias, de acuerdo a lo dispuesto [por Allah], con la autorización del Real. En tal caso, la bonanza de eso [que gozáis] se verá entonces aumentada por acompañar al corazón en [la búsqueda] de sus metas, porque ella [la bonanza en el mundo] no es abominable debido a estar iluminada con la Luz del Real.
"Y cuando marchéis en multitud" [desde 'Arafat], es decir cuando os lancéis desde la morada del saber completo[24], que constituye el fin supremo de los ritos de la Peregrinación y su modelo, como dijo el Profeta (BPDyC): "La Peregrinación es 'Arafat", "invocad a Allah ante la estación sagrada [de Al-Muzdalifah]". Es decir, contemplad la Belleza de Allah en el secreto espiritual (al-sirr al-ruhi), que es llamado "el oculto" (al-jafii)[25], puesto que la invocación en esta morada o estación equivale a la contemplación (al-musháhadah). La estación sagrada (al-mash'ar) es el lugar de la percepción (al-shu'úr)[26] de la Belleza, la que les está vedado alcanzar a los extraños.
"Recordadlo por haberos guiado", hacia Su Recuerdo a través de los grados diversos del Recuerdo. Porque El, exaltado sea, primero guía hacia el Recuerdo con la lengua[27], que constituye el Recuerdo del alma[28]; luego hacia el Recuerdo con el corazón, que constituye el Recuerdo de las acciones de las cuales provienen las bondades de Allah y Sus mercedes[29]; después hacia el Recuerdo del Secreto (al-sirr), que constituye el examen de las acciones y el descubrimiento de los Conocimientos de la manifestación de los Atributo[30]; luego hacia el Recuerdo del Espíritu, que es la contemplación de las luces de la manifestación de los Atributos, junto a la observación de la Luz de la Esencia[31]; después, hacia el Recuerdo de lo oculto (al-jafii), que es la contemplación de la Belleza del Sí Mismo con la perduración de la dualidad[32]; por fin, el Recuerdo del Sí Mismo (Al-Dhat), que equivale a la contemplación esencial con la supresión de la subsistencia. "Si bien antes de ello erais de los extraviados", es decir antes de la llegada al 'Arafat del Saber, y el estacionamiento allí, estabais extraviados de aquellos Recuerdos [mencionados].
"Luego marchad en multitud por donde marcha la gente", marchad en multitud hacia la exteriorización de las devociones y de los actos de obediencia religiosa, y el resto de las obligaciones de la ley devocional y mundana. "Por donde", es decir por la morada en que el resto de la gente se mantiene, y sed como cualquiera de ellos. Se le preguntó a Al-Yunaid, Allah le tenga Misericordia: "¿Cuál es la meta?". Respondió: "El retorno al inicio".
"Y pedid la Indulgencia de Allah" contra las exteriorizaciones del ego y de sus trampas, en los estados [es decir, en las situaciones del alma], y contra su corrupción. Dijo el Profeta (BPDyC) "Ciertamente se me angustia el corazón, y pido la Indulgencia de Allah setenta veces al día". Y dijo: "¡Allahumma! ¡afírmame en Tu Din!" Se le preguntó cómo era posible que rogara eso, y respondió: "¡No estoy a salvo, por el hecho de que el corazón es como una pluma en un desierto, a la cual los vientos tornan como quieren". Y cuando sus benditos pies se hincharon [por estar mucho tiempo parado en oración nocturna]. 'Aisha le preguntó: "¿Acaso Allah no te indultó de todo pecado pasado y futuro?" [es decir, que no tenía pecado alguno]; respondió: "¿No seré acaso un siervo agradecido?". Y 'Ali, el Príncipe de los creyentes (P.), expresó: "¡Me amparo en Allah del desvío después de la buena Guía!".
