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La perduracion del islam como prueba de su veracidad

Por el Imam Mahmud Husain, director del Centro de Altos Estudios Islámicos, Argentina

 El Islam adquirió trascendencia más allá de la vida del Profeta (BPDyC), y ello tiene que ver con el versículo que dice: Hoy completé para vosotros vuestra Fe [y prácticas], y perfeccioné para vosotros Mi merced, y Me complazco en vosotros con el Islam como religión. (5:3) Estas expresiones, de extraordinaria importancia, constituyen la declaración de la perduración histórica del Islam, cuando alcanzó la etapa de su autonomía como comunidad, no sólo una existencia inicial e incierta. Cuando una doctrina puede transmitirse a la posteridad más allá de su fundador, y del círculo inmediato de este, como sucedió con el Islam, es porque ha tenido éxito, superó su entorno histórico, y se proyecta por propia gravitación hacia el futuro.

     Dice el Sagrado Corán: Y Muhammad no es más que un Mensajero al que han precedido antes otros Mensajeros. ¿Es que si falleciera o fuera muerto vosotros retrocederíais sobre vuestros pasos? (3:144), en el sentido de que el Din (la Fe y la práctica) no dependía ya de la sagrada existencia del Profeta (BPDyC), sino que se perpetuaba a través de la comunidad, pues representa ya la Causa de Allah: Establecer permanentemente la paz, la justicia y el bien, y combatir la corrupción y la maldad. Nada perdura más allá de quien lo inicia si no representa la Causa divina, y entonces su fuerza y poder provienen de Allah.

     Sin embargo, los enemigos del Islam querían impedir su instauración, fueran los idólatras, los judíos, o los cristianos. Dice al respecto el Sagrado Corán: Y he aquí que los que son impíos [en Meca] tramaban en tu contra [Profeta], para apresarte, o asesinarte, o expulsarte. Y ellos conspiraban, mientras que Allah también conspiraba, siendo Allah el mejor de los tramadores.(8:30). Es decir, que a pesar de lo que pretendían los impíos, el Profeta (BPDyC) venció y dejó en herencia una doctrina que se ha transmitido a través de los siglos en forma impecable y vital.

     Pero la perduración histórica del Islam como una comunidad verdadera no resulta automática, ni aun cuando todos los musulmanes en conjunto así lo quieran, o actúen para lograrlo, siendo imposible que todos lo hagan con la misma dedicación. Como cualquier cuerpo, la comunidad debe tener cabeza, y si ésta no existe, tampoco aquélla puede desarrollarse de verdad y funcionar como tal. De allí que sea necesaria la Uilaiah, es decir la precedencia o preeminencia de una autoridad sagrada, elegida por Allah para la conducción del Islam, con la tarea de continuar con la recta tradición. Ello correspondió a Alí y a los Imames de la Descendencia purificada (BP), quienes aseguran la Verdad y la Justicia, la rectitud y la correcta interpretación de la Revelación, y tienen por misión custodiar el Din del Islam. Además, el triunfo universal del Din está ligado a la venida de Al-Mahdí, la Clave del Ciclo, con él sea la Paz.

     Si pensáramos que el Islam, o cualquier Revelación anterior, pudo mantenerse a sí mismo a través de los siglos gracias a sus propios seguidores, sin la asistencia de Allah, desmentiríamos la historia humana, llena de ejemplo de lo contrario. Durante cierto tiempo, cualquier religión anterior al Islam se mantuvo en el bien. Pero prontamente la corrompieron sus propios seguidores, quienes la transformaron en lo contrario de lo que fue al principio. Porque inmediatamente después del Profeta que la comunicó, toma parte Satanás el maldito, quien puede llegar a dominar totalmente la transmisión de esa religión, y convertirla en lo contrario de lo que era.

     Una religión es una civilización, y normalmente las civilizaciones caen en manos de las fuerzas del mal. Esto último es lo que enseñan los Profetas (BP), estando especialmente expuesto en el Sagrado Corán. En definitiva, todas las religiones anteriores al Islam se corrompieron, llegaron a la frustración, a la decadencia, y condujeron a sus seguidores, finalmente, hacia el error y el fracaso.