"Y cuando hayáis cumplido vuestros ritos", es decir, cuando hayáis terminado la Peregrinación, "¡recordad a Allah (abundantemente) como os acordáis de vuestros ancestros, o aún con mayor recordación!". Es decir, no seáis como los seres comunes, preocupados de recordar linajes o genealogías y honores, y el resto de las condiciones del mundo. Tal cosa enlodará vuestros momentos y endurecerá vuestros corazones. Por el contrario, ocupaos en los diversos tipos del Recuerdo y de la recordación con los hermanos espirituales, así como antes de la marcha espiritual os acordabais de las genealogías y del resto de las condiciones del mundo. O bien, como el común de la gente recuerda por costumbre estas últimas cosas, pero todavía con mayor elocuencia o fervor, y con más abundante Recuerdo que ellos, para que perdure vuestra pureza y la gente se guíe por vosotros.
"Y entre las gentes hay quienes dicen: '¡Señor nuestro!...', esto significa que no solicitan otra cosa que el goce del mundo, y no se ocupan más que de recordar a este, no adorando a Allah si no es por su causa. "Pero no tendrán en el más allá merecimiento alguno". Su orientación hacia lo vil los inhibe de lograr lo sublime, por la ausencia de elevación de sus vocaciones (o fuerza espiritual, al-himmah) hacia esto último, y por adquirir lo tenebroso que es incompatible con la Luz. "Y entre ellas (las gentes) hay quienes dicen: '¡Señor nuestro! ¡Danos...!', es decir, ruegan por el bien de ambas residencias, preservándose de velarse con lo tenebroso, de sufrir el fuego de la naturaleza mundana, y de que le sea vedada la luz de la Misericordia.
"Estos obtendrán una dación por lo que hayan realizado", dación de las delicias del más allá, de las Luces de la Morada eterna, de los goces que perduran gracias a las buenas obras, después del Juicio, o por el contrario la reducción de algunas bondades debido a las maldades, y el castigo de su sanción, o bien el indulto.
"¡Recordad a Allah ciertos días determinados!", es decir en posiciones determinadas después de haber concluido con la Peregrinación, a saber en el rango del espíritu, en el del corazón, y en el del alma, porque el realizado (al-uásil) cuando retorna a estas tres categorías, es necesario que esté en Allah, y tal es su Recuerdo[33].
"El que se apresure dos días, no se perjudicará", es decir el que se apresure a adquirir sus frutos en las posiciones del espíritu y del corazón, no tendrá ningún mal, puesto que el espíritu y el corazón y los frutos espirituales de ambos no se ocultan ni perjudican[34]. El significado de "apresurarse" es que el movimiento, si es en Allah, es más rápido[35], y en él no habrá estancamiento ni detención, hasta que finalmente se manifiesten o bien el corazón o bien el espíritu, y se conviertan en velos lumínicos[36], como sucede con la gente de los estados espirituales diversos[37].
"Ni se perjudicará el que se demora" hasta el tercero, constituido por la posición del alma, [pues el Sagrado Corán dice en otro lugar:] "no habrá ningún mal para el que tema". Es decir, esta disposición (de retardarse) es para el que teme quedarse en el solo goce del alma consigo misma[38]. Pues el alma es más aficionada al goce y la fruición que sus dos otros compañeros, y su goce es más burdo y alejado de la Luz que el de aquellos dos. Así es que rápidamente se manifiesta en ella su aplicación al aturdimiento y al movimiento[39], en contradicción con sus dos compañeros [espíritu y corazón]. Y también su felicidad frecuentemente se nubla, y cuando ello sucede su velamiento es espeso, tenebroso. Así, pues, con ella es necesario estar prevenido, y restringirse con preferencia a los otros dos, porque éstos si se manifiestan tienen un velo tenue que es fácil de retirar. O bien, aquella "demora" [de "ni se perjudicará el que se demora"] es para el que teme en cualquiera de las tres posiciones.
"¡Temed a Allah!" en las tres categorías (espíritu, corazón y alma), de que en ellas aparezca el egoísmo, y el egotismo o egocentrismo, para que le deis el goce a él [el ego] y no al alma, o al corazón, o al espíritu. "Y sabed que hacia El seréis arriados", es decir que seréis reunidos con El, seréis arriados de Nombre a Nombre, y asistiréis a Su Presencia[40]. Así, pues, vosotros estáis en gran peligro, al contrario del resto de la gente[41]. Del Profeta (BPDyC) se cuenta la tradición en la que Allah expresa[42]: "¡Albricia a los culpables que soy Indulgentísimo, y advierte a los veraces que Soy Celosísimo". (ps. 120 a 126).
fin
Prohibida su reproducción total o parcial sin citar las fuentes: "Centro de Altos Estudios Islámicos" www.senderoislam.net
[1]"Consagrarse para la Peregrinación" significa aquí tener la intención sólo de peregrinar. No implica ya vestirse de peregrino, aunque sea posible también que se adopte el hábito desde el domicilio. El hábito de peregrino exige condiciones de tiempo y de lugar, además de obligaciones y prohibiciones, como ya veremos.
[2]Sus Nombres son respectivamente Masyid Al-Shayarah (a 12 Km. aproximadamente de la ciudad santa de Medina), Al-Yuhfah (320 km de La Meca aproximadamente), Uadi Al-'Aqiq (220 km de La Meca), Ialamlam (94 km de La Meca), y Qarn Al-Manazil (a 94 km de La Meca).
[3] Se debe tener en cuenta que el día para el Islam comienza al ocaso (la caída del sol) y no a la medianoche, como en occidente. Por lo tanto, la oración de la tarde es la última de un día, y la del ocaso la primera del otro.
[4]La víbora tenía patas en esa época, según es tradición islámica, pero después le fueron quitadas para que se arrastrase por el suelo. Al principio, entonces, parecería un dragón.
[5]Cuando se dice "tierra" se refiere a lo que hoy denominamos "materia", no al material mismo llamado "tierra". El hombre fue hecho de tierra, es decir de la materia de su mundo, gracias a lo cual aparece a este mundo.
[6]Nosotros preferimos hablar del "descenso" de Adán (P.) más que de "caída", porque la "caída" significa que fue desmerecido, y en realidad no sucedió eso, sino que se lo estableció en el lugar para el que fué creado, y se lo exaltó en la tierra más que en el Jardín original.
[7]Se deben dar siete vueltas a la Ka'bah, pero si uno está muy lejos de la piedra, y no la puede ver por la cantidad de personas, observará la marca en el piso, y así podrá ir contando sus vueltas.
[8]Es decir las frases.
[9]Región o ciudad. La Meca.
[10]Desde el alba hasta después del cenit, o hasta el ocaso, o inclusive algunas escuelas sostienen que hasta el alba siguiente.