 El triunfo del islam y la derrota de los impíos

     Hoy los que son impíos quedaron frustrados de [haceros desertar de] vuestra Fe...(5:3), y con el mismo verbo, “frustrar” o “decepcionar”, el Profeta (BPDyC) dijo en su último discurso, del año décimo de la Hégira: “Hoy Satanás quedó frustrado, decepcionado de ser adorado en vuestra tierra”, es decir en Arabia, lo cual significa “de dominar a vuestra civilización”. Y continuó: “Si alguien, aún sin adorarlo, le prestara obediencia, cometiendo malos actos, Satanás se alegraría. ¡Hombres!, por eso defended contra Satanás vuestra fe”Es decir, los musulmanes, como el restos de los seres, corren el riesgo de ser dominados por Satanás. Pero no la religión en sí misma, que está asegurada contra todo desvío, como no lo estuvieron el resto de las religiones. El Sagrado Corán no puede ser distorsionado, aunque sí la conducta de los musulmanes, si prestaran obediencia a Satanás.

     Los que son impíos mencionados en el versículo 5:3, frustrados de poder desviar a los musulmanes, comprenden tanto a los idólatras, como a los judíos, y a los cristianos, que intentaron a través de los siglos eliminar al Islam. Primero los judíos de Medina, después los cristianos de Bizancio, de nuevo los judíos, de nuevo los cristianos, etc., tanto en la antigüedad como en la actualidad, en la edad media como en la modernidad, con los ataques de las cruzadas a Palestina, como con el ataque y ocupación de Palestina por los sionistas, y la expansión imperialista europea sobre el mundo islámico. Es decir, aquí se definen como impíos a los enemigos del Din de Muhammad (BPDyC).

     El temor a los impíos es lo que lleva a los creyentes de toda época a ser derrotados por aquellos. Por eso Allah dice: No les temáis, pues, sino que a Mi temedme (5:3), pues ellos ya no tienen realmente fuerza ni poder para desviar al Islam. Sólo el temor de los musulmanes al imperialismo yanqui, o al ruso, a las armas que entregan los norteamericanos y europeos a los sionistas, o la idea de ser menos que la civilización técnica occidental, es capaz de hacer caer a los musulmanes en manos de los impíos, no la doctrina islámica, que es superior. Si los musulmanes la siguieran como es debido, no tendrían ningún problema en asegurarse el Poder y la Fuerza de Allah, exaltado sea. Dice Allah: No os humilléis, ni os acongojéis, pues sois los superiores si fueseis creyentes. (3:139). Esto porque Allah nunca va a variar [quitar] una merced que El concedió a un pueblo, si éste no varía [corrompe] lo que hay en sí mismo, siendo que Allah es Oyentísimo, Conocentísimo. (8:53). Allah no varía en un ápice el Poder y la Fuerza, la Verdad y la Justicia, la corrección, el bien que puso en el Islam, si los mismos musulmanes no ceden ante Satanás el maldito.

     Y dice el Sagrado Corán: Y el que altere o rompa una merced de Allah, después de haberla recibido, [sepa que] Allah es Severísimo en el castigo. (2:211). Sabemos que el castigo de los judíos es severísimo, y el de los cristianos también, con su desastrosa existencia durante siglos, y sus guerras mundiales que fueron más que nada entre sí. Pero los musulmanes están a resguardo del castigo, en tanto cumplan con su Din. Que si tienen que padecer por Allah, su padecimiento es gloria, mientras que el padecimiento de los impíos es degradación. Esto lo comprobamos en Chechenia, donde los musulmanes están dispuestos a morir por la Causa de Allah, y gracias a esto es que derrotan al enemigo, a pesar de ser un pueblo pequeño. Mientras que los rusos se degradan a sí mismos cada vez más. Dice el Sagrado Corán: Y Allah pone el ejemplo de una población que estaba en la seguridad, tranquila, a la que le llegaba su provisión abundantemente desde todo lugar. Pero ella fue impía [y desagradecida] a las mercedes de Allah, y Allah le hizo gustar la experiencia del hambre y del miedo, por cuanto habían cometido. (16:112).

     El Din del Islam es una gracia, por eso dice Allah: ...Y perfeccioné para vosotros mi Merced, y Me complazco en vosotros con el Islam como religión. (5:3). Por lo tanto, está en nosotros mismos responder con el agradecimiento a esa gracia, y conservarla intacta. Mientras que Satanás, y sus personeros de toda laya, intentarán corromper a los musulmanes y hacerlos desagradecidos a la merced de Allah. En tal caso ellos se convertirán en iguales o peores que sus enemigos.  

fin

 

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