[11]El Sheij Ibn Arabi pasa aquí una revista notablemente sintética de la vida espiritual en el sufismo, a saber: Sulúk, marcha por la vía espiritual, o lo que es lo mismo en la vida espiritual. Hal (pl., ahual) estado transitorio del alma, conciencia en desarrollo acerca de una realidad, degustación, como se dice en el sufismo, de algún nuevo cambio en el mundo de la experiencia espiritual. Maqam (pl. maqamat) categoría fija, morada o residencia del alma, una vez superados los estados transitorios. Por ejemplo, es transitorio el estado de miedo, pero es permanente el temor a Allah, exaltado sea, el cual constituye así una morada. Estas realidades que son el estado-hal, y la morada-maqam, constituyen el medio dinámico de adquirir las tres siguientes "unidades", de las que Ibn Arabi sólo nombra a dos. El concepto de "unidad" se refiere aquí a la vida humana, en el sentido que ella refleja la Unidad divina, en diversos niveles: el de la acción o conducta (nivel empírico), el de los atributos o cualidades (nivel ético), y por fin el de la esencia humana, es decir, el del sí mismo atemporal y no relacionado con nada exterior. (De Allah, exaltado sea, no se afirma el término "esencia", excepto metafóricamente, como enseña el Tauhid o ciencia de la Unidad divina). La primera unidad a alcanzar en la vida espiritual -sulúk, la de la acción, se refiere a nuestras relaciones en el mundo, con Dios, con los hombres, y con la naturaleza; la segunda unidad se refiere a nuestro vínculo con nosotros mismos a nuestro interior en relación con el mundo, es decir a nuestra vida ética; la tercera y suprema unidad, la de la esencia, se refiere también a nosotros mismos, pero sólo en nuestro vínculo con Allah, exaltado sea, no con el mundo. Este es un vínculo de mero conocimiento, no de acciones ni de virtudes éticas, que ya se consideran logradas. Por eso en cada unidad predomina algún aspecto de nuestra existencia: acción, virtud y conocimiento. Unidad de los Atributos, significa haber ya completado un tramo del sulúk o marcha espiritual, el tramo de la unidad de las acciones (a la que Ibn Arabi se refiere aquí), que supone la adquisición de un orden armónico de la conducta, de modo que los actos que realizamos no se contradigan entre sí ni con nuestra conciencia. La Unidad de los Atributos, que viene luego, se alcanza cuando comienzan a prevalecer en nosotros ciertas realidades éticas, tales como la misericordia, la generosidad, la veracidad, etc., como moradas o residencias del alma, y sin que nos esforcemos ya por mantenerlas. (En el caso de los estados transitorios debemos esforzarnos por mantener la misericordia, la veracidad, etc.). En esta etapa aparece en nosotros la estabilidad del alma, que en la etapa anterior de la unidad de las acciones costaba lograr. Por último, la Unidad de la Esencia alude a la completitud de la marcha espiritual -sulúk, que en este punto alcanza su máxima expresión. Se manifiesta en plenitud el grado de la sabiduría que podamos alcanzar, porque la Unidad de la Esencia corresponde a la esencia del hombre, es decir, a su conocimiento. En tal estado el realizado "está unido a la Esencia divina", como dice una tradición profética sobre Alí (P.), y "Allah es el oído con que oye, la visión con que ve, la mano con que actúa y los pies con que camina", como dice otra tradición, después citada por Ibn Arabi. Este asimila la visitación a la Sagrada Ka'bah, que simboliza el corazón del hombre, con la Unidad de los Atributos, por ser aquella como rito menor a la Peregrinación, que simboliza la Unidad de la Esencia, la máxima.
[12]"Alma que incita al mal", mencionada así en el Sagrado Corán (12:53 ), es el estado inferior del alma, el ego.
[13]La Ka'bah, como ya vimos (P.), tiene una puerta. Alcanzar el umbral de la Ka'bah es llegar simbólicamente al corazón y purificarlo del ego sacrificando a éste allí. Pero si ello no es posible, al menos lo debemos hacer en la explanada que rodea a la Ka'bah, ámbito llamado al-háram al-sharif (el ámbito sagrado), que simboliza un grado menor de sacrificio. El sacrificio del ego ante el umbral da acceso al corazón puro, al espíritu (ver luego los niveles de la interioridad, cuando se refiere a los tipos de Recuerdo) y representa en adelante la Unidad de la Esencia, a la que ya aludimos. El sacrificio "en la explanada" representa la adquisición de la Unidad de los Atributos.
[14]Ibn Arabi llama así, "capacidad" (isti'dad), a las posibilidades espirituales de que está dotada una persona. De acuerdo a esa capacidad será su logro, a lo cual ya nos hemos referido.
[15]La muerte del ego es un tema recurrente en la ciencia espiritual islámica. Dijo el Profeta: "Muere antes de morir", en el mismo sentido. Esto no significa, como es lógico, la muerte biológica, sino la muerte de un ser viejo y convencional, para el surgimiento de un ser nuevo y extraordinario. El ego como "alma que incita al mal" (ver llamado 2) vela el verdadero yo, mencionado en el Sagrado Corán como "alma pacificada" (89:27). Muerto el primero, aparece la última.
[16]Esto significa a lo más negativo del ego o alma (a veces sólo se nombra así al ego), da hacia el alma (Cfr. "Exégesis del Sagrado Corán" de Ibn Arabi, en nuestra traducción de sus pags. 23 y 24).
[17]Las palabras "uahm", imaginación, y "mutajaiilah", que nosotros traducimos como "fantasía", en realidad son sinónimos, y no sabemos qué distinción hace entre ellas Ibn Arabi. Aunque en principio parece no considerar como negativa a la fantasía (si es que así debe entenderse esa palabra).
[18]La perfección en un sentido relativo, tal como se entiende del concepto de "capacidad" mencionado en llamada 4.
[19]Hemos citado esta tradición en forma un poco más amplia en la llamada 1, al referirnos a la Unidad de la Esencia. No significa que el realizado se confunde con Allah, que se consubstancia con El, exaltado sea, o que llega a ser "dios en persona", es decir la encarnación de "dios", sino que la voluntad del siervo realizado es sólo la Voluntad de Allah, Poderoso y Majestuoso. De allí que sea Allah el que oye, ve, actúa y camina cuando el siervo realmente lo representa, ya que El, exaltado sea, no es una persona, pero actúa a través de Sus siervos.
[20]Hay dos clases de viandantes espirituales que marchan en el Sulúk, los amados (murad), y los aspirantes o buscadores (murid). En árabe el primer término es un participio pasivo, como en castellano, y el segundo (murid) es un participio activo o agente que significa literalmente "amante", "queriente", "deseante", en el sentido de que debe hacer el esfuerzo por conseguir lo que desea. Al amado—murad se le facilita todo, y su esfuerzo es mínimo. El ejemplo de ambos casos es el de Ibn 'Arabi, como murad, amado, y el de Al-Gazali, como murid.
[21]"Satánicas" en el sentido de que emergen de la soberbia, que es la característica satánica por excelencia, para imponer la propia opinión o "personalidad". Es el caso clásico de los "intelectuales" y "artistas" del actual occidente.
[22]Dichas potencias no son malas por sí mismas, sino que lo son cuando transgreden sus límites. Por ello, de ellas derivan virtudes, como dice este párrafo, pero siempre vinculadas al intelecto.
[23]"Multiplisidad" se refiere al mundo. El realizado, una vez alcanzado su grado, retorna a las condiciones del mundo y no está obligado al ascetismo, el celibato, el eremitismo. Más bien debe actuar en la multiplicidad para extraer a quienes pueda "de las tinieblas a la luz", como dice el Sagrado Corán que Allah realiza. El, exaltado sea, actúa a través de Sus siervos.
[24]'Arafat, como ya hemos mencionado en nuestra interpretación (ps. ), simboliza el conocimiento, la sabiduría. Al-Muzdalifah es el don personal, la revelación de los secretos, la contemplación, como luego dice Ibn Arabi.
[25]Las potencias que se manifiestan en el mundo humano son cuerpo, alma, corazón, intelecto o espíritu, secreto, lo oculto, y lo más oculto. Luego se referirá a ello en relación al Recuerdo. (Ver también comentario a 2:29 en nuestra traducción de "Exégesis del Sagrado Corán" de Ibn Arabi).
[26]Hay aquí un juego de palabra entre el término "mash'ar", que significa "promontorio", y le es aplicado por el Sagrado Corán a Al-Muzdalifah al llamarla "al-mash'ar al-haram" (que nosotros traducimos por "estación sagrada"), y el término de la misma raíz de "mash'ar", "shu'úr", que significa "percepción", "captación" y "conciencia de".
[27]Recuerdo Significa concentración en la Presencia divina. "Concentrarse" es estar en el centro con aquello a lo que se recuerda. El centro de nuestro ser es el sí mismo. Si alcanzamos a concentrarnos en el centro de nuestro ser, estaremos ante la Presencia divina en nosotros. Pero para alcanzar este elevado objetivo es común pasar por diferentes etapas del Recuerdo, a las que Ibn 'Arabi se refiere a continuación. El "Recuerdo con la lengua" es el simple pronunciar la palabra del Recuerdo, la mejor de las cueles es "La ilaha illa Allah", "no hay divino sino Allah".
[28]"Recuerdo del alma", es decir la concentración que supera la multiplicidad de las acciones, por la cual nos abstraemos de toda preocupación por el mundo.
[29]"Recuerdo del Corazón" por el cual sólo observamos el bien, las cualidades bellas de nuestro ser. Recién entonces podemos decir que hemos logrado la "Unidad de las acciones" a que nos referimos en la llamada 1.
[30]El Secreto es lo que llamamos "conciencia reflexiva" que se mira a sí misma y descubre sus motivaciones ocultas para cada acción (lo cual no es accesible a todos). Aquí alcanzamos la "Unidad de los Atributos" a que nos hemos referido en llamada 1.Espíritu, corazón, alma (y cuerpo) son las etapas que en la realización debe enfrentar el salik, o viandante espiritual, para alcanzar en cada una de ellas el recuerdo perfecto, cuyo fruto final es la realización o perfección. Extrañamente, entre el espíritu y el corazón Ibn Arabi intercala acá el Recuerdo del Secreto, un "lugar" interior que no es ubicado por esta posición cuando Ibn Arabi se refiere a las realidades interiores del hombre, que citamos en la nota 15. Para Ibn Arabi el Secreto tiene dos aspectos cordial y espiritual, según dice I.A. en "Exégesis del Sagrado Corán", al explicar el versículo 2:29. Allí como acá ubica el secreto antecediendo al espíritu.
[31]El "Recuerdo del Espíritu" constituye la plenitud de la Unidad de los Atributos y el umbral de la Unidad de la Esencia. Los dos pasos siguientes constituyen la Unidad de la Esencia.
[32] "Lo oculto" y el "Sí Mismo" (este último como "lo más oculto" que nos referimos en llamada 15) son los dos pasos de la Unidad de la Esencia, uno con "la perduración de la dualidad", y el otro con "la supresión de la subsistencia", es decir de la dualidad, como dirá luego.
[33] "Estar en Allah" significa haberse aniquilado en El, exaltado sea, en el sentido de que la voluntad del realizado es la Voluntad de Allah, como explicamos en la nota 9.
[34]Posiciones del espíritu y del corazón" se refiere a las realidades a que aludimos en la nota 15. En las notas 19 y 21 nos referimos a lo que aquí se denomina "frutos espirituales" del corazón y del espíritu, a saber, la plenitud de las Unidades de la Acción y de los Atributos.
[35]"En Allah" lo explicamos en la nota 23. Ahora bien, el término "movimiento" en este contexto se refiere a la marcha en la vía espiritual (a que aludimos en la nota 1). Esa marcha es rápida cuando una vez logrados los frutos del corazón y del espíritu, el salik o viandante ya se dirige hacia la Unidad de la Esencia (ver llamadas 1,21 y 22 al respecto). O bien, se mantiene en la Unidad de la Acción, que se puede identificar con la plenitud del corazón, o en la Unidad de los Atributos, que se puede identificar con la plenitud del espíritu, como se explica a continuación.
[36]El tema del velo es una constante en el conocimiento metafísico islámico. El velo vela pero también revela, es decir manifiesta velando. Por un lado oculta y por otro manifiesta. Ahora bien, si nada se manifestara nada tampoco se podría velar. Lo que se manifiesta o revela es lo que vela a lo que no se manifiesta ni revela. La luz en el velo es la luz de lo oculto por él, pero a su vez es lo que él permite conocer como oculto. Por otra parte, cada velo constituye un grado espiritual en el sentido de que su función significa lo logrado (ese velo mismo) y lo oculto por el logro (el grado superior) que se revela (se vuelve a velar) en él. Cada estado o cada grado espiritual es un velo respecto de otro superior para el que está en un estado o grado inferior al velo. Pero ese estado o grado no constituye un velo para los estados o grados por encima (o detrás) suyo, que él vela. La plenitud del corazón, a lo cual ya nos hemos referido en la nota anterior, constituye un grado (morada) por lo cual es un velo lumínico, lo mismo que lo constituye y lo es la plenitud del espíritu.
[37]La gente de los estados espirituales diversos" son los sufis. A sus estados nos hemos referido en varias notas (1,9 y desde la 18 en adelante)
[38]Aquí habla de la mera Unidad de las Acciones (en términos occidentales, de la perfección ética), y del peligro de limitarse a ella sola. Así como en la nota 25 identificamos a la Unidad de los Atributos y el umbral de la Unidad de la Esencia con la plenitud de los espíritus, y a la Unidad de la Acción con la plenitud del corazón, aquí debemos identificar a la perfección meramente ética con el umbral de la Unidad de la Acción. De allí los peligros a que se refiere Ibn Arabi a continuación, dado que en realidad con eso solo no se logró nada profundo. Esta es la conducta ética que alega el racionalismo filosófico occidental, y el positivismo, una "realización práctica" que no apela nada más que a la buena conducta, sin vincular la ética con la vida espiritual profunda.
[39]Aquí "el movimiento" nada tiene que ver con el movimiento en Allah que hemos explicado en la nota 25. El movimiento aludido aquí es mundano, por el goce y el prestigio, la conservación de lo que se tiene en el mundo o su acrecentamiento. Aún cuando estas cosas sean lícitas y buenas, son nocivas para la vida espiritual verdadera cuando no existen los grados superiores a que nos referimos en notas 24 y 25.
[40]Nombre (divino) es equivalente a Realidad divina, y Presencia es el desvelamiento de esa Realidad de un modo determinado por nuestro grado. Asistimos a su Presencia, exaltado sea, según el grado de realización que hayamos adquirido. Pero El en Sí Mismo nunca se desvela. En los términos de la nota 26, El se revela (adopta un velo más tenue para nosotros) pero no se desvela nunca. En realidad, ese velo más tenue somos nosotros mismos cuando alcanzamos Su Presencia y velamos Su Luz en cierto grado.
[41]Todos asistirán a la Presencia de Allah, exaltado sea, pero algunos estarán velados (serán velos) espesamente, y otros más tenues. Otros directamente no podrán reflejar Su Luz de tan espesos que serán sus velos (ellos mismos) A estos últimos describe el Sagrado Corán como "resuscitados ciegos" o que "no verán a su Señor" en el más allá. Sin embargo, los que más tenuemente estén velados estarán en mayor peligro que "el resto de la gente" sean estos de espeso velo o de velo opaco y sin Luz, porque como dice al final El es con ellos "Celosísimo". Es decir, cuanto más se eleven en grado, o lo que es lo mismo, cuanto más cerca de El, exaltado sea, se encuentren, más en peligro están debido a la adquisición que lograron y a la elevación en que se encuentran, como el que está subido a una escalera.
[42]Se trata de una "tradición sacra" (hadiz qudsí) narrada por el Profeta (BPDyC) pero donde él no habla en nombre propio, sino que transmite algo que le dice su Señor, aunque no para ser incluido en el Sagrado Corán.
En Sección Noticias
Israel ¿Un estado terrorista? por Perez Esquivel